Entradas etiquetadas como ‘Taxman’

El falso 50º aniversario discográfico de los Beatles

Primer disco (1962) y primer álbum (1963)

Primer disco (1962) y primer álbum (1963)

Tiene algo de irracional celebrar el medio siglo de los Beatles empezando la cuenta por su primer álbum, Please Please Me, que se puso a la venta en marzo de 1963, más de cinco meses después del single con Love Me Do y P.S. I Love You, verdadero debut discográfico del grupo (octubre de 1962). Es como si estrenáramos la vida de Cristo con su primer paso sin ayuda de José y María y pasáramos de la mula, el buey y la visita de los Reyes Magos.

Aunque en este blog ya celebramos los 50 años de los Beatles en 2012, que es cuando tocaba según la imperturbable matemática de los calendarios, olvidemos el error contable que cometen otros en aras del negocio y, como dirían los Beach Boys —que tienen un añito más, son de 1961—: Do It Again, hagámoslo de nuevo, celebremos los 50+1 años de los Beatles con 50+1 pormenores de bajo calado, y quizá por ello de interés, sobre el mejor grupo de pop de la historia.

1. «Cómete tú las gominolas». George Harrison pidió por carta a una fan en 1963 que dejasen de tirar al grupo gominolas durante las actuaciones, algo que se había convertido en ritual en los primeros años de la banda. Un caramelo le había dado en un ojo a Harrison y le había dolido bastante. «No nos gustan los Jelly Babies o las Fruit Gums. Imagina lo que es estar en un escenario esquivándolas. Cómelas tú», escribió.

2. «E.T. también debe pagar derechos». Cuando las sondas espaciales Voyager fueron lanzadas en 1977 un comité de expertos presidido por Carl Sagan eligió el contenido del disco de oro (literalmente) The Sounds of Earth, pensado para que los posibles habitantes de los confines estelares escucharan una tormenta, el viento, el oleaje y algunas piezas musicales. Junto a temas de Beethoven, Mozart y Stravinsky, Sagan estaba empeñado en incluir la canción Here Comes the Sun, pero la discográfica de los Beatles se negó por una cuestión de derechos. Cuando las Voyager, dentro de 40.000 años, lleguen más allá de nuestro sistema solar, los posibles E.T. que reproduzcan el disco sólo escucharán una canción de rock and roll: es de Chuck Berry, precisamente uno de los artistas imitados por los Beatles en sus comienzos.

The Beatles

The Beatles

3. «Quiero tomar ácido en una isla en el Egeo». Los Beatles compraron en 1967 una pequeña isla en Grecia. Querían escapar de la presión de los fans y tomar LSD en paz —quizá sin saber que en Grecia acababa de tomar el poder una junta militar y la situación era inestable para cualquier ceremonia narcótica—. Cerraron el trato a través de su colega y técnico de sonido Magic Alex Mardas, pero se olvidaron pronto del capricho y vendieron el pedazo de tierra durante los trámites de separación del grupo.

4. «Queremos a Kubrick». En 1969 los Beatles intentaron convencer al director Stanley Kubrick para que los dirigiera interpretando una versión de El Señor de los Anillos. El cineasta, convencido de que aquella propuesta era una consecuencia de la ingesta indiscriminada de drogas, se negó.

5. «Queremos a Disney». En 1965, el manager del grupo, el sagaz y avaro Brian Epstein, se entrevistó con Walt Disney para ofrecer a los Beatles como voces de los buitres de El libro de la selva. Cuando Lennon se enteró de la oferta estalló: «Los Beatles nunca van a ser el jodido Mickey Mouse».

6. Solfeo, cero. Ninguno de los Beatles era capaz de leer una partitura. Lennon dijo en una entrevista en 1980: «No éramos buenos técnicamente. Ninguno leía música, ninguno podía escribirla. Pero, como músicos puros y seres humanos inspirados podíamos hacer ruido tan bueno como el de cualquiera».

7. Quemando condones. McCartney y Pete Best (primer batería) fueron expulsados de Alemania por quemar condones dentro de una furgoneta. Los acusaron de vandalismo. Los condones no estaban usados y los inculpados no aclararon nunca de qué iba la cosa.

8. El primer joint, de Bob. Los Beatles fumaron marihuana por primera vez en 1964 y los invitó Bob Dylan.

9. «Cher ama a Ringo». Antes de adoptar el nombre artístico de Cher, Bonnie Jo Mason grabó en 1964 un single titulado I Love You Ringo

10. Letras imprresas en la cubierta. Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (1967) fue el primer álbum de la historia que incluyó las letras de las canciones en la carpeta.

11. Soundtrack universal. Se supone que cada 15 segundos suena una canción de los Beatles en algún lugar del mundo.

13. Sissy ama a John. Antes de ser actriz, Sissy Spacek lo intentó como cantante de pop tontín. Se hacía llamar Rainbo y grabó en 1968 un single dedicado a Lennon: John You Went Too Far This Time (John, esta vez te has pasado).

