Anna tenía once años y acababa de debutar como actriz cuando le ofrecieron el papel protagonista de Mi chica: una comedia romántica entre dos pubescentes que descubrían el amor.
Supongo que a estas alturas a pocos iba a importar que reventara el final de la peli, pero aún así no lo haré: solo diré que, aunque Culkin no repitió para la segunda, Anna sí que volvió a ser Vada Sultenfuss, hija ficticia de Dan Aykroyd, en la segunda parte, que se estrenaría tres años después.