Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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‘Jaimito’: la webserie basura de Kiko Rivera

1El año pasado celebré algo muy importante en un restaurante del centro de Madrid. El sitio era un poco caro y pijo, pero la ocasión era tan especial que lo merecía. Se trataba de un negocio con dos partes: una de bar, donde la gente estaba viendo el fútbol (era el día que comenzaba el Mundial de Brasil) y otra de restaurante, donde la calma y el ambiente íntimo imperaban. Todo empezó a torcerse cuando, nada más sentarnos, escuchamos a un tipo bastante famoso dar gritos desde la mesa que estaba al otro lado de la sala. Junto a él había tres personas que no hacían más que el ruido normal de mantener una conversación. Pero él no. Se comunicaba a voces con sus acompañantes y con los camareros. Y cuando escuchó que alguien había marcado un gol en el partido que se estaba emitiendo, se levantó alzando la voz preguntando de quién era el tanto. El remate, antes de irse, fue ponerse a hablar por el móvil con el altavoz. Se escuchaba todo lo que se contaba con una mujer que le había llamado. Tras todas estas faltas de respeto a los que estábamos intentando pasar una buena noche, se fue junto a sus acompañantes. Sí, ese famoso era Kiko Rivera.3

Tras presenciar aquello, uno se pregunta cómo un tipo que no cuenta con la mínima educación de comportarse en un sitio público puede aspirar a algo más que a vivir del cuento en los programas de la telebasura rosa. Hasta que te das cuenta de que hay un grupo de comunicación que le puede permitir todo eso y mucho más. Sí, con Mediaset es posible que alguien como el hijo de Isabel Pantoja pueda ser protagonista de una serie. Aunque solo se emita en Internet. Ésta se llama Jaimito, está formada por sketches de algo menos de 10 minutos y es sin duda la mayor bazofia que se verá en este 2015. Aunque seguro que de clics y visitas irá sobrada, dado lo bien que funciona la web de Telecinco y la curiosidad que hay por este personaje.

4Esta auténtica basura en formato de webserie (que produce José Frade, el experto en hacer de lo malo un negocio) trata de contar la vida de un chaval disperso que lo más que hace es dormirse en clase. El primer capítulo es el de su nacimiento, en el que no falta nadie: Soledad Mallol y Fernando Esteso son su madre y su abuelo, respectivamente. También aparece el difunto Pedro Reyes. Los tres le dan un poco de verosimilitud al esperpento. Lo malo es que es el propio Paquirrín quien narra hasta que aparece al final del sketch. El segundo va de que se queda sopa en una clase de historia y sueña con que es un centurión romano. Lo que me ha hecho experimentar los 8 minutos más largos de mi vida a la hora de ver un producto televisivo5

Hay que decir que Telecinco rechazó, con buen criterio, emitir esto en televisión. Pero lo que no es admisible es que haya aceptado que esté en su web. Una vez más, Mediaset está contribuyendo a reinventar la telebasura (en este caso, a través de Internet). Es un insulto para cualquier profesional que se deja la vida en un guión, una dirección o una producción. Que haya actores conocidos que se hayan prestado a esto (lo de Esteso no sorprende) tampoco se entiende. Supongo que más cornás da el hambre.

Me resulta incomprensible que alguien que ya ha demostrado no saber hacer nada delante de unas cámaras ahora pueda ser actor. Por muy hijo de torero y tonadillera convicta y condenada por blanqueo de capitales sea. Lo peor de todo es que no hay nada que se pueda salvar en Jaimito. El guión es malísimo, las risas enlatadas son de pena y solo ver a Paquirrín de personaje principal da grima.

2Como decía antes, todo esto dará igual: seguramente, triunfará. Sus predecesoras, como Gym Tony, ya lo han hecho en la televisión. Escenas de matrimonio también puede citarse como uno de sus referentes. Hasta la última ‘maravilla’ de Telecinco, Ancladoses mejor que esto.

Lo que más pena da de todo esto es que se confirma ese tópico que muchas veces quieres negar por exagerado: si eres un famosillo del tres al cuarto, siempre habrá un grupo de comunicación que te dé la posibilidad de vivir del cuento. Del que sea. Pero esto de darle una serie a un incapaz interpretativo ya es pasarse.

