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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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Hágase su propia casa y pase del arquitecto

Durante mucho tiempo he estado pensando y posponiendo un post sobre la prefabricación. Un día por que no me convencía tanto innovador diseño que no iba más allá de una caja prismática y otro porque la mayoría de los diseños iban tras un almacenamiento de módulos iguales peligrosamente tendentes al concepto japones de la minisolución habitacional, lo he ido dejando. En fin, que no hemos sido capaces de encontrar una solución imaginativa, variada, económica y estéticamente personalizable del asunto de la vivienda en serie. El santo grial que no se deja encontrar desde antes incluso de Le Corbusier.

Hoy he tomado una decisión crucial en mi vida de bloguero. Paso de ese post. No voy a escribir sobre algo que quizá está aún por llegar y que gracias al avance de la tecnología de impresión 3D quizá no sepamos aún ni como va a llegar a ser. Y tampoco voy a ponderar esta tecnología que desconozco por el momento y que tanto puede llegar a interesar en un futuro no muy lejano.
Que podamos imprimir casas en 3D y hacer un edificio con ellas, es aún un sueño lejano, pero en el que estoy seguro -y cada día estoy seguro de menos cosas- de que se van a invertir esfuerzos y denarios sin fin para llegar a conseguirlo pues en ello se sintetizan dos sueños humanos.

Por una parte la posibilidad de que seamos capaces de idear, diseñar y construir todo en uno nuestro propio deseo. Esa chocita en la que ver crecer a tus vástagos sin poder quejarte de que el arquitecto no pensó en ésto o en aquello. El sueño del bricolaje casero. La utopía de los que paseamos como zombies por los pasillos del Leroy Merlin con más ilusión que las hermanas Olsen en la una tienda de Prada. Un atisbo de maldad me nace de lo más profundo. Ahora sí que vais a saber lo que se sufre.
Por otro lado tener la opción de llegar de verdad a esa prefabricación real que pueda ser distinta cada vez y sin embargo siempre igual, siempre exacta. El sueño de una dirección de obra bien llevada.

Ya sé que falta un mundo para ello y que seguramente yo no llegue a verlo (1) pero no descartemos que sea posible encajar en una estructura resistente módulos personalizados por nosotros mismos y que hayamos podido pergeñar previamente en el sótano de nuestra imaginación como doctores Frankestein del ladrillo. Soñar es gratis.

(1)Nota del arquitectador: Aún no he renunciado a morir joven y dejar un bonito cadáver que sea velado por cincuenta walkirias rubias igualicas a Scarlett Johanson,  recién impresas en mi despacho. Seguro que ese día me quedo sin tinta, o papel, o plástico o lo que sea.

 

 

 

¿Pagarías por dormir en una chabola?

Que nuestros edificios son la ropa de nuestras vidas es hoy por hoy una realidad. Y como prueba de que las modas, el travestismo y la transgresión han traspasado los tejidos y llegado a las fachadas el siguiente ejemplo.
Existe -hay que empezar así, porque de verdad que parece un fake- un hotel en Sudáfrica en el que puedes alojarte en una chabola por el precio de un alojamiento de lujo, porque si bien por fuera el conjunto de 12 cabañas-chabolas simula un paupérrimo poblado chabolista por dentro el alojamiento goza de wifi, calefacción y todo lo que pediríamos en un hotel de postín.

 

Además del obvio insulto a la inteligencia, me parece que existe también una ofensa a aquellos que deben usar chabolas por necesidad para poder subsistir. La variedad humana es casi infinita y ya dijo el torero que hay gente pa tó. Pero esto supera con creces el límite de lo razonable.

Puede que a muchos les parezca divertido o incluso digan que es una experiencia, una forma más de decir que se aburren ya con todo y que nada les consuela, en una sociedad de malcriados que olvidan a menudo lo cerca que se puede estar de la pobreza sin verla y lo lejos que estamos de garantizarnos no tener que vivir en una chabola a poco que las cosas se tuerzan. Quizá si lo pensáramos detenidamente no seriamos tan frívolos.

