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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Algo que quizá no te contaron antes de empezar a correr

Correr duele.

Lo sabes. Sé que lo sabes y por eso me paro un momento. Para recalcarlo.

Habrás entrado a este mundo de pequeño, desde el atletismo escolar. Probablemente, si no, seas uno más de los que han descubierto que el modo de vida [escalofríos] del tipo deportista del siglo XXI es fastuoso, te realiza y llena como persona. O, es posible, seas una convencida estajanovista de la vida sana y añadas el trote moderno a tus esfuerzos por alcanzar la plenitud.

Porque te van a doler tendones, músculos, paredes cardíacas y diez partes más de tu cuerpo. Si la naturaleza nos hubiera querido corriendo ad aeternum nos habría extirpado el cerebro. Corremos mientras éste, el jefe, mantiene el estímulo químico que tolera el dolor.

Ya, pero…

Este no es un ejercicio complicado. Es tosco y no necesita grandes parámetros técnicos o estratégicos. Es fácil si el objetivo es ir ganando kilometritos a la vida sedentaria. Es, coronando la cesta de navidad de la cosmogonía deportiva, agradecido como pocos, recompensando con rapidez tus progresos.

Pero un día duelen más las piernas en mitad de una ventisca o bajo un chaparrón. Los pinchazos de un pie duran semanas y no, como desearíamos, minutos. Si nos pasamos, duele. Si salimos cortos de bagaje y queremos apurar distancia o méritos, duele por partida doble. Podemos entrenar como bestias. Podemos alimentarnos como recomendarían cien Nutricionistas clonados al efecto. Y, por un raro mecanismo de martirio voluntario, aplicamos esa preparación para que todo nos duela un poco más. En ocasiones, toneladas de sufrimiento encaminadas a que, el día de la carrera, «disfrutemos sufriendo».

El camino más rápido para quemarse o romperse.

Y mira que tenemos defensores del sufrir natural, del dolor sin aditivos, de la conversión del dolor de correr en un reto, de la superación. Le hemos añadido un sin fin de mecanismos de conmiseración. Están esos halagos a la recompensa de la ducha, del sentirse bien. La literatura de la endorfina sitúa el placer inmediatamente después del dolor.

Pero te diré una cosa, joven amigo. Del dolor, pero también del fisioterapeuta o del quirófano. Sólo aviso.

¿Es tan duro esto?

Yo creo que sí. Y es necesario que nadie se lleve a engaño. O abandonarán el correr por el próximo y más moderado deporte que surja.

Leo en ocasiones que el deporte se lleva a extremos innecesarios. «Pero cómo meten esas etapas por el frío y la nieve a los pobres ciclistas», se suele leer. Ya. Es que han optado por la bicicleta de carretera y han querido ser profesionales de ello. Las reglas de ese juego están escritas desde 1900. Las reglas de correr se dejaron a un lado en cuanto logramos inventar un medio de locomoción más rápido. Correr quedó para las fiestas, las apuestas entre los tipos más duros de la zona.

Los demás, miraban.

Al igual que descubrimos con nuestros ojos las extraordinarias gestas que deportistas pueden hacer sobre una bicicleta, raquetas de nieve, bastones o cuerdas y piolets, viene un momento en que no paramos a analizar lo siguiente: el estado natural del género homo, el de estar en movimiento, se alterna con periodos de parada. La evolución ha hecho que nos adaptemos antes de reventar o ser devorados.

Por decirlo de otra manera, la mejor medicina para cuando correr duele es dejar de correr. Es muy posible que sea uno de las últimas trazas de inteligencia que le queden al ser humano.

Firmado, un abuelo cascarrabias.

(Otra) Carta a corredora

[Fuente: Carrera de la Mujer]

Hace poco me encargaron unas líneas para otra corredora como tú. Quizá fuiste una de las treinta mil afortunadas que corrían la semana pasada la Carrera de la Mujer de Madrid. Quizá no. Lo mismo tenías lío en casa o preferiste entrenar para otro evento.