14. Ayudando a los Stones. Lennon y McCartney hicieron coros para los Rolling Stones en We Love You (1967).

15. Plagios. Lennon fue acusado de plagiar en Come Together (1969) la canción de Chuck Berry de 1956 You Can’t Catch Me. Algo de base había en la acusación porque el asunto se arregló entre los abogados extrajudicialmente y con dinero cambiando de manos. Peor lo tuvo Harrison, condenado con toda la razón por plagiar en My Sweet Lord (1971) el tema de las Chiffons He’s So Fine’ (1963).

16. Experimentales. Este caos sonoro, Carnival of Light, fue grabado por los Beatles en 1967 para el evento sonoro-luminotécnico de vanguardia The Million Volt Light and Sound Rave. El casi único artífice de la pieza fue McCartney, muy animado en aquellos días a jugar con cintas y grabaciones superpuestas. El tema nunca ha aparecido en ningún disco oficial del grupo. ¿Arrepentidos de aquellas veleidades?

17. Compositores mercenarios. Lennon y McCartney compusieron temas para otros artistas con cierta asiduidad. Algunos ejemplos: From A Window (Billy J. Kramer with The Dakotas, 1964), One and One Is Two (The Strangers with Mike Shannon, 1964), Step Inside Love (Cilla Black, 1967), Come and Get It (Badfinger, 1967) y Woman (Peter and Gordon, 1966).

© Maxim Dalton

© Maxim Dalton

18. Sólo dos compuestas por todos. Las únicas canciones con composición atribuida a los cuatro beatles son el instrumental Flying (1967) y Dig It (1970).

19. Prohibidos por la BBC. La radiotelevisión pública británica prohibió la difusión de cuatro canciones de los Beatles, todas de la época sicodélica del grupo: I Am the Walrus, Fixing a Hole, Lucy in the Sky with Diamonds y A Day in the Life. La primera fue censurada porque la letra contiene la palabra knickers (bragas) y las otras tres por supuesto fomento del uso de drogas.

20. Ni Hitler, ni Cristo. Para la superpoblada carpeta de Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band fueron vetados tres personajes propuestos por Lennon: Jesucristo, Gandhi y Hitler.

21. El primer portazo. Ringo Starr dejó el grupo en 1968 durante la tensa grabación del Álbum Blanco. Cuando cambió de idea y decidió reincorporarse, los demás habían cubierto la batería con flores.

22. Borrachos en el último encuentro. Lennon y McCartney tocaron juntos por primera y última vez tras la separación de los Beatles en un estudio de Los Ángeles (EE UU) en 1974. Estaban muy cargados de alcohol y les acompañaron Stevie Wonder y Harry Nilsson. El resultado, editado profusamente como disco pirata, es A Toot And A Snore In 74.

23. Paul es James. El primer nombre de pila de McCartney no es Paul sino James. Su padre también se llamaba James y en familia se referían al niño como Paul para evitar equívocos.

24. John es John Winston Ono. A Lennon lo registraron al nacer como John Winston. En 1969, tras casarse con Yoko Ono, quiso cambiar el segundo nombre por Ono, pero las leyes británicas se lo impidieron y su nombre oficial quedó en John Winston Ono Lennon.

25. Ningún colaborador. Los Beatles no eran nada amigos de citar a sus colaboradores musicales. El único disco en el que otorgaron crédito a un instrumentista ajeno al grupo es el sencillo Get Back / Don’t Let Me Down, atribuido a The Beatles with Billy Preston, el teclista negro reclutado por Harrison para intentar que su presencia atenuase la tensión durante los últimos meses del grupo.

26. Anónimo Eric. No aparece citado, por ejemplo, Eric Clapton, que tocó el solo de guitarra en While My Guitar Gently Weeps, una de las canciones del Álbum Blanco.

27. Lennon hace de Bob. Las relaciones entre Lennon y Dylan siempre fueron curiosas. El primero estaba acomplejado por la cultura literaria y las complejas letras simbolistas del segundo. El beatle grabó demos caseras parodiando de modo hilarante la dicción, el fraseo y las rimas de Dylan. En 1980, Lennon también contestó la la conversión del cantautor al cristianismo con Serve Youself, respuesta a Gotta Serve Somebody. «Hay demasiada cháchara sobre soldados cristianos, desfiles y conversiones», declaró Lennon.

28. Banjo. El primer instrumento que tocó Lennon fue el banjo. Se lo compró su madre Julia.

29. Mal Evans. El siempre fiel ayudante, roadie e instrumentista ocasional de los Beatles —toca la campana del despertador de A Day in the Life y el martillo en Maxwell’s Silver Hammer— fue muerto a tiros por la Policía de Los Ángeles (EE UU) en 1976 cuando los agentes acudieron a atender una denuncia por una pelea y Evans los encañonó con una pistola que resultó ser de aire comprimido.