El nuevo arquitecto

El nuevo arquitecto:

  • Jamás lleva camisa, siempre camiseta.
  • No tiene un estudio de arquitectura, ni trabaja para una empresa: pertenece a un colectivo.
  • Su ropa nunca se ha acercado a una plancha a menos de doscientos metros.
  • Los mismos doscientos metros que necesita para hacer arquitectura, porque él o ella no hace arquitectura:  crea espacios transversales de reorganización urbana con participación social no jerarquizada y reaprovechamientos integrales. Además quiere poner un huerto. Y muebles con palets.
  • No tira nada, todo lo recicla y hace sillas con ello. Con las sillas rotas hace sillas. Con ordenadores rotos hace sillas. Con las sillas que sobran después de hacer sillas a cascoporro hace mesas y está pensando seriamente en hacer un coche con sillas. Sillas de palets, claro.
  • Se agarra a la valla de las antiguas obras como un niño lactante a los pechos de su madre, y de su boca, oculta tras una barba rala, sólo sale una frase ¿te sobran palets?, es que pertenezco a un colectivo que…
Foto 112. Quema de sillas previamente a su reciclaje y montaje sin gota de CO2

Foto 112. Quema de sillas previamente a su reciclaje y montaje sin gota de CO2

 

  • Cada vez que se afeita el espíritu del  corbu le hace un arañazo a sus gafas de pasta y un niño se hace ingeniero.
  • Lleva gafas de pasta, sí, aunque tiene vista de piloto de caza. Es capaz de ver un palet a dos kilómetros por muy empañadas que tenga las gafas.
  • No quiere hacer edificios. Bueno sí. Pero no. Mejor acciones urbanas. Bueno no, mejor una  consulta a los vecinos del barrio a ver que quieren. Bueno no. Mejor ampliar la encuesta no sea que los del barrio de al lado tengan una idea mejor. Bueno no. Mejor una asamblea, pero no solo de vecinos, que participe todo el mundo. Bueno, no, mejor buscamos palets.
  • Es macquero. Esto no es discutible. Bill Gates es Belcebú y solo la manzana tiene la respuesta. Aunque lo deja todo por Linux. Bueno al menos así será cuando autocad corra bajo linux, no vamos a prescindir de eso.
  • Es capaz de decirme las toneladas de CO2 de las que soy culpable por cada vivienda que he levantado. Claro, claro, pero ese sofá que tiene en su casa está hecho con los palets de mis obras ¿o es que ya no se acuerda?
  • No sabía lo que era un descampado hasta el último año de carrera, pero luego ha visto la luz. Estaba escondida en un poblado chabolista donde queman las sillas para calentarse. Bueno son palets, pero él-ella ve sillas. Ahora sueña con hacerles un parque con materiales reciclados a ver si dejan de quemar palets que están escaseando a la misma velocidad que crecen los colectivos.
  • Yo tengo varios amigos así. Miro con envidia sus relucientes Macs y sus tabletas digitales. Me dicen que viene una nueva arquitectura y que todo ha cambiado, pero yo se lo que quieren: ¡dejad de mirar mi palet, coño!

Nota del arquitectador: Conste que habrá otro capitulo para los «viejos»arquitectos y uno más para los de entretiempo. Aquí cada cual peca lo que puede. Este post lleno de rencor es por llenar de cosas los descampados, esos en los que yo me crié y me llené las rodillas de heridas. En aquellos tiempos por no haber, no había ni palets.

Arquitectura en España: atraco a las tres

Estando un servidor poniéndose al día de la cartelera cinematográfica atrasada me dispuse a ver Heat –sí, llevo unos cuantos años de retraso, lo se- y disfrutar del Pacino y del De Niro frente a frente. Oiga, que momento, en esa mesa, con esas frases, con esa tensión interpretativa, con tan poca arquitectura de por medio que ya estaba uno entregado y disfrutando a tope, completamente absorto…

Y en éstas que el equipo de ladrones de De Niro localiza los planos del banco, con sus circuitos, sus cajas de registro, sus accesos y su ingeniería informática y mire usted, se van al banco, hacen el agujero justo donde dicen los planos y…¡sorpresa! el cuadro de mando desde el que anular el sistema de vigilancia estaba ¡¡¡EXACTAMENTE ALLÍ!!!, ¡Ni un centímetro de desviación!

El cuerpo de este arquitectador, tras dos espasmos y un escalofrío se quedó rígido, y les costó a mis allegados hacerme volver en mí al menos su buen cuarto de hora y un copazo de pacharán del malo, único consuelo del que vive instalado en la envidia por lo que esos cinematográficos arquitectos son capaces de conseguir.