Sea como sea, si necesitas unas palabras para encontrarle el sentido a esto de correr, tuyas son.

Iniciar una existencia como corredor es zambullirse en insospechados momentos. Son adictivos, aunque ¡ojo! sólo a largo plazo.

Correr durante treinta años me ha llevado a acumular argumentos para calzarme unas zapatillas y salir a quemar tensiones, recargar las baterías o simplemente echar un tras otro. Todo esto es tan cierto como la mayoría de los leit motiv utilizados para que seas una más de esa legión de corredoras. Pero enumerar diez líneas de inspiración para una corredora es mucho más complicado que dar por válidas esas buenas razones.

El tiempo normaliza el hecho de trotar, por mucho que lo vistamos de épica o de logro o moda draconiana. Verás que es algo tramposo. No consigue anticiparte el momento en que todo es normal. Lo hace de modo inesperado. Correr juega contigo.

Correr se te insinúa como una tabla salvadora, como un bálsamo perfumado. También confirma, en sus primeras sesiones, que la crudeza del dolor no es una mentira. Es un anuncio sutil. Lo que ocurre es que las posibilidades de confirmarte en ese estado, de convivir con el cansancio, asoman y desaparecen por capricho. Te preguntas si todo era tan enrevesado. Leyendo algunas pautas y pronósticos sobre cómo encarar tu nueva existencia dentro del ‘running’ todo se presentaba como evidente. Motivarte conduciría al placer del correr. El placer se agotaría y se tornaría en un sufrimiento sensual. El éxtasis llegaría a ser dominado cuando sublimases tu experiencia en una lejana línea de meta.

Sin embargo, las cosas del correr van enseñando a que te empapes de giros inesperados, y termines apreciando cada uno de ellos. E.M.Foster cuenta en su maravillosa novela «Una Habitación con Vistas» que un viajero puede verse sorprendido en sus planes y acudir a Italia a estudiar a Giotto o conocer la corrupción Papal, pero regresar recordando sólo el cielo azul y los hombres y mujeres que viven bajo él. Es una excelente imagen de las frustrantes satisfacciones que encontrarás corriendo.

Estos párrafos están incluidos en una recopilación de pensamientos sobre el correr. Fueron editados para el 261Women’s Marathon. Es una prueba que conmemora el capricho del comportamiento humano pero también su determinación.

No cabe duda. La historia que nos dejó K.Switzer viene de un cúmulo de momentos inesperados. Podíamos pensar que muchos dueños absolutos de esos círculos de poder de nuestros días actuarían igual que aquel juez del maratón de Boston: el dominio legitima la decisión drástica. Pero el árbitro escoge un insospechado camino, el de la ira. La relevancia de las tres fotos que recorrieron el mundo tras 1967 es en cierto modo una concatenación de casualidades. La celebración de unas series 261WM me sorprendió por su ataque al corazón del establishment del correr.

Termine tu próxima salida a correr como termine, sea larga, corta, intensa o suave, a buen seguro te seguirá sorprendiendo. Lo hará porque es un ejemplo más de la falta de control que tenemos sobre las sensaciones, que surgen como una cadena loca, inmediatamente posteriores a la decisión de calzarnos unas zapatillas.

¿Te gusta ser sorprendida? Has escogido uno de los entretenimientos más irreverentes. El resto lo pondrán tus ganas.

 

[Agradezco a Javier Carmona y a www.261wm.com la recuperación de este texto]

Claro que puedes empezar a correr (2)

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¿Qué me pasará? ¿Estoy aún a tiempo de arrancar?

La solución, hoy. Lo siento runners, no es el post para los que ya domináis esto y buscáis nuevos retos.

Escucha. No veo ninguna razón por la que no empieces a correr. En este blog solemos animar a que se afronte todo este dilema recto y al toro. ¿Voy a ponerme yo a correr cuando apenas aguanto dos minutos seguidos sin escupir el corazón?

En su día recomendé todas aquellas guías que inundaron los Estados Unidos en los años setenta. En ellas se introducía el caminar como una herramienta de ayuda al complicado inicio del correr. De descanso y de ayuda, mencionaba.