Alatriste: mucho más que un fracaso

En mayo de 2014, me tocó moderar una mesa sobre series de televisión dentro de unas jornadas de novela histórica organizadas por Best Seller Español. Entre los ponentes de mi turno había tres guionistas. Uno de ellos era Curro Royo, que trabaja en Cuéntame y que fue invitado en representación de Alatriste1

En alguna de sus intervenciones, y preguntado por su serie, Curro defendió el trabajo que habían realizado dos compañeros más, su coordinador y él mismo al adaptar las novelas de Arturo Pérez-Reverte, reivindicando que el propio escritor había avalado la adaptación para Telecinco de su personaje. Además, se quejó de que los capítulos se hubiesen guardado en un cajón y no se hubiesen estrenado. Todo en un momento en el que ya circulaban rumores de que había sido el propio Paolo Vasile el que había parado la emisión, tras no haberle gustado nada el resultado final.

4Lo anterior, que es una anécdota, puede servir para entender toda la polémica en torno a Alatriste, su calidad, las palabras de Arturo Pérez-Reverte y las reacciones de algunos guionistas españoles ante éstas. Y de paso, para cerciorarnos de que hay un grave problema de autocrítica que afecta a algunos escritores de series nacionales. Porque no admitir el despropósito que es la que llegaron a vendernos como «gran ficción» es incomprensible. Aunque también podría ser comprensible: ¿por qué iban a echarse Curro Royo, sus compañeros en la ficción u otros guionistas piedras sobre su tejado? Pero no estaría mal que lo hiciesen para variar. Criticar a las cadenas está muy bien. Pero mirarse en el espejo, también.

Más allá de todo esto, Alatriste es una pesadilla para cualquiera que tenga un poco de idea de qué debe ofrecer una serie. El montaje es atropellado, el 90% de los actores no da la talla y la historia es tan pobre con respecto a los libros que dan ganas de no volver a ver una adaptación. El resto, especialmente los otros aspectos técnicos, hablando por sí solos. La manera de incluir la música en ciertas escenas es digna de sketch de Martes y Trece. Ese «chan chan» cuando le dicen algo al capitán y las caras que éste pone recuerdan al mejor Millán Salcedo.2

Aun con los caretos y el exceso de impostura, hay que admitir que Aitor Luna demuestra que no es mal actor. De hecho, es de los pocos a los que se puede salvar. Tampoco es que al resto de sus compañeros les hagan un favor. Por un lado, los que sufren un doblaje vergonzoso (como casi todo lo relacionado con esta práctica), con el caso flagrante de Malatesta. Por otro, lo de colocar a Natasha Yarovenko, con su acento ruso tan marcado, como una española de cuna llamada María de Castro.

3Es difícil no ver todas las carencias de Alatriste. Su fracaso era previsible desde que se conoció que no le gustaba a un tipo como Vasile, que defiende la auténtica telebasura y que no necesita mucho para respaldar algo en lo que Mediaset ha gastado dinero. Y esta serie, a pesar de que le ha costado una pasta, la detesta.

Como ya se contó en El Confidencial Digital, es probable que la serie acabe emitiéndose más tarde y se cambie de día. Hasta que se acabe del todo. Porque esto no hay quien lo salve. Ni un rodaje en los estudios Korda de Budapest. A lo mejor sí ayudaría que los guionistas reconociesen sus propios problemas y no lo achacasen todo a las cadenas. Porque España no es la HBO. Pero, con esta poca autocrítica, ni nos vamos a aproximar a ITV, BBC o France2.

Dreamland, un videoclip largo y muy malo

Me encanta el baile. Esto conlleva que también me apasione todo lo relacionado con él, como los musicales, o los programas en los que es el protagonista, siempre que los que formen parte del mismo sea gente desconocida que realmente sabe lo que hace y no famosillos a los que pagan un pastón para aprender a moverse. Esos me provocan aversión.Dream3

En mi condición de fan de Fama! A bailar, especialmente de su segunda edición, no es extraño que me gustase Un paso adelante. Era mala, desde luego, pero era honesta. Sabía de sus limitaciones, y no iba más allá. Y toda la parte artística, que no interpretativa, estaba muy bien lograda por medio de las coreografías. Pero sobre todo, UPA era una serie, no una sucesión alocada llena de espectáculos de baile intermitentes que se incrustaban en medio de los capítulos de forma atropellada y absurda, evitando esa estupidez de algunas películas americanas de meter una coreografía con cualquier excusa.

