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El mural-símbolo contra el despilfarro del Mundial de Brasil

Paulo Ito (https://www.flickr.com/photos/pauloito)

El mural es sencillo y directo como una viñeta de opinión. Un niño llora sentado frente a una mesa deteriorada, sujeta el tenedor y el cuchillo mientras mira desconsolado cómo un balón de fútbol ocupa un plato en el que tendría que haber comida.

En los 14 años que lleva pintando en la calle, Paulo Ito no había creado nunca una obra que alcanzara la popularidad masiva de esta. Desde que en mayo lo creó, fotografió y colgó en su página de Flickr, el mural se ha vuelto viral y se ha erigido como un símbolo de las protestas contra el despilfarro del Mundial de fútbol.

Sobrecoste en la organización, corrupción, inversiones millonarias que pudieron destinarse a educación, salud y vivienda… Los brasileños denuncian que el evento deportivo ha servido para que se enriquezcan los más poderosos, acrecentar la brecha social, aplastar más si cabe los derechos de los pueblos indígenas… En el colmo de la sordidez está el documental The Price of the World Cup (El precio de la Copa del Mundo), del periodista danés Mikkel Jensen, que recopila testimonios sobre el supuesto asesinato de personas que viven en la calle (incluido niños) para limpiar ciudades como Río de Janeiro y Fortaleza de la incómoda presencia de la gente sin hogar.

Ito pintó la obra en las puertas de un colegio del municipio de Pompéia, en Sao Paulo. «Lo cierto es que hay tantas cosas mal en Brasil que es difícil saber por dónde empezar«, dice en unas declaraciones a la publicación online estadounidense Slate. El artista siente que con su obra no ha hecho más que «condensar» los sentimientos de quienes consideran que los miles de millones de euros que ha gastado el gobierno brasileño podrían haberse invertido en reducir una desigualdad social que crece al mismo tiempo que el país parece despegar económicamente.

Aunque tal vez el más difundido, el trabajo es sólo uno de la gran colección que puebla las calles de Brasil. Imágenes de Pelé con un saco de dinero y una estrafalaria corona, un niño africano desnutrido con el trofeo del Mundial en alto, un cartel de vendido sobre el emblema de la bandera nacional, una pelota de fútbol devorando colegios y hospitales… En internet se suceden las galerías de testimonios callejeros, reflexiones gráficas del descontento por la escala de prioridades de un gobierno que ha gastado ya más de 10.000 millones de euros en el evento.

Helena Celdrán

Miniaturas de trabajadores ‘ocultas’ en la calle, una reflexión sobre el desempleo

'Why is it so hard to find a job' - 'Saleswoman' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job’ – ‘Saleswoman’ – Slinkachu

Desde lejos apenas son visibles, los personajes de Slinkachu habitan en los lugares más corrientes de una ciudad, esos que pasan desapercibidos a diario y no parecen merecer ni un segundo de atención: la hendidura del poste de una farola, un asiento de piedra, una barandilla de metal, un sucio charco, un desagüe…

Allí se desarrollan diminutas narrativas que mezclan la rutina y el suceso extraordinario; la utopía —poder bañarse en la chapa de un botellín de cerveza o patinar en una cáscara de mandarina— y el horror —morir pisado o sentirse intimidado por un caracol—.

El artista británico abandona «gente pequeña en las calles» desde el año 2006. Pinta y modifica figuras humanas pensadas para poblar maquetas y estaciones de trenes eléctricos; les da un nuevo significado en imaginativas (y a veces algo sórdidas) escenas y los fotografía antes de perderlos de vista para siempre en la vía pública.

«Es al mismo tiempo una instalación artística y un proyecto fotográfico», escribe en su página web. «La parte callejera de mi trabajo juega con la noción de sorpresa y tengo como objetivo incitar a los habitantes de una ciudad a ser más conscientes de su entorno. Con las escenas que compongo (…) busco reflejar la soledad y la melancolía de vivir en una gran urbe, la sensación de estar perdido y sentirse superado».

Aunque siempre ha trabajado por libre, recientemente ha promovido con sus minúsculas instalaciones diferentes campañas para organismos como War Child, una organización de ayuda a los niños que sufren las consecuencias de la guerra. En su último proyecto, ha puesto su trabajo a disposición de ReAct Paris, una jornada de conferencias celebradas en la capital francesa el 15 de octubre, organizadas por el Parlamento Europeo, centradas en el dramático problema del desempleo en Europa.

