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Una biblioteca creada para ser leída solo en 2114

Ahora mismo, al norte de Oslo, en Noruega, un árbol crece, cultiva un mensaje para el futuro. Este árbol no puede saber que tiene el mañana marcado: un día de 2114 será libro, convertido en papel, impregnado de palabras.

Bosque primario. Merlin. Creative Commons. Wikimedia.

Bosque primario. Merlin. Creative Commons. Wikimedia.

Al mismo tiempo, quizás en algún escritorio de madera hecho también a partir de la madera de otro árbol extinto, un escritor estará cultivando esas mismas palabras, haciendo crecer una novela o un relato que solo se publicará en esa fecha, en las carnes de ese mismo árbol. El escritor sí sabe que sus letras no verán la luz hasta que el tronco haya crecido. Cuando alguien pueda leerlo, de aquí un siglo, el humano, la planta y el tiempo que los concibió habrán desaparecido.

Ambos forman parte de un inusual proyecto de biblioteca del futuro.

The Future Library es un proyecto artístico que busca realzar una idea: toda biblioteca es un vínculo de tiempo, un anillo bidireccional, un puente que nos conecta con el pasado y el futuro, la verdadera máquina que puede transportarnos a las ideas, sentimientos, perspectivas, lenguajes, impresiones y necesidades de otras épocas. Crea una autopista entre el hoy y el mañana: une a los humanos y árboles de distintas generaciones. Y lo hace a través de ese artefacto que trastocó las culturas y el mundo: un libro.

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Una web para comparar el diseño (y el poder) de los pasaportes del mundo

'Passport Index'

‘Passport Index’

Las tapas de colores oscuros y apagados del pasaporte desprenden un cierto anacronismo, pero nadie se ha preocupado nunca demasiado más que por llevarlo sin caducar.

Tal vez cuando más tiempo pasamos observando el nuestro es en las colas —cada vez más largas— de los aeropuertos, entonces nos obligamos a pasar las hojas del librito. En el caso del español, es llamativo el último rediseño al que fue sometido en agosto de 2006, que (tras la representación a plumilla de las tres carabelas) incluye entre sus hojas animales del mundo —tortugas, bisontes, murciélagos, truchas, renos, ballenas…— y sus movimientos migratorios.

Documentos oficiales, anodinos y funcionales, sin embargo despiertan cada vez más interés entre los diseñadores. El nuevo pasaporte de Nueva Zelanda —creado en 2008— era admirado por reducir significativamente el escudo de armas y sustituir el color azul por un color negro interrumpido en un lateral por la hoja de un helecho plateado.

Pasaporte de Nueva Zelanda

Pasaporte de Nueva Zelanda

Más reciente es el ultramoderno modelo Noruego, aprobado a finales de 2014, elegido por un concurso convocado por la Policía Nacional de Noruega y que ganó el estudio Neue de Oslo. El documento muestra en sus páginas versiones escuetas y de colores claros de los paisajes naturales del país. Bajo la luz ultravioleta, los mismos paisajes se tiñen de tonos que emulan los de la aurora boreal.

Interior del nuevo pasaporte noruego, diseñado por el estudio Neue de Oslo

Interior del nuevo pasaporte noruego, diseñado por el estudio Neue de Oslo

La web interactiva Passport Index (Índice de pasaportes) sigue con ese ánimo de observación. Está construida a modo de banco de imágenes, para contrastar los diferentes diseños en los que confía cada país para otorgarle al documento una seriedad nacional.

Sobria y de navegación sencilla, reúne portadas de pasaportes de todo el mundo y sigue ampliando su galería en busca de algunos que todavía faltan, como es el caso de Samoa o Eritrea. Ofrece la alternativa de mostrarlos por órden alfabético según el nombre de los países o por colores, localizarlos a partir de un mapa del mundo o por su «rango de poder», una clasificación que hacen los autores teniendo en cuenta el número de países que el portador puede visitar sin pedir visa.

