Motivos de sobra para reflexionar sobre los caballos en terapia en España

Hoy cedo este espacio a Nuria Máximo Bocanegra, Directora de la Cátedra Institucional Animales y Sociedad URJC, que organizó el pasado fin de semana las Jornadas Intervención y Terapia Asistida con caballos: ética y bienestar del animal de intervención, de las que ya os hable la pasada semana y cuyo resumen os muestro al final del texto de Nuria Máximo.

La Cátedra Institucional de Investigación Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos nace en 2016. El bienestar animal y la promoción de la salud con los animales como mediadores (intervenciones asistidas con animales) son objeto de esta cátedra y disciplinas incorporadas en fechas muy recientes al ámbito universitario europeo. La Cátedra es la primera de estas características en la universidad pública española.

Es necesario regular y primar la profesionalidad en el creciente sector de las terapias con animales, donde no es oro todo lo que reluce. Regularlo teniendo en cuenta el bienestar de los animales que participan en estos programas, tanto como la calidad de los mismos.

Nos sobran motivos para reflexionar. No encontrarás ni una referencia a los animales en las distintas acepciones de la palabra inteligencia que nos ofrece la RAE, que sí incluye, sin embargo, ‘inteligencia artificial’. Otro ejemplo del insoportable sesgo antropocéntrico de la lingüística lo podemos encontrar en la palabra lenguaje, a la que el diccionario sí asocia el ‘lenguaje máquina’. Pero ni rastro del rico, diverso y poderoso ‘lenguaje animal’. (Astrid Guillaume, zoosemióloga y profesora de la Universidad París-Sorbona)

Nos sobran motivos para reflexionar. Puestos a dominar, los humanos dominamos hasta el propio concepto de ‘bienestar animal’, que estamos empezando a diseñar —no sin un importante estruendo de marketing— más a nuestra medida que a la suya. Un país europeo —ojalá que pronto sean muchos más— ha considerado necesario proteger también las necesidades emocionales de un ser eminentemente social, como es el caballo. El país es Dinamarca y las medidas que ha puesto en marcha son la prohibición de poseer un solo caballo junto a la obligación de que éstos puedan estar juntos y salir de las cuadras al menos una vez al día. (Coby Bolger, jinete y experta en nutrición equina natural).

Nos sobran motivos para reflexionar. A terapia es frecuente que se destinen caballos mayores, con dolencias y, a veces, con dolor. La terapia en estas condiciones no sólo hace sufrir al animal, tampoco aporta al usuario los efectos beneficiosos de una técnica basada en la cadencia del movimiento (Lucy Rees, zoóloga galesa autora de libros como ‘La mente del caballo’ y ‘La lógica del caballo’).

Nos sobran motivos para reflexionar. No sabemos cuántos caballos se destinan a terapia en España. Lo desconocemos pese a que las intervenciones de corte terapéutico con caballos se dirigen, por este orden, a neurorrehabilitación y discapacidad, educación y psicología y psiquiatría. Impensable en otros ámbitos de la salud humana, ¿no te parece?

Nos sobran motivos para reflexionar, y a mí me falta tiempo y espacio para resumir las interesantes aportaciones de los profesionales que han acudido a la llamada de la Cátedra Institucional Animales y Sociedad de la URJC para empezar a hablar del bienestar del caballo de intervención. Todos a una hemos coincidido, eso sí, en pedir a la Administración que regule —y que lo haga pronto, por favor— un sector en auge, con el fin de evitar el intrusismo y las malas prácticas. Y promocionar el bienestar del animal, ese valiosísimo compañero de trabajo —nunca instrumento— que es el caballo. Por empezar por algún sitio se me ocurre que la Administración podría poner en marcha un registro de centros y actividades.

Nos sobran motivos, ¿o no?

Estrella y Chismito, caballos de terapia. (Fundación MHG)

Termino compartiendo las conclusiones de las jornadas:

Los profesionales que participaron el 19 y 20 de octubre en las Jornadas ‘Intervención y Terapia Asistida con caballos: ética y bienestar del animal de intervención’ organizadas por la Cátedra Institucional de Investigación Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos y la asociación terapéutica Psicoanimal, coincidieron en la necesidad urgente de regular las Intervenciones Asistidas con Animales (IAA), unas prácticas que afectan a la salud y el bienestar de los pacientes y los animales que participan.

