Félicien Rops, el pintor de los ‘placeres brutales’

"El calvario" (de "Las satánicas") - Félicien Rops

«El calvario» (de «Las satánicas») – Félicien Rops, 1882 (Dominio público)

La bestial seducción y el triunfo de Satán, crucificado pero no sufriente, erecto, ciñendo el sudario negro sobre el cuello de la mujer, también crucificada y en éxtasis…

La obra fue pintada en 1882 por Félicien Rops, que tenía entonces 49 años, había participado en varios duelos por asuntos de honor; soportado la censura en Francia, donde le llamaron «marrano»; conocido e intimado con algunos de los más lúcidos —por conversos de la creencia de que toda luz ha de ser oscura— intelectuales y artistas de su tiempo; tirado por la borda un matrimonio; malgastado sin arrepentimiento una fortuna y optado por vivir en santa trinidad con dos hermanas,  Aurélie y Léontine Duluc…

No muy lejos de la fecha en que está datada la obra, Rops escribió:

Sólo hago lo que siento con mis nervios y lo que veo con mis ojos. Esa es toda mi teoría artística. Todavía tengo otra terquedad: querer pintar escenas y tipos de este siglo XIX, que me parece muy curioso y muy interesante.

Pertenecía a una corriente ninguneada por la crítica académica hasta nuestros días, el simbolismo, el retorno a la metáfora sagrada como única posibilidad de redención. Es tanta la saña que despertó y sigue despertando esta escuela de soñadores místicos que el más famoso de sus artistas, Edvard Munch —gran admirador de Rops—, es retirado del nomenclator para situarlo entre los expresionistas, mucho más académicos y menos equívocos, más artistas y menos seres humanos.

Rops había sido, casi es una evidencia dado el temario grueso y licencioso de sus obras, alumno de los jesuitas. Nacido en Namur (en la Bélgica valona), sobre la confluencia del Sambre y el Mosa, era hijo único y en casa entraba dinero suficiente: el padre era dueño de unos telares de calicó. Ofrecía estampados «en todos los colores del arco iris». El hijo siguió el patrón.

"Pornocratès" (1896) - Félicien Rops (Dominio público)

«Pornocratès», 1896 – Félicien Rops (Dominio público)

Cercano a los «placeres brutales», las «máscaras siniestras» y el «instinto de perversidad», Rops habitó el mundo durante 65 años (1833-1898). Fue una época envidiable para la creación y la lascivia, para el placer de los sentidos y el consumo libre de opio. Una fiebre demoledora de límites se extendía por Europa. En pintura y en cuestión de años, casi en una simultánea galopada, Degas y Cézanne se entregaban a la lujuria de la piel y el color; Gauguin los superaba al exigir que fuesen los sentidos los únicos dueños de la experiencia humana, y Klimt no tenía reparos en aceptar con orgullo que le tildasen de pornógrafo.

Todos ellos habían leído a Sade, el primer revolucionario del deseo, y estaban de acuerdo con su postulado central:

La crueldad lejos de ser un vicio es el primer sentimiento que imprime en nosotros la naturaleza.

En 1857, el francés Charles Baudelaire, el Dante de un tiempo decadente, el primer moderno (y, acaso por ello, sifilítico), publicó casi en secreto —1.300 ejemplares—, la primera guía de viaje del goce y las pasiones, Las flores del mal.

Cuando Rops leyó el libro en su versión íntegra —editada en Bélgica: era demasiado explícito para la sensibilidad francesa—, sintió que al fin tenía un hermano.

Desnuda estaba mi amante, y leyendo en mi corazón
se mostraba con sus sonoras alhajas,
y esa ostentación le daba un aire vencedor
como a las esclavas de los árabes en sus días felices.

(…)
y sus brazos y piernas, y sus muslos y caderas
bruñidos como aceite, ondosas como un cisne
pasaban ante mis ojos clarividentes y serenos;
y su vientre y sus pechos, esos razimos de mi vid,

se ofrecían, más seductores que los Ángeles del mal,
para turbar la serenidad de mi alma,
y conmoverla allí en la acristalada estancia
donde tranquila y solitaria se había aposentado.

Desde el ventajismo de vivir de la fortuna paterna, que heredó y dilapidó casi sin pausa, Rops se entregó a la «pasión por el esqueleto», la búsqueda del sexo insólito, el rechazo constante al gran error humano, el dogmatismo, «la negación de la libertad y el progreso». No hizo ascos a ningún camino: fue masón —a su rito de iniciación asistió el príncipe anarquista Pierre-Joseph Proudhon (el autor primero del tantas veces copiado y cierto lema «la propiedad es un robo»)—, ocultista, tentó al demonio, leyó viejos libros anatemizados por los prelados y rehuyó la adulación del populacho.

