Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Selección de libros que sirven para escapar de las series

Sí, este es otro post sobre libros recomendados para el Día del Libro. Nunca había hecho uno y lo cierto es que me apetece bastante. Este año tengo la suerte de estar leyendo bastante y poder compaginarlo con mi trabajo y las series sin problemas. Aunque nunca sea suficiente. Como decía Enric González en sus memorias periodísticas, los periodistas tenemos que leer como si se nos fuese la vida en ello. Porque nos va la vida en ello. Ojalá esto se aplicase al resto del mundo, pero simplemente por el placer y el descubrimiento de las historias de los libros. Como hacía el portero de un edificio en el que viví hasta hace poco, que tenía tres estanterías llenas de libros en su portería y se leía la mayoría en los ratos muertos de su trabajo. Hubo hasta quien se quejó de que tuviese tantos y leyese. Una pena.

Reconozco que leo muy pocos libros escritos al rebufo de las series, como los que hacen exégesis de un solo personaje o de los sitios en los que comen los protagonistas (por no decir ninguno). Soy más de los que cuentan en sus capítulos las impresiones de ciertos escritores sobre una ficción y de los que relatan historias relacionadas con la trama que no han aparecido en el resultado final televisivo. También prefiero los originales en los que se basan las series, claro. Pero lo que me flipa es poder escapar por medio de esos que no han sido adaptados y que puede que nunca lo sean. Son la mayoría de mi lista. Lo que cuenta es tan emocionantes o más que lo que vemos cada semana. Esto es lo que os recomiendo:

Relacionados con las series

Portada_MadMenLa colección seriéfila de Errata Naturae

Todo el que quiera leer un libro de calidad sobre las series sabe que Errata Naturae le alimentará de sobra. La editorial ha publicado ocho títulos que han servido como antología de algunas de las históricas de la televisión. El último ha sido Mad Men, o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue, donde escriben el creador Matthew Weiner o el escritor Enrique Vila-Matas. Antes, llegaron los de True DetectiveJuego de Tronos, Breaking Bad, The Walking Dead, The Wire Los SopranoHe tenido la suerte de disfrutar de unos cuantos, y son deliciosos. Quizá el más curioso sea el basado en la saga de George R.R. Martin (a Canción de Hielo y Fuego) no hace falta ni recomendarla). Mi preferido, sin duda, es el de True Detective.

House of Cards, de Michael DobbsHouse of Cards

El libro de la serie que tanto nos gusta está viviendo un segundo lanzamiento, después de ser publicada por primera vez en España por la editorial Alba. Y es que apareció originalmente en 1989, y ya inspiró la House of Cards británica que es tan buena como la americana. El relato de Michael Dobbs tiene aspectos que no han aparecido en las series, además de acciones de los personajes que en la tele nos han contado de otra manera o directamente se desecharon. Sobra decir que es buenísimo.

ESCRITO CON LA SANGRE_PRESSForastera, de Diana Gabaldón

Cualquier fan de Outlander ya sabrá de qué estoy hablando. Los libros de la autora estadounidense que han inspirado la serie que emite en España Movistar Series, publicados por Planeta, son una máquina de captar adeptos en poco tiempo. Son fáciles y las tramas son llamativas, además de ese punto de viajes en el tiempo que acaba por convencer a los más aficionados al género de fantasía. La editorial acaba de publicar la octava parte. Los que seáis fan, tardáis. Yo he leído el primero y parte del segundo. No pude parar de leer, aunque la historia no me entusiasmaba del todo. Es lo que tiene escribir fácil y ser efectivo.

 

Nada tienen que ver con las series

Cienciología: Hollywood y la prisión de la fe, de Lawrence WrightCienciologia

Los medios solemos publicar de vez en cuando historias relacionadas con la Cienciología y los famosos adheridos a este culto tan particular y discutible. El considerado mejor escritor de no ficción de Estados Unidos, Lawrence Wright, disecciona en un libro largo la génesis, evolución, triunfos y sombras del movimiento que fundó L. Ron Hubbard. Una supuesta religión que no es más que pseudociencia y al que actores y otros famosos de Hollywood han entregado sus vidas y parte de sus fortunas. El libro, publicado por Debate, es interesantísimo, y trae luz sobre algo conocido pero a la vez tan envuelto en misterio.

RemnickReportero, de David Remnick

La editorial Debate nos ha hecho un regalo a los que admiramos al director de The New Yorker: recopilar algunos de sus mejores reportajes en la revista que dirige en Reportero, un libro que todo aficionado a las historias largas debería leer. Entre la selección está lo que Remnick escribió en su día sobre Al Gore, Bruce Springsteen o Benjamin Netanyahu, además de otros textos sobre los países que ha visitado. Para el que no conozca a David Remnick, le diría que empiece por leer su biografía de Muhammad Ali, Rey del Mundo. A ver si podéis parar de leerle después.