Lo hicieron ante Enrique Alonso, miembro permanente del Consejo de Estado y jurista especializado en derecho administrativo y medioambiental, que intervino en la inauguración de las Jornadas y afirmó que “la intervención asistida con animales está en la agenda europea, y se posiciona como una alternativa para evitar el maltrato y el abandono de caballos mayores”.

“La regulación de la formación y de los centros es inexistente en España e irregular en Europa”, incidió Nuria Máximo, que llamó la atención sobre el hecho de que no existe un registro de entidades y centros en los que se realizan IAA en nuestro país. De hecho, se desconoce el número de caballos —de los más de 312.000 censados en España— que son destinados a este tipo de intervenciones.

“Las explotaciones equinas en la actualidad no tienen obligación de registrarse como establecimiento de apoyo social. Esta situación de vacío legal y de ausencia de intervención administrativa es inimaginable en otros ámbitos que afectan a la salud humana, sin olvidar que el bienestar de los animales que intervienen también está en juego”, valoró la directora de la Cátedra. Máximo abogó por que “la Administración junto a un panel de expertos regule unas intervenciones cuyos ámbitos más frecuentes de actuación son, por este orden, neurorrehabilitación y discapacidad, educación y psicología y psiquiatría”. Como han hecho otros países de nuestro entorno. “Es el caso de Italia donde desde hace cuatro años existe una regulación que garantiza la calidad de las prácticas, la cualificación de los profesionales, la seguridad de los pacientes y el bienestar de los animales”, argumentó la directora de la Cátedra A&S.

Sandra Marín, de la asociación Psicoanimal, defendió una Guía de Buenas Prácticas en IAA de la que, entre otros puntos, destacó “la necesidad de que los profesionales tengan una formación específica”. Marín recordó la falta de ética en el cuidado de algunos caballos de terapia y su posterior abandono o reventa cuando se hacen mayores: “desde Psicoanimal denunciamos estos maltratos por acción u omisión y elegimos una política de bienestar animal, donde los protagonistas de estas terapias son tratados y respetados como compañeros y no como instrumentos”. Las entidades privadas que homologan cursos apenas tienen protocolos sobre el bienestar de los caballos, destaca la representante de Psicoanimal, para quien “el 80% de las malas prácticas son producto de la desinformación”

A la zoóloga galesa Lucy Rees, experta en etología y doma equina natural, correspondió el acercamiento científico al comportamiento del caballo. Rees, autora de libros como ‘La mente del caballo’ y ‘La lógica del caballo’, entre otros, denuncia que “con cierta frecuencia a terapia se destinan caballos con dolor que por tanto se mueven mal y, además de sufrir, no aportan ningún beneficio a la terapia [basada en la cadencia del movimiento]”. Rees está afincada en Extremadura desde hace 18 años, donde desarrolla un estudio con pottokas salvajes, raza de pony vasco en peligro de extinción.

El educador canino y experto en IAA David Ordoñez se centró en la influencia del pensamiento humano en la definición del bienestar animal. Ordóñez es coautor, junto a Rafael Martos-Montes, miembro de la Cátedra, del estudio más completo sobre la situación del sector de las Intervenciones Asistidas con Animales en España. Según el informe, el caballo es el segundo animal más empleado en IAA en nuestro país por detrás del perro, y forma parte de los programas del 25% de las entidades analizadas (encuesta realizada en 2015).

La mirada a la salud de los caballos corrió a cargo de las veterinarias Carlota Álvarez, especialista en medicina veterinaria tradicional china, y Marga Zabala, especialista en terapia manual del caballo, en tanto que Coby Bolger habló de la nutrición equina, en concreto de la dieta natural. Bolger explicó que “existe una conversación a nivel europeo sobre bienestar animal y, como fruto de esta preocupación, nacen normativas como la que en Dinamarca prohíbe a los propietarios tener un sólo caballo y obliga a que éstos puedan verse y salgan al paddock al menos una vez al día”.

De la Fundación MHG, Olivia del Rosario, terapéutica ocupacional, explicó la importancia de que los caballos vivan en un entorno abierto, libres y en manada. Este modelo propicia su bienestar y redunda en la calidad de las intervenciones practicadas con animales equilibrados. Rocío Fernández, experta en IAA en Psicoanimal, expuso casos reales, tanto grupales como individuales.