Puedes correr. Ahora bien, si estás lejos de una buena forma física, haz las cosas con tranquilidad. Caminar unos minutos de manera alterna con el incipiente trote cumple dos funciones, para que nos entendamos.

1. Por un lado baja la intensidad del trabajo cardiaco. Las famosas pulsaciones bajan del nivel “alerta submarino nuclear con fuga en los reactores” a “desactivar alertas, era solo un calentón”.

2. Por otro, no paramos sino que aprovechamos para seguir trabajando a intensidad baja o moderada. No vamos a desgranar lo sano que es caminar, porque hay mucho escrito. Cuando estamos trotando de manera intensa no sólo es la velocidad de latido de nuestro corazón sino también la intensidad con que bombea. Eso que nuestros mayores de cuarenta se miden constantemente: la presión arterial. Pues bien, al detenernos después de un trote intenso la tensión se desajusta y desciende. Si paramos, corremos el riesgo de un desajuste con cierto peligro. Si seguimos caminando la diferencia entre alto y bajo es menor y, por tanto, más conveniente para nuestro organismo.

Ejemplo de guardia para principiantes decididos

En su día también recomendé una especie de guía para el “día cero”.

Como calentamiento, camina a ritmo vivo durante 5 minutos (que te dé la sensación de que a ese ritmo te iría mejor trotando).
Trota 30 segundos, camina a ritmo vivo 90 segundos (minuto y medio).
Ahora repite esa secuencia cuatro veces más.
Para enfriar el cuerpo, camina a ritmo vivo otros 5 minutos.

Con estas premisas tan asequibles, quién se va a resistir. 20Minutos.es te pone a los pies del plan más asequible y factible del orbe. A por ello.

Si regresas al día siguiente después de haberlo intentado, las preguntas de evaluación son las mismas ¿Ha sido mortal? ¿Lo puedes afrontar? Si has podido con ello, la rutina te debería llevar a aumentar esos bloques de trotar y caminar por tramos de medio minuto. No tienes ninguna prisa. Y no olvides incidir en ejercicios generales de fortalecimiento y estiramiento.

Entonces ¿todavía puedo empezar a correr?


Fuente: Tom Jolliffe, en WikiCommons

¿Puedo aún empezar a correr?

Por poder, se puede. Ya hemos hablado de todo ello. No es tarde. En realidad nunca es tarde para aficionarse a algo.

Podría citar casos de septuagenarios que han descubierto el mundo de Internet o de humanos en sus plateados cincuenta cuya pasión sobrevenida por la cocina les vuelve locos. Correr – creo – no es tan extremo.

Reformulando un poco mi anterior frase, moverse un poco no es extremo. Si me apuráis, no tiene sentido ni que nos pongamos apocalípticos sobre cómo estaremos de podridos en cincuenta años.

Vamos a dejar de lado, del mismo modo, los maratones y los riesgos innecesarios como apuntarse a un Ironman en seis meses o a una carrera de montaña en nueve. El objetivo que siempre pongo a mis novatos es que, correr por el placer de hacerlo, es una tarea para la que recuperamos al cuerpo. El organismo lo sabe. No es necesario que rescatemos la capacidad del ADN mitocondrial para trabajar como hacían los habitantes de las sabanas africanas.

Por muy desmedidamente roto que haya sido nuestro esquema de vida.. pongámoslo de la siguiente manera:

Si tienes más de cuarenta, seguramente hayas hecho ejercicio sin saberlo. Era cuando corrías y jugabas a esconderte. O cuando bajabas a ayudar a tu madre con las bolsas de la compra.

Si apenas rondas los treinta, sólo un cataclismo sedentario podría haber hecho que tu organismo esté tan echado a perder como crees. Para un momento a pensarlo; no hace tanto saltabas haciendo el burro en la piscina y hasta ayudaste con un par de mudanzas sin perder la vida.