Difícil es en esta piel de toro hacer un proyecto serio. No estoy hablando de formas ni de modas. No hablo ni siquiera de que las cosas funcionen. Hablo de que se pueda recibir el proyecto en una obra y construirlo sin más, o con un número de dudas razonables. Es frecuente la edición de los proyectos sin que se cumpla con la información mínima necesaria para poder ser construidos o sin que sean objeto de mil cambios, aprovechando que el río tal pasa por la ciudad cuál y otras muchas excusas que se le ocurren a cualquier constructor para ofrecer ese stock barato a precio de las mil y una noches y hacerlo con la sonrisa helada del que tiene un as en la manga.

En España se puede atracar cualquier cosa sin un solo plano, hombre faltaría más

Y si esto no es nada fácil, hacer que toda esa serie de cambios que se producen en las obras se reflejen con veracidad en los planos finales -caso de que no sean exactamente los mismos que en el anteproyecto- es verdaderamente una utopía, una entelequia, un sueño jamás cumplido. De ahí mi sorpresa, y mi admiración por los ladrones de bancos españoles que tienen un mérito no reconocido. Aquí no hay otra manera de atracar que entrar como un triceratops en una tienda de delicatessen a pedir una ración de pterodáctilo a la parrilla. ¡Que poco hacemos los arquitectos por el buen cine de atracos!

-Pues que lo hagan bien, que hagan sus planos que para eso los cobran- dirá el amable lector, siempre dispuesto a ser comprensivo. Error. Lo cierto es que cualquier empresa de construcción o estudio de arquitectura americano tiene entre sus activos un ejercito de especialistas dedicados a cada parte del proyecto y a definir hasta la última rosca del último tornillo de la última bisagra de la obra. Lo digo porque he visto sus planos y he gozado hasta el climax con esos planos de detalle. Y eso en España, queridos lectores, nadie está dispuesto a abonarlo. Es preferible pagar menos y tenerlo rápido que para exigirlo bien ya me basto yo solito que soy promotor y doy tres voces y pongo firme a tirios y troyanos, que para eso tengo la pasta.

Los tiempos están cambiando y el paradigma de la arquitectura y construcción se va a llevar por delante a quienes sigan anclados en su manera de hacer las cosas, ya basta de mirar con envidia lo que vemos ahí fuera, es el momento de hacerlo aquí. Empezando por lo que se exige a los proyectos, a los constructores, a los albañiles y claro está a los arquitectos. Y por supuesto pagándolo.

Nota del arquitectador: Solo hay algo que me reconcome por dentro. Dentro de semejante manera de hacer las cosas, ¿cómo pudo salir de aquí una genial película como Atraco a las tres?

 

 

 

La loca historia de la arquitectura (II): Hipodamo de Mileto, ese cabezón cuadriculado

Hoy damos un salto en el tiempo para conocer la historia de un personaje que aún hoy, organiza nuestras vidas: 

Cuando al pequeño Hipodamo su madre le trajo una clámide a cuadros para poder distinguirlo de todos aquellos efebos con túnicas blancas a la más clásica moda griega del siglo V a.C.,  la vida se le vino abajo. No hay como distinguir a un niño de entre los demás para convertirlo en el centro de las mofas y las befas de esos crueles angelitos desprovistos de moral que gustamos de mirar con arrobo.
Pasó mucho tiempo hasta que aquella túnica le quedo corta, pero como estaba hecha con lana de ovejas traídas de la parte baja del Peloponeso, alimentadas con yogur y macedonia (esto último si miráis el mapa de la época, tiene una chispa que no podéis negar), no llegaba a romperse, por lo que su hacendosa madre le confeccionó con ella una manta para su mula. Hipodamo, siempre respetuoso con sus mayores y pelín cuadriculado en sus costumbres como veremos después, llevó durante otros tantos años la manta bajo su trasero para evitar los pinchazos del pelo de su jumento en las zonas más nobles y sensibles, hasta que finalmente llegó a la edad adulta con una visión del mundo marcada por aquellas líneas entrecruzadas y la utilizó para cubrir la ventana de su casa, lo que le obligo a seguir viendo cuadros durante muchos años más.

Plan Cerdá en Barcelona, novedosísimo trazado ideado 2500 años antes.

