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¿Deberíamos estar obligados por ley a asistir a los animales domésticos que atropellamos?

Yo creo que sí. De hecho creo que no solo deberíamos asistir a los animales domésticos. Pero en cualquier caso, empezar por nuestros perros y gatos es un buen comienzo.

En estos momentos, si atropellas al perro de tu vecino, puedes tranquilamente darte a la fuga, seguir con tu vida, sin preocuparte de nada. La impunidad es total. Ese animal, sus dueños, están a expensas de dar con alguien que tenga humanidad suficiente como para ayudar.

Si se encuentran con una persona que considera a un animal poco más que un objeto, incluso poco menos dependiendo del objeto, la experiencia puede ser tan traumática como la que hoy traigo al blog, la de Alberto Tapias, cuyo caso es especialmente sangrante y ha propiciado una campaña de recogida de firmas que ya han apoyado más de 70.000 personas.

Una petición justa, igual que otra que hace un tiempo os traje aquí y pedía que se pasara el lector de chip a los animales que aparecen atropellados en las carreteras. Porque no se está haciendo y hay muchas familias que dan por perdido a su animal, que lo siguen buscando desesperadas, cuando fue atropellado, recogido e incinerado o enterrado. «Tuvimos el caso de un perro con correa puesta atropellado, del que sus dueños nunca llegaron a saber nada» me contó la portavoz de la Asociación de Policías por la Defensa Animal (APDA).

Pido justicia por mi mascota, que murió atropellada y sin que el conductor hiciera nada por salvarla. Se llamaba Luna y tenía 15 años.

Todo pasó el 11 de enero de 2020. Mi madre y mi padrastro salieron de casa con Luna. Ellos son minusválidos y van en sillas de ruedas. Un vecino sacó su coche del parking y mientras daba marcha atrás atropelló a mi perra en la propia acera, pisándole la cabeza.

Mi madre vio todo lo sucedido y nunca podrá olvidar ese momento, Luna convaleciendo y ella sin saber cómo reaccionar. Empezó a llorar y pidió ayuda al mismo vecino que había atropellado a Luna, pero su respuesta fue: “lo siento, he de irme, tengo prisa”. Mientras mi madre veía como su mascota se moría desangrada en la acera y su cuerpo temblaba, la respuesta del conductor fue que tenía prisa y que no podía ayudarles…

¿De verdad podemos permitir que esto pase? Luna no murió en el acto, sufrió mucho y durante varios minutos. Hubo tiempo de sobra para intentar ayudarla, pero no pudo ser… Porque nuestro vecino tenía cosas más importantes que hacer. Desde su silla de ruedas mi madre no podía llevarla a ninguna parte, ni siquiera cogerla. Así que Luna finalmente murió. Sin que mi madre pudiera acariciarla, ni tocarla, ni poder despedirse…

Nuestro vecino no socorrió a la pobre Luna. Le dio igual que mi madre y mi padrastro fueran en silla de ruedas y necesitaran ayuda para intentar salvarla. Arrancó el coche y se fue. Y lo hizo porque no pasa absolutamente nada. Porque en nuestro país la omisión del deber de socorro no es un delito si a quien dejamos morir es un animal.

Por eso hemos iniciado esta petición. Para solicitar al Ministerio de Justicia la inclusión de los animales domésticos en el Artículo 195 del Código Penal, referente a la omisión del deber de socorro. ¡Nuestras mascotas no son muebles, también merecen sus derechos!

Pedimos justicia por la muerte de Luna y por las formas de actuar de quien la atropelló. Justicia porque mi madre lo vio todo, no pudo hacer nada y nadie la auxilió. Justicia para que las leyes cambien y los animales dejen de ser tratados como si fueran simples cosas.

Si tienes mascota te puedes imaginar el gran sufrimiento que está siendo para nosotros haberla perdido de esta forma. Sobre todo para mi madre, que fue quien lo vivió. Yo me llamo Alberto, quería muchísimo a mi Luna, como toda mi familia, y me duele pensar que quizás su muerte se podría haber evitado si mi vecino no se hubiera largado así. Quiero que se haga justicia, y si no podemos depender del sentido común de la gente, que al menos nos ampare la ley. Firma por favor para cambiar ese artículo del código penal.
Los animales no son cosas. La omisión de socorrer a una mascota se tiene que castigar.