De 80 puestos, el español ostenta el sexto con 141 naciones para las que no es necesaria visa. En el mismo puesto están Noruega, Irlanda, Bélgica y Portugal. El primer lugar lo ocupan los estadounidenses y británicos (con 147 países). En la cola están las Islas Salomón, Birmania, Sudán del Sur, Santo Tomé y Príncipe y los Territorios Palestinos, que sólo pueden visitar 28 naciones sin visado. Por supuesto, siempre llega el momento en que tenemos que olvidarnos de diseños: esos libritos son, por encima de todo, claros indicadores de la trágica clasificación de los seres humanos según el lugar del mundo en que hayan nacido.

Helena Celdrán

Los radicales y vibrantes pósters contra la explotación irracional de Laponia

Suohpanterror

Suohpanterror

Para su desgracia, no viven, como buena parte de los pueblos del mundo, bajo el absolutismo de un solo aparato estatal, lo cual ya es bastante en términos de sufrimiento.

Los dos millones de personas de etnia aborigen que viven en Laponia pueblan un gran territorio —tiene casi la extensión de España— sometido a las dispares legislaciones de nada menos que cuatro estados: Suecia, Finlandia, Noruega y Rusia. Son objetivo, por tanto, de cuatro líneas de interés, de cuatro políticas de ambición, de cuatro estrategias de entreguismo al capital, de cuatro posibilidades de ser explotados…

Los nativos, que prefieren ser llamados sami y no lapones, son minoría en la región —sólo el cinco por ciento de la población total—, codiciada por intereses crematísticos por sus riquísimos yacimientos de recursos naturales: hierro, cobre, níquel, apatita —la principal fuente mineral de fósforo y fosfato y, por lo tanto, un componente imprescindible en la fabricación de los abonos minerales—, petróleo (10.000 millones de barriles en reservas no explotadas) y gas natural, con prospecciones ya adjudicadas a empresas como BP, la entidad que sigue por ahí de rositas tras ser causante del mayor vertido de crudo de la historia.

Aunque los sami de Suecia, Finlandia y Noruega tienen parlamentos propios, las instituciones no tienen capacidad de decisión en asuntos estratégicos y son puro maquillaje gubernativo para que los países nórdicos muestren su aparente tolerancia con los nativos. El gobierno de Rusia, cuyo talante ni siquiera guarda las formas, ordena y manda y las minorías, a callar.

Desde hace casi diez años varias grandes corporaciones mineras están abriendo nuevas e invasivas explotaciones a cielo abierto en territorios que los sami consideran no solamente propios sino sagrados, sobre todo por su importancia para los rebaños de renos, el extraordinario mamífero con visión ultravioleta cuya ganadería está reservada a los lapones.

La empresa británica Beowulf ha iniciado un proyecto minero de extracción de cobre en Kallak (Suecia) sin informe de impacto ambiental previo y, desde luego, sin más consulta a los habitantes que el rugido de las taladradoras.

Las protestas contra la mina fueron violentamente reprimidas por la policía sueca y el proyecto sigue adelante, junto con al menos otros cuatro en un radio de sólo doscientos kilómetros y en terrenos de zonas protegidas de la red Natura de la UE o del parque ártico declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.

Suohpanterror

Suohpanterror

Suohpanterror

Suohpanterror

Suohpanterror

Suohpanterror

El colectivo de artistas anónimos Suohpanterror —la traducción literal del sami, sería ‘el lazo del terror’, utilizando la palabra souhpan, el lazo usado en la ganadería del reno— ha llevado la voz de los sami a las paredes del mundo en una vibrante, radical y bien diseñada colección de pósters.

El material gráfico —que también puede verse en la página de los artistas en Instagram— sorprende no solo por la justicia de las demandas y las respuestas sugeridas —una patada de kung fu en la mejilla es la mejor defensa contra los hombres de los maletines que intentan chantajear a los sami a cambio de un puñado de dólares—, sino porque los nativos lapones, quizá el único pueblo aborigen de Europa que mantiene rasgos sociales y culturales únicos, nunca había destacado por la expresión plástica.

