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La bella y la bestia en el mismo cuerpo desnudo

© Gracie Hagen

© Gracie Hagen

«El cuerpo humano es raro y hermoso», dice la fotógrafa Gracie Hagen, que se ha embarcado en la cruzada de demostrar que cualquier persona condensa una forma humana y otra atroz en el mismo conjunto de piel, carne, huesos, pelo, aminoácidos y todas las otras sustancias no demasiado seductoras que llevamos a cuestas.

Illusions of the Body (Ilusiones corporales) contrapone en un mismo díptico una foto favorecedora y otra desfavorecedora de la misma persona sin ropa. Ambas imágenes son idénticas en lo formal: están tomadas en la misma sesión de estudio, desde el mismo ángulo, con el mismo plano e idénticos valores de color, iluminación, foco, apertura focal, y divergentes en la pose: la retratista pidió a los voluntarios que participaron que luciesen su mejor y su peor aspecto.

Son la bella y la bestia en un solo cuerpo desnudo, no disfrazado por las convenciones, los atuendos de vestuario y accesorios o el pudor, que los modelos dejaron atrás como los zapatos, la cartera y los pantalones antes de someterse al experimento de buscar las dos formas más exageradas de sí mismos.

La serie quiere demostrar cuán equivocados estamos y cuánto daño nos hacemos cuando comparamos nuestra imagen corporal con los personajes públicos que se dedican a vender belleza con la misma deshonestidad con que un deportista ciego de esteroides se cuelga una medalla. Llevando encima, por ejemplo, el rastro de una docena de intervenciones quirúrgicas estéticas o una cifra de seis dígitos en estilismo, maquillaje y diseño de moda.

«La mayoría de nosotros no nos damos cuenta de que los medios de comunición suelen mostrar las fotos favorecedoras y nos comparamos con esas imágenes. Casi nunca las llegamos a ver enfrentadas con fotos desfavorecedoras», explica Hagen, que decidió poner en marcha un plan para ejecutar un «contraste» entre las imágenes corporales de uno y otro signo.

 

La fotógrafa pidió a los voluntarios que posasen de manera seductora y también mostrándose intencionadamente repulsivos. Se trataba de demostrar que no hay normas de belleza que se puedan universalizar y que, en la franqueza extrema de la desnudez, el lenguaje de un mismo cuerpo puede ir de lo sublime a lo abominable.

Las imágenes mediáticas de las celebrities son «una ilusión construida sobre la iluminación, los ángulos de las fotos y el Photoshop. Cualquiera puede ser muy atractivo en las circunstancias adecuadas y dos segundos después transformarse en algo completamente diferente«, dice Hagen sobre su juego de facetas.

Es una iniciativa con cierto nivel de mentira piadosa —no hay entre los retratados nadie con problemas físicos graves o notables—, pero pone en cuestión, otra vez, que, como decía Wittgenstein, el cuerpo humano es «el mejor retrato del alma» y en ese juego todos somos agraciados y desafortunados a la vez porque, por mucho que lo intentemos, es el alma quien maneja el cuerpo que aparece en la foto.

Ánxel Grove

Deliciosa comida caníbal

Self Indulgence - Noir Nouar

Self Indulgence - Noir Nouar

Exquisitez y repulsión. Parecen sensaciones opuestas, pero no son tan lejanas como cabría esperar.

Una tarta mofletuda se dispone a devorarse a sí misma. La porción que se dispone a engullir contiene su propio ojo. Junto a ella, un helado la mira contento y una diminuta camarera le ofrece un vaso de leche. La normalidad con que actuan todos en el absurdo escenario es la guinda del pastel.

La artista californiana Noir Nouar imagina patas de pollo doradas, coloridas tarrinas de helado, naranjas rebosantes de zumo, tostadas con mantequilla derretida. Luego convierte esa deliciosa comida en escenas demenciales protagonizadas por personajes de ojos saltones, coquetos y maliciosos.

El apetito se mezcla entonces con el miedo, la contradicción, el deseo sexual, el canibalismo, el amor, el sufrimiento, la seducción…

Noir Nouar se considera una amante de la animación, la comida y los objetos coleccionables, pero en su obra se adivina mucho más.

En esos retratos alegremente tétricos se entremezclan elementos propios de la publicidad más añeja, como los anuncios estadounidense de los años 50 y 60.

Fresh Ground Meat - Noir Nouar

Fresh Ground Meat - Noir Nouar

Ella misma acaba de iniciar un microblog de Tumblr dedicado a la recopilación de recortes antiguos de revistas con recetas y productos supuestamente atractivos. Allí se dan cita una colección de gelatinas espeluznantes de colores chillones y de rellenos salados que le sirven de inspiración en algunos de sus trabajos.

También se advierte un importante elemento de inspiración en otro elemento publicitario, esta vez internacional: las mascotas de tiendas y empresas alimentarias que se comen a sí mismas.

Causan furor por su sinsentido y hay gente que incluso las recopila en grupos en Flickr. ¿Quién no ha visto alguna vez marcas de empresas cárnicas que ilustran sus camiones con cerdos propios de dibujo animado, saboreando entusiasmados embutidos y chorizos de sus congéneres?

The Yellow Jello - Noir Nouar

The Yellow Jello - Noir Nouar

El aderezo ideal para esta mezcolanza de perversiones consumistas es la tradición popular japonesa del Kawaii (en japonés, bonito o encantador), que está de moda desde los años 70.

Se trata de crear mascotas, dotar a todo tipo de objetos de una cara adorable que inspire una ternura irresistible.  Los dulces son un objetivo fácil.

Estos cuadros absolutamente centrados en la comida, que tal vez reflejan la extraña relación de compulsividad y exceso que tenemos con la alimentación, son idóneos para reflexionar sobre las obsesiones.

Con esta combinación, las escenas de muerte y apetito de Noir Nouar juegan con el espectador a la broma macabra y al apetito, están entre la artificiosidad y la belleza de un acabado brillante como la grasa de un bollo industrial.

Helena Celdrán