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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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¿Qué es «ser un paquete»?

LPMM 019
En el deporte es frecuente que las denominaciones abarquen categorías estandarizadas. El lenguaje cotidiano las moldea, las selecciona y muchas veces amplía. Ser un globero, paquete, jaimito, son muchas de las injerencias del cachondeo de los practicantes en el deporte popular. Con más o menos saña, o siendo más o menos cariñosos.

En este caso, ¿cuántas veces has oído eso de este tío es un paquete?

La RAE se ha quedado anclada en otras acepciones (siempre ha llevado unos ritmos muy particulares). No incorpora la valía o destrezas deportivas en su definición de paquete. Pero está más que asentado en el deporte cotidiano.

Si no tienes mucha resistencia, si en las salidas de tu grupo a correr te quedas irremediablemente, o si luces con poco esmero alguna prenda del vestuario, probablemente te hayas ganado el apelativo simpático de paquete.

Pero, en realidad…

Un bulto trasero, un desarreglado impenitente, no. Ninguna persona que se lanza a correr merece tener colgado el sambenito por muy mal que lo haga. La moda es una convención y los usos desaliñados del entrenamiento son hechos fácilmente corregibles. La superioridad entre clases de deportistas es una situación temporal, recordádselo al subelite o al crack que hace chistes sobre vuestra barriguita o sobre lo torpes que sois ajustando la correa del pulsómetro. Quién sabe en qué situación os veréis en unos años.

Más aún. ¿Podría ser una actitud ante el deporte recreativo?

¿Por qué no? Tomarse el deporte de manera desenfadada es un modo de afrontar las cosas. Es un hobby. Como citan los amigos de un foro de atletismo popular, abanderados de «ser un paquete», es una cuestión de perspectivas.

Que no estamos dotados para correr deprisa, trotamos sin apuros. Que no contamos con un físico longilíneo ni levantamos los talones hasta los glúteos al correr, no nos preocupemos por el físico. Que, para qué engañarnos, estamos aquí para vivir la vida, no nos privemos de una cerveza y unas raciones después de nuestro entrenamiento.

Y es que me ha llegado, al fin, la edición recopiladora de las bromas de ese grupo amigos y uno encuentra joyas como esta: los paquetes somos unos campeones porque, al menos, lo intentamos.

Participar en una carrera sin dorsal

En algunos casos… tiene su riesgo. Correr sin inscribirse puede ser tópico de pelea, de debate sobre si están ocupando servicios de los demás corredores, si la calle es de todos, o si actúan contra organizadores sin escrúpulos.

De todo eso y más. Daría para que @RUNERENFURECIDO sacase una serie completa en Discovery Channel. Pero Miguel Paz me ha mandado un mensaje donde se le da la vuelta a todo esto.

Ved la simpática manera de denunciar el tema que tienen en esta prueba de Argentina. El facebook de Club de Corredores ha colgado una singular galería.

¿Han linchado a los corredores tramposos? No. Mejor.

¿Qué te parece la broma?

Fotos: Club de Corredores, Facebook.

Yo estoy a favor. Sí a las Carreras de la Mujer

Pues a mí tampoco me parece bien……no es que me parezca mal, pero eso de hacer una carrera para que exclusivamente la corran mujeres sí que me parece discriminatorio, al fin y al cabo si en el resto de carreras no corren más mujeres, pues será porque no quieren.

Se lió. Y es que el otro día se daban las últimas cifras antes del cierre de inscripciones. Se superarían las veinte mil inscritas en la Carrera de la Mujer de Madrid.

¿Por qué una carrera sólo para mujeres?

Seguro que la gente entiende o sabe que se celebra una Liga Femenina de Voley y que la altura de la red es menor, que el Comité Olímpico separa por sexos la celebración de todas las pruebas del calendario de los Juegos o que en sus adorados mundiales de atletismo hay un 400m masculino y un 400m femenino. Pero ¿por qué esta diferencia?  ¿Es promover que las mujeres se animen a correr o se está discriminando más?

Creo fervientemente que se consigue a través de lo primero. Discriminando a favor hasta que se consiga la igualdad de participación.

