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Inventos para revolucionar la hora del desayuno

Inventos de Dominic Wilcox para la hora del desayuno - dominicwilcox.com

Inventos de Dominic Wilcox para la hora del desayuno – dominicwilcox.com

El hermano del industrial William Keith Kellogg (1860-1951), el médico John Harvey Kellogg, fue el gran introductor de los cereales en los desayunos de occidente. El empresario y fundador de Kellogg’s en 1906 era miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, conocida por defender la abstinencia sexual y practicar una estricta dieta vegetariana. Los copos de maíz suponían la síntesis de una alimentación libre de excitantes y productos cárnicos.

Merece la pena mencionar la serie de cachivaches que hay sobre la mesa, pero no porque esté vinculada a Kellogg’s. Fotografiados con la luz natural de la mañana, se reconoce a una de las mascotas de la marca. El gallo Cornelio —que desde 1958 figura en los paquetes de copos de maíz de la multinacional— puede hacernos creer que estamos ante cualquier colección de objetos promocionales, pero cada objeto brilla por su ingenio infantil y aparatoso, la marca inimitable de Dominic Wilcox.

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Dominic Wilcox, inventos alocados, optimistas y naíf

Las orejeras que él mismo ha creado tienen dos tubos, uno —el azul— sale del oído derecho, rodea la cabeza y desemboca en el lado izquierdo. El rojo sale del oído izquierdo, también rodea la cabeza y tiene su salida en el lado derecho.

El inglés Dominic Wilcox inventa jugando, hace reflexiones que rozan el chiste y lo absurdo, pero que siempre despiertan la curiosidad. «Estaba pensando… Si sería extraño que los sonidos que oyeras en el lado derecho sonaran en la dirección contraria», dice explicando el extraño cachivache que lleva puesto. «Si llevara esto más a menudo… ¿Lo arreglaría mi cerebro? ¿Se volvería algo normal?».

No lo menciono en este blog por primera vez, ya me había referido a los brillantes diseños de relojes que había creado colocando a personajes sobre las agujas y cubriéndolos con una pequeña cúpula. Los inventos de Wilcox contienen diseño, arte, artesanía y tecnología. Hace auténticos revueltos de ideas, tiene recetas para darle la vuelta a lo convencional.

'Binaudios' - Dominic Wilcox

‘Binaudios’ – Dominic Wilcox

En su página web repleta de proyectos, enumera algunas creaciones recientes: «un par de zapatos con GPS incorporado para guiar al usuario a casa», unos «binaudios» —una modificación de los binoculares— que sirven para escuchar «los sonidos de una ciudad» y un pequeño coche que se conduce solo y está cubierto por una colorida vidriera. Todos tienen el sello alocado, optimista y algo naíf de Wilcox.

El director Liam Saint-Pierre se acerca al inventor-artista en un pequeño documental de poco menos de ocho minutos: The Reinvention of Normal (La reinvención de lo normal), un título tomado del libro del mismo nombre que Wilcox publicó en 2014 con dibujos y fotos de los objetos y proyectos que ocupan su mente.

En la pieza audiovisual con carácter de semblanza poética, Wilcox habla de sus objetos (un cepillo de dientes-maraca, un miniventilador a juego con la taza, para enfriar el té) e incluso sale pateando una pelota de fútbol… en la que hay una bolsa aislada para meter frutas y yogur y hacer batidos mientras se disputa el partido.

Hay también una breve entrevista con los padres, que se debaten entre definir las ideas de su hijo como locas o como imaginativas, pero aseguran sentirse orgullosos de que se salga de lo común. La narración está trufada de animaciones hechas con dibujos del creador, pequeños y simples, pero cautivadores por las historias que proponen.

Experimenta con materiales y usos ya existentes para «encontrar sorpresas» que no podría descubrir «con un bolígrafo o un ordenador». «Me he convencido a mí mismo de que, entre todo lo que nos rodea, hay cientos de ideas y conexiones esperando a ser encontradas. Sólo debemos mirar con suficiente empeño», dice el autor, que en el documental de Saint-Pierre aparece en una tienda escogiendo elementos que luego resultan unirse en un solo invento: un aparato para escuchar mejor a los pájaros en la naturaleza.

Por su expresión divertida, como siempre al borde de la sonrisa, a veces es complicado distinguir si habla en serio o no. El Mago de Oz y en particular los zapatos de Dorothy lo inspiraron para idear los zapatos con GPS, «que por lo menos te guían a casa» e indican el camino cuando quien los lleva junta los talones tres veces. Otras soluciones vienen dadas por el accidente, como la propuesta que da en caso de que derramemos la temida copa de vino tinto sobre una moqueta: basta con crear en el mismo tono rojizo y a partir de la mancha «una preciosa réplica de una ornamentada alfombra».

Helena Celdrán

Taza de té con ventilador incorporado - Dominic Wilcox. Foto: Pec studio

Taza de té con ventilador incorporado – Dominic Wilcox. Foto: Pec studio

'No Place like Home', zapatos con GPS de Dominic Wilcox

‘No Place like Home’, zapatos con GPS de Dominic Wilcox

Dominic Wilcox imagina unos zapatos para subir cuestas

Dominic Wilcox imagina unos zapatos para subir cuestas

Traje volador relleno de helio. Dibujo de Dominic Wilcox

Traje volador relleno de helio. Dibujo de Dominic Wilcox

Vivir atrapado en la esfera de un reloj

Un hombre trajeado extiende el brazo hacia su colega esperando un apretón de manos. El receptor lo sorprende cruzando los brazos en un claro desprecio a su amistad. Les guste o no, el momento de encontrarse siempre llega. El personaje que apoya el pie sobre el segundero (el rechazado) se mueve al ritmo del tiempo hasta que se cruza con su eterno compañero, que le espera con actitud desafiante en la aguja de los minutos.

'Watch sweeper' - Dominic Wilcox

'Watch sweeper' - Dominic Wilcox

El diseñador británico Dominic Wilcox modifica relojes y crea sobre ellos pequeños -y no tan pequeños- sucesos.

Su trabajo se exhibe en el espacio artístico Dezzen Space de Londres, con motivo del London Design Festival, el festival de diseño que promueve a los artistas británicos y que se está celebrando estos días en la capital británica.

Wilcox les quita a los relojes su esfera original y la sustituye por una campana de cristal soplada a mano que coincide con el tamaño de la circunferencia. Debajo viven resguardadas las miniaturas, que el artista sitúa sobre las manillas para que interactuen.

Entre los modelos hay uno de un saqueador encapuchado de los disturbios de Londres llevándose una pantalla LCD ante la pasividad asombrada de un policía, unos niños jugando al escondite o un hombre tan ensimismado con su móvil de última generación que no presta atención a una señora patinando, en cuyo brazo hay un niño haciéndo pesas con un mono en la cabeza.

Una de las primeras piezas que creó es también una de las más reflexivas: el del hombre que se sienta sólo durante el segundo en que coincide con la silla. «Simboliza la trampa en la que vivimos. Ya no tenemos tiempo para nada y en cuanto nos sentamos ya tenemos que ponernos en marcha de nuevo», dice el artista.

Helena Celdrán