Si lees este blog y merodeas los veinte años, siéntate a preguntar a los que veas alrededor. Fíjate en esa señora con arrugas en la cara y unos pómulos afilados. O ese operario de la gorra y los pantalones cuatro tallas más grandes. No es muy probable que sean corredores de maratones. Pero ten la certeza que tienen un ritmo de vida activo. No hacen pereza para moverse, por obligación laboral o por vitalidad.

Por lo que, no. No es tarde para empezar.

En el próximo post te cuento qué hay que hacer, una vez que ya has leído todo lo legible. Y te hayan calentado la cabeza con esos imprescindibles. Intentaré repasar todo lo dicho y escrito y dejarte claro cuales son la claves para mí.

Año nuevo, vida nueva. Has empezado a correr y…

Y te duele todo el cuerpo.
Y te lo has pasado de miedo.
Y te ha salido caro, pues la san silvestre te ha costado quince pavos en inscripción, setenta en zapatillas, un pantalón abrigadito por otros veinte…

Haberlo pensado antes. Si escogiste el 31 de Diciembre para escamotearle el último esfuerzo a tu vida sedentaria, debes saber una cosa: pocas personas han podido parar o dar marcha atrás a ese impulso. Salvo lesiones o haber entendido muy mal qué significa empezar a corretear como entretenimiento, el que empieza a trotar, aunque sea de manera ocasional, queda enganchado a ello.

Lo dicen los médicos y lo recomiendan los terapeutas.

(Archivo 20Minutos)

Ahora bien. No es gratis

Si querías otro comienzo menos sufrido, haber comenzado con la dieta Dukan o con una buena y completa colección. Hobbies hay a patadas y muchos habrían sido más reposados. Correr significará molestias físicas y esfuerzos aparentemente inhumanos. Probablemente madrugarás para sabe dios qué estiramientos y tomarás desayunos exprés en lugar de café, zumo, cigarro y bocatín. Procesarás el tiempo y los alimentos a otro ritmo. Tendrás que dejar de lado algunos vicios.

Una cosa sí es cierta. Corras o no, te vas a morir lo mismo. De interrupción de la vida.

¿Dónde puedes correr en Fin de Año?

Vamos a completar la agenda de los que gustan de correr al filo de las doce campanadas que cierran el año. El 31 de Diciembre presenta una infinita oferta para los aficionados a correr, los runners ocasionales o quienes desean hacer hueco para la segunda ronda de banquetes pantagruélicos de las fiestas. Siempre con distancias asequibles para todos, entre dos y doce kilómetros.

Entre los días 28 y 29 se celebró la primera tanda y todas las ciudades van acomodando sus calles ante las pruebas de fin de año. Salamanca, Valladolid, Elorrio, Gandía, Bailén, Móstoles o Badajoz ya la celebraron. León y Valencia lo harán el Lunes día 30 a las 16h30 y 22h respectivamente. Sobre gustos y negociaciones con las policías locales no hay nada escrito.

Ante la multitud de oferta que hay para fin de Año hay que elegir. ¿Corro a mediodía o me apunto a la clásica carrera con la luz cayendo y las bombillas chispeando sobre mi cabeza? ¿San Silvestre o Año Nuevo?

Veamos cuales son las más masivas y populares, las que han agotado su inscripción y donde solamente podrás acudir como público o las todavía disponibles. Una selección de carreras. Aunque deberías ir planteando tu participación para la del próximo año, vista la velocidad a la que se agotan los dorsales.

Fuente: EFE

San Silvestre Vallecana (MAD)

Gigantesco y excelente tinglado deportivo fiestero, aunque colapse durante unas horas un sector del centro de Madrid. Pero es navidad y Madrid vive colapsado desde hace semanas. Probablemente alguien de tu entorno te lo comentó en Octubre. Es uno de los eventos más conocidos del deporte español. Si sacasen cien mil dorsales, cien mil se venderían.

