Hijos, madres, padres (personas)

En El estado mental hay tres reflexiones que es interesante recorrer (gracias por descubrírmelas Noemí). La primera en llegar se llamó Hijos y es obra de Purificació Mascarell, filóloga y profesora universitaria de treinta años. Pronto llegó una respuesta llamada Madres, escrita por la periodista Bárbara Celis. La tercera aportación, con la que yo más comulgo, es Padres, del escritor Sergio del Molino.

Os voy a dejar aquí un párrafo de cada una de ellas, pero os recomiendo leerlas enteras:

HIJOS

Últimamente, cuando vuelvo a mi pueblo, mis compañeras del colegio me enseñan a sus bebés, algunas también muestran ecografías en su móvil, y las demás hablan y hablan sin cesar de eso, de la maternidad. Ahora bien, nunca dicen “cuando tenga un hijo le enseñaré a dar besos sonoros a los ancianos; le pondré una capa azul y roja como la del Principito para que corra por el campo; le explicaré las atrocidades del siglo XX porque —aunque seguro que en el XXI las superaremos— debe conocerlas para tomar conciencia cuanto antes”. Nunca dicen “intentaré que sea mejor persona que yo, que no sea mezquino —como su padre— ni cobarde —como su madre—, que sea empático y luchador y, sobre todo, bueno, en el buen sentido de la palabra, que diría Machado”. Tampoco dicen “creo que voy a educarle lejos de los roles de género, jugaremos con muñecas y coches por igual, le daré la máxima libertad, le haré respetar la diferencia y la igualdad”. En realidad, no sé muy bien de qué hablan estas madres jóvenes. Bueno, creo que comentan cosas sobre unos análisis para saber si pueden comer o no jamón serrano durante el embarazo, sobre la pertinencia de asistir a los cursos de lactancia, sobre las guarderías con mejores prestaciones. Yo no entiendo nada de nada, pero sonrío y asiento mucho. Y me siento muy lejos de esas chicas con las que compartí un pupitre verde lleno de garabatos y un banco del parque en lejanos veranos de scooter y futbolín que tengo fotografiados en carretes que ya nunca revelaré.

MADRES

Tú tienes 30 años y yo 42. Entre ambas hay un abismo y no lo crea la década que nos separa sino el que yo sea madre y tú no. Entre tus conclusiones sobre la maternidad hay una que me ha dejado perpleja: “La gente que tiene hijos se atonta y se amuerma, se vuelve prosaica y gris, envilece su mente y estanca su intelecto”. Me abstendré de valorar cómo alguien puede barrer de un plumazo la capacidad intelectual de más de media humanidad simplemente porque traemos hijos al mundo. Cuando yo tenía treinta años también miraba a los padres como a extraterrestres y a sus hijos como a alienígenas, pero era más humilde: cuando no comprendía algo evitaba los juicios absolutistas. Mi vida también estaba llena de emociones fuertes, de comida basura, de gente superinteresante y de viajes al fin del mundo. Ahora también, aunque confieso que cocino más y me emborracho menos.

PADRES

Cambio al vocativo para dirigirme a Purificació, pues nada tengo que apostillar al artículo de Barbara más allá de darle la razón. Mira, soy padre, y esa condición se ha convertido en parte nuclear de mi identidad. Si me tengo que definir, me defino antes como padre que como escritor o como señor con barba. Tengo treinta y seis años. Fui padre por primera vez a los treinta. Por desgracia, sólo puedo cuidar a uno de los dos hijos que he tenido. La paternidad me ha transformado. No sé si me ha vuelto más prosaico y gris, tonto y muermo, con la mente envilecida y el intelecto estancado, como tú crees que son los padres. Eso lo tendrán que juzgar los demás. Yo me gusto más. Me parezco mejor de lo que era antes de ser padre. Muchas de las cosas que era y hacía antes me parecen hoy propias de un gilipollas. Como creo que soy mejor, creo también que la gente que me rodea está mejor conmigo. Soy escritor con un sesgo muy sentimental, y mi visión de la literatura y de mi trabajo está teñida también por esas epifanías que vivo con mi hijo. La paternidad es un leitmotiv y un asunto central de mi trabajo, así como una preocupación que va mucho más allá mi habilidad para envolver almuerzos y llegar puntual al colegio.