Hipodamo, que vivía su vida según marcaba el estampado de aquella vieja tela, se convirtió, merced a su ordenada y cuadriculada manera de ver el mundo en un preeminente arquitecto, matemático, político y meteorólogo, aunque en realidad pasó a los libros de historia de arquitectura y urbanismo por sus trazados de ciudades basados en la retícula o damero hoy conocido como trazado hipodámico, es decir por imponer en la planificación urbana un canon de orden y funcionalidad para convertir la polis griega en un lugar donde pudieran convivir mejor las diferenciadas clases sociales de aquella civilización llena de esclavos que inventó la democracia. Guiño-codazo-guiño. Hoy estoy que lo tiro.

Su trazado en las ciudades de Mileto o El Pireo, fue extendido más tarde por toda la península griega y adoptado por las milicias romanas que lo extendieron en sus campamentos, origen de muchas de nuestras ciudades actuales, aunque esta es otra historia de la que hablaremos el día menos pensado.

Hoy en día, 2500 años más tarde, lo que tarda en hacerse un bacalao al pil-pil, el trazado de nuestras ciudades ha sido deformado hasta la saciedad pero sin movernos de la trama reticular. Grandes calles y avenidas desoladas que harían al bueno de Hipodamo rasgarse sus vestiduras estampadas a cuadros, pues nos hemos quedado con la geometría y hemos olvidado en gran medida la funcionalidad de la ciudad y su uso a la ciudadanía.

Y es que a veces no se cual de las dos historias de la arquitectura es más loca, está que aquí escribo o la real.

Nota del arquitectador: Antes de que arremetáis contra el pie de pagina de la foto, sabed que llegaremos al plan Cerdá en esta loca historia y hablaremos de él y de sus muchas virtudes, pero asumamos que el trazado no fue ni mucho menos una novedad. Otras cosas sí. Llegaremos.

 

 

La loca historia de la arquitectura. Capítulo 1

Nota del arquitectador: En lo sucesivo, intentaré que cada semana aparezca en el blog un capítulo sobre una historia de la arquitectura que no se pueda enseñar en las aulas, que no incluya ni teoría, ni grandes reflexiones y que los catedráticos de esta noble dedicación reprobarían sin dudar. Algo que avergüence al autor y a su familia. Una historia contada por los protagonistas, tantas veces ajenos a sus aportaciones a la arquitectura, pero siempre imprescindibles en su desarrollo. Cuidado con esa teja mal puesta o ese chapuzón que has hecho al reparar esa gotera en tu casa, puedes estar contribuyendo sin saberlo a La Loca Historia de la Arquitectura. Os dejo con el capítulo 1.

 

Earg nunca supo si su pre-neanderthálica madre pensó en su nombre durante su gestación o le llamó así debido a un acceso de eructo inoportuno. Como tampoco pronunciaba muchos más vocablos, fuera de aquellos gritos histriónicos con que anunciaba la llegada de los cazadores a su cueva de invierno, las posibilidades eran reducidas

Cuando a las dos estaciones de su llegada a este mundo, su madre tuvo al hermano de Earg y lo llamó Earg-Earg, el resto del grupo comprendió la secuencia lógica de inmediato y agradeció a los dioses que aquella ruidosa hembra solo llegase a los cinco partos. De todos, Earg era el más atento, pues llamasen a quien llamasen de entre sus hermanos, a él siempre le tocaba estar ojo avizor.

Es de recibo reconocer, que Earg-Earg-Earg-Earg, su tercera hermana, era un prometedor espécimen de hembra, con grandes fosas nasales y unas caderas esperanzadoramente anchas, al menos hasta que aquella roca se desprendió de la ladera y rodó sobre su cabeza una noche de verano especialmente calurosa, lo cual fue un alivio, pues en esos días la comida escaseaba y una boca menos aumentó las raciones diarias del resto de la comunidad.

EARG

Earg meditaba en ésto mientras trepaba a los arboles para conseguir aquellas enormes bayas que a duras penas crecían entre los grandes herbívoros. Su color verdoso y su sabor amargo no gustaban especialmente a Earg, aunque las comía con fruición pues eran jugosas y estaban llenas de un líquido amarillento que le quitaba el hambre durante días y hacía de sus defecaciones una temible masa maloliente de la que sus compañeros de grupo, varias ramas por debajo del ágil Earg, se protegían como podían, juntando las ramas y las enormes hojas sobre su cabeza. Había que estar bien cubierto cuando Earg subía y sus jugos gástricos se ponían a funcionar. Sin saberlo, ellos habían hecho el primer gesto formal de lo que unas decenas de miles de años después, otra especie más desarrollada daría en llamar arquitectura y Earg, nacido junto a un eructo, se convirtió en el primer promotor inmobiliario de la historia.

