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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Consultorio del corredor: envía todas tus dudas

¿Corro poco? ¿Demasiado? ¿Esta zapatilla me viene bien? ¿Conoce alguien el recorrido de esta carrera? ¿Cómo se aparca en el entorno del polideportivo? ¿Es seguro correr de noche?

El martes toca consultorio. Será un momento especial porque se podrán citar y criticar, mencionar o sugerir todas las marcas, pruebas, sin censura o política de excepción comercial.

Envía todas tus dudas mañana martes al formulario de comentarios y este blog se convertirá de manera excepcional en un consultorio para el corredor. Novato, experimentado o curioso, el martes, al confesionario.

Nota:

Se contestarán los comentarios desde las 00.00 hasta las 23.59 de mañana, martes 5 de marzo. Si dejáis comentarios anteriores serán contestados por orden de aparición.

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Preparando el maratón: ¿cuánto tiempo tengo para intentarlo?

Escena:

Macho alfa comenta entre sonoras risotadas que el jueves se inscribió en un tour operador que le iba a transportar a la experiencia deportiva de su vida. El maratón de Nueva York. Los contertulios le admiran y sopesan entre la desconfianza y una pizca de sensatez que, quizá, no, seguramente, es una barbaridad de la que el macho alfa tendrá que retirarse. O que sufrirá en su organismo las terribles consecuencias de su bravuconada. Los chacales componentes de la manada tiran de sonrisa para que no se note la envidia ni la ansiedad. Alguno de los contertulios, del sexo que sea, deseará irse a la cama con semejante torrente de energía.

Pero  uno de los/as asistentes a la cerveza after work mira de reojo a su teléfono y teclea «correr el maratón«. El/la asistente no llegará nunca a macho/hembra alfa en la oficina pero, dos o tres escalones por debajo, ¿por qué no?

¿Qué me costaría mirar esto de correr un maratón?

Ya hago ejercicio y salgo a caminar por la montaña. Y si lo dejo otro año ¿no estará pasándose el arroz de cometer estas locuras? O ya corro y me da un miedo atroz pero… si lo hacen miles de personas en el mundo, ¿no será tan traumático? O estoy entrenando para correr 21km y siempre he declarado que mi distancia máxima es correr dos horas. O…

¿Me daría tiempo en un año? ¿Me daría tiempo en tres meses? ¿En un mes?

Un año parece un tiempo razonable. Si haces algo a la semana, un año es un tiempo suficiente como para ir acostumbrando el cuerpo a salidas a correr paulatinamente más completas. No más largas, sino que combinen potencia, larga duración o lo que se nos cruce en forma de plan, esquema de entrenamientos o grupo de amigos. En un año podemos dedicar tiempo, meses, a perder peso, fortalecer articulaciones, machacar el metabolismo.

Pero, reconozcámoslo. En estos tiempos ¿quién hace planes a tan largo plazo?

La idea probablemente te dura a fuego lento durante unos días. Miras el calendario y ves hacia donde va el calendario de los maratones más cercanos. O te invitan porque tienes la suerte de (a) trabajar (b) en un patrocinador o en sabe Dios qué  circunstancias te ves arrostrado a correr. Te dejas, quien no.

Miras y te quedan tres meses. Al pánico se le sucede la búsqueda en google. «Plan de preparación en x meses«. Cuidado con estos planes. Cuidado con todo (últimamente parezco un agente de seguros de vida, no hago más que recomendaros prudencia).

Tu preparación tiene que ir encaminada a estar en movimiento entre cuatro y seis horas. Ve con paciencia haciendo entrenamiento variado y que siempre te quedes con ganas de más. Un truco que uso en épocas de escasez de tiempo es (ya lo conté) dejar las ganas para el fin de semana. A dos meses vista de esa prueba grande, aumento la duración en horas de mi salida grande. No importa el ritmo ni la intensidad o el terreno; simplemente alargo media hora el asunto.

Yo seguiría unos pasos básicos. Para novatos o lanzados sin conocimiento.

1. Escoge debut teniendo en cuenta los cierres de control. Si vas apurado, que sepas que media hora más de cierre (p.ej. 6h en lugar de 5h30) te suponen un colchón de comodidad. Y el tráfico cortado y los servicios de la carrera disponibles para ti.