30. ¿Quién es mejor rocker? Lennon y McCartney, fervorosos admiradores de los pioneros estadounidenses del naciente rock and roll de los años cincuenta, versionaron en discos como solistas una misma canción clásica, la inolvidable Ain’t That a Shame (1955) de Fats Domino. Si fuese necesario calificar, le doy una matrícula de honor a la original, un sobresaliente a Macca y un aprobado a Lennon —lastrado por una producción inadecuada de su amigo Phil Spector—.

31. Girl, esa palabra. La primera canción que compuso Lennon, datada en 1957, se titulaba Hello Little Girl. La primera de McCartney es de 1956, I Lost My Little Girl.

32. Glosario. Las letras de los Beatles no eran alta literatura. La palabra más utilizada en todo el cancionero es you (tú), que aparece 2.262 veces. Para encontrar un término que no sea un artículo o un pronombre debemos bajar hasta el octavo lugar: love (amor), 613. Hay un juego online para adivinar el resto.

33. El primer beatle en solitario. Fue Harrison con Wonderwall Music (1968), que también fue el primer producto editado por Apple Records, la discográfica montada por el grupo. El álbum es la banda sonora de la película Wonderwall (Joe Massot, 1968). El elepé y el film coinciden en resultado: indigeribles.

34. Paul, guitarrista. Pese a que su instrumento habitual en el grupo era el bajo —y lo toca como pocos, con gran influencia del estilo sólido de Motown—, McCartney es un eficaz guitarrista, con una pegada mucho más potente que la del lánguido Harrison. En estas canciones la guitarra solista es de Macca: Ticket to Ride,Taxman, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Good Morning Good Morning.

35. Y Harrison, bajista. Toca el instrumento en She Said She Said, una de las pocas canciones de los Beatles sin Macca.

36. Riff robado como homenaje. Lennon reconoció que birló el riff de guitarra inicial de I Feel Fine de la canción Watch Your Step (1961), del guitarrista Bobby Parker, al que admiraba.

37. Bond, anti-beatle. En la película Goldfinger (1964), el agente 007 dice que beber Don Perignon a temperatura inadecuada es tan inaceptable como «escuchar música de los Beatles sin tapones de oídos».

 38. Sean Connery, beatle. Sean Connery, el mejor Bond, reparó la afrenta recitando la canción de los Beatles In My Life en el disco del mismo título que preparó en 1988 el productor George Martin para hacer algo de caja. El álbum merece la incineración por la versión de I Am the Walrus que ejecuta (en el sentido penal) Jim Carey y la de Come Together de Bobby McFerrin y Robin Williams.

39. Los más versionados. La lista de artistas que han reinterpretado canciones de los Beatles es inmensa, casi inabarcable. Existe una entrada de la Wikipedia dedicada al asunto. En el libro The Beatles Discovered: Beatles Tribute Albums, Cover Songs, Comedy & Novelty Records, Parody Albums and More! se citan 500 álbumes de homenaje (tribute, en inglés): los hay de salsa —destaca Tropical Tribute to the Beatles, con una gran versión de Lady Madonna por Óscar D’Leon—, reggae —Here Comes The Sun, con Steel Pulse haciendo lo que pueden con We Can Work It Out—…

40. Flow beatle. La mejor reconstrucción de los Beatles es, para mi gusto, el fabuloso Grey Album de Jay-Z y Danger Mouse (2004) donde el rapero y el productor desmontan y remontan el Álbum Blanco. McCartney dió su placet a la edición pública, pero la discográfica EMI se negó y el disco sólo circuló de manera ilegal, aunque profusa.


41. Los peor versionados. Siendo los mejores, es casi una justicia poética que sean el objetivo de cualquier alunado. Coindido con esta selección de las más espantosas versiones de los Beatles, pero para mi gusto no hay nada comparable a los Beatle Barkers, la versión canina de los Fab Four.

42. ¿The Beatles o the Beatles? En torno a los Beatles todo es excesivo y radical. Por ejemplo: ¿cómo debe escribirse el nombre del grupo, The Beatles o the Beatles (Los Beatles o los Beatles)? La Wikipedia mantuvo abierto durante ocho años un panel de discusión entre los editores de la enciclopedia sobre el asunto de la letra inicial capitular o de caja baja. La discusión resultó tan encendida que algunos de los participantes fueron expulsados de la Wikipedia. ¿Conclusión? No llegaron a ninguna.

La beatlemanía llega a los EE UU

La beatlemanía llega a los EE UU

43. El desembarco en los EE UU. Antes de que la beatlemania llegase al otro lado del Atlántico en 1964, George Harrison había estado en los EE UU un año antes para visitar a su hermana Louise, que vivía en Benton-Illinois. Tocó con un grupo local, concedió entrevistas y compró una guitarra.

44. Peinado con nombre. El mundialmente famoso corte de pelo de los Beatles fue bautizado por Harrison en una conferencia de prensa: Arthur.