Hemos olvidado por completo que la discriminación positiva se aplica constantemente en la sociedad. Es facilitar las cosas a personas con dificultades para acceder a una tarea concreta. En este caso se trata (se trató en las primeras carreras en los años ochenta, en aquellas ‘carreras Avon’), a través de una operación mitad marketing mitad deporte, que haya un acceso total de la mujer a las carreras populares.

Carecemos de memoria histórica. La discriminación positiva nos permitió estudiar, coto antaño vedado a los hijos de los pudientes, pero en nuestro caso con una subvención estatal que costeaba parte del – por ejemplo – acceso a la universidad. O que las jugadoras de voley tengan la red más baja. Cada beca, cupo en oposiciones públicas, plaza de parcamiento para discapacitados, cartel en braille en un museo o rampa de acceso que se construye facilita la vida. En una palabra, se discrimina en su favor.

Cada subvención de un producto alimentario producido frente al voraz mercado global, cada electrodoméstico con una carga arancelaria, cada elemento industrial protegido por unos cánones hace que las economías menos favorecidas puedan competir con los grandes actores. Y nadie dice que nos fastidiemos, nos espabilemos con la silla de ruedas o aguantemos si no leemos los paneles del Museo del Prado (te las arreglas y llevas un amigo vidente que te los vaya explicando). O que paguemos los 27.000 euros de un transplante renal. Bueno, ya lo han empezado a decir.

¿No es puro marketing, con Adidas o Nike están frotándose las manos con los «entrenamientos para mujeres»?

Obvio decir que las marcas han desembarcado en un nuevo segmento. También es cierto que  participar en una carrera popular no es un servicio público. Correr está de moda y las compañías están buscando cada resquicio para mantener sus ventas. Nadie dice que el objetivo del capitalismo sea la consecución de la igualdad. Pero subyace en cada conversación lo de «y, para hombres, ¿qué?». Y eso no es discusión sobre política macroeconómica; eso suena a segregación de género.

Aun así, programas como Avon Race for Life ha llevado a seis millones de mujeres en el Reino Unido a participar en eventos deportivos. Se han recaudado casi 500 millones de Libras y se han financiado 4.000 investigadores contra el cáncer de mama. Sólo en España se diagnostican, al menos, 22.000 nuevas pacientes de cáncer cada año. En los eventos de nuestro país ya se ha contribuído con 50.000 euros a la Asociación Española contra el Cáncer a través de las Carreras de la Mujer. El motivo es doblemente solidario y tiene una consecuencia inmediata: que la gente corra.

¿Esa discriminación positiva no existe ya en las carreras populares sin necesidad de segregar?

Todavía estamos en pañales. Los datos de participación de la mujer en carreras son, en crudo y sin anestesia, pobres. Sólo en algunas pruebas de corta distancia existe algo parecido a una paridad: 11.000 mujeres corriendo junto a  22.000 hombres en la San Silvestre Vallecana. Pero no es por que las mujeres rechacen participar por principio. Hay algo más, según mi experiencia.

En los eventos estándar sí existe una discriminación que afecta a cómo se enfrentan muchas chicas al deporte-ocio: el cronómetro. La esencia de la carrera: no olvidemos que se empezaron a organizar bajo parámetros de clubs de atletismo y federaciones atléticas. Hoy día se abre el tráfico después de 1h30 en los sencillos 10 kilómetros de la Carrera de las Aficiones. Hace veinte años eran sesenta minutos y el ostracismo. Los corredores recreativos tardan bastante más de las 2h15 que muchas veces se ofrecen en media maratón. O que las 5h30 de los maratones.

Es curioso que en su día, cuando empezaron a ampliarse los límites de tiempo,  nadie se quejara de «estar favoreciendo a los gordos, los viejos o los lentos». Las voces sobre restringir los tiempos de corte son pocas. Aunque todavía existen y desde dentro del mundo runner.

En una Carrera de la Mujer hay un horario tan abierto que todas las mujeres entran en ese rango de poder participar.

Y ¿hasta cuándo se debe mantener esto?