Animales tratados como si fueran basura, el pan de cada día en las protectoras de animales


En 2015, hace ya un lustro, escribí un post titulado Animales arrojados a contenedores de basura, más frecuente de lo que se pueda creer. Lo hice tras encontrar el Servicio Veterinario de Urgencia de Madrid Salud del Ayuntamiento de Madrid (SEVEMUR) un cachorro arrojado a un contenedor del madrileño barrio de Hortaleza. No hubiera sido noticia si no incluyera como novedad que le habían rodeado el hocico con cinta aislante.

Estos días vuelve a ser noticia un animal arrojado a la basura, un bulldog francés anciano. Y si acapara titulares es porque fue robado siendo aún cachorro. Porque que aparezcan animales arrojados a la basura, como si no valieran nada, como si el simple hecho de ser seres sintientes no tuviera ya per se un gran valor, no es nada excepcional aunque os cueste creerlo.

Los animales abandonados como si fueran desperdicios son una constante. Cualquier protectora lo puede corroborar. Yo también puedo. Mi gata Maya, que falleció ya anciana hace menos de un año, apareció siendo cachorra dentro de una bolsa cerrada y lanzada a un contenedor. Y en ese post de 2015 que os comentaba recopilaba todos estos casos recogidos en mi blog:

Lo que nos dice esta barbarie cotidiana es que necesitamos con urgencia lo que llevamos años pidiendo: campañas de sensibilización, una ley nacional de protección animal efectiva, que estos delitos se persigan con severidad, que haya condenas ejemplares, que la sociedad, los políticos y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado no hagan la vista gorda, que las administraciones públicas asuman su responsabilidad.

No sé vosotros, pero yo no quiero una sociedad en la que abunden personas capaces de hacer eso; no quiero una sociedad con gente así porque es una sociedad más violenta y peligrosa, peor para todos a muchos niveles.

¿Qué debemos hacer si encontramos comida con veneno u objetos punzantes?

Pasó hace un par de semanas. La preciosa Bilma estuvo con sus dueños por Arganda y allí encontró un apetitoso bocado de comida que, desgraciadamente, algún monstruo a dos patas había llenado de clavos que había en comida.


Tuvieron que operarla de urgencia y, por suerte, Bilma sigue aquí para contarlo.

Es un caso, solo un caso más, de los muchos que se dan en todo el territorio español. Carne o salchichas rellenas de agujas chinchetas, cristales o clavos, también bañadas en veneno. Perros que sobreviven tras pasar por costosas (en todos los sentidos) intervenciones como esta dálmata, perros que mueren, parques y jardines minados que pueden dañar a otro tipo de animales, también silvestres.

En paralelo, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado suelen alertar de este comportamiento delictivo en sus redes sociales. Insisto que demasiado habitual y cuyos autores, desafortunadamente, suelen quedar impunes.


¿Qué debemos hacer si encontramos comida envenenada o con objetos punzantes en la vía pública? ¿Cómo debemos proceder para intentar dar con el culpable y que pague por ello? Lograr que esas acciones tuvieran su castigo sería la mejor manera de ponerles freno.

Para responder a esas preguntas contacté con la experta den derecho que afecta a los animales Mercedes Ortolá(@LexMerche en Twitter, os recomiendo que la sigáis), que se puso en contacto con policías locales de diversos puntos del país y agentes de la Guardia Civil.

Mercedes Ortolá explica que la vida del animal es «un bien jurídico protegido» y que esa conducta delictiva «está tipificada en el código penal en su artículo 337″. Coincide en que “este tipo de actos vandálicos los podemos encontrar a lo largo y ancho de todo el país”, obra de “alguien que odia a los animales, o simplemente que odia a la gente que no retira las deposiciones de los perros y quiere hacer el máximo daño al animal, o simplemente porque sí”. También en que “todos los agentes con los que he comentado el asunto me han dicho lo mismo, que es difícil imputar un delito si no se tienen pruebas suficientes, porque con la sospecha no le vale a la Fiscalía. Sí que se realiza el pertinente atestado, pero si no hay sospechoso se queda en nada».

