Buscan dinero para reeditar, en facsímil, el ‘Libro atornillado’ del genio futurista Depero

Le llaman, en inglés, The Bolted Book (El libro atornillado) porque sus páginas-fichas están agujereadas y sujetas por dos pernos industriales de aluminio. Fue publicado hace casi nueve décadas y resulta inencontrable. El autor, el italiano Fortunato Depero (1862-1960), fue un soñador versátil y práctico de un mundo lanzado hacia el futuro. Ejerció con fortuna el diseño gráfico y tipográfico. Con menos destreza se atrevió con el industrial, de interiores, escenográfico, arquitectónico…

Soñó en 1915, intentando, como tantos otros y después, espantar a los burgueses, con una Reconstrucción futurista del Universo que predicaba el maridaje del arte y la vida. Reducía los medios necesarios para el proyecto de poblar el mundo de animales mecánicos y paisajes artificiales a estos:

Hilos metálicos, de algodón, lana, seda, de todos los tamaños, coloreados. Cristales de color, papeles de seda, celuloide, redes metálicas, materiales transparentes de todo tipo, coloreadísimos, telas, espejos, láminas de metal, papel de plata coloreado, y todos los materiales más llamativos. Ingenios mecánicos, electrónicos, musicales y ruidistas, líquidos químicamente luminosos de coloración variable; muelles, palancas, tubos, etc.

Depero publicó su libro, al que gustaba llamar «museo portátil» y «portfolio mecánico», en 1927. Con la ayuda del editor milanés Fedele Azari, poeta y aviador —no podían ser otros los oficios del socio del diseñador que deseaba dar forma a una «pirotécnica continua, improvisada, del nuevo ser automáticamente parlante, vociferante, danzante»— logró hacer una tirada de mil ejemplares, ocho de los cuales estaban engalanados con la portada y la contra metálicas.

Aunque se conoce el paradero de algunas copias, el libro, que el autor bautizó como Depero Futurista, es una de las piezas más cotizadas por los coleccionistas y resulta imposible su consulta y disfrute por el común de los mortales. La web Bolted Book, dedicada a intentar sacar de la oscuridad esta obra pionera de los libros de artista, permite ver digitaliaciones de buena parte de las 240 páginas, escaneadas a baja resolución. Provienen de uno de los ejemplares de 1927, numerado como 843 y firmado por Depero en la segunda página. Hubo dos reediciones, en 1978 y 1987, pero ninguna de ellas respetaba la forma y el contenido original de la obra.

Los promotores de la web, una alianza del Centro de Arte Moderno Italiano (Nueva York), el Museo de arte moderno y contemporáneo de Trento y Rovereto (MART)  y la editorial, también neoyorquina, Designers & Books, acaban de lanzar una campaña de mecenazgo para editar un facsímil de la obra. En la página de la plataforma Kickstarter dedicada a la iniciativa justifican la idea porque, dicen, han pasado casi 90 años y es el momento de recuperar una obra «repleta de audaz experimentación tipográfica, atrevidos diseños y con las obras casi completas de Depero en todos los medios».

El Libro atornillado, añaden, es «universalmente reconocido como un punto de referencia de la vanguardia», uno de los primeros ejemplos de libro-objeto y una «pieza que todavía tiene una gran resonancia en el la historia del diseño». Para llevar a término el proyecto piden 249.000 dólares y el plazo para depositar aportaciones finaliza el dos de diciembre.

Detalle del 'Libro atornillado' de Depero

Detalle del ‘Libro atornillado’ de Depero

De llegar a buen puerto la reedición, tendría el diseño exacto que Depero ideó para el libro, con los tornillos y las tuercas que permiten liberar las las páginas-fichas e idear el orden que prefiera cada lector para la obra.

El contenido es una suerte de canon con las obras completas del prolífico artista, un adelantado de la mercadotecnia de uno mismo. «La autopromoción no es una expresión vana, inútil o exagerada de la megalomanía. Es la irreprimible necesidad de dar a conocer al público, y de forma rápida, las creaciones e ideas de cada uno», escribió en uno de los ensayos de la obra.

El libro fue un escaparate para el trabajo de Depero, completado entre 1913 y 1927, y también una plataforma para sus ideas iconoclastas. Algunas se anticiparon en casi un siglo a la ruptura entre las bellas artes y la cultura pop, pero otras son especialmente grotescas, como la cita de Mussolini de la página 21 —»no debemos permanecer meramente contemplativos; no debemos explotar nuestra herencia cultural; debemos crear una nueva herencia que sustiyuya a la antigua; debemos crear un arte nuevo, un arte de nuestros tiempos»—, insertada no con intención irónica, sino con absoluta seriedad: los futuristas, con honrosas excepciones, admiraban al Duce fascista, en quien veían un líder fuerte y adecuado a la vehemencia de los tiempos.

Dos pósters y la botella de Campari Soda de 1932, tres diseños de Depero

Dos pósters y la botella de Campari Soda de 1932, tres diseños de Depero

Pese al patinazo ideológico, el trabajo creativo es de una riqueza que asombra. Algunas obras de diseño gráfico, tipográfico y de identidad corporativa de Depero siguen en uso, superando la crueldad de las modas y la inclemente velocidad publicitaria —por ejemplo los logotipos, anuncios publicitarios y objetos que firmó para Campari, entre ellos una botella que todavía está en el mercado—.

En 2015, la Fundación Juan March dedicó a este italiano hiperactivo y de cualidades precursoras, la antología Depero futurista (1913-1950), una de sus escasas apariciones en los museos españoles, acaso temerosos de las veleidades fascistas de juventud del italiano. Los organizadores señalaron entonces:

Fortunato Depero fue mucho más que un pintor que abrazara con entusiasmo el credo futurista y dejase atrás sus primeros pasos en la pintura, de clara raíz simbolista. Fue un artista constructor de todo un universo futurista, un artista polifacético, multimedial [sic], total y global: fue incansablemente pintor, escultor, dramaturgo y escenógrafo, escritor, poeta, ensayista, diseñador gráfico de publicidad comercial, de pabellones de ferias, de libros, revistas y logotipos comerciales, creador de juguetes y tapices, empresario cultural –creador de uno de los primeros museos de artista del mundo, la Casa d’Arte Futurista Depero en Rovereto– e inventor de uno de los primeros libros de artista de la historia, el célebre libro ‘atornillado’.

Jose Ángel González

1 comentario

  1. Dice ser Ojiplática

    Espantar, epatar, épater, despatarrar… todo para patidifusear y me quedo turulata.

    25 octubre 2016 | 01:14

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