El objeto es animar a que la gente corra y, cuando se haya conseguido, dejarían de tener sentido. Es más, creo que una vez que se llegue al 50%-50% de participación entre sexos como ocurre en otros países, es estúpido mantenerlas. En ese momento quedarían como meras carreras comerciales sin objetivo.

¿Para qué mantener campañas para que la mujer pueda tener estudios cuando existe una paridad total en las universidades e institutos? Pero primero hay que dar unos pasos que a nosotros nos parecen lejanos. Muchos hemos crecido en un marco teórico de igualdad pero la sociedad española da frecuentes muestras de desigualdad de sexos.

¿Nos podemos quejar, a pesar de todo?

En este sentido, como comentaba mi amigo Miguel Del Pozo, el atletismo está años-luz por delante en igualdad. En fútbol hay un machismo enorme, y es difícil que hombres y mujeres puedan compartir terreno de juego en igualdad de condiciones.

Al acercarse a una carrera la masa suele ser amistosa. Nadie le dirá «¿Qué haces tú aquí? Vete a fregar«, ni cosas así. Una chica va a su primera carrera, aunque sea sin mucho entrenamiento, corre rodeada de chicos y posiblemente se le quiten los complejos que pueda tener. Salvo que detrás no le rodee más que una ambulancia impaciente y prefiera volver a trotar a la cinta de su gimnasio.

El error es considerar la Carrera de la Mujer como segregación, cuando es precisamente empujar a la calle a hacer algo a un sector que no lo hace por propias percepciones de un medio todavía en fase de maduración. Ahora comienzan a abundar carreras de ocho o diez kilómetros con muchísima gente de su nivel. En algunas ciudades. No en entornos rurales o pequeñas comunidades.

Poco a poco.

¿Mejor entonces 100 mujeres en una carrera de 100, que 100 en una de de 1500?

Sí. Prefiero 95 mujeres contentas en una carrera de cien clasificadas. Aunque si lo diseñas bien, sorprenderá que esas convocadas superarán las «cuatro chifladas» y arrastrarás a la segunda carrera en volúmen de todo Madrid, solamente después de la San Silvestre Vallecana.

De todas maneras, si convocas «por la integración» sobre mil quinientas plazas y aparecen cien convocados frente a mil cuatrocientos, tu experimento ha resultado una grandísima mierda.

¿Qué piensas tú de todo esto?

¿Por qué los corredores se desviven por la pasta?

Dos de fetuccine, seis pizzas, una lasaña de cuatro pisos y una cortina para la puerta de casa hecha con macarrones, por favor

¿Es que vas a reflotar la deuda de la empresa Barilla tu solo?

Pasta, pasta, la comida de la pasta. La Pasta Party. Hoy se vive uno de esos ejemplos de locura colectiva porque mañana se disputa una prueba de maratón: la Rock’nRoll Maratón de Madrid. Se come, cena y algunos desayunarán pasta porque en las teorías se observa la verdad ineludible de la carga de hidratos.

Los hidratos de carbono (mejor, glúcidos) son la gasolina del músculo. El músculo del corredor de fondo necesita una base energética y los glúcidos son macromoléculas compuestas por las formas primarias de almacenamiento que conocemos con los habituales nombres de glucosa, glucógeno y almidón.

¿Dónde encontrarlos?

Los glúcidos no. Esto es fácil. Los alimentos más ricos en estas macromoléculas son las legumbres, el arroz y la pasta. En general los alimentos que contienen almidón, elaborados con harinas de maíz, trigo y en general de todos los cereales.

¿Dónde encontrar a los corredores? Esta noche si sales a dar una vuelta por Madrid posiblemente veas a mucha gente, con chándal o ropa deportiva, ocupando las mesas de las pizzerías o restaurantes italianos. A mediodía la concentración de corredores y acompañantes en la Casa de Campo madrileña era superior a si hubieran repartido calcetines de atletismo gratis. En Nueva York el pasta party es una fiesta mundial. Un año nos dieron un sublime plato de arroz en el maratón de Valencia, costumbre que se mantiene en la actualidad. Y ahí es donde estamos todos. Carbohidratándonos, a pesar de las esperas, estar de pie, las colas y la ración correspondiente.

