Salir del armario del autismo, contar lo que le pasa a tu hijo

El autismo es, con frecuencia, una discapacidad invisible. Sales de casa a dar un paseo y no lo haces empujando una silla de ruedas, las personas con autismo no tienen particularidades físicas, no se acompañan de un perro guía. Incluso en las personas más afectadas, no es algo evidente a menos que hablen y se vea que no lo hacen acorde a su edad, o que no lo hacen en absoluto cuando se les pregunta algo; o que se comporten de manera chocante, tal vez dando rienda suelta a alguna estereotipia, sacudiendo los brazos como si quisieran echar a volar o tapándose los oídos.

Cada vez más padres decimos con naturalidad lo que afecta a nuestros hijos. Queremos normalizar nuestra situación. Existimos y hay muchas razones para hacernos visibles, empezando por desterrar falsos mitos y acabando por luchar por los derechos de las personas con autismo.

Difícilmente se va a poder reivindicar nada si no se nos ve, si seguimos siendo invisibles.

Yo tiendo a decir rápidamente lo que le pasa a mi hijo. Creo que la visibilización es necesaria, por los demás, pero también por uno mismo. ¿Cómo va a ser uno feliz fingiendo ser quién no es, esforzándose por dar una imagen que no se corresponde con la realidad?

Pero entiendo también que es una decisión personal y no siempre es fácil.

Hay que tener en cuenta cómo es mi hijo: un niño dependiente de nosotros, incapaz de comunicarse y relacionarse como él querría y los demás esperan; un niño que cuando tenía dos o tres años podía pasar desapercibido, pero ahora que tiene once las cosas son muy distintas: cualquiera que se fije un par de minutos en él se dará pronto cuenta de que algo le pasa.

Prefiero dar la cara, ir de frente, que acumular miradas extrañas y dar pábulo a las elucubraciones por la espalda cuando su comportamiento no responde a las convenciones sociales.

Pero no todas las personas con autismo son como mi hijo, muchas son completamente autónomas o  no lo son por muy poco. Personas con autismo de alto funcionamiento o síndrome de Asperger. Personas cuyo trastorno a veces no es detectado cuando son niños pequeños, prácticamente bebés, sino más mayores, incluso de adultos.

Su camino es distinto. Todos los caminos marcados por el autismo lo son, porque hay demasiados factores que influyen: el carácter, templanza y determinación de cada miembro de la familia, los apoyos que te tengan, la situación económica, la escolarización, el lugar en el que se viva… Pero cuando hablamos de autismo de alto funcionamiento o Asperger es definitivamente una senda diferente a la que nosotros recorremos con Jaime.

En los casos de más alto funcionamiento, decidir contar que se tiene cualquier manifestación del trastorno del espectro autista es algo muy parecido  a salir del armario.

Me contactan a veces padres que no quieren que se sepa. Y conozco de primera mano a unos cuantos que lo mantienen oculto para la mayoría con la que trata. A veces porque el diagnóstico es aún reciente, en otras ocasiones porque el grado de afectación es leve y no quieren colocar a sus hijos etiquetas que puedan acompañarlos y pesarles de por vida.

Comprensible por completo.

¿Lo entenderán? ¿No supondrá un estigma? ¿No será más fácil si hacemos como si nada?

¿Y si resulta que lo de mi hijo no era autismo y  cambia su diagnóstico a un trastorno del lenguaje o a un retraso madurativo que pueda superar? Si yo he estado contando a todo el mundo que tenía autismo ya quedará señalado de por vida cómo diferente por mucho que yo luego intente aclararlo.

¿Cómo no entenderlo? Yo tardé varios meses en admitirlo en mi blog, aunque mi principal motivo es que primero necesitaba digerirlo yo para poder hablar de ello con comodidad.

¿Y si resulta que mi hijo sí que tiene autismo pero en un grado muy leve? Tal vez no le contraten si saben que tiene autismo, tal vez sus compañeros le hagan la vida imposible, tal vez le cueste más encontrar pareja. ¿Le/Me restará oportunidades de futuro? ¿Se encontrará con prejuicios y exclusión?

A veces me he encontrado con personas que no quieren que se sepa para que no se asocie a su hijo con las connotaciones negativas que arrastra la palabra autismo.

En una ocasión una lectora, una madre de un niño de alto funcionamiento, me recriminó que todo eso de la visibilidad le escocía mucho, que la visión que nos empeñábamos muchos en dar de las personas con autismo que amamos, con importantes retos para adaptarse a lo que consideramos la normalidad, con estereotipias, problemas para acceder a sitios bulliciosos y cerrados, pocos intereses… suponían un impedimento para chavales como su hijo, que cuando se sabía que tenían autismo, quedaban marcados por todo eso. Esta persona aseguraba que a su hijo la visibilidad le perjudicaba, porque cambiaba la mirada que le dirigían los otros, así que se mantenían dentro del armario en lo posible.

Es algo muy delicado y no seré yo la que diga lo que otros deben hacer, entiendo el miedo a encontrar obstáculos por ser considerado diferente, pero creo que negarse a uno mismo o negar a los suyos no conduce a nada bueno.

Prefiero pelear para eliminar esas connotaciones negativas, para que se entienda la complejidad del autismo, para que se mire a la persona antes que al diagnóstico, para que se conozcan las necesidades y reivindicaciones del colectivo y de sus individuos.