Como si masticaras piedras: sobreviviendo al pasado en Bosnia, de W.L. TochmanBosnia

La guerra de los Balcanes aún no ha terminado para muchas familias. Los desaparecidos se cuentan por miles. 20.000 de ellos son musulmanes. Pero tras acabar el conflicto armado, esos de los que nada se sabe también se esfumaron de la agenda. El periodista W.L. Tochman viajó a Bosnia y Herzegovina años después de lo ocurrido para relatar esa posguerra que no entiende de vencedores y vencidos. Sus historias han quedado recogidas en un libro que publica ahora Libros del KO. Un relato necesario sobre uno de los últimos grandes conflictos del siglo pasado, y que interesó a todo el mundo menos a los que pudieron evitarlo. El amigo Nacho Segurado ya hizo una reseña mucho mejor que la mía.

CUB-PELIGRO-DERRUMBE.inddPeligro de Derrumbe, de Pedro Simón

Cualquiera que haya leído alguna vez a Pedro Simón en El Mundo sabe de sobra que es el periodista que mejor ha sabido relatar estos años de perdedores y heridos por la crisis económica. Usando todo lo que la gente normal que ha sufrido las consecuencias de la llamada entonces «desaceleración», entre los que hay gente con preferentes, que ha perdido su casa o que no tiene ayudas tras años en paro, Simón ha pergeñado una novela. Peligro de Derrumbe es el libro más duro que he leído en muchos años. El que más me ha destrozado la vida. Y ha merecido la pena. Es de los pocos que te recuerda que esa gente que las pasa canutas está mucho más cerca de ti de lo que crees. Que uno mismo puede verse en la misma situación que ellos de un día para otro. Por eso este libro es tan necesario.

Tiempos Difíciles, de Charles DickensDickens

El clasismo es una de las lacras de nuestra sociedad. Todos lo hemos practicado en algún momento. Lo malo es si no nos damos cuenta de cuando estamos actuando de esa manera. Dickens dedicó su obra a las relaciones entre ricos y pobres, entre proletarios y terratenientes, a través de una mezcla de novela y reportaje. Tiempos Difíciles es un título menos mediático que otras maravillas del británico como Oliver TwistHistoria de Dos Ciudades. Os aseguro que es un manual del clasismo que tiene pasajes que podrían aplicarse al día a día actual. No falta nada: el patrón que considera que sus trabajadores solo quieren comodidades y que apuesta por trabajar más cobrando menos, el obrero inseguro que no se atreve a hacer huelga por miedo al despido, los ricos que reniegan de su pasado pobre o los profesionales ambulantes a los que se tiene por gentuza iletrada que solo está para servir al resto. ¿Os suena? Nunca es tarde para que un clásico te recuerde que quizá la situación no ha cambiado tanto.

El sadismo le sienta muy bien a The Walking Dead

No hay spoilers, pero sí pistas. Lee con responsabilidad.

Mi amor-odio con The Walking Dead ha pasado por distintas fases. La he llamado mediocre, tremenda, desesperante, ilusionante, enterradora… Es la única serie que me ha hecho parecer ciclotímico. Sobre la que nunca tuve una opinión definitiva, dadas las reticencias que me provocaba su efecto yo-yo: podía pasar de un capítulo buenísimo a otro aburrido de conversaciones vacuas que no aportaban nada a la historia. Su cuarta temporada acabó muy bien, lo que me situó en el plano de las expectativas. Y se han cumplido con creces. Vaya regreso ha tenido. Y todo porque los guionistas le han incorporado un rasgo que le sienta muy bien a una serie como esta: el sadismo.2

Que en una ficción donde la muerte es un tema recurrente solo haya valido la pena un personaje por su crueldad en cinco años es algo que, parece, los responsables de la misma se han puesto a corregir de inmediato. Ya no son solo los malos como el Coronel los que disfrutan matando a sus rivales. Carol y Rick evidencian que con ellos se cumple la frase preferida de este último. Esa de que en un mundo de zombis y gente, «la gente es peor».

4El primer episodio de la quinta temporada, con la destrucción y posterior huida de Terminus, es el mejor capítulo de The Walking Dead junto al de las niñas de la cuarta. No me atreví a escribir de sus nuevos episodios por temor a que el segundo capítulo volviese a las andadas del tedio y las charlas plúmbeas y trascendentales de los personajes. Y las ha habido. Pero también hemos visto zombis, secretos que salen a relucir y los métodos que los nuevos villanos de la serie aplican para hacer sufrir a sus víctimas.

He de reconocer que nunca había caído en los grandes momentos que nos regalaría el canibalismo en esta serie. Más si es por gusto y no por necesidad. Esa sadismo revestido de gourmet ha logrado que se me pongan los pelos de punta, y que crea en la posibilidad de que haya personajes peores que el de David Morrissey por despiadados. Y cuando el grupo principal liderado por Rick se entere de lo que tienen detrás, a lo mejor deberían empezar a correr hacia Washington. Por si no pueden volver a hacerlo.3

No tengo claro si esta quinta entrega va a estar centrada en ese viaje a la capital de Estados Unidos que tiene como objetivo acabar definitivamente con los zombis. En posts anteriores, algunos ya me spoileasteis que no todo es lo que parece, y que no me fiase de ningún personaje. Por muy esperanzador que parezca. De lo que sí estoy seguro es sobre qué me gustaría en esta temporada. Más persecuciones, salpicadas con reencuentros y dilemas que no se pasen de profundos. Y mucho sadismo.

