Butch (marimacho), femme (femenina), expertas en juguetes sexuales, en artes marciales o pertenecientes a cuerpos de seguridad. Estos son algunos de los estereotipos a los que las lesbianas se enfrentan en su día a día y en la representación de su sexualidad en la televisión.
Los gays tampoco lo llevan mejor, aunque están más visibilizados: el alivio cómico, la salida del armario, la promiscuidad son temas que se han convertido en clichés y que no reflejan la diversidad del colectivo.
En el Día del Orgullo LGTBQ quería hacer un artículo diferente y no limitarme a la misma manida lista de series que aparece cada año. Así que pregunté en Twitter a lesbianas y gays amantes de las series sobre la representación del colectivo en la pequeña pantalla, un tema que ha avanzado en los últimos tiempos pero sobre el que queda mucho trabajo que realizar.
Las preguntas que les formulé eran las siguientes:
1. ¿Crees que la series reflejan de manera acertada la homosexualidad o siguen siendo estereotipadas?
2. ¿Cómo crees que deberían reflejarse los personajes homosexuales en televisión?
3. ¿Percibes una evolución en los últimos tiempos?
Las respuestas han sido muy interesantes y me han acercado algunas problemáticas y puntos de vista que desconocía gracias a la participación de Adriana (@thelostdreamer), periodista en Notodo.com; Víctor M. González, comunicador en GQ; Amparo Martín, futura traductora e intérprete de Inglés, y Álvaro Onieva, periodista de Fotogramas.
En relación con la primera pregunta, todos han coincidido: las series siguen reflejando de manera estereotipada la realidad del colectivo. González señala que «no hay suficientes personajes LGTB como para reflejar la diversidad real» y afirma que lo ideal sería «dejar de necesitar la etiqueta ficción gay porque eso significaría que el colectivo tiene presencia habitual en televisión».
Sin embargo, Adriana señala que «los estereotipos son peligrosos porque simplifican a los personajes, pero se usan mucho porque atraen público (Orphan Black, Vikings) y dan cierta ilusión de progresismo a la producción. Pero es fácil percibir el truco».
El síndrome de la lesbiana muerta
Para Amparo Martín, «las series de women who love women (mujeres que aman a mujeres) que son escritas y dirigidas por mujeres LB reflejan de manera acertada la homosexualidad aunque a veces pecan de ciertos estereotipos como la rubia y la morena, la butch y la femme, etc; y las que son escritas por gente heterosexual suelen ser, por lo general, bastante estereotipadas».
«Ejemplo de lo primero: las series Lost Girl, Orphan Black, y la webserie Carmilla, entre otras. Ejemplo de lo segundo sería en la serie Buffy cazavampiros, la relación de Willow y Tara, en la cual el director (que es hetero) acaba cometiendo la trope tan conocida llamada Bury Your Gays (entierra a tus homosexuales)».
De hecho, según cuenta Adriana, «la muerte de Lexa en The 100 puso en marcha el Clexacon, un evento sobre representación queer en los medios que se está haciendo gigante en los Estados Unidos».
Personajes poliédricos, PERO
¿Y cómo deberían representarse los personajes homosexuales en televisión? Álvaro Onieva aporta una visión muy interesante y crítica sobre el tema.
«La tendencia actual es representar a personajes LGTBQ en los que la orientación es un rasgo más como la raza o la profesión, en vez de ser su rol clave en la serie, como por ejemplo Maia en The Good Fight.
Esto es interesante pero si se lleva al extremo es peligroso: no podemos olvidar que para muchas personas LGTBQ su orientación o identidad de género marca bastante su vida porque la sociedad aún es discriminatoria hacia ellos y, en definitiva, existen unos problemas o temas más o menos comunes. Obviar eso es crear personajes heterosexuales y añadirles una etiqueta.
Por otro lado, erradicar la plumofobia es una gran asignatura pendiente. Tener pluma (afeminamiento, ciertas maneras o gestos que no se consideran de «Hombre») no es nada negativo ni esperpéntico, así que no debería usarse para la burla, ni tampoco enviar el mensaje de que el homosexual que pasa por hetero es mejor.»
También parece necesario erradicar ciertas narrativas tóxicas, como señala Adriana, para que las lesbianas puedan «identificarse en sus afectos y aspiraciones emocionales».
«Cuando crecí lo único en lo que me podía mínimamente ver representada era Xena y Buffy Cazavampiros, dos series geniales fundamentales para abrir caminos para las lesbianas en la televisión, pero que ofrecían puntos de vista trágicos, opacos y muy poco elaborados sobre los lazos románticos que se pueden establecer entre mujeres.
En mi juventud me habría sido más sencillo aceptar quién soy si hubiera crecido con series como Supergirl, Legends Of Tomorrow, Black Lightning o Wynonna Earp».
Una gran evolución
Sin embargo, pese a que todavía queda camino por recorrer, la representación de personajes LGTBQ ha avanzado mucho y se percibe una mayor diversidad.
Según afirma Martín:
«Yo nací en 1994 y en mi adolescencia apenas había series de mujeres lesbianas y bisexuales, apenas tenía a personajes de televisión con quienes me sintiera representada. Ahora la Generación Z tiene muchas donde escoger, muchas backstories complejas. Te ves representada en alguna seas como seas.
A día de hoy, casi puedo decir que me faltan dedos de las manos para contar series sobre women loving women; ejemplos de ello son series tan maravillosas como One Day At A Time, Sense 8, Orphan Black, la webserie y película Carmilla, OITNB, Wynonna Earp, The Bold Type, Lost Girl, Humans, etc. Antes sólo existían The L World, South Of Nowhere y poco más».
Para González, la evolución es evidente aunque todavía queda mucho por hacer tanto delante como detrás de las cámaras
«Afortunadamente, dos de los productores televisivos más prolíficos y de series más populares, Ryan Murphy y Greg Berlanti, son gays, y eso me da esperanza como hombre gay.
El primero ha estrenado Pose, una serie revolucionaria por la representación y el protagonismo de la comunidad trans, y el segundo es el director de Con amor, Simon, una película revolucionaria porque es una cinta mainstream protagonizada por un chico adolescente gay.
También creo que se ha evolucionado mucho en los últimos años respecto a las diferentes realidades del colectivo: hace unos años, solo había hombres gays, y ahora hay mucha más diversidad. Pero son notas positivas para poner al mal tiempo buena cara. Hay muchísimo por hacer, tanto en la televisión como fuera de ella, donde nos criminalizan, nos agreden y nos asesinan día a día«.
No somos más que mujeres
Para Adriana, «series más maduras,como Killing Eve o Vida están rompiendo los estereotipos de lo que es y lo que no es queer: las lesbianas no somos más que mujeres«. Y señala que «hay series de máxima audiencia incapaces de dar cualquier paso en este sentido.
Estos días, Westworld, Juego de Tronos, Stranger Things o La casa de papel son series con repartos amplios, multitud de historias y sensibilidades y, aún así, son incapaces de introducir historias lésbicas mínimamente creíbles en sus tramas«.