La juventud ya no respeta nada. Una de las canciones favoritas de uno de mis peques es esta:
Nada, Mari. No respetan nada.
Pero, al menos, me han dado la oportunidad de ponerles el torero de Chayanne y, de paso, cobrar consciencia de que hace ya 20 años (21, para ser exactos) que yo bailaba eso en los bares de gente joven a los que ya me da vergüenza entrar. ¿Y por qué me da vergüenza? Porque no todos somos Jordi Hurtado… Ni tampoco Chayanne.
De hecho, esta fue la razón de que hace poco el cantante se volviera trending topic y su foto diera la vuelta al mundo, cuando su sobrina, la cantante Lele Pons, compartió en instagram dos fotografías comparando el antes y el después y dejando buena cuenta de que el latino apenas ha cambiado en los últimos 30 años.
(Mucho mejor este que el tema que lo hizo viral en 2021, cuando se rumoreó por la red que había muerto).
Y es que es así. Elmer Figueroa Arce, Chayanne, nació en Puerto Rico en 1968 y a sus 54 años es uno de los artistas que más millones de discos ha vendido en todo el globo. Se inició en la música a finales de los años ’70 en el grupo Los Chicos, que merece la pena recordar aunque sea para demostrar que sí, que Chayanne una vez tuvo otro aspecto, aunque fuera hace mucho.
Glorioso.
El grupo se separó en el 83 y de la mano del que sería su mánager durante una década, Gustavo Sánchez, Chayanne empieza su carrera en solitario con Chayanne es mi nombre. La canción empieza casi al minuto de vídeo, pero la previa vale cada segundo.
Tanto su música como su estética eran ya bien diferentes cuando, en los años ’90, triunfó en nuestro país con canciones como Lo dejaría todo o la más que famosa Salomé.
Aquí se demuestra que sus éxitos han ido siempre de la mano de lo que se lleva en el cine. ¿Que están de moda las pelis futuristas? Me subo a una nave. ¿Que está de moda Tarzán? Pues taparrabos y al árbol. Y tan pichi.
Torero, igual que Boom, boom o Y tú te vas, llegarían ya en los años 2000. Una cosa es indiscutible: tú te pones una de Chayanne y el cuerpo te arranca a bailar solo.
Me atrevo a decir que su música (y su estética) cambió mucho más en sus primeros veinte años de trayectoria que en estos últimos 20 que han pasado desde Torero. En 2016, veía la luz el álbum Chayanne y un año más tarde disfrutábamos en YouTube de Qué me han hecho y de Choka choka, junto a Wisin y Ozuna respectivamente.
A través de su página web actualiza las fechas de sus conciertos (en parón desde hace tiempo) y en sus redes sociales comparte desde sus proyectos profeisonales hasta sus ratitos de asueto. Hace unas semanas compartía, por ejemplo, una tarde de golf junto a Marc Anthony y, poco antes, un detrás de las cámaras de Sing 2, donde él prestó su voz a Clay Calloway, el león, antigua estrella de la música, que es el centro en torno al cual gira la historia y que, en su versión original, era interpretado por Bono, de U2.
En España dicen que hay una Ley de protección animal. Dicen.
En España los toros no son animales, ni seres sintientes. Se les despoja vilmente de esa realidad natural para divertimento de algunas mentes que disfrutan con el dolor de los animaes y el poner en riesgo la vida de sus congéneres.
La Ley de los animales, de perros, gatos, pájaros… Incluso un león o un tigre parecen dar más pena que un toro. Las focas apaleadas, los elefantes con grilletes, los animales de circo sí dan pena, afortunadamente. Pero el toro, ése animal no merece ser respetado por las «leyes» de este país. Lamentable.
17 julio 2022 | 1:42 am