Es preciso regular cuanto antes la situación de los niños youtubers, por su propio bien y por el de los demás

No soy sospechosa de mirar a los youtubers con prejuicios. Disfruto un puñado de ellos, que me parecen divulgadores fantásticos, con una capacidad comunicativa ejemplar y un desempeño profesional. He aprendido mucho gracias a algunos, de música o matemáticas por ejemplo. También me he divertido con esos mismos, mientras aprendía, o con otros.

Es un oficio nuevo, una nueva oportunidad para explorar nuevas vías para comunicarnos, y hay mucha gente, también muchos maestros o científicos, empleándolo bien si se sabe encontrarlos.

Tiene sus peligros claro. Gente que no reflexiona sobre los riesgos que entraña mostrar según qué cosas, que antepone el interés a la ética o difunde mensajes funestos.

(GTRES)


Una de las malas prácticas más obvias es el camuflaje de la publicidad en forma de contenido; que esos youtubers recomienden el consumo de ciertos productos por el dinero o las prebendas recibidas sin advertir de que nos encontramos ante publicidad, obviando los fallos o la poca calidad que puedan tener, ignorando que a la gente le cuesta mucho ganar dinero y animarles a gastarlo en algo que no lo vale camina entre la irresponsabilidad y la maldad nacida del egoísmo.

Otra, que suele sumarse a la anterior, es el uso de niños. Hay youtubers infantiles que, desde muy pequeños, exponen su vida y dedican muchas horas a elaborar y publicar este tipos de vídeos protagonizados por productos e impulsados normalmente por sus padres. Vídeos que, además, tienen como destinatarios a otros niños. Los productos que los niños piden en sus cartas a los Reyes Magos salen ya más de Youtube que del catálogo de El Corte Inglés o Toy’s R Us.

Hace ya año y medio que quise hacer un reportaje, que no un post de opinión, sobre este tema. Tengo guardada la información y unos cuantos contactos para poder llevarlo a cabo en algún momento.

Me preocupan mucho esos niños. Sé bien lo mucho que cuesta producir vídeos para YouTube con regularidad. Es mucho trabajo. Veo el tiempo libre que queda a mis hijos tras colegio, deberes, deportes, alguna extraescolar, algún compromiso o decorar el árbol de Navidad, y sé que no sería bastante. ¿Se pierden esos niños ir a robótica o al cumpleaños de sus amigos porque hay que grabar el vídeo que cierta marca de juguetes quiere antes de la Navidad? ¿Tienen que fingir alborozo ante la cámara que sostienen sus padres pese a no tener ganas o estar con un poco de fiebre porque no queda más remedio?.

Mucho me temo que así es en ciertos casos, en los más profesionalizados. Y sí, ya sé que hay niños rebajando en musicales, en series de televisión o compitiendo a alto nivel. Pero esos niños cuentan con regulaciones específicas pensadas para protegerles. Los niños youtubers se encuentran en una situación de desregulación preocupante.

En otro orden de cosas… ¿quién cotiza y cuánto por ese trabajo? ¿Qué será de esos ‘niños influencers’ en su transición a la vida adulta?

No soy la única preocupada ni muchísimo menos. En octubre Save the Children y Javier Urra (ex defensor del menor de la Comunidad de Madrid) denunciaron el canal de Las Ratitas, gestionado por los padres de las menores y con dieciocho millones de suscriptores, por «instrumentalización de los niños», con vídeos sobre ir a la disco o maquillarse que «reproducen estereotipos de género».

Me preocupan también los niños que los ven y acaban normalizando esa realidad y viendo cómo germinan en ellos el deseo por conseguir cosas como puerta de entrada a la felicidad. Mi hija no los ve, no le interesan. Pero si los quisiera ver la disuadiría de ello y orientaría a otros canales más enriquecedores explicándole lo que puede estar fomentando con sus visionados. También le explicaría, por supuesto, que poca diferencia hay entre ver esos vídeos y ver publicidad de juguetes en la televisión convencional y que no se crea a pies juntillas nada de lo que allí se expone.

Desafortunadamente aún no he podido encarar el reportaje, necesario aún en mi medio de comunicación y en otros. Es en parte función de los medios alertar de esta realidad para que se tomen medidas.

Y no solo de los medios. Ayer escuchaba en la Ser que un grupo de investigadores españoles, liderado por Esther Martínez Pastor, profesora de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), se ha embarcado en un estudio que lleva por título: El negocio de los canales de los niños youtubers. Y sus preocupaciones y conclusiones coinciden con las mías.

«Son vídeos guionizados y suponen muchas horas a la semana. Hay niños que graban tres video semanales y otros incluso más, con el trabajo que eso supone porque hay que preparar los diálogos, siempre hay tomas falsas e, incluso, hay veces en las que no graban en casa sino que van unas cinco o seis horas semanales a una agencia para hacer las grabaciones». La actual ley del espectáculo «es bastante antigua y no se ajusta a la realidad que hoy tenemos».

Ya en septiembre de 2018, los mismos profesores de la Universidad Rey Juan Carlos junto a la organización iab, presentaron una Guía legal para niños influencers en el que exponían que no puede haber publicidad engañosa, encubierta, que hay que explicar en el vídeo claramente según la Comisión Federal de Comercio (FTC) cuando el producto sea un anuncio pagado o enviado por las empresas con fines promocionales. Reflexionaban también sobre derechos de imagen, contratos, la prohibición existente de emplazamiento de productos en programas infantiles o la protección de datos, que al interactuar los youtubers infantiles con los niños que les ven o al poner en marcha sorteos o concursos suele incumplirse.

Os recomiendo su lectura si el tema os interesa. Igual que os recomiendo Niños y publicidad. Guía rápida de derechos y obligaciones para anunciantes y publicistas, elaborado por la Universidad Complutense de Madrid y la Catedra TMFK Comunicación y Marketing por la infancia y la adolescencia, que recoge lo siguiente:

3 comentarios

  1. Dice ser Lidia

    En el fondo es explotacion infantil. Esto deberia ser para adultos y tener mas etica y valores humanos en los contenidos. Es una burla a los niños y mujeres, caricaturizan a las mujeres como seres tontitos…. Estas niñas de mayores seran así de tontitas… Señor padre de las niñas controlese a usted mismo. Sus hijas no son caricaturas.

    Poco favor le hace a sus hijas pues les enseña a ser superficiales, solo para satisfacer su propia vanidad .

    18 diciembre 2019 | 13:51

  2. Hola,

    esto de youtubers tiene mala pinta, sobretodo cuando son menores de edad, ya que una cosa es un hobby por diversión y otra ya cuando es por ánimo de lucro…la verdad es que es algo que se consume mucho ya que mantiene entretenidos a los niñ@s… como bien dices es algo que se tendrá que empezar a regular.

    Felices fiestas y feliz año nuevo!

    Besos!

    Anabel

    30 diciembre 2019 | 15:58

  3. Dice ser Maria lopez

    Pues yo estoy embarazada y doctor me dice que no que lo que tengo es 3 fibromas pero son pequeñitos y no son malignos…fui hacerme una eco vaginar yo vi la carita del bebe y el doctor dice que no…que tengo que tener otra cosa.me hicieron un ultrasonido de barriga la amiga mia dice que vio la cabazita y la enfermera se rio y le dijo que no…pues tendre que esperar en el nombre de dios que todo me salga bien…😇

    06 enero 2020 | 08:01

Los comentarios están cerrados.