2. Trocea el maratón en secciones entre avituallamientos. Entrénalo así y practícalo en carrera. Cada 5km se puede y debe parar a beber, caminar 100m y estirar un poco. Si quieres, incluye algo de sólido. Un maratón de buenas a primeras puede ser una aventura suicida pero… ocho tramos de 5km… (borra esa sonrisa de la cara, esto sigue)

3. Deja la euforia para la PSP. Quédate atrás del pelotón de salida y comienza sumamente prudente. Si vas a respetar el punto anterior, los primeros tramos de 5km te sabrán a poco. Pero a mitad de carrera irás recogiendo cadáveres.

4. Sonríe. Es una fiesta. Han cortado la ciudad para ti y para tu entretenimiento. ¿Qué es eso de llevar la señal del guerrero trascendental en tu gesto?

Lo demás es de una importancia relativa. Ya te contarán los principios físicos del maratón: lo del muro, lo de estrenar o no ropa o calzado, lo de qué comer y qué beber… para eso hay tanta información como personas.

Si apostaste fuerte y estás decidido a meterle el diente a esta gran fiesta deportiva, ante todo, recuerda: correr es de cobardes. Aún estás a tiempo de retirarte de la apuesta.

Me has convencido: ahora ¿qué hago para correr?

Jueves. Los Jueves son los días escogidos para insuflar ánimos a las tropas que recorrerán los viernes las autovías. Así que usaremos algunos jueves para arengar a los novatos que han decidido actuar. Y solucionar algún problema, si llega el caso.

– «Vale. Correré o al menos lo intentaré. No tengo tanto tiempo como el que empleas en escribir así que, por favor, ve al grano»

Mal.

Prisas, no. El cuerpo permite avanzar sobre un itinerario ancho y de paredes herbosas. Puedes incluso pisar los bordes, que te corregirá con suavidad. Pero te lanzará señales inequívocas si vas demasiado deprisa. Tu cuerpo pedirá calma.

No quizá hoy o después del trote del próximo viernes. Puede que consigas progresar durante cinco o seis meses. Pero te rendirá cuentas y tendréis que llegar a un acuerdo. Ni hace tanto que dejamos de ser bosquimanos cazadores, ni tan poco que te levantaste de un sillón de oficina o del asiento del coche.

Es la zapatilla contra el café. Verbigratia.

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ESCENARIO.

Quieres probar el running. Vamos con unos pasos básicos. A los lectores con ganas de bronca les recomiendo se cojan una tila o aprovechen a hacer limpieza de cortinas y altillos.

Estos son mis consejos. Vienen de experiencia propia ayudando a novatos totales. Gracias por confiar en lo que aquí se escriba.

UNO.

Alterna caminar y correr. El consejo más dado en los Estados Unidos y el más olvidado en España. En el mundo del correr parece que todavía es una derrota el caminar. No hagas caso a los expertos y a sus batallas zombies.

Empieza reservando una hora de tu tiempo y usa este esquema, a poder ser en terreno blando (tierra, hierba, campo, golf) y nunca duro (cinta gym, asfalto, aceras parque).

Caminar(C), Trote (T)

Calienta moderadamente tobillos, rodillas, hombros y pubis + 10 min C + 5 min T + 5 min C + 5 min T + 10 min C + termina estirando bien el máximo de músculos que conozcas.

Cada día aumenta cinco minutos la parte de trote (T). Después de una o dos semanas, si el cuerpo ha respondido bien, te verás trotando dos tramos de veinte minutos separados por una caminata de recuperación. Yo creo que es la señal de que estás en el buen camino. Si, por el contrario, el tercer día tienes un dolor insoportable en algún cartílago, estás en una condición física no muy adecuada para trotar. Revisa con un facultativo qué puede sucederte.

Si este esquema es sumamente fácil para ti, obvia el resto de las cuestiones y plantéate juntarte con gente que ya corre. Este post está diseñado para absolute beginners.

DOS.