45. McCartney-Lennon. Antes de que la mayoría de las canciones del grupo fueran firmadas como composiciones de Lennon-McCartney, el binomio se mencionaba al revés, McCartney-Lennon: así aparecen los créditos del álbum Please Please Me.

46. Macca conoció a Yoko antes. En 1965, un año antes de que Lennon y Ono se conociesen en noviembre de 1966, el músico de vanguardia John Cage, amigo personal de Macca, había presentado a la japonesa al beatle.

47. ¿Era un caradura George Martin? El productor George Martin, que se ha llevado toda la fama (y se ha convertido en millonario) como arquitecto del sonido beatle, se atribuyó galardones que no le correspondían. Eso dice el ingeniero de sonido Geoff Emerick, que trabajó con la banda en sus mejores discos, en el libro Here, There and Everywhere: My Life Recording the Music of the Beatles. Según Emerick, cuando Lennon y McCartney llegaban con alguna nueva idea Martin se limitaba a decir «¡’adelante!» y dejar que el ingeniero lidiara con el trabajo.



48. Dear Prudence (Farrow).
La canción del Álbum Blanco Dear Prudence está dedicada a Prudence Farrow, hermana de la actriz Mia. Los Beatles la conocieron en 1968 en Rishikesh (India) donde se dejaron engatusar por el gurú Maharishi Mahesh Yogi. Prudence nunca salía de su dormitorio y Lennon compusó la canción creyendo que la chica estaba deprimida. «Eran muy simpáticos, pero yo estaba allí para meditar, no de fiesta», declaró ella.

49. Fondos para la secta. Harrison participó de forma activa en la recogida de fondos económicos y las campañas de apoyo público para el Natural Law Party, montado por los seguidores de la secta del Maharishi.

50. Cavernícolas. Ringo conoció a su primera segunda mujer, Barbara Bach, cuando ambos actuaron en Cavernícola (1981), una comedia que, como su título sugiere, es bastante antediluviana.

50+1. Lean el especial web de El País sobre los (falsos) 50 años del debut discográfico de los Beatles. Pese a que está basado en el axioma «no dejes que una falsa efeméride te estropee una buena operación de mercadotecnia», tiene maravillosos artículos.

Ánxel Grove

Beatles 17 – Rolling Stones 10

Arriba, The Beatles (1968). Abajo, The Rolling Stones (1967)

Arriba, The Beatles (1968). Abajo, The Rolling Stones (1967)

Nueve ingleses con más importancia cultural que Dickens y la Encyclopaedia Britannica. Nueve músicos que reinterpretaron el legado doliente del blues, la embestida sexual del rock and roll y el brillo inmediato del pop para construir algo que, de tan nuevo y bravo, estallaba en las manos de los mayores y hacía diabluras bajo las sábanas de los adolescentes. Los Beatles y los Rolling Stones.

Este año se cumple medio siglo de dos sucesos bautismales: la edición del single de debut los Beatles (5 de octubre de 1962) y la primera actuación de los Rolling Stones (12 de julio de 1962) —que se hacían llamar The Rollin’ Stones, con apóstrofe—.

La efeméride en estéreo viene bien para revivir una de las batallas incruentas más reiteradas: Liverpool contra Londres, scouse contra cockney, provincia contra capital, Mersey contra Támesis…

En la certeza de que la guerra es absurda porque ambos grupos son fascinantes, pero admitiendo que la rivalidad existió y existe —¿quién no ha intervenido en un fructífero combate de café sobre el asunto?—, voy a desplegar una decena de campos de debate a la luz de los cuales desarrollaré otra vez el enfrentamiento. Como demanda el clima del momento futbolístico, en cada asunto otorgaré tres puntos al ganador y ninguno al perdedor. En caso de empate, uno para cada uno.

Todo listo para el clásico infinito: Beatles contra Rolling Stones.

Primeros 'singles' de los Beatles (1962) y los Rolling Stones (1963)

Primeros ‘singles’ de los Beatles (1962) y los Rolling Stones (1963)

1. Ventas. Primero, sobre todo para sacarnos de encima el pegajoso tacto del maldito papel moneda, vamos con el dinero.  Según los datos disponibles, que no siempre son exactos —hay mucha caja negra en esta historia—, los Beatles ganan de calle a los Rolling Stones (y a todos los demás), con 250 millones de discos vendidos y certificados, cantidad a todas luces recortada: una aproximación más objetiva estaría entre los 600 millones y el billón los 1.000 millones de unidades. Los Rolling Stones están bastante más abajo: 89,5 millones certificados y 200 millones reales. Beatles: 3 puntos.