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El problema de Dreamland, el estreno de Cuatro del pasado viernes, es precisamente ese: no es una serie. Es un videoclip largo, cargado de una supuesta espectacularidad que llega a ser cargante, y en el que el elenco no destaca precisamente por su buen hacer ante la cámara cuando se trata de los diálogos.

Todo porque los protagonistas de Dreamland no son actores al uso. Son bailarines y cantantes que pasaron un año juntos preparando una escuela ficticia en la que ellos mismos se encargaron de montar todas las coreografías, de componer las canciones, e incluso de elegir los escenarios en los que se desarrollaría la historia. Pero de ahí a que sean capaces de subyugar por medio de las palabras y de los gestos durante una conversación o un monólogo hay un abismo. No se puede ser bueno todo, pero es que en esto son muy malos.

Lo peor de todo es que la calidad de los guiones tampoco ayuda a que se luzca nadie. Son malísimos. Como ejemplo, hay diálogos de altura con un «¿te gusta?» de inicio,  un «¿el qué?» de réplica, y como colofón, la respuesta definitiva: «el tema». Todo entre insinuaciones subrepticias al «hace tiempo que no lo hago», que se puede encuadrar dentro del conjunto de frases eufemísticas que suele decir alguien cuando no salen de su boca más que tonterías cuando está intentando ligar con alguien. Pero por favor, eso no se puede trasladar a una serie. En las canciones no se quedan atrás, ya que cuentan con letras cuya última rima es «follar». A tope con la originalidad y el pavoneo.Dream2

Las tramas son malas y tópicas, tales como la bailarina de striptease que además ejerce de escort pero que busca su sueño como profesional (del baile, ojo) por medio de una escuela en la que formarse. Que por cierto, a ver cuándo se enteran los guionistas españoles que en este país no existen los cabarets. Siendo correcto, lo que pulula por aquí son las whiskerías. Y punto. Tampoco falta en este videoclip la historias del chico talentoso que tira del carro por la mala situación de su familia, obviamente enfocada a conseguir la lagrimilla fácil del espectador.

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Pero lo peor de todo es el tufo a descalabro de gran parte de los secundarios. Parece que Dreamland sea el contenedor al que han tirado a todos los fracasados de Fama! A Bailar. Que TODOS hayan pasado por el mismo programa lleva a pensar que han aprovechado para rescatarlos a todos para que tengan algo que hacer después de no haber prosperado aun con el apoyo de la televisión.

Es una pena que su aspecto principal, el de ficción, sea tan malo. Y es que las coreografías son estupendas, y están muy bien ejecutadas. Pero claro, solo faltaba que después de meses de ensayos, y con profesionales de la materia, también saliesen mal los bailes y no fuesen espectaculares. El fracaso es patente, pero si esto llega a fallar habría sido para que algunos se planteasen retirarse de esa profesión. Además, todos los actores son guapísimos. Ellas están muy buenas y ellos están muy buenos.Dream5

Mediaset dejó claro desde el principio que no confiaba mucho en Dreamland: la estrenó tras tenerla dos años en la nevera, y encima eligió el viernes por la noche para ofrecerla al público. Y una serie que está pensada para la gente joven no se puede estrenar en fin de semana. Principalmente porque su espectador potencial estará fuera de casa, haciendo lo mismo que los protagonistas del videoclip, que encima MÁS DE UNA HORA. Quizá por eso los datos de audiencia evidencien que se la pegó.

Dreamland solo sirve para ver una coreografía bien hecha y para alegrarse la vista. Pero estos aspectos no compensan como para aguantar otro capítulo completo. Pueden retirarla cuando quieran.