¿Qué hacer si encontramos esa peligrosa comida? Nunca retirarla, cuenta Mercedes: “Hay que llamar a la policía y no tocar absolutamente nada. Si tienes que esperar un rato porque están realizando otro servicio y no pueden acudir inmediatamente, hay que esperar. Debemos tener en cuenta que las llamadas de emergencia, sean a través del 112 el 092 o el 091, tienen su prioridad en función del aviso. Y es algo que a la gente parece que le cuesta comprender. Todos creen que su llamada es prioritaria y no es así”.

¿Por qué no se debe retirar la comida? “Si la gente no hace caso y retira la comida que tiene alfileres por ejemplo, nos encontramos en problema que rompen la cadena de custodia. En el momento que se encuentra el objeto de la actividad delictiva hay que delimitarla, no tocar absolutamente nada y prevenir a otras personas que se encuentren por la zona. Hay que esperar a que acudan los agentes y éstos ya se encargarán de recoger todos aquellos vestigios que se encuentren en la zona para analizarlos. Pasa igual si encuentran un ya animal fallecido. En este último caso, importante la necropsia del animal, para saber que ha ingerido y que le ha causado la muerte. Preservar la cadena de custodia para que se pueda instruir causa penal es muy importante”.

Vale, ya tenemos claro que no hay que tocar nada, llamamos a los agentes, esperamos y dejamos que la Policía o la Guardia Civil hagan su trabajo. Pero… ¿qué sucede si encontramos a la persona cometiendo ese delito, si nos topamos con el culpable con las manos en la masa?: «Cualquier particular que encuentre a una persona realizando una actividad delictiva, puede detener a otro, avisando de forma inmediata a los agentes de la autoridad para que realicen la detención oficial y le lean sus derechos» . Sobra decir que no debemos creernos superhéroes de barrio, que hay que usar el sentido común y no exponernos a situaciones peligrosas. También está en nuestra mano «identificar al infractor, mediante fotos o grabaciones, y remitirlas a los agentes». Por supuesto, también en estas situaciones es vital «no tocar absolutamente nada» para que tengamos más imputaciones por estos delitos.

Primer año de los Guauoyas, que han premiado a Oveja, de la película ‘Diecisiete’ y a Perruedines, de la serie ‘El vecino’

Este año, por vez primera, además de Goyas tenemos Guauoyas. Son una estupenda iniciativa de SrPerro nacida para reconocer las mejores actuaciones de perros en dos categorías, largometrajes y series. Una manera más de poner en valor a nuestros compañeros peludos que además tiene una vertiente solidaria, porque los premios para los ganadores son unas ilustraciones de Blowearts y pienso donado por Tiendanimal para las protectoras de su elección.

En esta primera edición los premiados han sido Oveja por la película Diecisiete de Daniel Sánchez Arévalo; y Perruedines por El Vecino, la ficción creada por Miguel Esteban y Raúl Navarro. Ambas, casualidades de la vida, disponibles en Netflix.

El primero aparece en una película en la que está más que presente la protección animal y el vínculo que se establece entre este perro abandonado y un joven, el actor Biel Montoro que acabó adoptando a su partenaire cuadrúpedo. La segunda, porque es perra aunque interprete a un macho, visibiliza que los perros con enfermedades crónicas, lesiones o discapacidad tienen una vida que merece ser vivida.

He tenido la fortuna de ser miembro del jurado de estos premios que espero se repitan año tras año junto a Alberto Rey, periodista especializado en series de TV; Anabel Vázquez, periodista de lifestyle; el ilustrador y fundador de Blowearts Pablo Gómez y la fundadora de la web SrPerro e impulsora de la iniciativa Micaela de la Maza.