Cuando leí Hijos pensé «no sabes nada Jon Nieve», cuando leí Madres pensé «la maternidad tampoco es un drama de tal calibre», cuando leí Padres pensé «mira que te entiendo, yo también me gusto más ahora».
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Padres, madres, hijos. Simplemente personas, individuos complejos y distintos a los que categorizar por haber tenido o no hijos me parece de una burda simplicidad.

Habrá seres humanos atontados, prosaicos y grises, o psicóticos y ególatras, que han tenido hijos. Y habrá seres atontados, prosaicos y grises, o psicopatías y ególatras, que no los han tenido. También hay seres humanos que te pueden parecer atontados prosaicos o grises, o psicópatas y ególatras, pero no tienen porqué serlo. ¿Cómo atrevernos a juzgar a alguien de semejante manera sin habernos tomado la molestia de profundizar en su interior? Y de profundizar sacudiéndonos los prejuicios, los tópicos y la autojustificacion, abrir el corazón además de los oídos, comprender que no todo es comprensible.

¿Qué es lo que te hace atontado, prosaico y gris o psicótico y ególatra? Desde luego no creo que sea hablar de lactancia cuando acabas de ser madre o no contar que el brillo de los ojos de tu bebé cuando te mira y sonríe es como un ronroneo en el corazón a alguien al que notas que te escucha con hastío.

¿Quién decide qué personas son atontadas, prosaicas y grises? ¿De verdad alguien puede asumir la responsabilidad de juzgar el secreto interior ajeno?

Lo que sí hay es gente que a ti no te interesa, que a ti no te aporta. Nos pasa a todos. Pero de ahí a juzgarlos, clasificarlos e intentar explicarlos sin atenerse mas que a pequeños fragmentos de superficie hay un trecho de desconocimiento importante.

No, no sabes nada Purificació. Y lo digo con una sonrisa, sin enfados, desde el aprecio, desde la asunción de que yo tal vez pude estar ahí hace quince años.

Por eso voy a contestar a una de tus preguntas. ¿Por qué he tenido hijos? Difícil saber porqué lo hice antes, pero, tras tenerlos, aquí está una de las respuestas que yo he encontrado.

El infierno de los vivos no es algo que será: existe ya aquí y es el que habitamos todos los días, el que formamos estando juntos.
Dos formas hay de no sufrirlo.
La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y convertirse en parte de él hasta el punto de dejar de verlo ya. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar y darle espacio.

Italo Calvino, Las ciudades invisibles

Hay padres, hay madres y hay personas que no son lo uno ni lo otro que, en medio del infierno, no son infierno.

13 comentarios

  1. Dice ser Tía de SobrinoS

    Bueno esta claro que la gente que tiene hijos no se vuelve prosaica gris tonto o muermo pero si pasan dos cosas muy evidentes la primera que esos hijos hacen aflorar parte de la persona que estaba oculta que se otea forma no habría aflorado, esto no tiene por que ser malo pero pasa. Lo otro es que el orden de prioridades cambia completamente y con ello el comportamiento para ajustarse a ese nuevo orden de prioridades.
    Y esto se percibe muy claramente desde fuera en unos padres recientes más que en otros.
    Pero no tiene por que ser bueno o malo en si mismo.

    24 septiembre 2015 | 13:09

  2. Dice ser Beatriz

    Molestarse en contestar a esta Purificació es perder el tiempo y darle un protagonismo absurdo. Publicar las tontadas grises, amuermantes y ridículas que piensa es entrar en su juego. Está claro que no sabe lo que dice de las personas, independientemente a que sean padres o no. Carece de intelecto totalmente, no nos pongamos a su altura, por favor. Estas chorradas hay que ignorarlas.

