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Entradas etiquetadas como ‘corona’

El rey se lo ha buscado

Por Emilia Novas Soler

El rey Juan Carlos debe sentirse imprescindible para España porque ni por la edad, ni por sus achaques, ni por los problemas familiares y ni por muchos otros admite siquiera la posibilidad de abdicar. El rey Juan Carlos

Pero, si se siente tan necesario ¿cómo es que, incluso cuando no estaba asegurada la sucesión, ha practicado tantos deportes de riesgo, que le han dejado graves secuelas hoy crudamente al descubierto?

Todos lamentamos los accidentes pero cuando una persona se ha expuesto tan repetidamente a ellos, sin pensar en su familia y las graves obligaciones del cargo que desempeña, más que pena suscita indignación y el justo reproche: “Se lo ha buscado”.

A este nuevo “rey doliente” –no por su débil constitución, como Enrique III, sino por habérsela estropeado él mismo- le corresponde el apelativo contrario al de Felipe II, “el rey prudente”.

Hasta la coronilla de la Corona

Por María Faes Risco

Infanta CristinaLa princesa real, empleada durante tantos lustros –si no lustre— de La Caixa, pero que no entendía, dicen, nada de cuentas, aunque era socia al cincuenta por ciento de una sociedad no lucrativa que le permitió ganar una fortuna y comprar, pensando en un futuro aún más afortunado, un palacio, va ahora a refugiarse en Suiza. Mientras, esperará a ver lo que le pasa al principal y ahora de nuevo único imputado de su familia, su esposo Urdangarin.

No pudieron refugiarse en una dictadura petrolera ¡y escoge precisamente Suiza, con la que está cayendo! ¡Si al menos se hubiera refugiado toda su familia, como el abuelo, en Italia! Después se extrañarán que en las encuestas los ciudadanos digan cada vez más, y con más fuerza, que están de la Corona hasta la coronilla, o que esté ya convocada una manifestación para el próximo mes de septiembre con el elocuente título de Jaque al rey’.

Los ataques hipócritas a la Monarquía

Por Santiago Esteban

Qué poco se acuerda ahora la gente de lo mucho que ha hecho la Monarquía por España, especialmente después de la muerte de Franco. Los jóvenes como yo éramos muy pequeños en esa época, pero nuestros padres nos lo han contado. No lo hemos visto por la televisión. Primera gran diferencia. Cualquiera se cree hoy en día lo que ve allí.

Estamos en crisis y el deporte nacional es arremeter contra todo y culpar a todos, sin reflexionar y pensar en qué hemos podido contribuir para estar así. Porque claro, es muy fácil llamar delincuente a la infanta mientras no hago facturas y cobro el paro y trabajo en otro sitio. Es fácil pedir la abdicación de S. M. el Rey mientras cobro subvenciones sin merecerlas o finjo enfermedad para no acudir a mi puesto de trabajo.Rey Juan Carlos

Antes de atacar hipócritamente a la Monarquía, quizá cada uno debe preguntarse: ¿Qué hago yo por España? A lo mejor se dan cuenta de que es mejor un Rey que lo ha dado todo por nuestro país que un presidente republicano partidista, probablemente con intereses ideológicos y nivel bajo para representar a un país, como la mayoría de políticos de hoy.

Discapacidades reales

Por Manuel Delgado Iriarte

Ha transcendido en los medios de comunicación que Juan Carlos I, hablando con los militares, afirmó que si Roosevelt había podido ganar la Segunda Guerra Mundial en silla de ruedas, sus discapacidades no tenían importancia.

Pero los hechos no pueden ser más elocuentes: Roosevelt tuvo su discapacidad desde su nacimiento, y a pesar de eso no solo la superó ganando la guerra, sino también, previamente, una presidencia votada y tras la cual gobernó muy bien su país. Por el contrario, Juan Carlos I debe sus minusvalías a practicar, siendo ya rey, por puro capricho, múltiples deportes de riesgo. Incluso cuando aún no tenía asegurada una sucesión estable la Corona. Imprudencia personal90537 y social manifiesta a la que debe sus numerosísimas operaciones y múltiples achaques, además de no haber conseguido su puesto como Roosevelt ni haber gobernado ni ganado una guerra.

Más aún, calló como un muerto en la única que hemos tenido durante su reinado, la de Irak. De modo que él sí que merecería su tan tristemente célebre: “¿Por qué no te callas?”.