Si hay un título que me despertaba unas expectativas estratosféricas era The Romanoffs, la nueva serie de Matthew Weiner, creador de una de mis series favoritas: Mad Men.
De su contenido no se sabía casi nada. Solo que iba a estar conformada de ocho episodios autoconclusivos e interconectados por la temática de personajes descendientes de la famosa dinastía rusa.
Ayer, Amazon liberó los dos primeros episodios: The Violet Hour y The Royal We, y tras verlos lo único que puedo asegurar es que, de mantenerse el nivel, se avecina una nueva obra maestra.
Ambos episodios son puro Weiner tanto en la cuidada estética como los guiones, cuya fina ironía sirve para hablar de dramas humanos, tal como sucedía en Mad Men, con momentos divertidos que, en un giro imprevisible, podían convertirse en trágicos sin que lo viéramos venir.
Para que las narraciones os sorprendan es mejor no saber mucho, y no seré yo quien os agüe la fiesta.
El primer episodio, The Violet Hour, se sitúa en París, y lo protagoniza Anushka, una anciana déspota, enferma y racista que bien podría haber sido Betty Draper en su vejez, interpretado de manera magistral por Marthe Keller.
Junto con el retrato del personaje que, con inteligencia y sutilidad, profundiza en la soledad y los lazos familiares, Weiner despliega sus dotes para la puesta en escena con el lujo de un suntuoso apartamento y las vistas a la ciudad del Sena, creando un verdadero deleite para los sentidos.
The Violet Hour me recordó a los cuentos morales de Eric Rohmer, donde una situación determinada sirve para poner de relieve el comportamiento humano; y que, cuando lo acabas, te deja con esa sensación de plenitud que solo se experimenta tras un relato redondo.
El segundo episodio, The Royal We, posee el mismo tono tragicómico que The Violet Hour, pero en esta ocasión bucea en la crisis de un matrimonio de mediana edad, Michael y Shelly Romanoff, interpretado por Corey Stoll (House of Cards) y Kerry Bishé (Halt and Catch Fire).
La narración, imprevisible y original, es una mezcla de géneros que va desde el thriller más negro hasta el psicológico, y que no duda en ofrecer guiños al espectador —que reconoce el divertimento de los clichés— para finalmente atraparlo en la historia de desamor y búsqueda de nuevos alicientes existenciales.
Con los dos primeros episodios The Romanoffs pone el listón muy alto y nos hace esperar con verdadero anhelo las siguientes entregas. No os la perdáis porque hacía tiempo que no disfrutaba de una manera tan plena viendo una serie.