En la serie Why is it so hard to find a job? (¿Por qué es tan difícil encontrar un trabajo?) Slinkachu ha abandonado por diferentes lugares de París miniaturas de trabajadores. De obreros de la construcción a científicos, los personajes inmersos en su rutina laboral son difíciles de encontrar y continúan con sus quehaceres pese a vivir desprotegidos ante las inclemencias del tiempo o ante cualquier desaprensivo al que se le antoje destrozar el escenario.

Helena Celdrán

'Why is it so hard to find a job' - 'Construction Worker' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job?’ – ‘Construction Worker’ – Slinkachu

'Why is it so hard to find a job' - 'Guard' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job?’ – ‘Guard’ – Slinkachu

'Why is it so hard to find a job?' - 'Scientific' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job?’ – ‘Scientific’ – Slinkachu

'Why is it so hard to find a job?' - 'Electrician' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job?’ – ‘Electrician’ – Slinkachu

'Why is it so hard to find a job?' - 'Electrician' - Slinkachu

‘Why is it so hard to find a job?’ – ‘Electrician’ – Slinkachu

Arte callejero que denuncia el acoso verbal a las mujeres

'My name is not baby' - Tatyana Fazlalizadeh

‘Mi nombre no es ‘baby’

«Las mujeres no buscan tu validación», «Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento», «Mi atuendo NO es una invitación», «Mi nombre no es baby«. «Las mujeres no te deben su tiempo ni su conversación». Las leyendas ocupan carteles en blanco y negro, ilustrados con los retratos a lápiz de chicas mirando de frente.

Stop Telling Women to Smile (Deja de decirles a las mujeres que sonrían) es el primer proyecto de arte callejero de la artista Tatyana Fazlalizadeh, nacida en Oklahoma (EE UU) y residente en el barrio neoyorquino de Brooklyn.

La iniciativa está dirigida al acoso verbal en la vía pública y tiene como fin hacer visibles opiniones y sentimientos de mujeres que se sienten intimidadas por hombres que se dirigen a ellas con la idea premeditada de producir incomodidad.

Consciente de la polémica que genera la serie de carteles, que se pueden interpretar como una amenaza sin sentido a cualquiera que pretenda acercarse a una chica en la calle, Fazlalizadeh se apresura a aclarar el matiz en una declaración de intenciones: «Este proyecto no está pidiendo la interacción cero entre hombres y mujeres en los espacios públicos, está pidiendo que esta interacción sea respetuosa y segura. Este proyecto no es para persuadir a las mujeres de que se sientan ofendidas, es para quienes se sienten ofendidas por un tratamiento agresivo y fuera de lugar».

'Mi atuendo NO es una invitación'

‘Mi atuendo NO es una invitación’

La autora quiere dar visibilidad a este acoso, silencioso y efímero, con carteles que reafirmen la postura de quienes se han sentido humilladas por este trato y que también hagan reflexionar a quienes suelen dirigirse con tono burlón y altivo a  las desconocidas. «Las mujeres no tendrían por qué cruzar la calle para evitar a los hombres que ya desde lejos las han estado mirando mientras se acercaban. (…) No está bien hacer sentir a una mujer como un objeto, sexualizada simplemente porque es mujer».

Aunque de intención noble, es cierto que algunos mensajes de la colección de pósters pueden malinterpretarse como un exceso de susceptibilidad. La frase que da nombre al proyecto (Deja de decirles a las mujeres que sonrían) es ambigua y hostil y han sido muchos los que han escrito sobre los carteles mensajes que expresan esta idea («Un hombre que te pide sonreir sólo quiere contemplar la belleza que hay en ti», «¡Relájate!», dicen algunos de los comentaristas espontáneos) y otras más insultantes, claro está, tratándose de una plataforma anónima en la vía pública.

'Las mujeres no te deben su tiempo o su conversación'

‘Las mujeres no te deben su tiempo o su conversación’

Además, Fazlalizadeh ha puesto en marcha una campaña en Kickstarter para recaudar fondos con el fin de recorrer varias ciudades en las que retratará a mujeres y les preguntará por tratamientos intimidatorios que hayan sufrido en la calle. Con los dibujos y las declaraciones planea hacer carteles diferentes y difundir así el mensaje que ya ha iniciado en Nueva York. Ha superado con creces los 15.000 dólares que pedía y ya ha reunido 26,612.

La elección de las ciudades es, sin embargo, decepcionante. La artista no planea salir de los EE UU y plantea un recorrido por Baltimore, Boston, Atlanta, San Francisco, Miami, Kansas City, Los Ángeles y Chicago.