Autoeditó, sólo para fastidiar, una serie de grabados con título de niño malcriado: Cent légers croquis sans prétention pour réjouir les honnêtes gens (Cien luces: bocetos sin pretensiones para divertir a las personas respetables). Son láminas eróticas sobre masoquismo, dominación, mujeres que duermen desnudas tras el amor, hombres que parecen anticristos, brujas sodomizadas con escobas en aberrantes combates celestes, toxicómanos de la absenta, avatares de la muerte paseando sobre Europa…

En 1880 viajó a España y le fascinó la gótica bestialidad de un país donde los pobres comían mendrugos mohosos, las mozas eran violadas por los nobles y los monjes seguían rezando. Al regresar a París comenzó a frecuentar a prostitutas.

"Le bibliothécaire", 1881 - Félicien Rops (Dominio público)

«Le bibliothécaire», 1881 – Félicien Rops (Dominio público)

"La Tentation de saint Antoine", 1878 - Félicien Rops (Dominio público)

«La Tentation de saint Antoine», 1878 – Félicien Rops (Dominio público)

"The Sphinx", 1882 - Félicien Rops (Dominio público)

«The Sphinx», 1882 – Félicien Rops (Dominio público)

Durante los últimos años de vida la salud del artista se resintió de una vida agitada que, según confesó, volvería a vivir paso por paso de tener la oportunidad. Jamás pidió perdón a nadie.

Refugiado en una propiedad campestre no muy lejos de París y de nombre adecuadamente simbolista, Demi-Lune (Media Luna), siguió pintando y descubrió una inesperada pasión: la jardinería. Antes de morir creó una variedad nueva de rosas.

Jose Ángel González

6 comentarios

  1. Dice ser Manolo Longanizas

    Hoy en día no tendría nada que hacer. Resultaría uno más de tantos, incluso resultaría ingenuo y ridículo. Se ha perdido el morbo de lo prohibido porque ya está todo permitido y en todo caso casi nadie se emociona ni mucho menos se escandaliza ya por nada.
    El otro día oí a unos jóvenes comentar que el sexo es simplemente una necesidad fisiológica más, al mismo nivel que tomarse un café o comerse un bocata y que no había que darle mayor importancia. En efecto, antiguamente la visión de una pierna, unos zapatos de tacón, una liga o ropa interior disparaba el morbo hasta límites febriles. En los 70 la gente hacía kilómetros para ir a ver Emanuelle en Perpiñan, cuando ni siquiera era una película porno. Hoy en día todo eso son ideas que nos resultan extrañas. Es más, pones la TV y te ponen un anuncio de yogur con gente desnuda y ni siquiera levantas la vista si estas leyendo el 20 minutos en la tablet. La gente tiene el ordenador lleno de porno que ya le aburre y ni siquiera ve. Incluso ya se empieza a hablar de ciudadanos asexuales. Con lo cual el siglo XXI ha debilitado el morbo, el deseo y la pasión sexual notablemente. Lo que no ha conseguido siglos de represión social y religiosa lo ha conseguido 50 años de revolución sexual.

    22 junio 2015 | 14:15

  2. Dice ser yo

    Fue masón… Al final va a ser verdad que las manifestaciones perversas (pornografia ilegal, etc) son obra de la masoneria y de los judios (en EEUU casi todos los productores de cine X son judios) y que atacar tanto a la iglesia por la pederastia es una conspiración judeomasónica y no una verdadera lucha por los derechos humanos.

    22 junio 2015 | 14:30

  3. Dice ser El_Soberano

    Pero ojo, como saques una caricatura de Mahoma, te violamos, torturamos, y ejecutamos. Con cariño… ¿eh?

    Y aún los del charlie pidieron perdón, tras hacer durante años lo mismo con los cristianos.

    A mí me queda claro que CUALQUIERA que dibuje estas cosas «transgresoras» es un cobarde sin huevos, que habría que haberle visto ante la inquisición hace 800 años, o ante los barbudos africanos hoy.

    22 junio 2015 | 14:33

  4. Dice ser yo

    «fue masón —a su rito de iniciación asistió el príncipe anarquista Pierre-Joseph Proudhon (el autor primero del tantas veces copiado y cierto lema “la propiedad es un robo”)—, ocultista, tentó al demonio, leyó viejos libros anatemizados por los prelados y rehuyó la adulación del populacho.»

    masón y satanista!!
    la masonería podria ofrecernos alguna explicación de si hay o no relación entre satanismo y masoneria porque ya se hace uno un lio.

    22 junio 2015 | 14:47

  5. Dice ser yo

    por cierto, siendo de Bélgica, tiene toda la pinta de illuminati…

    22 junio 2015 | 14:50

  6. Dice ser Marylou Blasco

    Uno de mis artista favoritos! Me parece fenomenal que se escriba sobre un artista tan maldito en su época y tan poco conocido en la actualidad. Felicito al escritor de este artículo.

    22 junio 2015 | 14:51

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