Un portavoz del colectivo de cartelistas-guerrilleros explica en el blog We Make Money Not Art:

Los carteles están llenando un vacío y nos permiten una buena comunicación con otras personas (…) Somos indígenas y también una minoría, así que nos enfrentamos a una gran cantidad de racismo. Es muy difícil vivir como sami hoy cuando tu cultura no es apreciada, cuando tú y tu pueblo son odiados y la mayoría no comparte los mismos valores (…) Vivimos en comunidades pequeñas y queremos protegernos a nostros mismos y a nuestras familias de la violencia física y psíquica y las amenazas que estamos sufriendo.

Hace pocos días, dos artistas sami, Niillas Holmberg y Jenni Laiti, hicieron público un manifiesto titulado Reconectando a través de la resistencia. Presentaron el documento ante el hotel donde se hospedaba el ministro sueco de Cultura y lo leyeron al tiempo que se rapaban el pelo con cuchillos [vídeo de la protesta].

El manifiesto explica las razones que impulsan a los jóvenes creadores sami a pedir la autodeterminación para su pueblo:

Vivimos y trabajamos por esto:

1. Porque tenemos que hacerlo. Porque esta es la única forma de vida que conocemos.

2. Porque todo empieza y termina con Eanan, nuestra tierra. Eanan es la base de todo. Eanan es la pregunta y la respuesta. Nada nos define mejor que ella. Nuestra supervivencia depende de ella. Es nuestra responsabilidad proteger, respetar y cuidar de nuestra madre, para que nosotros y todas las generaciones venideras puedan vivir en unidad con ella.

3. Porque tenemos el derecho a la libre determinación y la libertad en nuestra tierra. Estamos sufriendo la falta de estos derechos. Ha llegado el momento en que nuestra gente empiece a vivir en lugar de sobrevivir. Queremos vivir, no morir.

4. Porque nuestras lenguas maternas son el espejo de nuestras visiones del mundo y una parte esencial de nuestra identidad. Al preservar y desarrollar nuestras lenguas maternas preservamos y desarrollamos nuestras identidades, así como a nosotros mismos. La debilidad del lenguaje socava la capacidad de comunicarse. Los idiomas sami están en peligro. Por ello exigimos que todos los sami tengan los recursos necesarios y el respeto que les permita preservar y desarrollar los idiomas sami. Cuando un idioma desaparece es un signo: la naturaleza y los animales desaparecen con él. Exigimos protección para nuestra Eanan, la tierra, la cultura y nuestras lenguas indígenas con el fin de ser capaces de desarrollarnos de la misma manera que a todos los demás pueblos se les debe permitir desarrollarse.

5. Porque estamos desconectados de la madre tierra y por lo tanto nos sentimos impotentes. Volviendo a conectarnos evitamos la autodestrucción a través del amor por la vida y la libertad para actuar. El poder es ser capaz de preservar y desarrollar la vida. Tenemos que volver a conectar con Eanan, la Tierra. Las personas de todo el mundo deben reflexionar sobre su relación con la naturaleza (…)

6. Porque a las personas que no existen no se les concede ningún derecho. No queremos ser ignorados, queremos que se nos respete como un pueblo indígena por los gobiernos de Suecia y Finlandia, que deben ratificar el Convenio 169 y la aplicación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Pedimos respeto por los derechos de los pueblos indígenas a la libre determinación y la existencia. Los explotadores y sus cómplices debe sabar que la vergüenza de sus obras no se mantendrá en silencio.

7. Porque creemos que no habrá cambio sin protesta. Todos tenemos el poder para actuar y cambiar las cosas ahora. Esto es una llamada a la unión, la movilización y la acción, la revolución y la descolonización. Es hora de la liberación.