Los 10km entre el Paseo de Recoletos y Vallecas acogen a más de 40.000 dorsales y algunos más que lo harán sin él. Casi todo bajada salvo el ascenso final al campo del Rayo Vallecano. La típica carrera que podrías usar para debutar, pasando un rato fabuloso entre sudor y sudor. Céntrica, masificada. Vespertina. En apenas dos tirones agotan todos los cupos imaginables. Deberás dejarlo para 2014 porque este año tiene otro lleno total.

San Silvestre nocturna de Alicante (A)

Ha sido una de las más tempraneras del año. La salida se da el día 28 de diciembre a las 22h y son 5km totalmente céntricos. Absolutamente iluminada por las luces de la ciudad. Ir y volver por las tres avenidas más centrales con el ojo puesto en la hora de la cena más bonita del año. El tope es de 3.000 inscritos así que recomendamos que te espabiles para la edición de 2014. Además es gratuita. ¿Hay un plan mejor?

San Silvestre Donostiarra (GZ)

Otra con un eminente calado marítimo. Pocas ciudades entienden tanto al corricolari y el día 31 sacan 3.500 dorsales para saborear un céntrico y ventoso circuito por el glamour de la ciudad del Kursaal y de las playas de la Concha y Gros. A las 16.00. Si consigues dorsal, aunque los elevados precios están haciendo estragos en algunas carreras.

Encontrarás «sansilvestres» en Toledo, Zamora, Sevilla, Zaragoza, prácticamente en todas las ciudades medianas o grandes del país. Además hay alguna que otra que presenta un toque distinto. O bien es lo festivo lo que se impone, o un circuito especial para llevar las piernas calentitas a la cena. Ejemplos, los siguientes.

OTRAS

Cursa dels Nassos (BCN). Once mil quinientos corredores irán por Barcelona en referencia al popular personaje de la tradición catalana que hace su aparición el último día del año. Lamentablemente no quedan dorsales. Se agotaron hace casi un mes. Puedes ir a animar y participar del ambiente deportivo a un circuito céntrico por Sant Martí y el Poblenou. Una pena perder la oportunidad de correr 10km por la ciudad.

Para niños, la Martín Martín (ZG). Si vives en la ciudad del Ebro podrás llevar a tus hijos a participar en la San Silvestre Infantil. En zaragozadeporte.com/SanSilvestreInfantil podrás informarte de una fiesta deportiva absolutamente pensada para estos días de vacaciones. Consiste en dar una o varias vueltas alrededor de la Seo. Un millar de plazas para un día 31 en familia.

En la pedanía de Coy (MU) se celebra una prueba matinal el día 31. Su sencilla inscripción (a efectuar en cualquiera de los bares del pueblo lorquino) incluye poder almorzar después de disputar los 5km de la prueba, «si el presupuesto lo permite», según rezan las bases. Cinco euros por un evento deportivo y media mañana relajada. Pronto la incluirán en las guías del buen vivir.

La Peña PCEros de Getafe, el Club de Atletismo Vicálvaro y otros cuantos clásicos llevan más de treinta años organizando sencillas pruebas de 10km con gran aceptación. La receta es la de siempre; honestidad, calles, muchos pares de zapatillas y una pizca de humor. El problema es el mismo que en tantas otras: a día de hoy apenas hay dorsales libres para poder inscribirse en una prueba en toda la Comunidad de Madrid. La burbuja ha llegado.

PARA MONTESES Y FANS DEL TRAIL

La guipuzcoana Zegama (GI) es una de las mecas de las carreras de montaña. Organizan también una prueba fin de año donde no falta la sidra, el buen ambiente e innumerables guiños a su Zegama Maratón. Son 5km entre caserío, arbolado añejo y ecos de Kilian Jornet o de Luis Alberto Hernando. Todo a los pies del macizo del Aitzkorri.

En Mataró (BCN) se han lanzado con una san silvestre de montaña. Sí. De montaña y con poca luz. Una caminata popular a las 16h y una carrera de 12km en la que será necesario llevar frontal. Llegar entero a meta será un aliciente en la Sant Silvestre Trail. La información en www.santsilvestretrail.cat

Potes (CA), por un litro de leche. Si te garantizas capacidad para conducir hasta ahí y si el tiempo lo permite, la preciosa localidad lebaniega del desfiladero de la Hermida organiza una edición solidaria de su carrera de fin de año. Tendrás tu dorsal por un litro de leche que irá a la distribución de Cáritas lebaniega. A las 19h, ¡qué mejor plan! Lleva cadenas por si las moscas.