1En un mundo ficticio donde la poca gente viva que queda está escondida y en guardia ante todo tipo de amenazas, el reencuentro debe ser uno de los aspectos más anhelados y emocionantes. Lo mismo ocurre con la muerte. Pero en un contexto de apocalipsis, donde para sobrevivir tienes que pasar por encima de otros, las buenas intenciones se desvanecen. No se mata por defensa propia. Se mata por prevención. Y cuando menos te lo esperas, te das cuenta que disfrutas haciéndolo. Ojalá The Walking Dead explote esto.

Primer tráiler de la quinta temporada de The Walking Dead: así se presenta Terminus

La Comic Con de San Diego, ese evento al que espero ir al menos una vez en la vida, ha servido de escenario a la cadena AMC para estrenar el primer tráiler de la quinta temporada de The Walking Dead.1937451_991158950910263_6039918178666714832_n

El avance arranca donde se quedó la historia en el último episodio de la cuarta entrega, con los protagonistas metidos en problemas más serios que en otras ocasiones tras encontrarse con lo que les esperaba en Terminus. Las imágenes muestran que esta temporada estará cargada de acción, algo que dábamos por descontado. Falta saber si será así en realidad, lo que sería una buena noticia, dado que significaría que prescinden de las historias alargadas que acaban por ser vacuas de cada personaje. Porque nada mejor que aunar relatos personals y acción en las tramas para lograr unos capítulos movidos y entretenidos.

The Walking Dead regresará en octubre a AMC en EEUU y a Fox en España. Espero que no nos vuelva a engañar.

¿Estará Aaron Paul en la próxima temporada de The Walking Dead?

Esta historia trata sobre cómo una fotografía, una frase en Facebook y lo que se infiere de ambas puede provocar uno de los mayores hype que se han conocido en las últimas semanas (y que yo mismo he experimentado).

Ayer vi una fotografía de Norman Reedus (Daryl en The Walking Dead) en la que aparecía junto a Aaron Paul (Breaking Bad) en un post de Facebook de la serie de zombis de AMC. Partiendo de que sé que Reedus y Paul son amigos y que se han hecho decenas de fotos juntos, ni se me habría pasado por la cabeza una posible presencia de Jesse Pinkman en la ficción apocalíptica si no hubiese sido por la frase que acompaña la imagen: «Are we dreaming right now?»

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Captura del post de Facebook

En cuanto lo vi, flipé. No me podía creer que pudiese ser verdad que Aaron Paul se incorporase a The Walking Dead. Fue lo primero que pensé, y así estuve un rato. Hasta que indagué. Y lo siento: no, Paul no estará huyendo de los zombis en la quinta temporada de la serie.

La habilidad (o mala idea) del CM de TWD ha provocado que todos nos ilusionásemos con una gran incorporación para la nueva tanda de episodios, prevista para octubre. La realidad es otra, y en ésta no cabe por ahora ver a Paul junto a Reedus matando muertos vivientes.

La fotografía fue publicada por el actor de la ballesta hace cinco días, en un momento de descanso del rodaje de la película en la que están trabajando juntosTriple Nine. Da la casualidad de que el filme se está grabando en Atlanta, el mismo lugar donde está situado el set para los nuevos capítulos de TWDPero ni por esa coincidencia va a acabar el eterno Pinkman junto a Rick Grimes y el resto de sus compañeros.

Estoy convencido de que hemos sido muchos los que hemos picado. Quizá por el bromance entre Paul y Reedus no deberíamos haberlo pensado. Pero esa frase y ese post de Facebook me descolocaron por completo. ¿Moraleja? Nunca subestimes el poder de un Community Manager. Una profesión que, además de ser mejor que trabajar, te permite embaucar a la gente.

La foto original en Instagram

The Walking Dead, la serie yo-yo

Muchos me acusáis en los comentarios de no tener término medio. Y es cierto: las series o te gustan o no. Las adoras, o te aburren. El entretenimiento solo puede entenderse con esos dos axiomas, al menos desde mi punto de vista. Pero como siempre, hay excepciones. Y hay una serie que no deja de rallarme la p*** cabeza: The Walking Dead.

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Llevo días dándole vueltas al final de su cuarta temporada. Y he llegado a la conclusión de que no la entiendo. No sé por dónde cogerla. Me descoloca. Es capaz de lo mejor y de lo peor. Del bien y del mal. Está arriba en un capítulo y en el siguiente está abajo, y viceversa. Es la maldita serie yo-yo. Es la metaficción: la que no sabes qué te parece, pero que en sí misma no tiene término medio. Algo que me fastidia porque no me permite tener una opinión formada por completo sobre la misma. Aunque eso también sea bueno.

2Y es que el devenir televisivo del holocausto zombi que plasmó Robert Kirkman en el cómic no ha podido ser más inestable. Puede ofrecer una temporada más que aceptable como la primera, y luego una absoluta basura como la segunda. Para luego llegar a una tercera en la que unos cuantos capítulos están bien mientras que el resto de episodios podrían habérselos ahorrado.

