Archivo de marzo, 2020

Tener hijos, y no el matrimonio, es el mayor compromiso que puede alcanzar una pareja

No deja de ser curioso que haya personas para las que casarse sea un objetivo, una ilusión, un paso que no se plantean ni por asomo evadir; para otras algo indiferente, que ni apetece ni molesta, y es fácil que se dejen llevar por su pareja o las circunstancias; en cambio para muchos es algo a evitar como sea, que como mucho abordarán si interesa en términos administrativos o económicos pero, aún así, a regañadientes.

Una variedad lógica, normal y respetable. Que cada persona es un mundo es lugar común y totalmente cierto.

Entre los últimos, los que aborrecen del matrimonio aunque con frecuencia acaben casándose por conveniencia, he escuchado con frecuencia el argumento del no quererse atar, de dejar la puerta abierta a desvincularse el uno del otro con más facilidad, de repeler de los usos y costumbres establecidas para vincularse a la pareja.

Perfecto. Nada que objetar. Pero confieso que cuando me lo han comentado parejas con hijos siempre me ha sorprendido. ¡Pero sí ya habéis firmado el mayor compromiso que puede alcanzar una pareja!

Los hijos, que no el matrimonio, son el vínculo difícil de romper. Tener hijos en común, te hayas casado o no, será lo que te ate al otro de por vida, aunque el amor y la convivencia se hayan dado a la fuga.

En nuestro país, hoy día, los papeles igual que se hacen se rompen. Por mucha boda que hubiera, si no hay hijos puedes partir peras y no volverte a ver.

Los niños en común permanecen y, salvo en pocas y normalmente dolorosas excepciones, la pareja rota tendrá que seguir en contacto regular, obligados a entenderse por el bien del menor.

(GTRES)

Tengo amigos que se divorciaron sin haber tenido hijos y, oye, como si no existieran el uno para el otro. También tengo amigos que nunca se casaron pero fueron padres y ahí siguen, teniendo que hablarse y hacer planes conjuntos.

No siempre se entienden con todo el éxito deseable, no siempre el menor es lo primero, todo hay que decirlo.

¿No queréis compromisos de por vida? ¿No os veis capaces de manejar una relación frecuente y no tóxica con un ex? Casaos si queréis, pero no tengáis hijos entonces.

‘¡Hola menstruación!’, un estupendo manual ilustrado para las niñas que se enfrentan a sus primeras reglas

Cuando llegó este libro a mis manos, manos de madre de una niña de casi once años que pronto tendrá que aprender a gestionar su menstruación, no imaginé que iba a encontrar una herramienta tan recomendable. Incluso esforzándome, no logro encontrar ningún ‘pero’ a este manual de fácil lectura que prepara a las niñas para manejar sus primeras reglas. Y por eso lo traigo hoy aquí.

Entre sus varias virtudes destaca lo completo que es. No se deja nada por el camino. Está la parte más fisiológica que explica con sencillez en qué consiste y porqué se produce la menstruación; hay trucos y recomendaciones, como el comenzar a llevar siempre un estuche con todo lo necesario para estar preparadas cuando la regla aparezca; mitos a erradicar que aún perduran; qué es el síndrome premenstrual o los métodos para gestionar a la recién llegada, incluyendo novedades sostenibles como las copas o las bragas menstruales, pero enseñando que todas son validas y que cada mujer es diferente y tiene sus motivos igualmente válidos para optar por unos o por otros. Ni siquiera olvida mirar a las niñas con discapacidad.

A lo largo de todos sus capítulos, siempre amenos, hay enriquecedores testimonios de niñas y mujeres recordando cómo y cuándo fue su primera menstruación, problemillas que se encontraron o dudas que les asaltaron.

También los hombres están representados, tanto los padres como los chicos de la edad de la lectora, a los que Stynes y Kang han dedicado un capítulo para que entiendan como ser aliados, lo que conviene saber o decir ante la regla de sus hermanas, amigas o novias.

Pero ojo, que tampoco edulcora nada. La regla puede doler, puede ser un inconveniente, un coñazo. Claro que sí. Pero no pasa nada. Las mujeres podemos con ella, aunque sea con la ayuda de calor local o farmacología moderna.

¡Hola menstruación! (Liana Editorial) brilla por la naturalidad con la que expone todo y por su tono positivo y normalizador. No pasa nada, podrás con ello, es el mantra que impregna todas sus páginas.

DEtrás de este libro están la doctora Melissa Kang, especialista en sexualidad en la adolescencia y en salud sexual que durante dos décadas condujo el consultorio Dolly Doctor, y Yumi Stynes, que es escritora, comunicadora y madre de cuatro hijos.

Y las ilustraciones de Jenny Latham son una maravilla; reflejan a la perfección lo distintas que somos todas las mujeres, cómo difieren nuestros cuerpos, favoreciendo la autoaceptación en una época tan compleja como la pubertad y la adolescencia. Y lo hace compartiendo el tono del libro, de normalidad y positivismo.

En definitiva, un acierto para ofrecer a nuestras hijas cuando se encuentran en esa etapa de grandes cambios vinculados a la menarquia. Una ayuda más, que no debe ser la única. Es imprescindible que en casa estemos a su lado, que seamos capaces de compartir esa misma naturalidad del libro en nuestro día a día y desde mucho antes de que nuestras hijas muestren los primeros signos de la pubertad.

No hay nada malo, nada que se deba esconder, nada de lo que no se pueda hablar, ninguna duda que ocultar, nada que deba darnos vergüenza.