Y en Ibiza (IB), la subida a la catedral. Desde hace 34 años se celebra la Pujada a la catedral de Ibiza. Para poner a tono las piernas y los pulmones durante dos kilómetros y medio. Se recorre el paseo marítimo de Ibiza para luego ascender a todo trapo hasta el punto más alto. Todo a partir de las 16h30 de la última tarde de 2013.

LOS PRIMEROS DEL AÑO

En la localidad alicantina de La Aparecida celebran la carrera del Amanecer. A las 8am del día 1 de Enero toca desatascar las tuberías. Serán 5km por 5 euros. Todo lo que hay que saber, en http://www.runnerlife.com/laaparecidacd.html

Un tanto más exagerados son organizando en Orozco (BI). Su propuesta incluye recorrer los once valles del municipio (es el segundo en extensión de toda Vizcaya) y se puede hacer en cuatro etapas o a lo grande. Es la Mugari Bira. Inauguran 2014 con esta marcha o carrera circular de 62km.

MÁS, QUIERO MÁS

Desplázate a tu ayuntamiento, llama al teléfono de atención al usuario del mismo. O pregunta a tus conocidos corredores. No verás mucha más información en los medios de comunicación al uso. Te ofrecemos una posibilidad más. Apunta estas direcciones de buscadores de carreras populares, dedícale un minuto entre plato y plato:

www.runedia.com
www.runners.es
www.carreraspopulares.com
www.corredors.cat

Je suis cuarentón

Os voy a contar una cosa. A quienes no tenéis aún cuarenta. A las parejas de los que sí.

A quien quiera seguir leyendo.

Llegar a los cuarenta con un cuerpo de cincuenta y siete es jodido. En varón. Lo del pelo se podría solucionar con un corte de pelo a lo Vinnie Jones, pero la lorza, la tos sanguinolenta y la barriga son una marca de la decadencia. Sobre todo cuando los ojos de varón se nos van tras las de cuarenta que -admitámoslo a ciegas- se han deteriorado mucho menos.

En estas que uno de la cuadrilla llega y se pone a correr. Y en cinco meses pierde once kilos.

Un día se presenta en una terraza, al cañeo, con unas gafas de sol en plan diadema, un polo talla M y cuenta que esa mañana ha ido corriendo hasta el cerro Garabitas o hasta el Pagasarri o hasta la Carretera de las Aigües y que ha hecho una hora de trote.

Y una camarera le sonríe creyendo que así cumple con lo que el dueño del bar le mandó. Además la camarera sonríe para hacer más agradable el momento de pedir bebida de esos mastuerzos. Y el cuarentón-en-modo-corredor devuelve la sonrisa.
La camarera bastante tiene con centrarse en trabajar por seiscientos euros, que es lo que le van a agradecer.

Los demás cuarentones malinterpretan la señal. Todo viene de una interpretación errónea por parte de los cerebros de los cuarentones, en realidad.

Y la idea de ponerse a correr maratones pasa soplando la nuca de los allí sentados, erizando el vello de todos.

Es más o menos así. En vuestra mano está el creerlo.

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Fuente: Spanjaard.

Me da vergüenza correr

Sección consejos gratis del abuelo cebolleta.

DECÁLOGO para todo aquel que ha sentido corte antes de o cuando corría.

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1. Con vergüenza no se va a ningún sitio. Ni para salir a correr ni para hablar en público. Ni preguntar. Ni nada.

2. En vacaciones no pienses qué dirán en esa aldea o pueblo. Cuando vuelvas a casa te olvidarán. O no. Es más cosa de ellos que tuya.

3. Aunque respetes mucho a tu familia o entorno, tú «no eres bobo» por salir a correr. Son ellos los que tienen un problema.

