Por Rafael Cobos
En su sección Formación y empleo del periódico de este martes, bajo el título «En la oficina se puede ahorrar» destacan que una práctica inteligente para ahorrar respecto al desplazamiento al trabajo sería ir a pie, compartir vehículo o usar un abono para transporte público, olvidándose por completo del uso de la bicicleta.
En España, muy retrasada respecto a otros países europeos en ésta como en otras cuestiones medioambientales o sociales, ya hay ciudades como Sevilla con una apuesta fuerte por el fomento de la bicicleta, impulsando la bicicleta pública y los carriles bicis. Otras, como Madrid, en la que yo me muevo y antigua aspirante a ciudad olímpica, muy retrasadas en el fomento del uso de un medio de transporte barato, ecológico, saludable y muy eficiente energéticamente. ¿Para qué queremos las 780.000 bicis que se venden al año, por encima de los 700.000 coches?