Así hemos llegado hasta esta cuarta temporada, dividida en dos partes, con la comunidad como premisa en la primera para después pasar a la soledad y a la supervivencia extrema en la segunda. Todo porque ha sido la entrega más volátil de todas. Los ocho primeros episodios fueron flojos hasta el último, donde la serie pegó un arreón. En los ocho últimos la historia se volvió a repetir al principio: capítulos insulsos, que no aportaban nada, y con los que se pretendía dar contexto. Eso hay que hacerlo, por supuesto, pero se puede ofrecer de una manera que no sea un absoluto coñazo para el espectador y sin caer en el dramón.

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The Walking Dead se despidió hace unas semanas dejando un sabor de boca similar al que tienes por la mañana tras no haberte cepillado los dientes la noche anterior. Porque esta serie va a seguir engañándonos, dado que se va a extender en el tiempo hasta enterrarnos a todos.

Scott M. Gimple, su showrunner, nos ha ofrecido capítulos espectaculares y del mejor drama en su justa medida, lo que debería ser esta serie, como el de Carol y las niñas. Un episodio imprescindible y que encaja como el hilo del que debería tirar una serie de este tipo. Siempre aunándolo con los tiros, las persecuciones y los actos de supervivencia que son tan necesarios en una temática como ésta. Para que luego el final, con la trampa en la que caen los personajes, sea tan previsible como tibio. No se me pasó nada por la cabeza al ver los últimos minutos de la temporada. Tampoco me dio nada en qué pensar. Y eso es muy malo.

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Eso sí: estoy ansioso por saber cómo van a salir del atolladero. Y expectante con este giro que ha supuesto la aparición de Michael Cudlitz y con las posibles respuestas a lo que está pasando en el mundo lleno de zombis de la serie.

Me da rabia que los responsables de TWD no se estén aprovechando de todo el potencial que podría tener una historia como ésta. Porque pocos argumentos son más atractivos que los de zombis y cuasi desapariciones de la humanidad.

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Entre los ejemplos están los videojuegos de Resident Evil, unas obras maestras para los que hemos disfrutado con ellos, o el libro de Max Brooks, Guerra Mundial Z, el cual estoy devorando por lo buenísimo que es.

Quizá mi problema con The Walking Dead, ese que me lleva a tener esta relación de amor-odio, es no haberme leído los cómics. Tendré que ponerle remedio. Porque hasta entonces, me temo que me seguirá sin sugerir nada.

 

The Walking Dead nos ha vuelto a engañar

Ojo, contiene SPOILERS

Es el tercer post que escribo sobre The Walking Dead. Seré honesto: los hago porque funcionan en cuanto a número de lectores. Además, surgen debates interesantes en los comentarios o en las redes cuando escribo sobre ella, ya sea sobre el episodio de la semana, o por lo que intenta transmitir a través del holocausto zombi de su argumento. Y bueno, también porque aparecen fanáticos de los zombis y los personajes vivos, auténticos fanboys con los que te ríes.tw3

Más allá de todo esto, The Walking Dead regresó el pasado domingo para retomar su cuarta temporada, cuya primera mitad finalizó en diciembre. Un final que nos gustó a todos, e incluso nos permitió albergar cierta esperanza sobre un giro en su planteamiento que la hiciese entretenida de forma general, y no esporádica.

Pero no va a ser así. Nos ha vuelto a engañar, o al menos yo me siento así. Su vuelta, tras las muertes del Gobernador (David Morrissey, del cual volveremos a hablar muy pronto por aquí), Hershel (Scott Wilson), la huida de la prisión y la inevitable separación de los protagonistas por la batalla que presenciamos ha sido decepcionante. Vamos, que me aburrió hasta el punto de que me dormí mientras veía el episodio (en serio). Y yo que me había ilusionado con el final de media temporada.

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Me explico: TWD ha vuelto a querer ir de profunda, y ha intentado vendernos que es una serie dramática al uso cuando no lo es en absoluto. Lo que sabe hacer es ofrecer acción, escenas de vértigo y persecuciones; y no, no es una serie que sepa relatar cómo un padre ha de lidiar con su hijo preadolescente y los desplantes que le hace éste por estar en una edad difícil.

Que Carl (Chandler Riggs) es un niñato lo sabemos todos. Lo que no hace falta es abundar en ello de esta manera y dedicarle un episodio entero a cómo Rick Grimes (Andrew Lincoln) se ve incapaz de hacer frente al crío. Tampoco viene a cuento sacar las miserias de la pobre Michonne (Danai Gurira), y menos de esta manera, que parece que se ha incorporado a las tramas con calzador. Simplemente, no le encuentro sentido a todo el episodio.

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Sí nos gusta ver, por ejemplo, cómo Carl tiene que huir de los zombis y están a punto de pillarle. Eso nos pone nerviosos y nos hace meternos en la historia. El resto no logra que sintamos algo parecido.

Sé de antemano que me van a caer palos por este post, pero para eso existen las disensiones. Solo diré que a los que la defendéis a capa y espada nunca os entenderé. De verdad os lo digo. Cada cual tiene sus pedradas y vicios, supongo.