    24 septiembre 2015 | 13:44

  3. Dice ser Jessica

    Gracias por compartirlo. Es interesante leer los diferentes puntos de vista sin importar que estemos de acuerdo con ellos o no.
    Al menos ya tengo una idea de lo que sienten las compañeras de la oficina que no tienen hijos cuando nos escuchan hablar a las que somos madres 🙂

    24 septiembre 2015 | 16:19

  4. Que buen post de las hijos a las madres.

    24 septiembre 2015 | 22:43

  5. Dice ser morlaco

    Lo gracioso es que la autora de la primera carta acabará teniendo hijos casi seguro, poquísimas mujeres renuncian. Yo como padre no creo que sea mejor pero sí distinto a como era antes, igual que soy mucho más generoso con mis hijos lo soy menos con los demás. Antes anteponía el bien de mis seres queridos al mío y ahora el de mis hijos ante cualquier otro, así que ni mejor ni peor.
    Y también es cierto que algunos cuando son padres se atontan, no puedo con los padres/madres que hablan a sus hijos o bebés como si fueran tontos o los que no tienen otro tema de conversación. A mi personalmente me gustan mis hijos pero los de los demás me la repatean bastante, seré egoista pero es así.

    24 septiembre 2015 | 22:48

  6. Dice ser Anonadada

    Pues yo estoy de acuerdo con Hijos de Purificació, porque también oigo estas conversaciones centradas únicamente en el mundo «bebe» a diario. Y tiene toda la razón cuando habla de lo que nunca les oye decir a esas madres. Ya que sólo hablan de sus hijos, que si el mio es mas guapo, mas mono o tiene nose que juguete super mega guay, que si estoy de baja y me encanta, que si me dan ayudas etc.
    Así que deduzco que @Beatriz debe ser una de estas madres que nunca dicen (a lo que hace referencia Purificació) ya que tanto se ha ofendido.

    25 septiembre 2015 | 06:21

  7. Dice ser Cristina

    Sólo con tu nick ya se te intuye, Morlaco. Más machista imposible: nene, te informo de que NO, NO poquísimas mujeres renuncian a tener hijos. Y para ilustrarte, hay mujeres que incluso renunciar a tener un señor al lado, no vaya a ser que les salga uno que les diga que poquísimas mujeres renuncian a tener hijos. A ti te gustan tus hijos porque son la perpetuación de tu esperma, oh oh oh. Y claro, los que no lo son, pues te repatean. Más cutre no se puede ser. Cuántas faltas de respeto sueltas en tan pocas letras.
    Y te agradecería NO entrar en una de esas guerritas dialécticas que tanto abundan en los foros. Has dicho tu opinión y yo la mía. No nos pongamos cansinos ninguno de los dos, si te parece.

    25 septiembre 2015 | 13:18

  8. Dice ser Magdalena

    ¡Cómo me gusta una buena polémica! Me ha encantado el debate que se ha abierto con los tres artículos. Como dices, todos somos personas, cada uno con nuestros propios intereses y nuestras propias necesidades…(.faltaría más que todos tuviéramos que hacer lo mismo y comportarnos igual !!!Qué aburrido sería el mundo!!)La chica de 30 sin hijos, la mujer de 42 con hijos, el hombre de (?) con hijos….dieferentes visiones, diferentes opiniones ¡qué maravilla leer artículos tan opuestos pero tan bien argumentados! Soy madre, aún así no creo que me sienta identificada tampoco con la madre que responde a la joven , tal vez me encuentro algo más cercana a la visión del «padre». Creo que cada uno es padre o madre como buenamente puede, no juzgo, ya no..Pienso que es tan difícil ser un padre o una madre perfectos (incluso ser «buen» padre o madre es dificilísimo) que me conformo con ser mediocre, del montón.
    Amo a mis hijos con todo mi corazón…y también me siguen gustando las miles de cosas que me gustaban antes de ser madre. Tengo las mismas aficiones , me gusta la misma música y lo único que ha cambiado es que ahora soy unos años mayor y ya no tengo la misma energía que antes.Soy la misma persona, con más años, se supone que con más experiencia pero por dentro no he cambiado mucho de como era hace 10 años. Quería darte las gracias porque nos has dado «food for thought» para rato y creo que eso siempre viene bien.
    Soy muy fan de tu blog !!

    Un besazo

    25 septiembre 2015 | 17:48

  9. Dice ser Angie

    No entiendo de donde viene la polemica, salvo por las lamentables respuestas al articulo «Hijos».
    Porque si «Hijos» no es mas que una reflexion un poco pedante y simplona de una treintañera demasiado egoista para tener hijos, «Madres» es un relato terrorifico con el que no me siento nada identificada (tengo mellizos) que le hace un flaco favor al resto de madres y «padres» tampoco contribuye a mejorar mucho el clima.

