Embarazos, bebés y gatos son perfectamente compatibles

Ayer, 20 de febrero, fue el Día Internacional del Gato. Un día que recuerda a Socks, inquilino de La Casa Blanca entre 1993 y 2009 que fue toda una celebridad sin necesidad de subir gracietas a YouTube.

A cuenta del día del gato me percaté de que hacía muchos años que no hablaba de estos animales, con los que llevo muchos años compartiendo mi día a día. Y sigue siendo necesario porque aún muchos se ven en la calle cuando el primer niño va a llegar a la familia.

Sucede por dos motivos principalmente. El primero es el temor a la toxoplasmosis, el segundo es el miedo a que se apoderen de él los celos y decida sacar los ojos al bebé o ahogarlo en la cuna.

También puede darse la falta de interés, que cuidando un bebé ya no se tienen ganas de seguir cuidando a un gato que ya no es novedad; también que estábamos hartos de quitar pelos de la ropa y tener el sofá arañado y cualquier excusa es buena para dar puerta al animal que deberíamos ver como un miembro de la familia del que somos responsables pero que ahora vemos solo como un estorbo.

A esos últimos poco hay que decirles. Jamás debieron tener un animal en primer lugar y, obrando así, ponen de manifiesto su mezquindad. Deberían trabajar en sacar lustre a ese alma gris que tienen y valorar lo que realmente es importante.

Ojo al sexto y al undécimo  motivo de abandono según el estudio de Fundación Affinity:

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Para los dos primeros casos, mucha tranquilidad. El miedo no suele ser buen compañero. Es mucho mejor caminar acompañado de la información, que es la mejor manera de contrarrestarlo.

La toxoplasmosis no es de temer si se tienen en cuenta unas mínimas medidas (y aún no teniéndolas es prácticamente imposible contagiarse). Y nuestro gato no va a mutar y convertirse en una suerte de Cujo felino.

Vamos con la toxoplasmosis recuperando la explicación que publiqué aquí mismo hace años:

La toxoplasmosis es una zoonosis (enfermedad que los animales pueden transmitir al hombre, o viceversa). Se trata de una enfermedad invisible, que un porcentaje muy elevado de personas padece sin darse cuenta y desarrolla sin mayor problema las defensas necesarias.

Los felinos son los únicos animales capaces de liberar las formas del parásito, llamado toxoplasma gondii, que contagian al hombre.

No obstante, en la práctica totalidad de los casos el contagio se produce al ingerir los quistes del parásito en la carne poco hecha, verduras mal lavadas, embutidos o huevos crudos.

El problema aparece cuando una mujer que no ha pasado antes esa enfermedad y por tanto no tiene anticuerpos queda embarazada, ya que en caso de enfermar el feto tiene un 40% de posibilidades de sufrir malformaciones.

Por eso muchas mujeres, cuando quedan embarazadas, se deshacen de sus mascotas. Algunas veces mal aconsejadas por sus médicos. Algo completamente innecesario.

A todas las embarazadas se les hacen las pruebas de la toxoplasmosis si se demuestra que ya ha estado en contacto con el parásito, ya no hay de qué preocuparse. De no ser así, el riesgo de contagio sigue siendo mínimo y basta con seguir unas pocas indicaciones para evitarlo.

De lo que realmente debe preocuparse es de comer carne bien hecha y frutas y verduras bien lavadas, que es la principal fuente de contagio.

La mayor parte de los gatos caseros nunca en toda su vida adquieren la toxoplasmosis. Lo que suelen contagiarse son aquellos que hacen vida al aire libre y comen carne cruda (cazan ratones y pajarillos).

Los gatos que adquieren el parásito solo están en disposición de contagiar durante unas dos semanas a lo largo de toda su vida. Ya sería puntería que coincidiera con el embarazo de su dueña.

Los parásitos están en las heces del animal, pero para que sean contagiosos tienen que pasar al menos 24 horas.

Bastaría por tanto con recoger a menudo los excrementos de la caja de arena del animal, empleando guantes y lavándose después bien las manos. O más sencillo: dejando que lo haga otra persona.

Resumiendo, la única forma de contraer la toxoplasmosis de un gato
es que nunca antes la hayas pasado, que tu gato la esté pasando por primera vez en su vida, que dejes sus cacas por casa más de un día y menos de una semana y que toques esas cacas con las manos desnudas y luego te las lleves a la boca.

En cuanto a mis gatos, cuando llegaron mis hijos, reaccionaron sin el menor problema, cada uno acorde con su carácter.

La gata, bastante tímida, se limitaba a no ponerse al alcance de sus atenciones mientras eran muy pequeños. Con mi hija ya más mayor, se muestra y busca sus caricias sin problema. Con Jaime, que por su autismo es impredecible para ella, sigue manteniendo las distancias.

El gato no tenía ningún miedo y se convirtió pronto en el compañero inseparable de mi hija. Ha permitido que todos los bebés que han pasado por casa le acariciaran a su tiene y a veces brusca manera sin hacer un mal gesto.

Por supuesto, desde el primer momento que pudo entenderlo le expliqué cómo debía tratarles: básicamente con suavidad, no montarse encima y respetarle cuando se quiere ir. Y todo fue como la seda. Tuvieron una relación estupenda. Y hablo en pasado porque el gato, Flash, murió hace dos años. Aun le echamos de menos.

Hay gatos que pueden necesitar algo de paciencia para adaptarse a los cambios de espacios y rutinas, pero en ningún caso se van a convertir en bestias asesinas.

Embarazos, niños y gatos son perfectamente compatibles.

2 comentarios

  1. Dice ser pepito

    El verdadero problema con el embarazo y el gato no es la toxoplasmosis, o demás zoonosis. Un gato cuidado en condiciones debidamente higiénicas está tan saludable como un humano en las mismas condiciones (y un humano en condiciones no higiénicas está tan expuesto a enfermedades como un gato en las mismas condiciones).

    El verdadero problema con el embarazo y el gato es que el bebé te salga alérgico a los gatos, tan alérgico que tener al mismo tiempo al bebé y al gato en la misma casa pueda suponer serios trastornos e incluso la muerte del bebé.

    Con esto no digo que haya que tirar al gato a la calle. Más bien digo que los animales y las personas no deberían vivir juntos, porque pueden pasar estas cosas y un millón más y siempre salen perdiendo los animales.

    Pero entiendo, lo más importante es nuestra diversión.

    21 febrero 2019 | 09:59

  2. Dice ser Manuel Cirujano

    Decir que el bebé puede ser alérgico es, cuanto menos, raro.

    Porque para que un bebé sea alérgico, lo normal es que uno de los progenitores también lo sea. Y la alergia es fácilmente detectable, y raramente mortal. Una simple prueba lo descarta.

    Un trastorno como la alergia si podría ser un motivo para deshacerse de un gato, pero hay formas para no abandonarlo.

    Y lo de que los animales y las personas no deberían vivir juntos, es un absurdo. Los animales y las personas llevan viviendo juntos desde siempre. Es más, está demostrado que los animales domésticos son muy beneficiosos para la salud.

    22 febrero 2019 | 09:40

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