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Comprendo que muchos de los que la veis y abanderáis su causa destacáis de ella su entretenimiento y su ritmo. Vale, un consejo: si queréis ritmo y emoción de calidad dentro de un argumento facilón como el de TWD, tenéis que ver Person of Interest; incluso Arrow. Al menos éstas no intentan aparentar lo que no son, y no flirtean con la trascendencia en sus tramas.

A pesar de todo, la seguiré viendo. Tengo una responsabilidad con los que leéis el blog y estáis al día con ella. Y lo cierto es que me divierte escribir posts sobre ella. Pero jamás me volveré a ilusionar cuando se atisben cambios acertados en su propuesta. O eso espero.

Los mejores momentos de las series en 2013

  AVISO: Spoilers en todo el post

Siempre hay momentos que se nos quedan grabados. Ya sea porque su impacto es obvio o porque a nosotros nos calan de forma inexplicable, esas escenas o situaciones nos marcan y son las que destacamos cuando nos preguntan por un determinado asunto. En las series son habituales. Son experiencias personalísimas de cada uno. Lo que a él en un capítulo le ha jodido el día, a ella no le ha parecido ni destacable, y viceversa. La que sigue es la lista de las escenas que me chocaron, me hicieron reír o llorar, o las que simplemente son tan buenas que merecen una mención. Si vosotros tenéis otras, por favor, compartidlas en los comentarios. Lo vuelvo a avisar: SPOILERS a mogollón.

El tiroteo en el colegio de Utopia

Por lo que significa y el momento en el que se emitió puede que sea la secuencia más atrevida de todo el año. La serie de Channel 4 se emitió a principios de año, apenas dos meses después del tiroteo en la escuela de Newton en la que murieron varios niños y adultos. En EEUU ni se esperaban que en las islas británicas fuesen a emitir algo que ellos, con sus remilgos, jamás habrían emitido. Utopia no escatima en mostrar sangre con el rojo más fuerte posible. Lo mismo ocurre con las escenas violentas, más presentes conforme pasan los episodios. Que la pantalla nos muestre como Arby le vuela los sesos a alguien en primer plano y luego nos deje escuchar los gritos y los tiros que se producen en las distintas estancias de la escuela solo pueden hacerlo unas pocas. Y ésta es una de ellas.

El asesinato de Andrea en Breaking Bad

La mejor serie de 2013 se marchó con ocho capítulos inolvidables e históricos por la calidad patente que se ofrecía en cada segundo. Como es normal, el impacto y el “qué coño acaba de pasar” fueron constantes durante la tanda de despedida tan maravillosa que se marcó Vince Gilligan. Podría elegir muchos más de Breaking Bad, pero me quedo con este: cuando Todd asesina a Andrea de un tiro a bocajarro para obligar a Jesse a seguir haciendo metanfetamina en condiciones de esclavitud. Me quedé helado. Incluso se me escapó la lágrima, porque el llanto de Pinkman me destrozó. El tío Jack dejaba claro que no le importaba hacer lo que fuese para conseguir lo que quería.

La muerte de Hershel en The Walking Dead

Los zombis no han tenido una media temporada memorable que se diga, pero los acontecimientos del último episodio hasta su regreso en febrero tendrán mucha repercusión para su futuro. El asesinato de Hershel a manos del gobernador, y a espadazos, es muy importante para el devenir de la historia. Y fue completamente inesperado. Al menos The Walking Dead nos ha demostrado que aún tiene cierta capacidad de sorpresa.

La última media hora de Boardwalk Empire

En los episodios finales de temporada de la ficción de la mafia en los años 20 de la HBO siempre pasa algo. Realmente, en todos los capítulos existe un momento que te supera o te encanta, pero esto ocurre especialmente en las season finale. En los 30 minutos del episodio 12 de este año pasaron muchas cosas que a mí, y supongo que no seré el único, me frustraron a la par que aumentaron mi devoción por Boardwalk Empire. La muerte accidental de la hija de Chalky White fue uno de ellos.

Pero lo mejor, por triste, fue la despedida de Richard Harrow. Fue una montaña rusa de sensaciones por cómo la presentaron: de la felicidad al estar con su familia, al cabreo extremo cuando nos muestran que está muerto. Fue acojonante.

El final de Fringe

En 2013 se marchó una de las mejores series de ciencia ficción que han existido. Y lo hizo de la mejor forma posible: cerrando las tramas pendientes, evocando una vez más los valores que la han hecho destacar, y con espectacularidad por medio de un experimento que ponía el broche a la historia. Fueron cinco temporadas llenas de altibajos, pero eso no impidió que las tramas de Fringe fuesen entretenidas y muy interesantes. Sus interpretaciones, como la de John Noble, estaban más que logradas, y siempre te permitía aprender algo. Y encima era original. Estos tres minutos son una delicia.