4. Nadie es suficientemente obeso para empezar a hacer deporte. Mide tu sobrepeso en kg/ganas de hacer cosas. Es la ecuación de la voluntad.

5. Hay tallas para todos, porque hay gente deseando venderte material deportivo. Dales el gustazo.

6. Dales otro gustazo. Pasado un año compra tallas más pequeñas.

7. No es que arrastres los pies pesadamente. Los elevas más que los que están en el sofá tirados.

8. Resultados de la jornada sexta de liga. Deporte – 3, Sedentarios – 0

9. Menos vergüenza te dará cuando ataques a ese plato de comida. Esta vez sin remordimientos.

10. De vergüenza es que te sigan pitando desde un coche cuando corres. Quédate con eso.

Todos estos axiomas podrían reconducirse bíblicamente en uno, del tipo «que os den mucho por saco», pero comprended que así no haríamos amigos. Y un tipo vergonzoso, sin amigos, se convierte en un bloguero peligroso.

«Me enganchaste a correr»

Dudas que te lo estén diciendo de corazón. Pero es cierto. Alguien te confiesa que te ha leído y que se ha animado a correr. Más que animado, se considera enganchado. ¿Tan rápido?

¿Tanto daño hace un discurso alrededor de un hábito saludable?

Además llevo perdidos ocho kilos.

Y, claro, en casa te miran raro. Confiesas y te dicen que no, que muy bien. Que sigas. Y piensas que ha sido una buena decisión y que podías haber descubierto el ejercicio más fácil del mundo años antes.

Ya estás dentro, cachorro.

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¿Tenéis algún conocido que hoy ve como algo lejano aquel día en que os hizo caso? Personalmente, adoro rememorar con ellos todos aquellos momentos en que te bombardeaban con preguntas. Sus dudas, su miedo a parecer ridículo. Hoy asumen como natural el hecho de reservar un hueco de domingo, quizá a las siete u ocho de la mañana, sea invierno o verano, para correr. Ayer te preguntaban y hoy te agradecen.

Te hablan de los comienzos en la cinta de correr del gimnasio. Buscan tu dirección de correo para preguntar por carreras, cortas, pachangas, pero ya son otros. Es difícil abstraerse de esa simpática sensación de culpa.

Más contento aún si ese «me enganchaste a correr» viene de un post en este blog.

Doce veces más intenso es este sentimiento, siendo uno de los entrevistados que nunca correría. Que me pasó dos emails previos asegurándose de que la entrevista no fuera una burla a los que no participan de la cosa de las zapatillas.

Más pistas: es pelirrojo, es uno de los hombres de negro del banquillo de un equipo de la Liga Endesa ACB.

Eso es. Javier Cabrerizo me confesó que ya trota hasta veinticinco minutos seguidos y que está encantado. Encantado es casi homófono de enganchado.

El fenómeno ENFURECIDO

¿Tenemos un corredor enfurecido dentro y no sabemos por dónde sacarlo?

Si te pone de los nervios que tus colegas de carrera atajen por las esquinas. Si sufres del estómago cuando te llegan las narraciones de aventuras épicas de maratonianos que sabes que han cogido el metro y se han ahorrado una decena de kilómetros. Si… pues bien, todas esas son condiciones para que la cosa enfurecida crezca en ti.

Si frecuentais las redes sociales sabréis que en twitter hay creados perfiles con ese apelativo. Todo parece indicar que «Masa Enfurecida» fue el pionero y de ahí divergieron miles de ‘clones’ sectoriales. Desde el anonimato se canalizan en estas cuentas la mala leche y la denuncia.

A veces con gracia, otras con más crueldad. Tal cual somos a diario.

¿Existe «corredor enfurecido»? ¿Debería existir?

Sabemos que existe «RunerEnfurecido». Está tan furioso que se comió una «n». Aunque por cada letra que se come y digiere, expulsa glorias como estas:

Cosas que muchos hemos pensado y que algunos se atreven a lanzarlo al mundo.

¿Quién será, será?