 

 

¿Encargó Messi esta casa o es todo una mentira?

Os juro por el oficial de miras de Inhotep que hay imágenes que a uno le cuesta borrar de la mente. De entre ellas, ocupan mis sueños recurrentes las edificaciones en forma de perrito, gatito, violín, piano, libro y nave espacial y por supuesto todas aquellas que en su forma o volumen hacen alusión al uso interior, al oficio del usuario o a la bendita señora madre de Domingo Ortega , que tiene lo mismo que ver -la pobre señora, Q.E.P.D – con lo que nos atañe que las formas reconocibles, alegóricas y simbólicas con los proyectos de arquitectura.

Viene este calentón a que arquitectos tuiteros, críticos facebookeros y todo tipo de aficionados a la crítica constructiva y destructiva en las redes, andan revueltos por el proyecto que os traigo aquí, una supuesta vivienda para ese señor que da patadas a un balón y arrastra masas desde el Camp Nou con el diez a la espalda: Leo Messi.

Resulta que circula este vídeo que os traigo a continuación, donde el arquitecto – no voy a nombrarlo, lo veis en el vídeo si queréis- dice haber proyectado esta vivienda para el futbolista por encargo suyo. Parece ser, que el futbolista no ha encargado nada, o sus abogados están muy mal informados y tienen muy mala memoria. Claro que también es posible que al ver el proyecto, se hayan arrepentido y nieguen la mayor y hasta el saludo al imaginativo autor del proyecto, cosa que les honraría.

 

El proyecto, tiene forma de 10 en planta, y por supuesto, el cero desde el aire tiene forma de balón: por esto te hacen pasar varios años de penitencia en la peor de la escuelas de arquitectura y tus compañeros te señalan y se ríen de ti durante varias generaciones. Esto lo sabe cualquiera que tenga el foulard blanco-amarillo de arquitectura.

Luego está lo de que la casa sea desmontable, cosa muy práctica los fines de semana si tienes semejante casoplón, que te la puedes echar a la mochila -¡cuánto echo yo ésto de menos!- y lo de la dualidad del personaje, y lo de la necesidad de que la forma de su casa sea un símbolo que lo relacione con su personalidad o su profesión. Señor, no suelo pedirte nada, pero por favor, por favor, ilumina a Nacho Vidal para que me  llame y me encargue un proyecto, he tenido una idea que no adivinarías nunca….

Pero es a partir del minuto 3:41 cuando el autor dice haber creado una casa con nulo impacto ambiental en la que uno se siente plenamente integrado con la naturaleza y puede trascender como humano, donde me he dicho: mira, tu ponlo en el blog y que lo digieran como puedan. Tenéis Almax a la salida.

Nota del arquitectador: Dice en la wikipedia que el proyectista es profesor en la universidad. Madredelamorfermoso.

 

 

Un coliseo con 200.000 piezas de Lego©

Maravillosa imagen del blog de Joaquin Morales

Maravillosa imagen del blog de Joaquin Morales

Conozco personas que confiesan haber querido ser arquitectos, pero que no se atrevieron o escogieron otro camino, los más de ellos agobiados por «lo mal» que se les daba el dibujo, hay quién ya desde tierno infante aspiraba a ser arquitecto y también quién, como yo, nunca pensó seguir este camino, sin embargo la vida nos va llevando por cualquier senda mientras creemos ser dueños de nuestro futuro.

Sin embargo, cuando uno mismo se pone a analizarlo, puede recordar premonitorias señales, pequeños acontecimientos que presagiaban este final. En mi época, el juego de construcción por excelencia era el Exin Castillos, un puzzle de piezas encajables con los que dejar soltar la imaginación y las ansias constructoras rematadas siempre con aquellos capuchones rojos que coronaban la inevitable torre, a la espera de que un seis de enero después, nos cayera del cielo otra caja de piezas que nos permitiera hacerla más alta, más ancha, más grandiosa. Los pelos como alcayatas, oiga.