La identidad de la madre en Cómo conocí a vuestra madre

Casi nueve años. Nueve. Me ha dado tiempo a sacarme bachillerato, acabar una carrera, y estar en varios medios. Y nunca he faltado a la cita semanal entre septiembre y mayo para ver si de refilón adivinaba quién era la madre de los hijos de Ted Mosby. Finalmente todas las pistas eran ciertas: el paraguas amarillo, la compañera de piso, la guitarra, el grupo que tocaba en la boda de Robin y Barney… Lo que nunca nos anticiparon de ninguna manera era su cara. Y así llegó a nuestras vidas Cristin Milioti, más conocida como «la madre», ya que en la serie aún no nos han dicho cómo se llama. He de reconocer que al principio Milioti me parecía poca cosa para las expectativas que teníamos ante tanto misterio. Pero con el tiempo he rectificado, como es normal, ya que ha estado estupenda a la vez que graciosa en todos los capítulos en los que ha aparecido hasta ahora. Quedan unos meses de Cómo conocí a vuestra madre, que se está despidiendo con una gran temporada. Aquí una entrevista que concedió hace poco tiempo.

La ¿muerte? de Brody en Homeland

Soy de los que tengo claro que Nicholas Brody ha pasado a la historia de la televisión como un héroe-villano fiambre. Pero por los comentarios en los posts sobre Homeland, los de las redes sociales, así como las teorías que circulan por distintos medios especializados, me he planteado si dudar sobre si realmente murió en el último episodio de la tercera temporada. Que si el nudo no era corredizo, que lo que vimos fue un ahorcamiento falso, que al que subió la grúa era otro tipo y no Brody… En cualquier caso, esto supone un punto de inflexión y el entierro definitivo de una serie que durante sus doce capítulos de este año se encargó por sí sola de cavar su tumba. Insisto en que nadie necesita una cuarta temporada.

La boda roja de Juego de Tronos

Los que habíamos leído el libro sabíamos lo que iba a pasar. Pero no cómo se iba a trasladar a la pantalla. Y la adaptación de esta masacre fue magnífica. Para los que no tenían ni idea por no haber leído Tormenta de Espadas fue un trauma todo lo que ocurrió en la boda entre una Frey y un Tully. Los vídeos de las reacciones de la gente ante esos minutos de sangre y asesinatos son representativos de la cara que se nos quedó a todos. Porque aun conociendo de antemano qué ocurriría, también flipé.

La terapia para Sheldon en The Big Bang Theory

De todos los momentos desternillantes que nos han regalado nuestros frikis favoritos durante los años que llevan en emisión, este es uno de mis preferidos junto a la persecución en la piscina de bolas. El contexto de ésta escena de TBBT es sencillo: Sheldon tiene la necesidad imperiosa de finalizar todo. No puede dejar nada a medias. Y Amy quiere educarle para que no sea tan obsesivo y pueda dejar las cosas a medias (a ella no la deja ni así, porque ni le da por empezar). Otra más de una pareja atípica que solo sabe hacernos reír.

El llanto de Michael Sheen en Masters of SexMasters

No se me ocurre nada peor para unos padres que perder un hijo por culpa de un aborto espontáneo. Si eso no te afecta es que eres un maldito robot y estás muerto por dentro. Afortunadamente, William Masters no lo estaba. Lo parecía, por su actitud y la personalidad huraña que nos muestra Michael Sheen en Masters of Sex. Pero cuando asume que ha perdido al bebé que espera con su esposa Libby explota. Aunque no quiera que le miren. La llorera desgarradora de Masters al final del quinto episodio de la serie es de las que no se olvida. No he encontrado el vídeo, pero los que la hayáis visto me entenderéis.

La muerte de Tara en Sons of Anarchy

Como es habitual, cada temporada de los moteros de Charming mueren varios de los personajes secundarios y alguno de los protagonistas. Esta sexta temporada puede ser la que haya batido el récord de decesos. Y eso que no estaba fácil, ya que en las anteriores caían como moscas y cada dos por tres quien menos te esperabas que iba a desaparecer. El año pasado fue la muerte de Opie la que nos apesadumbró a todos. En este 2013 de SOA, la más impactante ha sido sin duda la de Tara. La brutalidad de la secuencia ha provocado que la marcha de Clay haya quedado en segundo plano.

Los últimos minutos de Orange is the New BlackOrange

La muerte de Pennsatucky a manos de Piper nos dejó helados a todos. Ni lo vimos venir. Y, sobre todo, nos quedamos con la deliciosa intriga de no saber qué va a pasar ahora con la protagonista de Orange is the New Black¿La condenarán a más años? ¿Podrá ocultar lo que ha hecho? ¿La cubrirán? Hasta el verano de 2014 no sabremos la respuesta. La espera será larga.

La pelea entre Hood y el boxeador en Banshee

Un boxeador que maltrata a las chicas con las que se acuesta. Y un falso sheriff que quiere detenerle y darle una lección. Aunque tenga que enfrentarse a él puños mediante. Esta escena solo se puede definir como realista. No puedo añadir nada más. Hay que verla y punto.

«Hijo, por esto vemos The Walking Dead»

 

No tiene explicación. La duda me corroe. Me cuesta entenderlo. Y creo que nunca lo haré. He intentado todo para dilucidar por qué sigo haciéndolo. He llegado a pensar que es indeleble, ya que se cuela en mi cabeza y no sale de ahí. Aunque me resulte aburrido, no puedo parar. Y eso que sé que no es bueno para mí, y que me arrebata momentos de vida. Sin embargo, no me avergüenza reconocer que en algunos momentos lo he disfrutado. Aunque el lapso fuese exiguo, he gozado más al ser extraordinario. Pero ya no más. Este es el último. Tengo que ponerle fin. Si he de ir a rehabilitación, lo haré. No me avergüenzo de ello. Peor sería aguantar con esta carga.