Es probable que en estas metrópolis muchas mujeres se hayan sentido como mercancía u objetos sexuales por la ligereza verbal de supuestos machos, pero ¿no tendría más sentido propagar el mensaje (tan valiente en Nueva York) en países en los que la mujer no tiene ni el derecho a denunciar una agresión verbal o física, vive oprimida por ley y se le niegan los derechos más básicos para un ser humano?

Helena Celdrán

'Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento'

‘Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento’

'Las críticas a mi cuerpo no son bienvenidas'

‘Las críticas a mi cuerpo no son bienvenidas’

'Deja de decirles a las mujeres que sonrían'

‘Deja de decirles a las mujeres que sonrían’

Las prostitutas argentinas reivindican sus derechos con arte callejero

Alita

En uno de los muros de la descuidada esquina está la figura de la mujer, en el otro lado, invisible si uno sólo se fija en uno de los laterales, están los niños. La reciente campaña de Ammar (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) —creada por la sucursal  bonaerense de la agencia publicitaria Ogilvy & Matherse inspira en el arte callejero para concienciar a quienes piensan en las prostitutas como mujeres salidas de la nada, sin familia ni más obligación económica que la de mantenerse.

Lejos de los casos de tráfico de personas y de esclavismo sexual, las afiliadas a la organización son trabajadoras del sexo que ejercen por libre, «por consentimiento propio y de manera autónoma». El colectivo resalta con el anuncio que el 86% de las prostitutas en Argentina son madres, que tienen derechos y obligaciones como cualquier ciudadano y, por lo tanto, necesitan una ley que regule su trabajo.

Para pegar las figuras, impresas sobre papel al estilo de las plantillas, eligen las esquinas «como lugares emblemáticos» de búsqueda de clientes. El emplazamiento permite con un sencillo juego visual que el peatón sólo vea la realidad completa (la del aspecto habitual de una prostituta y la de su faceta maternal) si se aleja para ver las dos paredes. La asociación anima a quien lo desee a descargar las plantillas de los tres modelos disponibles en mamasdelaesquina.org y colaborar en la iniciativa.

Si se ejercen los servicios libremente, sin proxenetas ni intermediarios, la prostitución no es delito en Argentina. La asociación Ammar se creó en 1994 para regular el trabajo sexual y mejorar así las condiciones laborales de las mujeres que lo ejercen, «eliminar la automarginación» y responder «al constante asedio y a la violencia de la Policía».

Helena Celdrán

AMMAR-florcita

AMMAR-vale

 

El día en que los peatones le roban espacio al coche

Park(ing) Day en Flint (Michigan-EE UU), Bogotá (Colombia), Vancouver (Canadá), Dallas (Texas, EE UU), San Francisco (California, EE UU) y Múnich (Alemania)

Park(ing) Day en Flint (Michigan-EE UU), Bogotá (Colombia), Vancouver (Canadá), Dallas (Texas, EE UU), San Francisco (California, EE UU) y Múnich (Alemania)

Por un día, los peatones le roban espacio al coche convirtiendo una plaza de aparcamiento en un lugar para estar, construir y compartir.

Hoy se celebra en todo el mundo el Park(ing) Day, una iniciativa artística que oscila entre la crítica y el juego, en la que participan también ciudadanos y activistas y que lleva a reflexionar sobre el espacio exagerado que ocupan los vehículos en las ciudades, siempre en detrimento de sus habitantes.

El nombre del proyecto modifica la palabra aparcamiento, que con sólo tres letras menos se convierte en parque. Park(ing) Day, ahora internacional, nació en 2005 en San Francisco (EE UU). El estudio de diseño Rebar ideó una intervención artística sencilla: pagar dos horas de parquímetro (el máximo de tiempo permitido) en el centro de la ciudad y crear un «espacio público temporal». El proyecto fue creado para «explorar el abanico de actividades posibles en un alquiler a corto plazo, provocar una examen crítico de los valores que generan los espacios público urbanos».

Las posibilidades creativas son una excusa para aportar algo al barrio. Hay quien pone césped artificial para disfrutar de una improvisada zona verde, otros organizan talleres de manualidades para niños, ponen una gran mesa con termos de café y té, hacen una ilustración colectiva en el suelo con tiza, juegan una partida de ajedrez, exhiben un huerto en grandes macetas, montan una minibiblioteca

Por si surgen las dudas sobre los procedimientos de seguridad, pormenores e ideas, Rebar aloja en pdf un manual listo para descargar. En la página web de la iniciativa, un mapa señala las plazas de aparcamiento ocupadas, para poder visitarlas ese día y participar en el fenómeno: en España, reseñadas, sólo hay cuatro. Para la próxima edición deberíamos animarnos a reclamar lo que puede ser nuestro, el espacio que los ciudadanos nos merecemos para disfrutar de la vía pública.