¿Compensa? Es un ritual. Sobre los rituales no se discute.

Si no, estaremos en casao en ese coqueto apartamento que hemos alquilado, haciendo bajar las reservas de pasta federales y de las tiendas, saliendo de bolsas de plástico, ya sean espirales, circulares, alargadas o precocinadas. Todas tienen en común una cosa: nos darán la seguridad que, al menos en teoría, nuestros depósitos de energía estarán hasta arriba la mañana siguiente.

La del maratón.

¿Puedes dejar un momento el tenedor y los tallarines y contestar cual es tu pasta favorita antes de la carrera?

 

Hey, corredor, estás flaco, ¿estás enfermo?

fiaccas

Te lo dirán.

Seas un corredor habitual o un novato que, de repente, pierde peso a ojos vista.

– «Oye, estás muy delgado. ¿Te pasa algo?»

No te asustes si la pérdida no es brusca o dramática. Del mismo modo te digo que no seas borrico y te embarques en una autosatisfacción tipo:

– «Fíjate qué tipo. Pues me han dicho que mi peso ideal todavía está en XX»

Y es que no estamos acostumbrados a ello. Durante los últimos treinta años el tamaño medio de los seres de países desarrollados ha ganado «en calado». Las tallas, los hábitos, las dietas sedentarias, tener comida sin que sea un problema monetario. Hay un excelente post en el blog del Nutricionista sobre cómo afectó el paso de la crisis alimentaria por la sociedad cubana. En las sociedades que superan la crisis económica se olvida aquello del «menos plato y más zapato». Resume perfectamente qué quiero decir (echadle un vistazo).

¿Es normal que te digan eso?

Es normal que perdamos peso y es normal que la gente se asuste. Quizá disimulen muy bien y, bajo esa cara de susto, viva una envidia subyacente. Creo que hablo por todos los corredores habituales. No nos queda bien la mitad de la ropa por holgada. No rellenamos los hombros de las chaquetas ni los cuello de las camisas. Ni las copas de los sujetadores.

Por supuesto si eres novato/a correr es un magnífico y veloz método para perder peso. Con el peso se va el volumen.

¿Es malo que te lo digan?

Es malo que sea el único objetivo. No es tanto lo que te digan o cómo te vean sino cómo lo asumas. Por fortuna o por error en las culturas mediterráneas se asociaba comer bien y mucho (y que luzca) a la salud. Si tu madre o abuela todavía te intentan estofar como un pavo es normal. Ellas vivieron épocas de carestía. Además las celebraciones en el entorno cultural ibérico están asociadas a comer, banquetes y similares.

Pero si tus seres cercanos de menos de cuarenta años insisten algo hay que no encaja. O ellos o tu pérdida de peso. Permanece alerta.

¿Es el objetivo cuando comienzas a correr?

Perder peso sí es un de los objetivos. Que una apariencia delgada nos dé una medición de salud, considero que no. Correr lo tomamos como ejercicio saludable. Lo de perder peso y redondeces es una consecuencia saludable. Además no hay una medida estándar. Verás que a igualdad de años corridos unos han adelgazado más o más rápido que otros. No te compares con tu compañero de oficina por mucho que hayáis empezado a correr juntos. No hagas de correr una apuesta porque tu amiga o tú podéis tener metabolismos diferentes.

¿Es el objetivo cuando llevas tiempo corriendo?

Creo que no. Para mí no. Es más. Lo considero un problema psicológico.

Oiréis de corredores experimentados que hay una búsqueda constante de mejorar frente al reloj, a la distancia o, al menos, mantenerse a lo largo del tiempo. El esfuerzo de mirar de reojo a tu agenda y confrontarla con los entrenamientos es una cosa. Estar chequeando cada parcela de tu vida para ver si encaja con ‘el plan’ es un síntoma muy serio. Es rondar la percepción errónea del propio cuerpo. Se llama vigorexia.

¿Qué pensais de todo esto? ¿No es tan fiero el león como lo pintan? ¿Siempre viene bien ‘verse más fino’?