Tras la generación del beibibum llegaron aquellos otros juegos de construcción con más accesorios, más versátiles -al final tanto castillo se nos quedaba un poco monoestilístico- más coloristas y con más capacidad de innovar y de imitar construcciones de todas las épocas, y ampliar el espectro de las fortalezas a cualquier edificación. Todo esto me lo ha recordado el articulo de los siempre recomendables chicos de Cosas de Arquitectos en el que nos cuentan como se puede construir, si tienes 200.000 piezas de LEGO©, una reproducción del Coliseo romano , que me gusta tanto por su escala como por su puesta en escena, con esa sección en tres dimensiones que lo hace casi tan apetecible como el propio coso de la ciudad eterna. Os recomiendo pinchar en la foto -¡al terminar este post! y leer el articulo.

coliseo

Ya imagino que no todo el que juega con piezas de construcción o hace castillos de arena, dirige sus pasos hacia el mundo de la construcción al llegar a adulto, pero puedo deciros que si mis padres hubiesen analizado el numero de horas que jugué con estas maravillas en comparación con mis sobrecitos de soldados, o aquel fuerte-empalizada del oeste por el que tanto suspiré, habrían descubierto -y me lo podrían haber dicho antes, ahorrándome años de búsqueda- cual habría sido mi final.

Nota del arquitectador: A los veinticinco años, me llegó otro regalo por el que suspirábamos muchos en aquella época: un Meccano. Me aterroriza la idea de que si además del Exin Castillos los reyes me hubiesen traído el Meccano, hoy podría ser…..¡Calatrava! ¡Glub!

 

 

La erótica de la arquitectura forense

Para muchos de vosotros las noches de los lunes han sido durante mucho tiempo el momento de ver como una bala entraba limpiamente por el parietal de la víctima mientras la cámara de CSI la seguía en su destructor recorrido.

Personalmente prefiero la sangre encebollada, por lo que me imagino en el papel de Grissom en esas maravillosas sesiones forenses sobre una mesa de autopsias con un cadáver un tanto más pétreo, más sólido, hecho escombro, y una buena ayudante técnica en estructuras en el papel de mi atractiva secuaz -llamémosla Fox – litros de laca sobre su cabeza y a pocos centímetros de escote de los dos rombos. En definitiva, que cambio cadáver por edificio derrumbado y soy prácticamente feliz. Tranquila Fox, las cervezas luego, en el bar de enfrente, ahora apártame esos hierros que te voy a contar como hago yo los ensayos de penetración dinámica antes de poner un pilote en su sitio. Lo vas a flipar, reina.

Por ahora dejemos a Fox, que prepare la mesa debidamente y dejadme que os cuente a que viene este arrebato forense.

Me llega vía twitter la fotografía del derrumbe de una piscina cubierta en Rusia, y cual es mi sorpresa, cuando al abrir la foto veo que lo colapsado no es la cubierta del edificio -ésto es un clásico que ya no sorprende- sino el fondo de la piscina.

Yo creo que debe haber mejores maneras de hacer piscinas de olas.Foto englishrussia.com

Yo creo que debe haber mejores maneras de hacer piscinas de olas.Foto englishrussia.com

Desde hace mucho tiempo me encanta la arquitectura forense, las vísceras del arte, las tripas de la construcción -os juro que tengo el vello como escarpias ahora mismo- la casquería de esta profesión que descubre tanto por lo que innova como por lo que destruye. El aprendizaje de la arquitectura podría perfectamente hacerse en un edificio en demolición. Os puedo asegurar que un estudiante aprendería más de construcción en un solo día de visita a un edificio a medio demoler que durante las interminables horas en las que estudian tediosos libros y manuales. Algún día las universidades entenderán esto y sacaran a sus pálidos muchachos a que les pegue el sol y el aire y les enseñarán el cómo y el porqué de las cosas en directo.

Pero vamos al lío, que Fox me espera. Me ha sorprendido mucho la foto porque el forjado que sustentaba la masa de agua de la piscina no ha roto por flexión del mismo, sino que ha caído entero, siendo «pinchado» por los pilares que debían sostenerlo. Dicho de otra manera, los pilares han punzonado el forjado. Muchos estudiantes de arquitectura o arquitectura técnica entenderían muy bien el concepto punzonamiento si viesen esta foto antes de pasar a explicarles cuanta armadura y donde hay que colocarla para que ésto no ocurra.

Para todos los que nos dedicamos a este noble oficio de construir, es toda una mina de oro la posibilidad de la destrucción para un mejor aprendizaje. Siempre me sorprende cuantas cosas en la vida se le puede aplicar este principio.

Nota del arquitectador:  No os lo vais a creer. He vuelto al laboratorio y Fox le estaba cogiendo el esclerómetro a un becario que andaba por allí con cara de no haber roto una probeta en su vida. La muy Fox.