Spoilers de la cuarta temporada. Si no la has visto, no te recomiendo que continúes

Ese era yo cuando terminé de ver el séptimo capítulo de la cuarta temporada de The Walking Dead. Así estaba. No fue un momento tan funesto, claro. Pero me he puesto melodramático porque ante otra situación de más empaque sí me habría sentido así. Y es que no entendía qué me llevaba a seguir viendo a los zombis torpes come personas. Tampoco hallaba la razón para continuar sufriendo a un actor tan mediocre como Andrew Lincoln. En fin, que no me tragaba la historia. Ni aunque hubiese bebido mucho antes de ponerme un episodio (así me habría parecido hasta graciosa). Hasta que llegó este final de media temporada, o mid season finale que lo llaman. Lo que confirmó mi teoría de que esta serie nos enterrará a todosWalking1

Hace muy poco tiempo, en el Atlético de Madrid los niños le preguntaban a sus padres por qué eran del Atleti. Por qué tenían que soportar una derrota tras otra, los palos constantes en cualquier competición, sumada a la tribulación de ver al del otro lado de la ciudad ganar. Su suerte cambió con la llegada de Simeone. Y parece que, al menos en los estertores de su media temporada, a The Walking Dead le ha pasado lo mismo con Scott M. Gimple, su nuevo showrunner. Por eso seguíamos viéndola. El «hijo, por esto somos del Atleti» ha pasado al «hijo, por esto vemos The Walking Dead».

Walking3La ficción apocalíptica de AMC ha mejorado mucho con respecto a sus tres anteriores entregas. El culpable puede ser Gimple, además de los guionistas. Sus predecesores, Frank Darabont y Glenn Mazzara, perpetraron una serie soporífera. A la vez, la suerte se puso del lado de éstos, y funcionaba genial tanto en audiencia como en repercusión en la red y/o merchandising. Y este año la fórmula ha resultado igual de efervescente.

The Walking Dead tiene tramas más interesantes, eso está claro. Pero el auténtico cambio estriba en guardarse momentos determinantes para el final. Ya no vemos esas tramas alocadas en las que pasaban cosas importantes en momentos que no tenían mucho sentido y que restaban atractivo y recursos de cara al futuro de la serie. Reservar para este último episodio la muerte de Hershel (Scott Wilson), el ataque del Gobernador (David Morrissey) o la huida de la prisión tiene mucho sentido. Antes, directamente, se ofrecían distintas secuencias relevantes para la historia en momentos mal escogidos.Walking4

El quinto episodio, ese en el que se pone fin a la epidemia que asola a la cárcel en la que se refugian, ha sido el otro acierto palmario. Atesoró ritmo, intriga y acción, un cóctel inaudito hasta la fecha en la serie.

Pero en una serie que arrastraba tantos defectos no todo pueden ser parabienes de repente. El reparto sigue siendo bastante pobre, aunque existen excepciones. Sin embargo, protagonistas como Andrew Lincoln (Rick Grimes) o Steven Yeun (Glenn) no están a la altura de una ficción tan mediática y efectiva. Sí daba la talla David Morrissey, que interpreta a un sádico perfecto para este tipo de serie (el pobre Martínez bien lo sabe). Y eso que su historia con la niña y su madre parecía que iba a sacar de él otra faceta. Afortunadamente, no ha sido así. Pero ahora está muerto. O eso parece.

Walking2Tampoco se puede decir que se haya mejorado en cuanto a los obstáculos que han de superar los personajes. Lo de una enfermedad que se propaga en una zona cerrada no es nada original. Menos aún que se produzca un asalto y una lucha sin cuartel por un refugio. Si estás huyendo de seres que van a matarte porque carecen de raciocinio y te consideran su alimento, es obvio que quieras los muros más robustos para protegerte. Nadie va a ser tan gilipollas de querer permanecer a la intemperie.

Pero lo que más chirría de The Walking Dead es que el holocausto zombi no es tal en cuanto a recursos. Esta gente encuentra lo que necesita SIEMPRE. Aunque sea lo justo, o se trate del objeto más exótico posible, aparece. No cuela. O que de repente haya tantas armas a la disposición de los poquísimos supervivientes. Anécdotas que deslucen. No sé cómo serán los cómics, pero por lo que me han contado no hay tanto despropósito.Walking6

En cualquier caso, puede que haya esperanza de cara a su regreso en febrero. Quedan varios asuntos por aclarar: dónde han ido ahora, qué ha pasado con Carol, el paradero de Judith, cómo asumirán lo ocurrido… The Walking Dead está volviendo a la vida poco a poco, por hacer el chiste adecuado. A ver lo que dura.