La conferencia de clausura corrió a cargo de la zoosemióloga Astrid Guillaume, profesora de la Universidad de París-Sorbona, que defiende la importancia de escoger bien las palabras y alerta sobre cómo éstas y los silencios afectan al bienestar de los animales. Guillaume abogó por “la necesidad de integrar la figura del animal en alguna de las acepciones que definen palabras como inteligencia o lenguaje, de las que se encuentra ausente, contrarrestando el sesgo antropocéntrico de la lingüística”.

6 comentarios

  1. Dice ser Más disparates, con disfraz de erudición

    La «prestigiosa» Universidad (privada) que ha dado cabida a tan grotesca «Cátedra» es últimamente muy famosa. Ciertas titulaciones por ella generosamente prodigadas la han dejado absolutamente descalificada.
    Ya poca gente valora sus títulos, basta goglear “URJ y títulos” y sale un montón de basura.
    El contenido del artículo, preocupado mucho más por el «bienestar animal» que por la eficacia de las terapias, olvida un principio básico, más bien lo niega por completo:
    LOS ANIMALES DOMESTICOS EXISTEN PARA SERVIR AL HOMBRE.
    Para experimentar con ellos en laboratorio, para comérnoslos (a ellos o a sus productos), para aprovechar partes de su cuerpo (lanas, cueros…), para que nos hagan compañía (mascotas)… y sí, también para curarnos mediante terapias (las que sean eficaces, dejando aparte el muchísimo cuento que hay en esta materia, con tanto “etólogo” y otras profesiones de nombre rimbombante, útil para ocultar la absoluta falta de seriedad que bajo ellos subyace).
    Se usa el término “antropocéntrico” con matiz peyorativo, cuando es justo, justo, lo contrario. El ser humano debe ser el centro de nuestras preocupaciones, de nuestros esfuerzos. Otra cosa supone degradarnos, y en definitiva condenarnos a la extinción.
    Que es lo que conseguirían los animalistas si pudieran campar por sus respetos. En Occidente, cuna de toda chaladura novedosa, por antinatural que sea, tienen un gran porvenir; lástima (para ellos) que el Islam sea –por razones estrictamente demográficas- el futuro de la Humanidad, y que con el Islam vayan a tener un porvenir digamos que bastante negro.

    24 octubre 2018 | 9:49

  2. Dice ser Chapeau!! Al comentario 1.

    Se puede decir mas alto pero no mas claro.

    24 octubre 2018 | 14:39

  3. Dice ser Comentario 1

    Dar mejor trato a los animales nos condena a la extinción?
    Islam?

    Vaya tropa con sus necesidades de dioses…

    24 octubre 2018 | 21:50

  4. Dice ser Pues verás... Asi es

    No es dar mejor trato a los animales lo que nos condena a la extinción. Nos condena el animalismo.
    Dar un mejor trato a los animales es una cosa perfectamente lógica que dignifica al ser humano, siempre que se mantenga dentro de los límites racionales y funcionales.
    El animalismo supera esos límites pretendiendo otorgar derechos a los animales, haciéndoles miembros de la familia como si fuesen hijos, y sobre todo sustituyendo la necesidad lógica y natural del amor de otros seres humanos por el aberrante «amor» a los animales.
    El resultado es que mucha gente deja de formar verdaderas familias, que son sustituidas por individuos aislados o como mucho por parejas pero sin hijos. En lugar de hijos tienen perros o gatos. Perrhijos.
    Esto ayuda a la crisis de población que vive Occidente, fruto del animalismo y de otras aberraciones parecidas.
    El Islam se caracteriza por su enorme número de hijos.
    De forma que por razones puramente matemáticas el Islam va a dominar a Occidente, al tener muchos hijos mientras que los occidentales tienen muy pocos.
    Y por mucho que te horrorice, en tus últimos años vivirás en una sociedad teocratica, dónde no se sabe lo que es la libertad, y dónde un comentario como el que haces sobre las necesidades de dioses te llevará directamente a la cárcel.
    Cuando eso te pase agradeceselo entre otras cosas al animalismo.

    25 octubre 2018 | 8:19

  5. Dice ser Pues veras

    Matado el perro… acabado el islam? Me parto.

    Ronda de supernova para tod@s, ruego a dios.

    25 octubre 2018 | 19:10

  6. Dice ser Y otras aberraciones parecidas

    Habría que «matar varios perros», no solo al animalismo.
    Qué le vamos a hacer, lo escrito era muy largo… te comprendo bien.
    Dont worry, be happy… (ya sabes)

    26 octubre 2018 | 7:10

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