 

 

En arquitectura y construcción, también hay que leer el prospecto

Anécdotas fresquitas de verano, con su toque de pimienta para la risa torcida:

Viernes. Ese carpintero -lease entonando con la voz de Chiquito de la Calzada- que va a montar la estantería que debía haber estado montada el lunes anterior, y te avisa el jueves a última hora para que no puedas ir. Tú, que ya tenías un planazo previo con un cliente y que el don de la ubicuidad no lo dominas aún y que te disculpas y rumias durante toda la noche los problemas que conlleva una estantería de casi cinco metros de largo y otros tanto de alto anclada a un tabique de cartón-yeso, y según amanece -que no es poco- empiezas a wasapear tus temores, sin piedad ni descanso, al malvado constructor:

-El insomne arquitectador : Ya sé que es una obviedad, pero habréis comprado tacos para cartón-yeso ¿no?

-El malvado e inmisericorde constructor: Pues no, la estantería va sobre los perfiles.

-El insomne arquitectador :Ya, pero ¿con qué tornillos?

-El malvado e inmisericorde constructor: Rosca chapa

Aquí es cuando las piernas me tiemblan y visualizo al cliente ahogándose en un último espasmo bajo una montaña de libros que lo sepultan.

-El insomne arquitectador :Eso no vale, hay que colocar tacos de paraguas que se abren al apretar el tornillo y aumentan la superficie de presión, pero ¿por qué demontres (1) no pregunta el carpintero? – mientras a dos manos, buscas foto del taco y tornillo apropiado para enviarlo a toda pastilla. Bendita tecnología.

Esas pequeñas cosas, el mal uso de los medios, la falta de atención o de estudio de los detalles, no son tan baladí como pudiera parecer en este veraniego post. Al contrario. En nuestro país por el desconocimiento o la mala aplicación del sistema, las tabiquerías que no sean de ladrillo tienen una mala prensa que nos hacen enfrentarnos a todos cada  vez que las prescribimos en una obra.

Cubic Houses, Roterdamm, Piert Blom: Si alguien hubiese leído las instrucciones de montaje, seguro que esto no hubiese sucedido

Habitualmente definidas por el nombre de una marca comercial, que intento no mencionar, pero que me sale cada dos por tres, nadie quiere esos tabiques que no son de ladrillo en su casa, y suspiran e imploran por esos rasillones pegados con yeso, que requieren después cubrirlos por ambas caras, aunque sean más pesados, mas proclives a las dilataciones diferenciales, a las fisuras, y más difíciles de colocar y de conseguir una planeidad aceptable.

Empeñado en demostrar que mis interminables paseos por los pasillos de las grandes superficies de bricolaje son imprescindibles en mi profesión, busco y generalmente encuentro las soluciones que previo vistazo en catalogo del producto y en las especificaciones de uso, ya están inventadas y que nadie se ha dignado en mirar, utilizando los elementos de que dispone en su caja de herramientas y no molestandose en bucar lo más apropiado para el trabajo en concreto que está haciendo.

Como consecuencia de lo anterior, se utilizan elementos -materiales, tornillos, tacos, juntas….-  que no siendo apropiados para su uso, acaban por destrozar la imagen de sistemas de construcción que provienen de años de investigación tecnológica. El hecho de que en otros paises tengan un gran predicamento y sean de uso cotidiano y habitual, debe indicarnos que algo hacemos mal, quizá la receta, quizá el aliño, quizá el tiempo de cocción. Habrá que investigar como lo cocinan allí donde lo inventaron y copiar, copiar y copiar hasta que nos salga igual de bien. O mejor.

(1) Nota del arquitectador : Estoy desarrollando una teoría sobre la conveniencia del uso de viejos términos expeditivos del tipo demontres, caracoles, cáspita, retruécanos, repámpanos y otros similares para sustituir el manido repaso al santoral y las menciones a destiempo de la madre. En círculos selectos, como los que nos enfrentamos en las obras, estos últimos ya no surten ningún efecto, al haber proliferado su uso más de lo debido y haber desarrollado los habitantes del sector los anticuerpos que anulan su otrora devastador efecto. Sin embargo, aquellos epítetos perdidos y sonoros como rayos y truenos, recontra o caramba, causan tal efecto de estupefacción que permiten ganar el tiempo necesario para pensar una respuesta coherente a esos pequeños problemas del día a día.