Pierde algo de peso (hábitos) para poder perder más peso (corriendo). Busca un conocido que haya perdido peso de manera aparentemente sana. Que te explique sus miedos iniciales y las soluciones más sencillas.

Ojo, nada de dietas milagrosas. El cambio que experimente tu cuerpo será suficientemente grande. Ya perderás gramos de manera sumaria por el mero hecho de correr.

Bebe más agua, ingiere más caldos, sopa, gazpachos. Ten en cuenta que el sudor contiene una parte enorme de sales. Si no te gusta la fruta, oblígate. Es de lo poco que podrás comer justo antes de correr, cuando tendrás que decidir si running o un cubo de costillas de cerdo.

TRES.

Olvida las carreras con dorsal durante, al menos, saber qué te dice el cuerpo en el primer mes. Ya sé que te han picado para hacer esa carrera solidaria o te aturden con esos magníficos ambientes de endorfinas en la salida de un maratón. Confórmate con ir a verlo. Haz de voluntario. Lo que sea. Primero regálate cuatro o cinco semanas sin estrés corriendo y escucha las señales: dolores, ruidos, pitos, crujidos.

Si tienes un momento antes de salir disparado al café matinal, apunta el pulso en reposo (antes de salir de la cama) durante todos los días que puedas. Es un indicador de salud.

CUATRO.

Equípate con sensatez. Vas a adquirir un hábito, no vas a lesionarte o competir. Cualquier zapatilla que pruebes en una tienda y cuente con la aprobación de un vendedor especializado deberá valer.

Eso sí; díselo. No empieces a dudar o a contar planes o dolencias previas. Sé sincero: «quiero hacer una inversión mínimamente razonable para caminar y correr tres ratos a la semana. Voy a probar el asunto del correr«. Deberían entenderte. Confía en su honestidad profesional lo mismo que deseas que hagan con tu trabajo.

Un pantalón corto que no te roce y dos camisetas, una corta debajo y una de manga larga encima, serán suficientes para la primavera que se acerca. Si eres más extremo o solamente puedes correr a las 6am o la bodega de tu buque de carga, añade guantes finos y una chaqueta gruesa. Deberías ver con qué se corría en los años 80 (y aquí seguimos).

CINCO.

El diseño de tu cuerpo está como está. Vienes del sedentarismo (no te mortifiques, es lo que había) pero tienes potencial para moverte a pie durante horas.

Aplica vaselina en zonas donde más te roces habitualmente. Cuando pierdas peso te reirás, pero ahora tienes pezones, el interior de los muslos, la piel de los pies sin el hábito del rozamiento.

Si te estorba el pelo largo, badana / buff a la cabeza. Si eres una chica de mucho pecho, invierte en un modelo medio de sujetador deportivo. Si eres un exjugador de baloncesto de tres dígitos de peso y rodillas machacadas, pasa primero por el gimnasio y refuérzalas.

Tus pulsaciones son un indicativo, cierto. Pero estás empezando a moverte. Irán siempre altas así que no las mires mucho. Deja el pulsómetro en casa un mes o dos. Vienes de un periodo más o menos sedentario. Todo lo anterior no valdrá, claro, si tienes problemas cardiovasculares serios. Caminar será un primer paso imprescindible. Dentro de unos meses vuelves a leer este post.

Ante todo sé consciente de la situación de partida. Ni el running ni las mejores zapatillas van a hacer milagros.

SEIS.

Sé que a muchos os pone de los nervios pero… corre acompañado. Que el más rápido se acomode al ritmo del más lento. La música es una alternativa siempre que mandes en el ritmo de trote. Si los Black Eyed Peas o las trompetas de Rossini te aceleran, apaga la música.

Seis principios son suficientes para retener en cualquier cabeza. Creo que el resto de la información se escapa de este blog. Existen cientos de webs con ejercicios de calentamiento, estiramiento, tablas de ritmo… pero, en lo básico, os habéis quedado sin excusas.

¡A correr, novicios!

¿Por dónde empezar a correr? Iníciate con tres días

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Ya hemos empleado mucho tiempo en desnudar todo lo apasionante que puede aportar el correr. Creo que se acerca el momento de desvelar las herramientas que hacen de esto algo eminentemente factible. Un día comenté que llevaba bastante tiempo haciendo un pacto con el diablo. Un pacto a tres. A tres sesiones.