Horario infantil, La que se avecina y los insultos de Alberto Caballero

Tengo mis reservas hacia el horario infantil. Lo que vean los niños en la tele es una responsabilidad de los padres, y en esta época, donde existen los controles parentales, estar pendientes de todo lo que ven los pequeños es mucho más fácil. También comprendo que hay ciertos programas que no deberían emitirse a la misma hora que en otras cadenas están poniendo dibujos animados. A estos quizá habría que ponerles más límites, ya que tratan asuntos que pueden ser más serios o no, pero que al fin y al cabo son reales e incluso de mal gusto.

LAqueTelecinco y Antena 3 son expertos en cruzar esa línea con sus espacios matinales, cargados de sucesos y casquería con todo tipo de detalles, casi haciendo negocio con la muerte de menores. En Mediaset van más allá por las tardes, con esa bazofia llamada Sálvame, que cuenta historias que no interesarían a nadie de no ser por la vocación chismosa patente en España.

Lo que me parece fuera de lugar es trasladar un debate similar a la ficción. Más que nada porque no se puede comparar lo anterior con historias no reales contadas de una manera u otra. Productos que tienen unas calificaciones de edad que si los padres quieren han de tener en cuenta con el fin de que su hijo no vea algo inapropiado para su edad. Pero meter en el mismo saco a series y programas basura que hacen negocio con las miserias de los demás es injusto y manipulador.

Los insultos de Alberto Caballero tras las multas a Mediaset por incumplir el horario infantil por medio de su serie, La que se avecina, han protagonizado la polémica televisiva de la semana. Caballero no se cortó un pelo en su Twitter y llamó «panda de retrasados» e «hijos de puta» a los miembros del Ejecutivo tras esta sanción de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) provocada por la emisión en la cadena FDF de tres episodios de la serie en horario protegido.

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No me gusta La que se avecina. Me parece mala, innecesaria, sin gracia, y cargada de topicazos como que los españoles somos unos jetas o que siempre puteamos al vecino por el simple gustazo de hacerlo. Pero eso no quiere decir que haya que prohibirla, por muy chabacana o insulsa que sea. Sus audiencias entran dentro de la media, e incluso han aumentado en su nueva temporada***. Y si dicen palabrotas o hay escenas inadecuadas, son los padres los que han de valorar si les interesa que su hija descubra una ficción de ese tipo o no.

En lo que tiene toda la razón Caballero es en ésto que dice en uno de sus tuits.

Y es que es así. Internet permite a un chaval ver un episodio de cualquier serie a la hora que le dé la gana. Depende de sus progenitores controlar ese aspecto. Más aún cuando se sabe que el efecto disuasorio del horario infantil no está funcionando porque a las cadenas no les da la gana respetarlo.Caballero

No voy a apoyar las formas de Alberto Caballero. Se puede mostrar una posición discordante con un estilo u otro, y sobre todo con educación. Tuvo un calentón, y se pasó de frenada. Lo que sí hago es entender su postura, el fondo de lo que quería transmitir: las multas son injustas y absurdas. Si se fuese en serio con este sistema de protección de los menores con respecto a los contenidos televivisos, debería haber programas fuera de circulación desde hace bastante tiempo por acumular multas de millones de euros. Pero esto no ocurre, ni ocurrirá.

Otro ejemplo son las corridas de toros. ¿No ofrecen una tortura explícita de un animal? ¿Y además en horario infantil? ¿Se pueden equiparar a una serie? Claro que no, pero es que es cañí, y en la mayoría de casos son los propios padres los que incitan al crío a ver el sufrimiento de un pobre morlaco. En este caso el control de los contenidos es inexistente, aunque se emita por una cadena pública. En fin.

La que se avecina me parece penosa. Es otra serie española que va a lo fácil, que ha querido resucitar de una manera poco acertada una maravilla del humor patrio como fue Aquí no hay quien viva, y que tiene un hedor a marca españismo y anuncio de Campofrío que tira para atrás.

Aunque siempre será más nocivo un programa basura que habla sobre el semen que apareció en la ropa de una niña muerta o que da cuenta de los cuernos que el hermano de una cantante pone a su mujer que una serie soez y absurda.

***He corregido la referencia a las audiencias de La que se avecina. Manejaba unos datos que no eran correctos, y Chama en los comentarios me ha facilitado el share real de la serie. Os pido disculpas.