John Lennon y Mick Jagger, 1968

John Lennon y Mick Jagger, 1968

2. Conciencia. Asunto peliagudo que abordo con la necesaria retranca —hablamos de personas multimillonarias, es decir, contaminadas por la necedad de la sobreabundancia— y siguiendo la definición marxista de la conciencia de clase (tener claro que las relaciones sociales se mueven por antagonismos, sean económicos, políticos, culturales…). Me tocó vivir —apunte defensivo: conjugo el verbo vivir con derecho, desde 1964 escuché a ambos grupos en tiempo presente, no soy un recién llegado en estos altares— la sensación de que los Beatles eran los chicos buenos y los Rolling Stones los pillastres. A medida que me saqué de encima la propaganda de la mercadotecnia entendí que la ecuación estaba contaminada: los primeros eran los verdaderos parias —clase baja, infancias complejas, hogares disfuncionales, necesidad de ganarse la vida desde bien pronto, emigración a Hamburgo para tocar en sesiones eternas en burdeles…—, mientras que los Rolling Stones procedían de familias con ingresos estables, estudiaban Artes y no necesitaban sudar para comprar los discos de blues estadounidense que veneraban. Ninguno de ambos grupos fue un ejemplo de coherencia con la comunidad: los Beatles criticaron en una canción (Taxman, escrita por George Harrison) el modelo progresivo de gravar a los ricos con impuestos para pagar las necesidades sociales y los Rolling Stones emigraron en los años setenta a la Costa Azul francesa para huir de las cargas fiscales. Ambos grupos actuaron en países gobernados por dictadores (los Beatles, en la España de Franco y las Filipinas de Marcos, y los Rolling Stones en la Polonia del estalinista Gierek y en el Israel del sionismo belicoso y excluyente por la vía de las balas)… Empate. Un punto para cada uno.

Richards, Jagger, Lennon y McCartney

Richards, Jagger, Lennon y McCartney

3. Personajes / Personas. Los Beatles eran material químico de extrema efectividad, elementos complementarios: la rabia primaria de John Lennon perdía las aristas de la jactancia gracias a la inteligencia musical de Paul McCartney —el más músico de los cuatro beatles se mire por donde se mire— y la blandenguería emocional de éste era tamizada por la ironía casi cínica del primero. En los Rolling Stones el equilibro era más inestable y dependía en exceso de Mick Jagger, un tipo cerebral, muy inteligente, competitivo y codicioso. Su socio de confianza, Keith Richards, es un animal de extraordinaria vitalidad y gran cultura musical, pero incapaz, como ha demostrado en solitario, de dar forma sin la ayuda de Jagger a un proyecto coherente. A Brian Jones, lo sacó de enmedio la intemperancia cuando empezaba a despuntar como voz disonante ante el gobierno de Jagger & Richards. Los actores secundarios beatles (Harrison, Ringo Star) y stones (Bill Wyman, Charlie Watts, Mick Taylor y Ronnie Wood) son de parecido carácter: prescindibles y ensombrecidos. Quizá merezca una cierta consideración Harrison, pero su aportación a los Beatles fue tan discreta —una canción por disco, aunque a menudo muy buena— y tan mediocre su obra en solitario que no cuenta a la hora de medir efectos globales. Dadas las derivas de todos los actores principales —McCartney y Jagger convertidos en nobles domesticados y hombres de negocios de maletín y corbata; Lennon, en un cadáver venerado con ciego fanatismo, y Richards, en una caricatura para películas de piratas—, empate. Un punto para cada uno.

"Let It Be" (The Beatles, mayo de 1970), "Let It Bleed" (The Rolling Stones, diciembre de 1969)

«Let It Be» (The Beatles, mayo de 1970), «Let It Bleed» (The Rolling Stones, diciembre de 1969)

4. Música. En cantidad ganan los Rolling Stones por una tosca cuestión temporal: llevan cinco décadas tocando y han editado como grupo 26 álbumes de estudio. La carrera de los Beatles fue muy corta en duración (1962-1970) y concisa en resultados: 12 álbumes. También en lo musical hay demasiado cliché y lugar común en la liza. Ni los Beatles fueron los apóstoles de la psicodelia, ni los Rolling Stones el coro de la revuelta callejera por el camino del rock and roll, entre otras cosas, según creo, porque los Beatles tocaban mejor rock and roll (por ejemplo, Yer Blues) que los Rolling Stones y éstos, por muy bien que se manejasen como twisters lascivos (Can’t You Hear Me Knockin’), jamás fueron capaces de elaborar viajes sonoros que compendiaban una época (Tomorrow Never Knows). Los stones sabían que eran inferiores musicalmente y, después de mucho emular a los Beatles, sólo fueron capaces de desarrollar su mejor versión cuando éstos se separaron. Beatles: 3 puntos.