Melisa Tuya:

Diecisiete tiene el gran mérito de mostrarnos que no se puede dar a nadie por perdido, ni a un perro abandonado ni a un chaval problemático. También que no podemos juzgar a los demás por nuestras primeras impresiones. Y lo hace llevando la realidad de la protección animal a un largometraje, algo que en muy contadas ocasiones hemos visto bien plasmado. Merece sin duda alguna este reconocimiento.

Alberto Rey:

Oveja es simplemente un perro. O, por qué no, un chucho. Uno maravillloso. A mí, que sólo he tenido chuchos, esa me parece una palabra preciosa. Cuando uno habla de su amigo perruno así le está dando más categoría de amigo que cuando nombra su raza o su (puaj) pedigree. Diecisiete va de amigos y de chuchos, que en el fondo son la misma cosa. Vivan los chuchos.

Anabel Vázquez:

Cuando terminé de ver Diecisiete escribí unos diecisiete mensajes recomendándola y todos incluían la palabra Oveja. Esta película tan mínima y tanmáxima me encantó. Ójala todos tuviéramos un Oveja que nos diera impulso para llegar donde queremos.

 

Anabel Vázquez:

Perru tiene la mirada magnética de las grandes estrellas clásicas. Me recuerda a Bette Davis, pero me inspira más ternura. Tenía el premio asegurado.

MelisaTuya:

Es todo un acierto que el equipo de El Vecino apostara por dar el protagonismo peludo de la serie a Perruedines (Ratoni), una perra rescatada del abandono y con discapacidad. Necesitamos que los animales de compañía dejen de considerarse accesorios de moda y en ese cometido las películas y las series tienen mucho por aportar, apostando por poner en valor todo tipo de perros y dejando de fomentar razas concretas tras las que luego llegan demasiados caprichos estéticos y malos criadores a los que no les importa el sufrimiento animal.

Alberto Rey:

Perruedines llega a El Vecino sin nombre… y sin ruedines. Su bautizo es de las cosas más divertidas de la serie de Raúl Navarro y Miguel Esteban. Pocos perros recuerdo tan piropeados en una ficción. Guapo, guapo y guapo (aunque en realidad es guapa: Perruedines es hembra). Que tenga ruedas es lo de menos. Hay mucho y mucho bueno en cómo una serie que en el fondo es una comedia cafre trata a una criatura tan especial.

Al menos 1.400 perros con pedigrí salieron de la fábrica de cachorros de pesadilla en la que tenían 270 chihuahuas con las cuerdas vocales cortadas

La semana pasada fue noticia la desmantelación de un criadero ilegal de chihuahuas, pomeranias y caniches en el que algunos animales tenían las cuerdas vocales cortadas para que no ladraran. Una noticia que amplié con un post.



Ha habido mucha gente interesándose por esos perros
por diferentes vías, ofreciéndose para adoptar alguno de ellos o para tenerlos en acogida, incluso recriminando a los medios que no demos información sobre dónde dirigirse para ofrecer su ayuda.

Probablemente gente con buena intención y el corazón sobrecogido por este maltrato terrorífico. También probablemente en un buen porcentaje, gente movida más por el impulso que por la reflexión, cuando siempre es más recomendable lo segundo que lo primero cuando se abre las puertas de tu hogar a un animal. Y no puedo evitar pensar que entre ellos hay muchos que, lo que buscan consciente o inconscientemente, es un chihuahua gratis.

Siempre que hay una noticia de incautaciones de perros minis de razas de moda, como ésta última, siempre se suceden las peticiones de gente que quiere adoptar o acoger uno. Todos ellos deberían hacer un importante examen de conciencia. Si alguien tiene interés en adoptar o acoger, en ayudar a perros y gatos de todo tipo que lo han pasado mal de diferentes maneras, hay multitud de protectoras con un montón de animales que lo necesitan urgentemente. No hay que esperar a todos estos, los hay que necesitan ayuda ya mismo. ¿O es que solo quiere ayudar si es un chihuahua o un pomerania?