Pero no es un camino fácil, no está bien iluminado y es un recorrido muy personal, que cada cual debe decidir cómo y cuándo recorrer.

 

10 comentarios

  1. Dice ser ISB

    Y todos, trabajar por la máxima inclusión. El autismo y Specialisterne: https://dametresminutos.wordpress.com/2015/09/20/el-autismo-y-specialisterne/

    20 octubre 2017 | 09:04

  2. Dice ser Elena

    Estoy de acuerdo en la visibilidad. Mi hijo autista tiene ya 25 años. Nunca lo presento a los demás añadiendo la etiqueta, pero si la situación lo requiere, la utilizo de explicación: «Si no te ha saludado no es por ser maleducado, es autista», sonriendo y sin dramatismos, sin infundir pena pero sí comprensión. Creo que los demás «normales» también lo agradecen. Procuro que siempre sea lo más natural posible.

    20 octubre 2017 | 10:24

  3. Dice ser marian

    Así es, tienes toda la razón.
    En clase de mi hjo, hay un chaval que es autista de alto funcionamiento, yo lo se porque hace años la tutora de mi hijo nos lo explicó a su padre y a mi porque el crío se afianzaba en mi hijo, ya que era el único que aguantaba bien su comportamiento e intentaba ayudarle a hacer amigos.
    Mientras, mi hijo comentaba en casa que sus formas de actuar no eran «normales» y yo no sabía qué decirle hasta que la profesora nos informó de ello. Hoy por hoy ya con 13 años se puede decir que son amigos y van juntos a kárate.
    Sin embargo y hasta hoy, la mayoría de los padres y chavales de su curso no le aceptan ni a él ni a sus padres, los conflictos que se han generado durante estos años en el patio y en clase han sido muchos y variados y carecer de la información que sí tengo yo, ha sido decisivo.
    Es decir, es un autismo de armario que en este caso particular no ha beneficiado a nadie.

    20 octubre 2017 | 11:09

  4. Dice ser Asocial

    Xque si no lo cuentas no se enteran. Sies que…

    20 octubre 2017 | 17:26

  5. Dice ser LaCestitadelBebe

    Buenas,

    tenemos que tener un mayor grado de visibilidad y consciencia de todos los problemas, enrfermadades, etc, todas nos pueden afectar, no nos tenemos que avergonzar de esto, es parte de la vida y como bien haces lo mejor es que se sepa y sepamos como mejorar la calidad de vida de las personas afectadas o crear tratamientos. Porque mañana podemos ser cualquier, esto es así.

    Besos!

    Anabel

    21 octubre 2017 | 08:01

  6. Dice ser Maria Carbuccia

    Es cierto que es un proceso doloroso, que muchos no logran superar; pero aquellos que hemos decidido romper el silencio y contraponer el sentimiento de verguenza por el sentimiento de orgullo. Cuando «sales del closet», experiementas un alivio y comienzas a disfrutar mas de la oportunidad que Dios ha querido brindarte para que potencialices todo tu ser, cualidades y virtudes.

    Felicito a aquellos/as que tiene valentia para hacerlo, a mi entender es el paso mas certero para el crecimiento.

    22 octubre 2017 | 02:57

  7. Dice ser Maria Carbuccia

    Dejo aquí la dirección de mi blog, donde escribo también de mis experiencias de vida.

    http://fliacaaccia.simplesite.com

    Les espero!!!

    22 octubre 2017 | 02:59

  8. Buenas:

    Suscribo cada una de tus palabras… valiente artículo. No es políticamente correcto reflejar la realidad: sin tapujos, sin dulcificarla… Difícilmente lograremos luchar y tratar el autismo de nuestros hij@s si NO estamos dispuestos a admitirlo abiertamente, a salir de ese armario del autismo, a conseguir esa visibilidad social que ansiamos…

    Más valentía, más unión en este colectivo que convive con el autismo, menos hacer negocio con el autismo de nuestros hijos y con la desinformación de los padres….

    Lejos de ser una actitud “personal”, y lejos de criminalizar a unos padres que van a la deriva, que en muchos casos no pueden/quieren implicarse… hay actitudes tremendamente dañinas para la evolución de nuestros hijos…

    DESPIERTEN de una vez, luchen por sus hijos, por su futuro, por su evolución, infórmense y tomen un papel ACTIVO. Su hij@ se lo agradecerá en un futuro… (aunque ésta actitud conlleve un coste y salir de su zona de confort).

    Equipo AutisMap

    22 octubre 2017 | 12:36

  9. Dice ser Asocial

    Cuando tenga unos años más al asilo ese para esta gente. La verdad ¿no te pagan nada por tener que soportarle todos los días del año?

    22 octubre 2017 | 19:05

  10. Dice ser Cristina

    Hola,
    Totalmente de acuerdo con lo que comentas. Yo tambien creo que dar visibilidad normaliza.
    Pero entiendo que haya opiniones distintas.
    A nosotras nos pasa como a vosotros.
    Y, sinceramente, creo que esas barreras no las tendríamos si desde pequeños crecieramos viviendo con la diversidad. Normaluzandola u creyendo que es positiva para tod@s.
    Por eso creo que todo debe empezar por la escuela inclusiva real. Por el cambio de paradigma donde dejemos de ver a nuestros niños como problemas en las aulas y luchemos por ellos como por todos.
    Un saludo

    13 febrero 2018 | 19:21

Los comentarios están cerrados.