"The Beatles" (The Beatles, noviembre de 1968) - "Beggar's Banquet" (The Rolling Stones, diciembre de 1968)

«The Beatles» (The Beatles, noviembre de 1968) – «Beggar’s Banquet» (The Rolling Stones, diciembre de 1968)

5. Letras. No estamos aquí en un territorio en el que hayan brillado ninguno de los dos contendientes. Las letras de los Beatles son malas de solemnidad (ñoñas, tontorronas, dignas de intérpretes de canción ligera…) y no soportan una lectura ni siquiera benevolente hasta Rubber Soul (1965). Incluso después, McCartney siguió adelante con su estilo de letrista de barraca de atracciones (paradigma: Obladi Oblada) o apostolado mariano (Let It Be…) y Lennon con los ejercicios escolares de libre asociación bajo los que subyacía un deseo muy pueril de ser considerado Artista (Hapiness Is a Warm Gun). Jagger y Richards empezaron casi peor, con clonaciones fallidas de lamentos negros (Heart of Stone) o aullidos de macho dominante (Under My Thumb), pero mejoraron con el tiempo y, entre 1968 y 1974, escribieron excelentes letras de canciones con economía de medios y ninguna petulancia: poesía apocalíptica (Sympathy for the Devil), volcánica (Gimme Shelter) y saturnal (Sister Morphine). Rolling Stones: 3 puntos.

Desde la izquierda, Eric Clapton, John Lennon, Mitch Mitchell y Keith Richards (1968)

Desde la izquierda, Eric Clapton, John Lennon, Mitch Mitchell y Keith Richards (1968)

6. Influencia. En ambos casos, enorme y difícil de evaluar. Entiendo que en el caso de los Rolling Stones la sombra que proyectan hacia el futuro es menos musical que relacionada con eso que llaman actitud, es decir, pasarela —con peripatéticas reencarnaciones como las de Pereza o algunos otros grupitos de barrio—, mientras que el sonido beatle ha estado muy presente en las últimas décadas. Por otra parte, como ha escrito el periodista Robert Greenfield (libre de sopechas de favoritsmo: es estoniano de pies a cabeza y autor del libro Viajando con los Rolling Stones), los Beatles pertenecen al género de artistas «únicos y revolucionarios» que no aparecen como «constreñidos por su tiempo». La huella que dejaron en la sociedad del siglo XX es incomparablemente mayor que la de los Rolling Stones, que con el paso de los años ha terminado por ser un canto a la buena vejez derivada de la gimnasia (Jagger) o de la heroína y los médicos privados (Richards). Beatles: 3 puntos.

"Revolver" (The Beatles, 1966) y "Exile on Main St." (The Rolling Stones, 1972)

«Revolver» (The Beatles, 1966) y «Exile on Main St.» (The Rolling Stones, 1972)

7. Mejores discos. Para mi gusto los vértices más elevados de las carreras de los grupos enemigos son Revolver (1966) y Exile on Main St. (1972). En el primero los Beatles rompieron con el pop-rock de cuatro compases de la beatlemanía y se abrieron a la experimentación y las canciones circulares, sin principio ni final definidos. El álbum doble de los Rolling Stones, grabado en un ambiente de disoluta corrupción en un antiguo cuartel de las SS en el sur de Francia, es el disco de rock más sucio de la historia: el ambiente y sus errores son tangibles en el resultado y convierten el álbum en un documento vivo, alejado de toda pose. Por el riesgo y el atrevimiento, se llevan el triunfo. Rolling Stones: 3 puntos.

"Please Please Me" (The Beatles, 1963) y "Bridges to Babylon" (The Rolling Stones, 1997)

«Please Please Me» (The Beatles, 1963) y «Bridges to Babylon» (The Rolling Stones, 1997)

8. Peores discos. El debut de los Beatles, Please Please Me (1963), y el último disco de los Rolling Stones durante la década de los noventa, Bridges to Babylon (1997), son piezas a destruir o, como poco, a evitar. Los de Liverpool, producidos como si de una rondalla se tratase, suenan débiles y culminan aproximaciones vergonzantes a canciones tocadas antes por The Shirelles, The Cookies y los Top Notes, grupos que les derrotaban en alma y sentimiento —aunque, al parecer, el público blanco no lo sabía, acaso porque falta de costumbre o interés en escuchar a grupos negros—. El de los Rolling Stones es una estafa cuya venta y difusión pública debería tener cabida en el Código Penal. La jugada de contratar a productores modernos (The Dust Brothers) le salió mal a Jagger & Richards —por otro lado, distanciados y sólo amarrados por el ansia de dólares derivada de la marca registrada— y las canciones son amaneradas y merecedoras de pedradas contra los ejecutantes. Empate: un punto para cada uno.

"Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" (The Beatles, junio de 1967) y "Their Satanic Majesties Request" (The Rolling Stones, diciembre de 1967)

«Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band» (The Beatles, junio de 1967) y «Their Satanic Majesties Request» (The Rolling Stones, diciembre de 1967)

