Uno de los aspectos que más me apasiona de mi labor de crítica televisiva es ver el aumento de series creadas por mujeres que conciben personajes femeninos poliédricos, alejados del estereotipo.
Este es el caso de mi último deleite catódico, ‘Muñeca rusa’ (Russian Doll, Netflix), la serie pergeñada por Natasha Lyonne (Nicky Nichols en Orange Is The New Black), Amy Poehler y Leslye Headland sobre Nadia, una chica que, el día de su 36 cumpleaños, muere y queda atrapada en el tiempo.
A priori, la premisa no me llamaba la atención por su parecido a la famosa película de Bill Murray debido a que los bucles es un recurso narrativo que suele cansarme. Pero cuál ha sido mi sorpresa al encontrarme una historia de personajes rotos vistos desde el prisma de la comedia más negra.
A nivel metafórico, el título explica a la perfección el desarrollo de la serie. Cada «muerte» de Nadia sirve para descubrir una nueva capa de conocimiento sobre su pasado, al igual que ocurre al ir destapando las muñecas rusas hasta llegar a la última: la verdad.
Así, se va profundizando en el drama y vivencias de esta mujer que, al estar ideada por otra, otorga al personaje una dimensión real con su brusquedad, su afición desmedida por el tabaco y otras drogas (problemas reales de Lyonne), a rehuir compromisos y a trabajar en un sector considerado eminentemente masculino como el diseño de software de videojuegos.
Además, la interpretación de Lyonne consigue transmitir tanto su vulnerabilidad como su vis cómica, y el retrato de su mundo (artistas, personas pertenecientes al colectivo LGTB) en Nueva York configuran un universo urbano de gran atractivo.
Tanto en su faceta estética pero, sobre todo, en el montaje, la serie esta muy bien concebida, y los loops no llegan a hacerse pesados en ningún momento.
Asimismo, posee una notable capacidad expresiva para el humor y la tristeza a través de la imagen, y la banda sonora, cuyo tema central todavía escucho una y otra vez en mi cabeza, ayuda a reforzar el mensaje y a darle un toque muy característico y personal.
Su capacidad de narrar una excelente historia de manera sintética (son solo ocho episodios), la habilidad para mostrar una protagonista llena de aristas y conseguir llegar a nuestro estómago mediante una combinación certera de drama y comedia configuran un título excelente que tiene todas las posibilidades de ir directa a mi top 2019.
El año empieza bien, familia seriéfila.