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Hello Kitty, musa del grafiti y del ‘lowbrow’

Portada del libro 'Hello Kitty, Hello Art!'

Portada del libro ‘Hello Kitty, Hello Art!’

Permanece ajena al paso del tiempo, su imagen se ha convertido en logotipo, las niñas siguen idolatrándola a pesar de que se limita a ser una figura muda plasmada en todo tipo de objetos.

Hello Kitty puede embelesarte porque tienes seis años o porque te embelesaba cuando tenías seis años. En cualquier caso, cada vez que ves su figura redondeada te acuerdas de la diadema rosa con la cara de Hello Kitty, de la agenda de teléfonos que te llevaste al cole para apuntar los números de todo el mundo, del monedero, del estuche de lata, del cepillo de dientes…

Hello Kitty, Hello Art!, publicado a principios de octubre por la editorial neoyorquina Abrams Books, le da una visión artística a uno de los productos más rentables de la historia del kawaii japonés. El libro es una suculenta recopilación de obras, seleccionadas por el documentalista del grafiti Roger Gastman, que celebran a la mascota inmortal de Sanrio, la empresa que encargó el 1974 el diseño del personaje a la diseñadora Yuko Shimizu.  En la colección también hay representaciones a otros personajes de la compañía como la eterna secundaria My Melody (un conejo blanco del estilo de Hello Kitty que siempre lleva una capucha rosa o roja que se adapta a sus orejas).

Con trabajos de artistas muy conocidos como Ron English, CRASH, Gary Baseman, Shepard Fairey, RISK y POSE (autor de la portada), el tomo acerca el clásico infantil al grafiti, al lowbrow y al surrealismo pop. Los autores adaptan a Hello Kitty a su estilo en pinturas sobre lienzo, acuarelas, dibujos a tinta, aerosol, acrícilos sobre madera, serigrafía… En cada obra de las 208 que reúne el tomo, la presencia de la mascota y el marcado estilo del artista luchan por el protagonismo.

Helena Celdrán

'Obey' - Shepard Fairey

‘Obey’ – Shepard Fairey

'Hello Kitty' - Camilla d'Errico

‘Hello Kitty’ – Camilla d’Errico

'Kitty Man' - Anthony Lister

‘Kitty Man’ – Anthony Lister

'Hello Kitty is Fishy' - Gary Baseman

‘Hello Kitty is Fishy’ – Gary Baseman

'Hello Topiary' - Eric Joyner

‘Hello Topiary’ – Eric Joyner

Paisajes de chucherías para explorar la felicidad momentánea

'Bing Bong, Bing Bang' - Pip & Pop

‘Bing Bong, Bing Bang’ – Pip & Pop

Colinas de azúcar rosa pobladas de personajes que podrían decorar tartas, montículos de bolitas de colores, llanuras de motivos florales con colores que despiertan el deseo de comer dulce…

Nicole Andrijevic y Tanya Schultz son Pip & Pop, un dúo de artistas de Perth (Australia) que trabaja con golosinas. Sus miniaturas y paisajes combinan los colores pastel de las chucherías con técnicas inspiradas en los mandalas tibetanos y el kawaii, la cultura japonesa de lo «bonito», que invade en Japón los objetos y mensajes cotidianos de caras sonrientes, tiernas mascotas y tonos alegres.

En las instalaciones  que realizan desde el año 2007, siempre se han decantado por materiales efímeros —caramelos, gominolas, creaciones de papiroflexia, objetos de usar y tirar— que en conjunto exploran la sensación de felicidad momentánea, el paraíso artificial del consumo y el entusiasmo instantáneo asociado con la infancia.

Cada creación aparece como desparramada en el suelo de la sala de exposiciones, produce visiones que recuerdan a planetas lejanos o vistas aéreas. Los niños acuden encantados.

Helena Celdrán

'Sweet Sweet Galaxy'

‘Sweet Sweet Galaxy’

Elaboración de 'I can hold the sun'

Elaboración de ‘I can hold the sun’

Detalle de 'I can hold the sun'

Detalle de ‘I can hold the sun’

'Three minutes happiness'

‘Three minutes happiness’

'Bing Bong, Bing Bang'

‘Bing Bong, Bing Bang’

 

Deliciosa comida caníbal

Self Indulgence - Noir Nouar

Self Indulgence - Noir Nouar

Exquisitez y repulsión. Parecen sensaciones opuestas, pero no son tan lejanas como cabría esperar.

Una tarta mofletuda se dispone a devorarse a sí misma. La porción que se dispone a engullir contiene su propio ojo. Junto a ella, un helado la mira contento y una diminuta camarera le ofrece un vaso de leche. La normalidad con que actuan todos en el absurdo escenario es la guinda del pastel.

La artista californiana Noir Nouar imagina patas de pollo doradas, coloridas tarrinas de helado, naranjas rebosantes de zumo, tostadas con mantequilla derretida. Luego convierte esa deliciosa comida en escenas demenciales protagonizadas por personajes de ojos saltones, coquetos y maliciosos.

El apetito se mezcla entonces con el miedo, la contradicción, el deseo sexual, el canibalismo, el amor, el sufrimiento, la seducción…

Noir Nouar se considera una amante de la animación, la comida y los objetos coleccionables, pero en su obra se adivina mucho más.

En esos retratos alegremente tétricos se entremezclan elementos propios de la publicidad más añeja, como los anuncios estadounidense de los años 50 y 60.

Fresh Ground Meat - Noir Nouar

Fresh Ground Meat - Noir Nouar

Ella misma acaba de iniciar un microblog de Tumblr dedicado a la recopilación de recortes antiguos de revistas con recetas y productos supuestamente atractivos. Allí se dan cita una colección de gelatinas espeluznantes de colores chillones y de rellenos salados que le sirven de inspiración en algunos de sus trabajos.

También se advierte un importante elemento de inspiración en otro elemento publicitario, esta vez internacional: las mascotas de tiendas y empresas alimentarias que se comen a sí mismas.

Causan furor por su sinsentido y hay gente que incluso las recopila en grupos en Flickr. ¿Quién no ha visto alguna vez marcas de empresas cárnicas que ilustran sus camiones con cerdos propios de dibujo animado, saboreando entusiasmados embutidos y chorizos de sus congéneres?

The Yellow Jello - Noir Nouar

The Yellow Jello - Noir Nouar

El aderezo ideal para esta mezcolanza de perversiones consumistas es la tradición popular japonesa del Kawaii (en japonés, bonito o encantador), que está de moda desde los años 70.

Se trata de crear mascotas, dotar a todo tipo de objetos de una cara adorable que inspire una ternura irresistible.  Los dulces son un objetivo fácil.

Estos cuadros absolutamente centrados en la comida, que tal vez reflejan la extraña relación de compulsividad y exceso que tenemos con la alimentación, son idóneos para reflexionar sobre las obsesiones.

Con esta combinación, las escenas de muerte y apetito de Noir Nouar juegan con el espectador a la broma macabra y al apetito, están entre la artificiosidad y la belleza de un acabado brillante como la grasa de un bollo industrial.

Helena Celdrán