9. Virtudes y pecados. Entre las primeras, la más trascendente: hacernos felices y poner música a los mejores años posibles (ahora lo sabemos: sólo nos aguarda el abismo). Los Beatles eran un referente y cada disco, un chispazo anímico. Ellos ponían la iluminación y los Rolling Stones se encargaban del ruido. Los pecados no son menos abundantes. En el casillero de los Rolling Stones: la tétrica pasividad con que Jagger se enfrentó al asesinato de un asistente al concierto de Altamont de 1969, acuchillado por un ángel del infierno contratado como gorila; el intento de robo a cara descubierta del blues You Gotta Move, grabado por el grupo sin mencionar a su autor, Mississippi Fred McDowell; la perversa poética con la que afrontaron la desgraciada muerte de Brian Jones, al que habían expulsado del grupo por, entre otras cuestiones, celos profesionales; su descarado copismo de los Beatles… Éstos pecaron de prepotentes con sus ambiciones cinematográficas y de mecenazgo; cayeron en las redes del falso gurú Maharishi Mahesh Yogui, al que Harrison apoyó de por vida; Lennon se dejó embaucar por la pseudo artista Yoko Ono, una vividora de la subvención, y practicó un izquierdismo muy de boutique pero descerebrado —donaciones dinerarias al IRA incluidas—; manipularon sus biografías oficiales para entrar dentro de la corrección Cirque du Soleil para niños y adultos que venden los herederos —las aficiones de Lennon por la heroína y el maltrato físico a su primera mujer fueron borrados de las cronologías—; las operaciones de mejora estética de McCartney y su sofocante omnipresencia… Empate: un punto para cada uno.

Respetables Señores Iconos

Respetables Señores Iconos

10. Cincuenta años después. La cubierta del mensual Uncut es algo más que una portada de revista: es también la manifestación de una tragedia y el acta de una derrota entreguista. Ninguno de esos dos cantamañanas —que deberían regalar al mundo, ya que no dejaron bellos cadáveres, el alivio de una inmediata jubilación— hubiera aparecido bajo el titular «100 iconos del rock y el cine en la música y las películas que cambiaron nuestro mundo» si les restase algo de respeto por lo que fueron y significaron los Beatles y los Rolling Stones. No reniego de los caminos que me mostraron, pero ¿queda algo del recorrido de aquellas sendas de liberación o han sido inutilizadas? Creo que no me toca responder, pero en el enfrentamiento del futuro sigo apostando por los Beatles, menos cómodos, más rebeldes —pese al cordero Sir McCartney— que los orgullosos pijos Rolling Stones. Beatles: 3 puntos.

Resultado final: Beatles, 17 – Rolling Stones, 10

Ánxel Grove

Una década sin el ‘beatle invisible’

Cartel de 'George Harrison: Living in the material world'

Cartel de 'George Harrison: Living in the material world'

«Se suele decir que soy el beatle que más ha cambiado, pero de eso creo que va la vida. Hay que cambiar», decía George Harrison recién separado del grupo que lo encumbró y también lo esclavizó desde la adolescencia. Fue una época dulce para él, conoció la libertad de grabar las canciones que él quería. No más terceras posiciones.

Silencioso, sosegado, su guitarra, más compleja de lo que uno puede escuchar de primeras, no era de alardes instrumentales  (nunca permitidos en un grupo como los Beatles, donde la canción acapara avariciosa todos los halagos).

Harrison miraba con envidia cómo su amigo Eric Clapton o Jimi Hendrix provocaban fuegos de artificio en su manera de tocar mientrar él se condenaba a la sobriedad del instrumentista que vive en la trinchera de Lennon y McCartney.

La India transformó al beatle en algo más que el chico delgaducho que se hace hueco en la foto de grupo. Descubrió un camino espiritual que avanzó con esmero hasta el día de su muerte, no sin caer en la ingenuidad de  engancharse a los Hare Krishna y a la secta de la Meditación Trascendental, liderada por el fallecido gurú Maharishi Mahesh Yogi.

En el décimo aniversario de la muerte del Beatle tranquilo Martin Scorsese  lo ha recuperado de la invisibilidad  con el documental George Harrison: Living in the Material World, que saldrá a la venta el 10 de octubre. El trailer, con el estilo acelerado y detallista del director, promete un repaso en profundidad a la figura y la obra de Harrison, cuya imagen queda siempre sesgada por los egos desmedidos de Lennon y McCartney.

George en 1956 con su primera guitarra

George en 1956 con su primera guitarra

Para celebrar el redescubrimiento, ahí van una docena de detalles, en este Cotilleando a…

1. Fue el único beatle con una infancia normal. Nació en Liverpool en 25 de febrero de 1943. Era el pequeño de los cuatro hijos que tuvieron Louise y Harold. Ella hacía trabajillos para contribuir a la economía familiar y él era conductor de autobus. El pequeño George era muy independiente y quería hacerlo todo solo: cuando tenía dos años y medio su madre lo enviaba a comprar a una carnicería cercana con una nota que él memorizaba y tiraba tan pronto como Louise lo perdía de vista.

2. A los 14 años empezó a dibujar guitarras en los cuadernos del colegio. Un chico de su clase le dejaba una por tres libras y la madre de Harrison aceptó comprársela. George comenzó a interesarse pronto por la música de Lonnie Donegan, también llamado el Rey del skiffle, un género de música popular que nació en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Se interpretaba con instrumentos caseros como la tabla de lavar y vivió un renacer en Reino Unido en los años cincuenta.