The Walking Dead nos enterrará a todos

El otro día estuve en una charla sobre Transmedia. Una disciplina que según Wikipedia consiste en «contar una historia a través de diversos medios y plataformas de comunicación». O lo que es lo mismo: una serie que traspasa la televisión y logra montar una colección de productos alternativos sobre ella misma. A esta definición llegué gracias a lo que comentaba la gente en Twitter sobre la mesa redonda que estaba teniendo lugar. Y menos mal que estaban ellos, porque los cuatro supuestos expertos no permitían sacar nada en claro con sus discursos complicados y poco pedagógicos. Cada uno fue, como bien apuntaron, a hablar de su ‘libro’.

Cambiate YA la camisa, Rick, por favor

Cambiate YA la camisa, Rick

Aun así, me sirvió para descubrir un nuevo concepto que puede explicar la supervivencia televisiva de algunas ficciones. Es el caso de The Walking Dead, que a pesar de las críticas de aburrida que recibe cada año se mantiene inamovible de la parrilla de AMC. Y todo gracias a una legión inquebrantable de fans que van más allá de desear un capítulo. Algo fácil cuando tienen disponibles los cómics originales de Robert Kirkman y Tony Moore, los videojuegos o todo el merchandising que genera este ejército de zombis que buscan comerse a unos pocos humanos.

La serie protagonizada por Andrew Lincoln y que ahora lidera Scott M. Gimple como showrunner regresó el domingo pasado con unas cifras de audiencia escandalosas: más de 16 millones de personas vieron el capítulo de estreno de su cuarta entrega. Es decir, fue el programa no deportivo más visto de la historia del cable estadounidense (incluso superando a High School Musical).

Todo el que la vio se pudo percatar de cómo la trama continuaba la línea marcada por el final de la tercera temporada, con la nueva vida en la prisión tras la desaparición del Gobernador y la reconstrucción de la comunidad liderada por Rick. Y como debe ser, esta aparente vida feliz que mantienen los ahora habitantes de la cárcel abandonada se verá truncada por sus némesis: los zombis.Walking3

A mí The Walking Dead me aburre. Y eso que le reconozco una notable mejoría en los estertores de la tercera temporada. Pero esto no exime de los momentos de sopor gratuitos que nos ha traído desde que fue estrenada en 2010. E incluso así no me atrevo a decir que sea mala, ya que la idea está muy bien planteada y las actuaciones son irreprochables; simplemente no me engancha. El problema que tengo es que ni por esas me atrevo a dejar de verla y me dejo arrastrar por su marea de seguidores que la califican de «espectacular» o «buenísima». Tampoco se me pasa por la cabeza intentar convencer a alguien de que es mala para así tener a alguien de mi lado e iniciar una cruzada para eliminarla de la rutina semanal; estoy loco, pero no soy (tan) tonto.

Walking2El público que la ve como un simple entretenimiento, que suele ser bastante más inteligente que los que debemos echar un ojo a todo (ya que es más selectivo), tiene su parte de razón. The Walking Dead tiene de todo: acción, drama, amor y hasta humor. Su trama, un mundo en el que todo el que muere se transforma en zombi en el que tratan de subsistir pequeños grupos de personas, no puede ser más atractiva ante los ojos del espectador. Tampoco da miedo, lo que la hace soportable para casi todos; y el punto gore es el justo. Y lo más importante: salvo que hayas leído los cómics, no sabes qué va a pasar. Aquí puede caer cualquiera en el momento más inesperado. Y si no, haced una búsqueda en Google con el nombre de un personaje, seguido del título de la serie, y descubriréis cuál es una de las búsquedas sugeridas para todos los miembros del elenco.

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La curiosidad por saber qué pasará con Rick Grimes, o si llegará a cambiarse esa camisa roñosa que da asco verla, nos mueve a seguir viéndola. La madurez violenta de Carl (Chandler Riggs), también; las relaciones en la prisión y los nuevos personajes, con la próxima incorporación de Michael Cudlitz, se suman a esas razones. Tampoco queremos quedarnos sin saber dónde anda el Gobernador, qué está tramando, y cómo reaparecerá en la vida de los protagonistas. Mientras que, por otro lado, ya ha quedado claro que Daryl (Norman Reedus) y Michonne (Danai Gurira) continuarán siendo los personajes más atractivos y geniales, siempre y cuando no se los carguen. En definitiva, nadie sobra aquí. Sobre todo porque ninguno está a salvo.

Walking4Lo reprochable es la ejecución de los guiones. Solo pasa algo al principio y final de cada episodio. El resto simplemente sobra. Un extremo sobre el que se podría decir que hay unanimidad, aunque esa moralla argumental sea imprescindible para sus pocos momentos de tensión en los primeros y últimos cinco minutos. Sin embargo, que se pueda permitir una historia más pausada en el desarrollo de cada capítulo no quiere decir que se deba caer en el aburrimiento. Y aquí pasa con asiduidad.

Entre mis miedos sobre The Walking Dead está que nos acabe superando y que aun así se siga emitiendo. Que todos nos cansemos y los capítulos no paren de salir cada año. Una posibilidad que visto su bagaje se cumplirá. Me temo que logrará enterrarnos a todos. Y eso será culpa de sus incondicionales, refractarios ante una hipotética cancelación.

Lo único que hay que exigirle a los guionistas es que la serie sea entretenida en sus 43 minutos, no solo durante 10. Puede que a muchos les baste con eso, pero a mí no.