¿Dices tú cosas como ‘qué bien te veo cabrón; estás flaco‘?

Cosas que deberías saber si viajas al Maratón de Madrid

Madrid no es una carrera difícil. Te llevarás un carro de minutos extra y empezarás a entender eso de que a Madrid no se viene a hacer marca. Pero…

No le eches la culpa al desnivel o a la altitud. Si vienes a Madrid a correr, acompañado por tu pareja, que te adora, o por la banda de tu club, que también te adora, te encontrarás con que EL MURO de la carrera está situado ocho kilómetros antes de la salida. En concreto está situado en esas infinitas posibilidades que tiene la ciudad para salir, tomar algo, caminar y satisfacer a todos los componentes de la expedición.

Podías haber escogido otra ciudad u otro recorrido. Pero queremos darte una bienvenida como mereces. En Madrid somos muy así. De acoger bien a la gente.

Por eso hemos modificado las condiciones bajo las que correrías normalmente un maratón.

Te listo las principales (42) particularidades del maratón que te marcarán hasta el punto de no saber a ciencia cierta si regresar otro año, empadronarte aquí o cantar las alabanzas de nuestra carrera a los cuatro vientos.

1. Tu hotel está cerca de una zona de copas.
2. Tu hotel está cerca de un buen restaurante.
3. Hay más de 20 opciones de enganchar un buffet libre de pasta. ¿Comida de la pasta en la Feria? ¿En serio?
4. En la Feria del Corredor te da más sed que en otras. Al otro lado hay bares. Paseo de Extremadura.
5. Nadie podrá negar a tu pareja que paseéis por el Thyssen o el Reina Sofia.
6. La terminal del aeropuerto te cobra tres pavos para usar el metro. Extra.
7. Se publica y distribuye la Runner’s y Planeta Running y Corricolari. El triángulo maldito.
8. No conocías el vermú de grifo.
9. Cuando cruces la zona del Rastro el día del maratón te picará la curiosidad y comprarás dos sillones estilo imperio.
10. El día de antes podéis ir de la feria del corredor al zoo con los niños.
11. En Madrid vive Antonio Alix.
12. El segundo vermú de grifo está mejor aún, añades a viva voz.
13. Te acuerdas con añoranza de la feria de la pasta (es el vermú).
14. Venden churros y pasarás por la puerta. Una y otra vez.
15. Tenemos una famosa alcaldesa consorte.
16. En Madrid vive el que mandó el km 40 por la cuesta de Alfonso XII.
17. ¿Sabías que en la comunidad de Madrid hay QUINCE DECATLONES?
18. Podrías toparte conmigo por la calle y te inscribirías a un ultra trail de vino y carrilleras.
19. Recomendarás el vermú de grifo a los demás maratonianos, a un señor que lee el As y a un policía local.
20. En meta habrá un momento en que quieras llamar a tu esposa o esposo. No podrás. Un alto cargo visitará la zona e inhibirán la radiofrecuencia. Tómate una bebida en la zona de meta y haz tiempo.
21. Aquí nadie se siente extranjero. Somos tan hospitalarios que casamos a los estudiantes de Erasmus con nuestros bares.
22. Nuestros agentes de movilidad podrían colocar un dorsal a tu coche. Desconocías las mil reglas de la ORA.
23. Madrid logra que rebautices a nuestra actriz como «Maribel Vermú».
24. A nuestros refrescos los llamamos refrejcos. Pero tú ya te has decantado por el vermú de grifo. Avisa, por si acaso, a tu pareja.
25. Madrid dió nombre a CajaMadrid (hoy, Bankia). Acojona, ¿eh?
26. Ya no se pasa por la M30 ni por la zona alta de la Castellana pero hemos encontrado un rato canalla en el recorrido. Lo escondemos para que lo encuentres tú mismo.
27. Seguimos discutiendo si el maratón o la maratón. Mientras, nos la van colando.
28. Estamos buscando donde colocar una calle a los Calambres de Fabián Roncero.
29. El vermú de grifo está demasiado bueno. Les pides patrocinio entre grandes voces y abrazos.
30. La hemos soterrado. Sí. Años preguntándote cómo es la M30 y te quedarás con cara de panoli.
31. Hacemos tiempo hasta que llegue la edición del centenario del maratón. Llevamos 36 años haciendo tiempo.
32. En este kilómetro está el cuestón canalla y donde aprendieron a cocinar Chicote, Paco Roncero y otros.
33. No hemos logrado hacer que Chicote corra. Solamente que juegue al rugby.
34. A Paco Roncero sí. Está abducido y entrenando.
35. Insistimos. El maratón no es duro. Lo que es… es jodidamente largo.
36. Viniste en AVE y te quedaste enamorado de la de cosas que somos capaces de vocear al teléfono (y sin vermú)
37. Hemos trasladado toda la población residente de los kilómetros 3 al 14 del maratón a un agujero negro. Hoy están fuera, ya digo.
38. Verás que a la espalda del Bernabéu y del Calderón hay sendas cuestas asesinas. Da gracias que no subimos el maratón hasta Vallecas.
39. En Atocha venden bocatas de calamares insuperables. Sólo superables por otros míticos bocadillos de calamares. Pasarás y picarás.
40. Aquí la cuesta de Alfonso XII, aquí un amigo.
41. En el kilómetro 24 está Casa Mingo y su pollo a la sidra. Tu pareja te pedirá venir a comer un día. Pero estarás ausente pensando en el vermú (de grifo).
42. La culpa es exclusivamente tuya. Tú elegiste venir a correr aquí (a Madrid).

