A veces hay que aprender a relajarse y convivir con un cierto grado de desorden

Crecí escuchando a mi madre decir que las casas están para vivirlas, no de adorno, y creo que lo interioricé más aún de lo que ella hubiera deseado.

Mi casa no está, ni de lejos, completamente ordenada, lo reconozco. Ni mi santo ni yo somos de los que necesitamos tenerlo todo recogido y organizado, ambos tenemos un nivel de tolerancia razonable al desorden. Y os aseguro que encontramos (casi siempre) lo que buscamos por casa.

Y menos mal. Con dos niños pequeños y uno de ellos con autismo, querer tener la casa siempre perfectamente recogida sería un dolor de cabeza, fuente de discusiones y malos rollos. Prefiero dedicar el poco tiempo que tenemos libre a leer, pintar maquetas, jugar con los niños, cocinar… antes que a tenerlo todo impoluto, listo para ser fotografiado en ese escaparate de mentiras que es Instagram.

Tal vez por esa manera que tenemos de afrontar las cosas de casa me sorprendió hace unos días recibir una nota de prensa de la empresa Coaching Club en el que hablaba de sesiones con muchas madres que «se manifiestan agobiadas el estrés y el desequilibrio emocional que les provoca la anarquía de juguetes, de libros de texto, de ropa y de otros abigarrados enseres dispersos por las habitaciones».

Hablaban de los niños «doble D»:
despistados y desorganizados, diciendo que son «características por las que los padres pueden llegar a desesperarse». Características que, si somos sinceros, muchos adultos compartimos.

Pero lo que me hizo gracia y por lo que he he decidido traer esa nota de prensa aquí, es el apartado en el que Verónica Rodríguez Orellana, terapeuta y directora de Coaching Club, hablaba de cómo afrontar tanto agobio.

Ojo a los consejos prácticos que ofrecen:

  • Con niños pequeños es fundamental priorizar lo funcional a lo estético dentro del hogar.
  • La casa ha de ser un lugar para vivir y no un museo.
  • Si tenemos más de un niño habrá que regular la pasión por el orden y compatibilizar el mismo con las distintas personalidades de los más pequeños.
  • Posibilitar una posición intermedia en la que haya espacio para enseñar a que cada uno debe de responsabilizarse de sus parcelas personales.

Al final mi madre tenía razón: las casas están para vivirlas. A lo que yo añado que relajarse un poquito y primar lo realmente importante es muy necesario. Y oye, si para alguien es realmente importante ordenar y tenerlo todo inmaculado, pues adelante con ello.

Y añaden lo siguiente: «Incluso la dispersión o la distracción, consideradas hasta hace poco como enemigas del conocimiento, ahora se contemplan por las nuevas corrientes educativas como una capacidad a desarrollar consistente en poder estar concentrados en una actividad sin perder la atención que se presta al entorno».

En fin, que parece que conviene aprender a relajarse y convivir con un cierto grado de desorden (y de despiste).

Fotos: GTRES

4 comentarios

  1. Dice ser Asocial

    Los que no dejan los comentarios que contradicen lo que ellos creen a pies juntillas que problema tienen? No creo que los que hoy te alaben porque les das la razón sean idiotas cuando contradigan su argumentación lo que les convierte (a los primeros) en individuos poco fiables, veletas y nada objetivos.

    05 octubre 2017 | 10:07

  2. Dice ser marian

    Cierto que el hogar es para disfrutar y la casa en sí misma es el envoltorio, un orden mínimo la hace mucho más confortable.
    Enseñar a los niños a recoger sus cosas es básico. La vida como caos es muy complicada y enseñarles de pequeños a ordenar les va a ayudar más de lo que creemos.

    05 octubre 2017 | 10:58

  3. Dice ser LaCestitadelBebe

    Hola,

    está claro que son para vivirlas, pero a veces cuando el nivel de desorden es alto, hay que limpiar por dentro y fuera, ya empieza a subir el strésss.. nosotros hemos comprado un arcón también para el comedor, así siempre está más recogido.

    Besos!

    Anabel

    07 octubre 2017 | 08:22

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