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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

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¿Conoces la teoría de las tres arquitecturas?

Despues de un intenso careo entre mis allegados, exceptuando aquellos que comparten profesión conmigo, he llegado a una conclusión que, casi sin darme cuenta, ha derivado en una nueva, veraniega e innovadora clasificación de las arquitecturas. Olvidaos de estilos, de órdenes, de tendencias y de autores. Las arquitecturas conocidas hasta la fecha son tres. Y no hay más.

Amosanda,¡ ¿vas a comparar con esos cubos sin ventanas?!

Amosanda,¡ ¿vas a comparar con esos cubos sin ventanas?!

1.-La arquitectura de los arquitectos: Es moderna, de líneas puras o curvas imposibles, esconde las ventanas en cubos o las desordena en cajas , huye de la simetría y luce por sí sola lo mismo en Tel-aviv que en Santa María del Majano, sorprende por no estar vista con anterioridad y por no volver a ser vista jamás, no tiene patrones y no busca ser repetida. Museos, ayuntamientos y centros culturales.  La gente que conozco no la entiende y eso empieza a tocarle las narices. Cuando les pregunto por ella enarcan las cejas respetuosamente al principio y cuando les muestro cierta sintonía con su escepticismo apócrifo, se sueltan y recitan una cantinela de epítetos malsonantes sobre edificio y arquitecto que rápidamente deriva en lo que todos sabemos: antes sí que se hacían cosas bonitas.

2.-La arquitectura de antes, que sí que era bonita: Aquí cabe prácticamente todo lo que tenga más de un siglo. Desde los romanos hasta Gaudí, la arquitectura era un lecho de arte, un reducto vacacional de las musas, un balneario donde el talento tomaba las aguas y dejaba los posos de su maravilla hecho edificio. Además da igual que hablemos de castillos, palacios o casas de labranza, antes se construía mejor. Lo que se dice la polla con cebolla (1).

3.-El montón de estiércol que hacéis los arquitectos de ahora: Ésto, según he podido deducir con cierta dificultad porque mis entrevistados estaban echando ya espumarajos y algunos incluso tenían temblores, son las viviendas de los barrios periféricos que sufren -más que viven- todos ellos. Es un cajón de sastre en el que han caído todos los aprovechamientos, edificabilidades y normas urbanísticas. Es el pecado original que nos va a perseguir durante decenios.

Con este panorama en mente, he decidido que ésto no puede resolverse en un único post. Tengo que defenderme -como arquitecto- y tengo que explicar esta verdad absoluta -como ciudadano- y no creo que pueda hacerse en unas líneas, aunque no puedo por menos que intentarlo. Tendrás que estar atento a esta pantalla en el futuro próximo. En cualquier caso, sufrido lector, vete aprendiendo esta clasificación de la arquitectura y grabándotela a fuego que en breve hago examen sorpresa. El que avisa, es avisador.

(1) Nota del arquitectador: Que sepáis que la gallina nueva, medianamente crecida, que no pone huevos o que hace poco tiempo que ha empezado a ponerlos, guisada con cebolla es una de las sencillas delicatessen que hasta Chicote pondera, no vayáis a pensar malamente.

Brubreck, Niemeyer y Johansson

Cuando era un chaval, mi hermano recibió como regalo de reyes una bicicleta y una enciclopedia. La bicicleta me estaba vetada. La enciclopedia era mi conexion a internet en un mundo donde aún no existía la red. Mi ventana al mundo.

Allí aprendí lo que era un australopitecus, un austrohúngaro y un arquitrabe, los tipos de bóvedas, de cenobios y muchas otras cosas por orden alfabético hasta que llegué al volumen diez. Y allí, la explosión. Las fotos. De entre todas ellas, una ciudad de aspecto extraterrestre atraía una y otra vez mi vista. Sus formas eran limpias, sus curvas sencillas pero complejas a la vez y el ambiente que generaban sus formas era futurista a la par que setentero. Era como traer a la realidad la ciudad de los supersónicos.

Aquellas fotos de Brasilia y los modernos edificios de Oscar Niemeyer para el parlamento o la catedral, me transportaban hacia lugares mejores. Lo cual sin bici y sin internet no era baladí. Al ritmo de bandas sonoras de Paul Desmond o Dave Brubreck, pasaba las tardes observando aquellas fotos y dibujando aquellas formas sin pensar mucho en quien las ideó.

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Congreso nacional de Brasilia Foto de Leonizzy

La obra de Niemeyer la podeis contemplar por toda la red y su figura, es hoy glosada en todos los medios, mejor de lo que yo pueda hacerlo. No obstante es (era) el último representante del movimiento moderno. El último gran descubridor de la revolución del hormigón. El último purista, que supo conservar su ideología (no solo en arquitectura, pero también en ella) hasta sus últimas obras.

Hoy, contemplar la obra de Oscar Niemeyer es aún contemplar imágenes del futuro. Lo que la convierte, decenas de años después en algo muy propio, de innegable carácter.

Hoy, sigo escuchando a Brubreck, que ha tenido a bien marcharse el mismo día que Niemeyer. En mi imaginación, en el poco hueco que le deja Scarlett Johansson, los imagino mano a mano, Dave al piano y Oscar hablando con el lápiz sobre el papel. A trazos amplios y con acordes firmes.

Dave Brubreck y Oscar Niemeyer mueren el mismo día. Por favor Scarlett, no salgas a la calle hoy, eres lo último que me queda.