Los perros de esta noticia no están en adopción. Por favor, que quede claro. Así lo contaban las organizaciones que se han hecho cargo de ellos en una nota de prensa: «FAPAM y ANAA se han hecho cargo de la custodia, cuidados y atención veterinaria de todos estos perros que además psicológicamente también necesitan ser rehabilitados, a consecuencia entre otras del confinamiento y hacinamiento al que han sido sometidos. Por el momento no es posible la adopción de ninguno de los perros«.

Una nota de prensa que da más información sobre esta fábrica de cachorros, que llevaba treinta años operando gracias a esos que quieren cachorros rápido y baratos sin preocuparse demasiado por su origen. Como bien apuntan estas asociacions: «Estas fábricas de cachorros no existirían si hubiera más conciencia entre la ciudadanía y a la hora de adquirir un animal de compañía no se colaborará con la explotación de animales y se diera una oportunidad a los miles de animales que se abandonan en España».

Al menos 1.400 perros con pedigrí salieron de la fábrica de cachorros de pesadilla. Al menos 1.400. Todo aquel que compre un animal por la vía fácil, sin interesarte a fondo en las condiciones en las que fue criado su futuro cachorro, es cómplice de sitios así, en los que el maltrato animal es la norma.

Los animales vivían en un zulo construido de manera ilegal en los bajos de un chalet. Se encontraban enjaulados en espacios pequeños y en unas condiciones «deplorables», según la Policía Nacional y en ocasiones había tres perros por cada jaula y los animales presentaban problemas articulares porque apenas podían moverse. El lugar no presentaba las mínimas condiciones higiénico-sanitarias, no tenía ventilación ni luz natural. El hedor era insoportable y el aire irrespirable, una actividad que el propietario de los animales llevaba a cabo de manera ilegal desde hace 30 años. Para evitar alarmas a los vecinos, a muchos de los animales se les seccionaron las cuerdas vocales y a las hembras destinadas a la cría habían sufrido cesáreas, amputaciones y tenían quistes en los ovarios.

Casi un centenar de jaulas apiladas era el lugar donde mantenían a los animales hacinados, toda su vida pisando un suelo de rejilla y sin poder hacer un mínimo de ejercicio. La vida de estos perros ha sido un infierno, encerrados en minúsculas jaulas sin apenas poder moverse, utilizados como máquinas de criar para conseguir un beneficio económico. Las hembras eran literalmente “explotadas” para conseguir el máximo número de cachorros para su venta.

Esta actividad se llevaba a cabo en la más absoluta ilegalidad, no presentaba ningún tipo de autorización de núcleo zoológico ni la correspondiente licencia de actividades.

Según la Policía Nacional “Se estima que llevan practicando esta actividad desde 1990. Desde entonces consta que han vendido al menos 1.400 perros con pedigrí, ya que son los que estaban dados de alta en la Real Sociedad Canina de España.

Según los cálculos de la Policía Nacional, los beneficios obtenidos superarían los dos millones de euros ya que los detenidos vendían los perros «de raza» por 3.000 euros, eso sin contar la venta de los canes sin pedigrí”.

En el momento de la incautación los perros presentaban problemas neurológicos, piómetras, malformaciones por la falta de ejercicio, fracturas consolidadas, en general diversos problemas de salud consecuencia directa de las pésimas condiciones de vida, de la cría abusiva/ explotación a la que han sometidos y de la ausencia de atención y cuidados necesarios para garantizar un mínimo bienestar.

FAPAM y ANAA se personarán como acusación particular en el procedimiento judicial, confiando en que los responsables de tanto sufrimiento paguen por sus actuaciones y que sea una condena ejemplarizante.

¿Horrorizado por el criadero en el que cortaban las cuerdas vocales de chihuahuas? Adoptar nunca fomentará prácticas así

La Policía Nacional ha desmantelado dos criaderos ilegales de chihuahuas en Araganda del Rey (Madrid), en una operación en la que han sido rescatados unos 270 perros. Una noticia que te contábamos ayer en @20m. Un tipo de noticias demasiado habituales que indican lo mal que se cría (producen animales mejor dicho) en este país.

Muchísima gente la ha leído, indignada por esas prácticas. Siempre me alegra que esas noticias tengan mucha audiencia, por la esperanza de que cale el mensaje de que no se puede comprar un perro fomentando el maltrato animal.