¡Suerte y buena carrera, por que tú lo vales!

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Foto: Blog 10Guillómetros.

Un nuevo montón de canciones para tus entrenamientos (IV)

Venga. Es dieciocho. Hemos consumido otro mes en el que ha ocurrido de todo. Sé que el primer par de meses esto fue cosa de los días diecinueve, pero hoy he tenido un arranque de día muy duro.

Y sé que hay una legión de al menos siete lectores esperando una nueva e inspiradora tunda musical. Al turrón.

TEMAZO 5. Podcast del 19/abr/5. Bleached son dos hermanas californianas que sacaron disco hace dos semanas. En él está este tema que enganché ayer en el programa del vigorizante tito Julio Ródenas, en Radio 3, Turbo 3. Next Stop es la canción que se te meterá en la cabeza hasta que estires y te metas en la ducha.

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TEMAZO 4. Podcast del 19/abr/4. Calypso, porque Jean Michael Jarre me tuvo todo un verano con esta canción mientras corría. La habían usado curiosamente para una retransmisión del Giro de Italia en telecinco o en telemadrid o yo qué sé. Ponte este tema cuando salgas y no pararás.

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TEMAZO 3. Podcast del 19/abr/3. Glam. ¡Quién dice que sudar no tiene glam! T-Rex me han acompañado en un rodaje para eliminar el ácido láctico después del Trail de Peñalara. Fueron 60km pero podían haber sido dos días enteros. Get it on es el tema emblema del grupo de los pantalones de táctel. ¿Cómo iban a protegerse de las rozaduras en los conciertos, si no se habían inventado aún los pantalones piratas de trail?


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TEMAZO 2. Podcast del 19/abr/2. Existe una versión de los Dead Kennedys, otra de Lizza Minelli, de los Meteors… pero yo me quedo con la televisiva versión de «Blues Brothers«. Rawhide es una mezcla de isotónico, canción del polvoriento oeste, himno de los seres con ampollas y mitología contributiva del siglo XX. El original es de la serie televisiva del mismo nombre. Frankie Laine la grabó en 1958.

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TEMAZO 1. Podcast del 19/abr/1. Pasaron de la guitarra al sintetizador y luego al acústico de la guitarra dura y luego anunciaban cosas. Pero su Let Me Out es un legado a los podcast deportivos. Está compuesta por Dover única y exclusivamente para satisfacer a los corredores, lentos, rápidos, duros, corremontes o liebres de la calle 2. Ñaooo.

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Entonces ¿tiro ya la ropa de invierno al cajón?