Helena Celdrán

Arte callejero en perspectiva

'Domino' - Aakash Nihalani

‘Domino’ – © Aakash Nihalani

El material que usa es inofensivo para las paredes y eso le permite trabajar con tranquilidad en la calle, a la vista de la policía y los servicios de limpieza.

Con cinta adhesiva de colores, Aakash Nihalani ha desarrollado un arte urbano inspirado en la geometría y particularmente en la proyección isométrica, la representación visual de las figuras en tres dimensiones.

Empezó sus incursiones callejeras en Nueva York (su lugar de residencia), en el año 2007, y ha dejado su rastro en varias ciudades europeas y estadounidenses. Nihalani ve el escenario urbano como un sugerente conjunto de cubos que lo animan a «resaltar los contornos inesperados y la elegante geometría de la ciudad«.

'Rainborough' - Aakash Nihalani

‘Rainborough’ – © Aakash Nihalani

Cuando sale en busca de escenarios posibles, armado con rollos de cinta de colores fluorescentes, no hace bocetos previos ni tiene planes e invierte entre 15 minutos y media hora en cada obra. Algunas son puras figuras plasmadas en muros, otras son trucos visuales que sólo se pueden apreciar si se ve la obra desde un ángulo determinado. El artista también se autorretrata jugando con la perspectiva y a veces, a partir de varias fotografías, elabora gifs animados.

En el tiempo que duran sus polígonos fluorescentes, Nihalani ofrece a los transeúntes una visión diferente del paisaje neoyorquino, un instante lúdico lejos de los horarios y las obligaciones. No le preocupa la condición temporal de sus creaciones, le gusta «la destrucción inevitable» de las intervenciones. A veces le da el tiempo justo a fotografiar el resultado antes de que limpieza de un parque quite las tiras de papel; otras veces se encuentra con la grata sorpresa de que un policía se para a admirar cómo un conjunto de cubos hechos a mano son capaces de dar una intrigante profundidad a una pared gris.

Helena Celdrán

 

 

Geodas de papel en los huecos más inesperados de la ciudad

'Geode #3'

'Geode #3'

Imitan a los minerales cristalizados, pero contradicen la característica eterna de la piedra con la fragilidad del papel.

Bajo el pseudónimo de A Common Name (Un nombre común), se esconde Paige Smith, una artista y diseñadora gráfica de Los Ángeles (EE UU) que ha iniciado un proyecto de arte callejero basado en las geodas, estructuras sedimentarias que se producen en la oquedad de una roca.

Elabora las piezas en 3D sólo con papel y las coloca en el vacío inesperado que surge en el hueco del ladrillo, la cabina sin teléfono o la boca de riego para hacer una versión urbana del fenómeno de la naturaleza.

'Geode #10'

'Geode #10'

La artista se basa en las propiedades de las geodas originales, que pueden crearse en cualquier cavidad rocosa, pero son frecuentes en las piedras sedimentarias y volcánicas. Según la autora, un aspecto común del original y de la imitación urbana es «que siempre son tesoros inesperados. Puedes salir a buscarlos, pero sueles encontrarlos durante tus aventuras, en una interacción casual con el medio ambiente».

Ya ha fabricado y abandonado 11, todas en Los Ángeles y sus alrededores. Algunas se han echado a perder por la lluvia o han desaparecido, ya sea por el capricho de alguien a quien le gustaron o por la seriedad de los servicios de limpieza.

Instalación de la geoda número 7

Instalación de la geoda número 7

A primera vista pueden parecer una nimiedad. Son pequeñas y frágiles, están en los recovecos más vulgares y no habrá muchos que reparen en ellos. Sin embargo, Paige Smith se divierte pensando en que la mayoría de los transeúntes no las verán, «pero algunas personas astutas, sí».

Documenta las geodas en un blog, realiza pequeñas «mutaciones» de color y tamaño en cada nueva instalación y anima a los internautas a que las localicen y las documenten. La temporalidad es lo de menos: «Creo que la belleza de este proyecto es que las piezas son temporales, por eso empecé sin tan siquiera pegarlas. Simplemente estaban colocadas en sus pequeños hogares. Si son verdaderos tesoros urbanos que parodian a los tesoros de la naturaleza, entonces los humanos son la ‘fuerza’ que los afecta».

Helena Celdrán