Tres temporadas en dos semanas (o quizá menos). Con eso os lo digo todo. Ya os adelanté en este artículo lo mucho que me estaba gustando ‘Día a día’ (One Day at a Time, Netflix), una serie que, bajo el formato de sitcom de los 90, esconde temas como la homosexualidad, el acceso de los niños al porno en Internet, el racismo y la depresión.
Es increíble lo bien escrita que está y la facilidad para que los personajes vayan directos a tu corazón.
No solo habla de temas serios como los mencionados, sino que lo hace sin perder el sentido del humor. Como en todas las comedias de situación hay escenas dramáticas, pero siempre consiguen un alivio cómico de una manera muy ocurrente.
Quizás el primer episodio sea el más flojo, pero a partir de ahí la vida de la familia Álvarez y su vecino Schneider (que, al igual que pasaba en Friends, entra y sale de la casa sin llave) nos trasmite con gran ingenio —ofreciendo situaciones cotidianas que lo evidencian— temas como el mansplainning (que incluso cometen los llamados aliados feministas); la terrible política de Trump contra los inmigrantes mexicanos; la importancia del voto o los problemas con los que se enfrenta una madre que cría en solitario a sus hijos adolescentes.
La serie está muy bien pensada porque cada uno de sus personajes —sobre todo los femeninos: Penélope, la madre; Lydia, la abuela; y Elena, la hija— ejemplifican distintas ideologías y esto da lugar a que el tratamiento de los temas no sea maniqueo y sí muy rico y complejo matices.
Penélope es una enfermera veterana de guerra con síndrome postraumático que se mueve entre la mentalidad progresista y feminista de su hija de 15 años y la tradicional de su madre (la gran Rita Moreno, que está formidable), una cubana católica para la que la belleza y los roles tradicionales son lo más relevante.
Sin dejar de recurrir a algunos gags repetitivos típicos de este formato —la dramática apertura de cortinas de Lydia es el mejor de todos—, ‘Día a día’ consigue revitalizar un formato que, a priori, parece rancio, para ofrecernos una de esas narraciones blancas que logran emocionarnos, pero que también contiene una carga de crítica social y, sobre todo, mucho humor.
La serie ha sido escrita por Gloria Calderón Kellett y Mike Royce, y es un remake de la serie de 1975 del mismo nombre. Y os lo digo desde ya: vais a amar a Lydia por encima de todas las cosas y a cada uno de los personajes que, en poco tiempo, van a entrar a formar parte de vuestra familia televisiva.
A mí me ha enamorado.
Vi al menos los dos primeros episodios y no me enganchó demasiado, le volveré a dar otra oportunidad a ver que tal.
06 marzo 2019 | 10:00
Esta genial, espero con ansias la siguiente temporada!
06 marzo 2019 | 14:55
Le agradezco a la autora de este blog que me adelante de que va la serie (sexismo femenista, LGBT,….)
Ya se que no ver
06 marzo 2019 | 15:46
Me encanta esta serie! Lloré mucho en los finales de las 3 temporadas.
07 marzo 2019 | 18:51