    No veo por que hay que preocuparse de que una persona sin hijos se aburra de las conversaciones maternales: a veces lo hago yo, y tengo hijos pequeños!! Tambien me aburren las conversaciones monotematicas sobre futbol y no voy por ahi criticando a los que les gusta el futbol: buscate otros amigos o propon un tema de conversacion mas interesante, y punto.
    Seguro que si la autora me hubiera conocido a mi estaria contenta porque soy una madre «antimaruja» que solo habla de temas «maternales» si la preguntan.

    Responder a eso con relatos apocalipticos de lo anulada y loca que se vuelve una con la maternidad me parece horripilante. A mi no me sucedio con mis mellizos: no me he sentido jamas anulada ni loca por las hormonas; si acaso, muy feliz, muy en mi sitio, muy capacitada, empoderada, optimista, y mas sabia. Mejor persona, y enamorada. Y me toca limpiar cacas, si, como a otros les toca pasear al perro. Merece la pena. Y estoy cansada muchas veces, si, pero nada que no solucionaria una asistenta y horarios decentes.

    ¿Lactancia? Mil veces mas comoda que biberon.

    Al final yo creo que todo depende de la neurosis y negatividad de cada uno. Yo creo que una madre que se haya dejado anular por sus hijos es porque no ha sabido gestionar bien la maternidad desde el principio, o esta rodeada de un padre incompetente y unos familiares y amigos miopes y estupidos que no han contribuido a facilitarle la situacion.

    ¿No tener hijos? Pues una decision como otra cualquiera. A mi entender, dice tan poco de una persona como decidir no enamorarse . Ellos se lo pierden, que les den!

    28 septiembre 2015 | 12:11

  10. Dice ser Cristina

    Angie: ¿»Que les den»? Alucino. Con eso se cae todo tu comentario. Menudo respeto, es que me parto. Nena, APRENDE A RESPETAR. Que te den a ti!

    29 septiembre 2015 | 08:48

  11. Dice ser TRL

    He leído los tres artículos (Hijos, Madres y Padres) a partir de otro, «La maternidad es una condena». En Hijos la autora sentó unos juicios muy tajantes sobre la m/paternidad, sobre los que deciden dar ese paso. Yo todavía alucino un poco sobre la polémica que se despierta. A mí me parece muy simple: cada cual que haga su opción y los demás que respeten, porque tan válido puede ser decidir tener hijos como no tenerlos.
    Me permito compartir mi experiencia. Soy la mayor en mi familia y siempre he estado ahí, al quite. Mis hermanos me tenían como el comodín, porque ni tenía pareja ni niños ni «nada». Se daba por supuesto que «yo tenía que estar ahí». Durante dos años de la enfermedad de mi madre, ahí estuve. Los otros, tenían novias/os y/o niños/as. No podían hacer noches en el hospital, no podían acompañarla a sus tratamientos,… Pero he ahí que mi madre, una gran mujer, creo que comprendiendo lo que estaba pasando, me animó a levantar el vuelo. Y mira por donde que encontré a una persona, me casé y tuve mi bebé. Resulta que ahora soy una rara para la familia «porque antepongo a mi hija y a mi marido», soy una egoísta y un largo etcétera. Simplemente mis prioridades han cambiado y mi vida se ha adaptado a esas prioridades. No pretendo que me hagan un homenaje, pero sí que respeten como yo respeté en su momento. Ahí está la base: RESPETO.

    29 septiembre 2015 | 15:04

  12. Dice ser Daniel Troyse

    El texto de Purificació ha herido el orgullo de muchos padres.

    Por mi parte, he decidido hacer a un lado el mio e intentar entender esta postura que tantas otras veces he escuchado. Creo que de muchas maneras muy variadas, el miedo a perdernos nos juega malas pasadas…

    En fin, que echando mano a mi paternidad apasionada he escrito una breve contribución que va mas allá de reprender a Purificació. Espero aportar algo nuevo y útil:

    http://hombrenuevoypaternidad.blogspot.com.es/2015/10/paternidad-un-estado-mental.html

    07 octubre 2015 | 01:55

  13. Dice ser LaCestitadelBebe

    Buenas,

    interesantes reflexiones.

    Besos!

    Anabel

    11 marzo 2018 | 09:50

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