8. Porque nuestra conexión con la tierra debe ser transmitida a nuestra descendencia. Esto es esencial para seguir el viejo camino de la luz. Hacemos esto por la libertad, la justicia y un futuro mejor. Son los derechos humanos.

9. Porque nuestra voz será seguida por olas de ecos. Porque la valentía alentará la valentía.

Hay muchos recursos en línea para informarse y apoyar la justa lucha de los sami.

Quedan aquí tres vínculos para empezar:

Conviene echarles un vistazo, sobre todo antes de dejarse engatusar por las mentirosas campañas de turismo de Suecia, Noruega y Finlandia sobre unas «vacaciones de ensueño» en Laponia.

Jose Ángel González

La crónica de tres años con los pastores de renos de la Europa ártica

© Erika Larsen

© Erika Larsen

El pueblo sami —que en español suele denominarse lapón— reivindica la condición de etnia indígena de Escandinavia. Aunque no hay censos precisos, los sami son unas 130.000 personas y viven en un área de casi 400.000 kilómetros cuadrados de las zonas árticas de Noruega, Finlandia, Suecia y Rusia. Hablan diversas formas de la lengua sami, donde, con ecos del lenguaje vigoroso de las sagas nórdicas, vârrâ significa sangre; jiegηa, hielo, y goatte, casa.

Los sami gozan del asombro frecuente de las auroras boreales; veneran a la diosa Beiwe de la fertilidad, el sol y la cordura; deben luchar, sobre todo en Noruega, contra intentos de asimilación invasiva promovidos desde el poder central del Estado, y todavía se dedican a la ganadería y pastoreo del reno, ese majestuoso animal cuyo rango de visión alcanza el ultravioleta.

La fotógrafa Erika Larsen (EE UU, 1976), hija de noruego, vivió durante tres años en la población sami de Kautokeino, situada tres grados de latitud por encima del Círculo Polar Ártico. La localidad, donde viven menos de tres mil personas, tiene relevancia histórica: en 1852 estalló en el lugar una rebelión contra las autoridades noruegas que culminó con el homicidio de dos comerciantes y la posterior ejecución de los líderes de la revuelta.

Las fotos que Larsen ha reunido en la serie Sami, Walking with Reindeer (Sami, caminando con los ganaderos de renos) son una declaración de amor y un ejercicio de nostalgia por una arcadia nevada y de escasa luz solar. Cuando la fotógrafa regresó a Nueva York, cuenta en un texto con carácter confesional, sintió que «estaba dejando atrás el verdadero hogar, Kautokeino».

Acogida por una familia, los Gaups, Larsen se vió integrada en el círculo invulnerable que para los sami representan los lazos de sangre. Ayudaba en casa, asistió a clase, aprendió a hablar sami y a entender el blando poder que contienen las canciones yoik, que algunos estudiosos consideran la forma de canto folklórico más antigua de Europa. También, por supuesto, se convirtió en una experta en cocinar platos con reno, entre ellos el gamsu: el estómago del animal relleno de sangre y después cocido.

En las fotos se aprecia un poder vinculante. Siendo la familia el sostén primario de la sociedad en una región donde el clima nunca es un aliado, los retratos son un elemento de constancia de paso, reverencia hacia el pasado y reivindicación de la procedencia y en todo hogar se guardan con mimo extremo imágenes de los antepasados. De ahí que no haya afectación en las poses y que las miradas de los sami tengan una textura que concierne al ambiente: nitidez boreal.

La fotógrafa afirma que sus años sami le han cambiado la vida y enseñado una nueva forma  de relacionarse con el mundo y participiar de su engranaje. «Encontré una profunda paz mental y me propuse tener hijos, construir una familia. Todavía me mantengo en contacto esporádicamente con los Gaups, pero llevo a diario conmigo lo que aprendí de ellos. Me siento más cercana a mis instintos y necesito salir al campo… Los sami me enseñaron una forma nueva de vida».

Ánxel Grove