¡Graniza! ¡Pero sale el sol! Pero nos calamos… pero ¡ya pega con fuerza!

Qué país. Vivimos llenos de peros.

Estimados compañeros del mundo del correr. ¿Mandamos a paseo ya la ropa de invierno o la dejamos todavía a mano?

Las mallas largas y los diversos manguitos, perneras de compresión, guantes, gorros y buffs (badanas) han estado acompañándonos durante semanas y uno empieza a estar algo agobiado cuando pasa media hora de correteo.

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¿Es tiempo de mandarlas al cajón?

En la Europa mediterránea las temperaturas mínimas se resisten a recuperar desde los niveles de las heladas. El interior de las tierras altas, las montañas, todavía conserva madrugadas excelentes para embozarnos.

Anteayer salí a correr por la llanura del sur de Madrid. Una zona que en Abril y Mayo ya obliga a beber y que proyecta el calor vertical sobre la cabeza del deportista. Me resistí a correr a las diez de la mañana lleno de ropa así que corrí en pantalón corto, manga corta y, mientras me vestía al lado del coche, ¡tuve que echar mano de unos guantes de algodón!

El páramo me recibía con temperaturas cercanas al punto de congelación del agua. El seis de Abril, tomad nota, de dos mil trece.

Todos conocen de la capacidad de los climas continentales de ignorar las primaveras y otoños templados. Llegará un domingo a media mañana y el centro de la Península Ibérica se desperezará y se sacudirá el viento fresco. Ese día os pillará por sorpresa y os acordaréis de lo bien que se corre abrigado.

Pero ahora toca quejarse con una sonrisa y mantener el tipo. Aunque el calendario te lo niegue, prueba a combinar ropa de primavera y gorro y guantes. Un día llegarán las temperaturas que te obliguen a descubrirte.

Ese día hablaremos de la hidratación.

¿Hacer deporte en ayunas? ¡Ni se os ocurra!

Querido Spanjaard, Corro en ayunas ¿Qué tomo para salir a hacer 11 kms a las 5 a …? (os evito el ritmo que mencionaba para no herir susceptibilidades o localizar al interfecto o interfecta)

No. Por favor, no corráis sin nada en el estómago. 

Preguntas así me llegan y tengo que aguantarme. Soy como Elena Francis pero en flaco y treinta años más tarde. Tengo que contener mi ira como si fuera un Samuel L. Jackson del correr y no descargar sobre el contertulio una ristra de reproches.

Tomé aire y tomé un sorbo de un vaso de agua. El coaching deja la boca seca.

Las patatas al ajillo también.

Pues bien. Con el objeto de evitar la pérdida de una amistad, pensé profundamente. Se me ocurrió lanzarle de vuelta la siguiente propuesta: Imagina que tienes que preparar el desayuno a tu hija antes de pasar 8h en el cole. Y que además se le exigiese a la pobre, con sus seis años, un rendimiento intelectual sostenido. ¿Qué le darías?

Un adulto quizá piense lo de «Yo le daría colacao con galletas, ¡lo mismo que tomo yo!»

¿A que no apostarías el día de una carrera al doble o nada a lo marrón del cacao soluble? ¿Te jugarías una posible lesión corriendo con unas sandalias de dedo? Pues lo mismo.

Un padre o una madre (sin distingos) que haya parado a pensar un momento no añadirá nada a un desayuno que no interrumpa el crecimiento; el azúcar añadido de las chuches o de los cereales produce adicción y obesidad, el café cortado de bar o las combinaciones de tu estupenda nespresso deberían estar prohibidos para los niños.

¿Qué nos queda?

Medio vaso de leche, galletas de las más sencillas, medio platano o un yogur con frutas, una tostada con algo de queso suave… Existen mil recomendaciones para tu primera sesión que te servirán de mil amores. Hasta los famosos huevos de codorniz con sal de Maldon para los niños (y no tan niños)

Los compañeros de Runner’s World editaron recientemente seis soluciones para los que tenemos más o menos tiempo. No cometas el error de pensar en que, si el cuerpo se pone a correr sin nada en el estómago, la pérdida de grasas o cosas así serán inmediatas y más aceleradas. En principio sí, pero las consecuencias parecen ser menos amables y se pierde fibra muscular, por ejemplo. Sí. El estómago, para ayudar cubrir la demanda de energía, empezará a romper el tejido muscular.