Porque no vale de nada indignarse y luego encapricharse con la idea de tener un bichón maltés, un shiba inu o un border collie y buscar la opción más rápida y barata para conseguirlo.

Comprar por anuncios clasificados por Internet, a particulares, en tiendas, a granjas que trabajan múltiples razas… es probable que tenga detrás desconocimiento y economía sumergida en el mejor de los casos, mucho sufrimiento en el peor.

Si se compra es obligado visitar las instalaciones del criador, que debe estar especializado en esa raza y no en una docena; conocer a la madre; comprobar que el criador está registrado y tiene afijo; esperar a que el cachorro tenga cuatro meses antes de separarlo de sus hermanos y su madre y recibirlo con todos los papeles y vacunas que estipulan las leyes que, por nuestra región, correspondan.

Pero siempre es mejor adoptar. La opción más solidaria, la más necesaria, la que siempre salva vidas, con la que no estaremos jamás apoyando a gente sin corazón.

Trosky es un bichón maltés joven, de seis kilos, que ha procede de un criadero en el que estuvo toda su vida encerrando cubriendo hembras para producir cachorros.

Busca una familia  que tiene que tener paciencia, porque nunca ha vivido en una casa y tiene que aprender de todo. Eso sí, tiene muy buen carácter, tanto con las personas como con otros perros.

Está en Toledo, pero se envía a toda España.

Contacto: 654737370 (dejar WhatsApp)

 

 

Hansel, el pitbull usado para peleas que ahora trabaja para los bomberos y es embajador de su raza

Hansel es un perro entrenado para detectar acelerantes, sustancias que pueden estar detrás de los incendios intencionados. Hasta ahí, nada fuera de lo normal. Muchos perros nos ayudan a vivir más seguros, a que se persigan delitos, gracias a su prodigioso olfato. Lo llamativo de este caso es que se trata de un pitbull, raza sobre la que pesan demasiados estigmas.

Más aún. Es un perro que fue usado para pelear contra sus congéneres. Fue rescatado junto a otras tres decenas de estos animales de un sitio en el que monstruos a dos patas se divertían viendo como los perros se destrozan en Ontario, Canadá. La ley imponía que fueran eutanasiados, ya que esa raza está prohibida, pero Rob Scheinberg, dueño de un santuario, evaluó a todos los animales incautados para determinar su capacidad para vivir en sociedad y ser entrenados.

21 de los 30 pitbull se aprobaron las pruebas de Dogs Playing For Life, una organización de Florida que provee de perros entrenados a veteranos del ejército. Solo el hecho de que ese elevado porcentaje demostrase ser apto para tener una segunda oportunidad ya sería noticia.

Lo es el hecho de que Hansel ahora sea un perro ejemplar que presta valiosos servicios a la sociedad. De hecho se trata del primer y único perro que trabaja en Nueva Jersey junto a las autoridades y en beneficio de la comunidad. En los medios locales que cuentan su historia apuntan a que probablemente sea el único pitbull con un desempeño así en todo Estados Unidos. No me extrañaría que lo fuera del mundo.

Tyler Van Leer es el bombero que trabaja junto a Hansel en Millville, y asegura que aunque muchos crean que los pitbulls no valen para hacer este tipo de trabajo, están en un error y su perro es la prueba tangible; también que “es muy complicado” convencer a la gente que son grandes perros, grandes en el sentido de geniales, útiles, cariñosos…

Esperemos que Hansel sea embajador de su raza, que ayude a hacer entender que son perros, sin más, víctimas de forma injusta de tener un físico poderoso y, con demasiada frecuencia, de acabar en manos infames.

Este es Miliano, un mestizo de pittbull que está en adopción en Asturias, también a la búsqueda de acogida y de padrinos. «Fue abandonado muy joven y ya pasa de los 7 años. Ha estado en una casa de acogida este último año y nos cuentan que es formal, obediente, cariñoso y muy sociable».