3. McCartney fue el primero en conocerlo. George tenía 14 años y Paul, 15. Coincidían en el autobus de camino a clase y ambos tocaban la guitarra. Una tarde Paul se pasó por casa de George para ver un manual de acordes y desde entonces quedaron para tocar. Paul lo animó poco después a que acudiera a una pequeña actuación de barrio para ver a The Quarrymen, el grupo que lideraba John Lennon, de 17 años.

En 1970, poco antes de la separación de los Beatles

En 1970, poco antes de la separación de los Beatles

4. Entró, a los 15 años, en The Querrymen, el grupo embrión de los Beatles. Lennon (que estudiaba su primer año en la Escuela de Arte) reconocía que George sabía más acordes que nadie, pero lo consideraba demasiado pequeño. Harrison recuerda sus impresiones al conocer a John: «Me encantaban sus vaqueros y sus camisas lila, pero supongo que todos estábamos impresionados con la pandilla de la Escuela de Arte. Era muy sarcástico y siempre intentaba dejarte mal, pero yo no le hacía caso o le contestaba de la misma manera y funcionó».

5. Las composiciones de Lennon y McCartney acaparaban los discos de los Beatles. Eran indiscutibles, el dúo perfecto. Harrison tenía que contentarse con uno o dos temas en cada LP. Empezó con versiones (Roll over Beethoven, Chains, Devil in her heart…) y después pasó a composiciones como Don’t bother me, I’m happy just to dance with you o I need you, que deslucían al lado de los éxitos de los dos héroes visibles del grupo. Fue en Rubber Soul (1966) cuando las canciones de Harrison empezaron a tornarse serias. En el siguiente disco (Revolver, 1966) contribuyó con la brillante Taxman y Love you too, donde introdujo por primera vez instrumentación india tras escuchar al maestro del sitar Ravi Shankar.

6. En 1967 Harrison y su mujer, la modelo inglesa Pattie Boyd, ya vivían cautivados por las filosofías orientales. Acudieron, animando al resto de los Beatles, a la charla que el Maharishi Mahesh Yogi daba en el hotel Hilton de Park Lane, en Londres. La conferencia del gurú sobre meditación trascendental cautivó a los asistentes y los Beatles terminaron yendo a Rishikesh (India) en 1968 para seguir un curso. Ringo y Paul volvieron pronto, pero John y George se quedaron hasta que el charlatán los desilusionó.

George y Pattie el día de su boda

George y Pattie el día de su boda

7. Harrison sentía cada vez más que estar en los Beatles coartaba su capacidad creativa y lo hacía infeliz. Las canciones incluidas en All things must pass (1970) (su primera aventura en solitario, un triple album) son piezas por las que el resto del grupo no había tenido interés. El disco fue número uno en Reino Unido durante ocho semanas. No todo fueron triunfos: fue acusado de plagio y perdió la demanda. El superéxito My sweet Lord se parecía demasiado a He’s so fine de las Chiffons.

8. Fue gran amigo de Eric Clapton, que tocó el famoso solo de While my guitar gently weeps, una de las composiciones de Harrison incluídas en el Album blanco de los Beatles. Tras la ruptura de los Beatles pasaban mucho tiempo juntos en la suntuosa mansión de Friar Park, la casa recién adquirida por el matrimonio Harrison en Oxforshire.

9. Pattie y George pasaron por su crisis definitiva a principios de los años setenta. Él la había engañado varias veces y las peleas eran constantes. Para complicar más las cosas, Eric Clapton terminó enamorándose perdidamente de ella. Era una pasión ardiente que lo llevaba a la destrucción. Clapton, enganchado a la heroína, sufría por la mujer de  su amigo, a la que dedicó una de las canciones de amor más desesperadas de la historia del Rock: Layla. Se casaron en 1974 y se divorciaron en 1989.

Los Beatles en 1969

George, Paul, John y Ringo en 1969

10. Fue uno de los fundadores en 1988 de los Traveling Wilburys, un grupo formado por amigos: Harrison se unió a Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Orbison (que murió tras el primer disco, en 1988). Nunca tocaron en directo y grabaron dos discos: Traveling Wilburys Vol. 1 (1988) y Traveling Wilburys Vol. 3 (1990) (El 2º volumen no existía). Compuso y cantó el primer single y una de las mejores canciones del grupo, Handle With Care.

11. En 1999 Michael Abram, de 33 años, un exdrogadicto con graves trastornos mentales, entró en Friar Park armado con un gran cuchillo y apuñaló a Harrison en el pecho varias veces. La mujer de George, Olivia, golpeó en la cabeza al intruso. Harrison ya estaba entonces a tratamiento del tumor cerebral que le causó la muerte dos años después.

12. Murió en una clínica de Los Ángeles (California), el 29 de noviembre de 2oo1. Tenía 58 años. Sus cenizas fueron esparcidas por el río Ganges.

Helena Celdrán