Muchos corredores están liados con las cargas y descargas de hidratos. Son los trucos de los días previos a los grandes maratones. De acuerdo. Los depósitos de glocógeno tendrán guardado lo que hayas comido y cenado el día anterior. Si puedes tolerar una digestión pesada, estupendo. Una cena rica en hidratos te dejará listo pero…

¡Cuidado con las opciones-gañán!

No hagas cenas y comidas tremendas y luego largos periodos sin comer. Desde una cena a la siguiente comida pueden pasar demasiadas horas. Podría contar mi primera pájara por haber hecho una merienda-cena veraniega y luego salir a hacer 20km con un café. Pero sería cruel e innecesario.

Quizá las copiosas combinaciones de leche y zumo no sean lo mejor. Evita cruzar alimentos incompatibles. Si somos realistas, vamos a salir a correr un rato. No vamos a cavar seiscientas hectáreas de surcos a mano. O a ordeñar mil cabras.

Si vas a recorrer una gran distancia como preparación para un maratón o un ultra, elimina totalmente de tu cerebro la idea de no ingerir nada. Estamos hablando de un entrenamiento matinal de duración normal.

Precisamente el caso contrario es más que frecuente. Tipos que están toda la mañana embaulando alimentos porque estarán en marcha cuatro, seis o diez horas. Deberíais ver la capacidad de hacer desaparecer comida que se ve en el mundo del trail.

Dicho lo cual, ¿qué has desayunado hoy alrededor de tu primera sesión runner?

Riesgos del correr: tened cuidado ahí fuera

Anteayer nos contrariaba la triste noticia de un fallecimiento más en una carrera popular. En el maratón de Barcelona el corredor X. Jiménez fallecía en el hospital tras sufrir un colapso al terminar la prueba.

Un corredor experimentado, participante en la masa anómina del entorno de las cómodas 4 horas. Sabed que este es uno de los deportes que más satisfacciones da y más sencillo es de participar pero nunca se está a salvo. A falta de las confirmaciones médicas, en caso que se hagan públicas y que la familia del participante lo deseen, claro, no está de más recordar que correr es un ejercicio relativamente intenso. No podemos dejar de dar pedales porque nos detenemos. No esperamos a que el balón regrese a nuestra zona porque se trata de avanzar sobre el terreno.

Es de larga duración con lo que las posibilidades de que aflore una dolencia o tengamos un momento de bajo rendimiento son mayores.

No es un deporte este de correr en el que los corazones se pongan a altísimos pulsos. No es explosivo como el fútbol en sus mil variantes, el pádel o el tenis, sino que pertenece a los deportes más lineales y, por lo tanto, más sanos. Montar en bicicleta, nadar, correr son deportes en los que no deberíamos funcionar nunca por encima de los umbrales de deuda de oxígeno. Al menos es un deporte en el que encajan perfectamente las recomendaciones de «cómo practicar un deporte de manera recreativa»

Pero cada uno tenemos un historial médico y una herencia familiar.

Y un pasado reciente en el que nunca se menciona cuánto ha sufrido el organismo durante el sedentarismo diario. El cuerpo no dice mucho mientras no hacemos ejercicio. Lo deja para cuando arrancamos con cualquier actividad física.

Esperando que cada día más gente salga a correr conscientes de sus riesgos, y con la cabeza de ver qué hemos estado dando a nuestro cuerpo los diez o veinte años anteriores, por favor, haceos un chequeo.

Si sale algo, tomadlo todo con más cuidado.

Tener menos de cuarenta o cincuenta años cronológicos no nos exime de riesgos coronarios. Estas cosas no «son de viejos». Un historial familiar de enfermedades cardíacas no es una simple concatenación de casualidades. Se llama pertenecer a un grupo de riesgo.

En tanto no se extienda la obligatoriedad de los controles médicos, tened cuidado ahí fuera.