Contacto: info@aprever.es

Estamos locos por los animales. Los queremos felices y defendemos sus derechos. Nos gustan, aprendemos de ellos, nos divierten y soñamos con una sociedad cada vez más respetuosa con ellos.

Esa es la declaración de intenciones del nuevo grupo que 20minutos.es ha abierto en Facebook con el nombre de Animaleros. Os invito a sumaros a él, a participar, para lograr que sea una comunidad útil para todos, sobre todo para los que no tienen voz.

Nueve libros con los que aprender a respetar a los animales

Este domingo, con motivo de las celebraciones de San Antón, me pidieron en Hoy por Hoy Madrid de La Ser que recomendara varios libros que nos pueden ayudar a abrir los ojos ante la realidad de que los animales tienen derechos, que no son cosas, que sienten y que cada uno de ellos es un individuo único y, por tanto, una vida valiosa, igual que nosotros.

Por suerte hay muchos. Tantos que es difícil e injusto elegir. Finalmente seleccioné títulos muy distintos que nos enseñan y, al mismo tiempo, son muy disfrutables. Os traigo los libros de los que hablé y algunos más.

Empiezo por un cuento. Uno de esos que gusta y emociona a los niños y también a sus padres mientras se lo leen. Porque como dice su autora, «el cambio hacia una sociedad más justa para todos comienza por los niños, y lo más radicalmente trascendental que podemos hacer nosotros por el futuro es educarles».

Galgui es un cuento que recoge una historia inspirada en una real, en la de un galgo abandonado que fue rescatado por la protectora Arca de Noé de Córdoba y acogido cuando tenía pocos días por la autora del libro, científica en el csic, escritora y madre María José Rodríguez. Las ilustraciones, que nos presentan un galgo con cara de lápiz inolvidable, son preciosas. Son obra de Andrés Arcos, que forma parte del equipo de la preciosa película de animación Klaus, que aspira a un Oscar. Nació por crowdfunding así que se puede comprar desde la web de la autora.

El veterinario y comunicador Carlos Rodríguez tiene varios libros recomendables, pero yo recomendaría uno que publicó hace tres años con el título Llévame contigo, guía de adopción responsable (Oberon), un libro que en su prólogo y su presentación ha contado con Dani Rovira como padrino y está trufado de fotografías e historias de adopciones, rescates, encuentros… Además de aportar su conocimiento sobre la situación que existe en nuestro país respecto a la protección animal, da voz a muchos familias en las que hay un animal y que tienen algo que contar.

De como los animales viven y mueren, de Javier Ruiz, no centra el foco como los anteriores en los animales de compañía, habla también de aquellos de los que nos alimentamos, de los que usamos en espectáculos. Es un ensayo que tiene el mérito de poner sobre la mesa un debate imprescindible, el del trato que damos a los animales, nuestra relación y responsabilidad con ellos.

Si hablamos de ensayos con los que aprender de los animales, de su rica vida emocional, de dónde viene su domesticación, de la responsabilidad que tenemos con ellos, también destacaría La vida emocional de los animales de Marc Bekoff y editado por Fundación Altarriba y todos los libros de Desmond Morris, empezando por El mundo de los animales.

Novelas hay muchas. Para los más pequeños me resulta inevitable recomendar Gran Lobo Salvaje de René Escudié. El primer libro, editado por Barco de vapor, que yo recuerdo haber terminado de leer sola.


Y, por supuesto, está el gran Jack London. Excelente escritor de calidad incuestionable, fue probablemente pionero en girar el foco hacia perros, lobos y sus mestizos, con el marco de la fiebre del oro y el desierto helado del norte de América. Todo lo que ha escrito merece la pena, pero Colmillo blanco y La llamada de la selva son magníficos. Equivocadamente clasificado como juvenil y carente de interés para los adultos, encierra mundos enteros de etología intuida, observación del comportamiento animal de primera mano, aventuras crudas y una exploración de la naturaleza humana y de nuestra relación con la naturaleza y con otros animales. No os podéis conformar con haber visto alguna de las películas, hay que leerlo.

