Seguro que quien estuviera pasando por una efervescente adolescencia en los ’90 no ha olvidado aún que la forma humana del fantasma más amigable del cine era un joven Devon Sawa, que saltó desde Casper a los póster de la Súper-Pop en un parpadeo, para convertirse en uno de los must de los pibones carpeteros. No os preocupéis si no lo recordáis en Casper. Es normal: era uno de los personajes protagonistas pero él, al contrario que Cristina Ricci, aparecía solo un par de minutos en pantalla, justo al final.
Aunque el de Casper, sin duda, es un papel memorable, no fue este el papel porque el que más lo recordamos. Después de estrenarse Casper en el ’95, trabajó algún tiempo como actor de doblaje y pasó por un par de películas para televisión. En el ’97, fue Mark en Jóvenes aventureros y, en el ’99, fue Anton en El diablo metió la mano. Pero fue en el año 2000 cuando tuvo el papel que lo catapultó definitivamente a la fama y por el que casi todo el mundo lo recuerda: el de Alex Browning, el chico de las premoniciones en la primera entrega de Destino Final.
Después de eso tuvo su época de «casi, pero no». Era sin duda un sexy ídolo adolescente, razón por la cual seguía manteniendo protagonismo en los carteles, pero eso no es suficiente para consolidar un carrerón como superestrella, porque la belleza ligada a la juventud, amigos, se acaba en algún momento. Lee el resto de la entrada »