Termino recordando que tenéis mi última novela, Mastín y la chica del galgo, a la venta en la web de la Fundación Amigos del Perro y con todos los beneficios que genere para sus animales.


¿Qué libros añadiríais a estas recomendaciones?

Cuidado antes de arrancar el coche los días de frío, puede haber un gato dentro

En torno a las seis y media de la mañana. Mi perra va olisqueando la calle, con ganas de hacer los deberes pronto para volver al calor de nuestra casa, en la que ahora dormitan tras desayunar tres gatos. Tula es almeriense y friolera. Al pasar junto a un coche, cuyos cristales su dueño tendrá que rascar para poder conducir si lo va a necesitar pronto, un gato blanco y sucio sale por debajo y desaparece tras regatear unos contenedores.

Sale por debajo, pero tal vez salía de su interior. Del calor que el motor albergaba cuando fue allí aparcado. Muchos gatos callejeros se guarecen en el interior de los vehículos, aprovechando la temperatura residual durante los días de frío como los que ahora vive Madrid.

Hay muchos gatos sin dueño malviviendo en nuestras ciudades. Sombras fugaces condenadas a una vida corta sorteando distintos peligros. Y los hay que a veces, por demasiado jóvenes, ancianos o enfermos, quedan atrapados dentro de esos mecanismos, que incluso acaban heridos o muertos al poner el coche en marcha y no poder salir.

Por eso en estas fechas conviene recordar la necesidad de dar un par de golpes, de leves patadas a las ruedas delanteras o a la chapa que al al lado o tocar levemente el claxon, antes de arrancarlo, para asegurarnos de no acabar con una vida de camino al trabajo o al colegio de los niños.

Es mucho más habitual de lo que suponéis.

Rabito es joven, apenas tiene cuatro meses. Es juguetón y cariñoso, como buen cachorro, y busca un hogar.

Contacto: Adopciones@madridfelina.com

¿Tienes perro? Cuidado al entrar o salir de los ascensores

En muy poquito tiempo hemos mostrado en 20minutos dos vídeos que, por suerte, han acabado bien, pero que también muestran que los ascensores pueden ser muy peligrosos para nuestros perros.

Yo siempre lo he tenido presente. Era adolescente cuando una amiga de mi madre perdió a su perro, uno de pequeño tamaño, por culpa del ascensor de su vivienda. Aún recuerdo el impacto cuando me explicó que había muerto ahogado al quedar atrapada la correa entre las puertas.

Casi me alegré de vivir en un tercero sin ascensor.

Ahora que vivo en un tercero con ascensor, siempre tengo cuidado con las correas y las puertas. A mis perras las suelto ya al cruzar el portal si veo que no hay vecinos. De haberlos, las he llevado siempre bien sujetas, con la correa corta, y me aseguro de que entren a mi lado.

A mi hija también le he explicado el riesgo que tienen para que esté pendiente de que entra sin correa o con la correa controlada.

Lo que nunca hay que hacer es dejarles sueltos con la correa arrastrando, llevarles con correas extensibles sin controlar en la mejor tradición del perro cometa o quedarse de charla con algún vecino ante el ascensor si hay peligro de que se abra la puerta y entre.

A ver. Tampoco quiero con esto crear alarmismo. Es cierto que lo normal es que no pase nada, que estos accidentes son raros. Pero no lo son tanto, así que conviene adoptar ciertas precauciones.

No cuesta nada y nos puede evitar un buen disgusto. ¿No creéis?


Max es un pitbull que lleva prácticamente toda vida en la perrera de Jaén. Tiene siete años así que su edad, unido a que es un PPP, hace muy difícil la tarea de encontrar un hogar.

Me cuentan que es tranquilo, bueno y cariñoso. “Tiene una leve cojera en una de sus patas traseras, fruto de una vida durmiendo sobre el frío suelo de un chenil, y con los años, sus huesos se resienten. Pero puede hacer vida normal. Aunque es un perro sociable, se lleva mucho mejor con perros pequeños que con grandes. A los grandotes casi que prefiere verlos de lejos”.

Contacto: ageraaproyectohogar@gmail.com 670 95 96 88