¿Este compromiso podría ser suficiente para quienes desean empezar con el correr?

Pero también vienen a leer este blog corredores más o menos habituales ¿Se podría extrapolar a ellos?

Yo creo que es un principio que vale para muchos de los corredores de muchos de los niveles existentes ¿En qué consiste? Siendo más atrevido que Fabián Roncero en los mundiales de maratón de 1997, digamos que monsieur Satán me deja seguir con ganas de correr hasta que cumpla los 70 años y yo soy un chico bueno y me limito a no pasar de tres entrenamientos a la semana.

Sobre cómo empezar a correr hay toneladas escritas. No añadiré más porque tampoco soy entrenador ni experto en fisiología del deporte ni vuestro padre para regañaros. Sí que podéis necesitar ayuda debido a que, quizá, estáis en ese punto en el que os da rabia o pereza empezar con una programación como las que abundan en las publicaciones especializadas. Eso del ‘plan’ todavía os queda grande, o parece una obligación más, o habéis superado la fase de las marcas y el cronómetro y empezáis a buscar deportes alternativos.

Verbigracia:

– «Tengo la pubalgia que no me deja correr. He empezado con la bici».

Aunque se dice que del correr nadie escapa. Yo creo que sí, hay una manera de salir: con los pies por delante. Y, como es triste ver a muchos compañeros salir a caminar a escondidas por lesiones incapacitantes, digamos que es una opción que me da rabia. Optemos por dejarla de lado.

– «Basta de palabrería, Spanjaard. Ponme un maldito ejemplo»

La fórmula de los tres días a la semana: Un día de entrenamiento corto e intenso (p.ej un trabajo de potencia en cuesta, escaleras, gimnasio o spinning), otro día de correr porque sí, disfrutando sin prisas (ya sea, en el nivel de cada uno, suaves trotes de 40 minutos o 25 kilómetros), y un tercer día de rutina intermedia (salir a correr un tiempo establecido, no mucho, pero con intervalos donde la intensidad y nuestro desgaste son mayores).

Quieres hacer algo más que rodar y rodar, quieres presumir de acelerones brutales ante la banda de las ocho y media, quieres llegar un poco más lejos en ese camino hasta ahora eterno e infranqueable o quieres perder un par de kilitos.

Los ejemplos de una semana estándar para mi esquema a trois. Por si os sirven de consuelo o ejemplo, a mandar.

Sesión 1: trote 40 minutos ritmo alegre con dos tramos de 6′ intensos’ a ritmo alto y bosque variado.

Sesión 2: 70 minutos de charla con 2 cuestas, explosivo

Sesión 3: 70km (aprox 10h) trote suave y charleta (intensidad aún más baja que la charla).

¿Preguntas, sugerencias, caballeretes y damas?
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Foto: Allen Clark

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Veo que no se ha entendido el concepto entre tanta letra.

Ejemplo aplicado a un novato absoluto:

1. Una sesión de 5min trote+5min caminar+5 trote + 5 caminar, extremadamente suave, más estiramientos suaves + cafelito con los colegas

2. Una sesión más intensa de 20 minutos con 5 repeticiones más rápidas de lo normal, a ser posible sbre hierba, de máximo 100 metros

3. Una tercera de senderismo de hasta 5 horas.

¿Se entiende mejor así?
¿Queréis dejar de fijaros en las cifras totales?

 

Charity running: ¿qué es?


Foto. Children With Cancer UK.

Hace unos cuantos años me sorprendía el hecho de leer sobre los corredores británicos y esto del ‘charity running‘. Cuando vivía por las islas británicas (todavía otros pocos años más atrás) el charity era cualquier obra benéfica a la que se apuntaba el grupo de sea scouts de Harwich, donde pasaba yo mis veranos.

No me sorprendía saber que participantes del maratón de Londres corrían por una causa sino que me preguntaba cómo lo harían. Al principio creí que esto se trataba de ir corriendo con un talego y un cartel anunciando tu motivo benéfico y que la gente fuese echando sus donativos.

En seguida me pareció que la resolución que aportaba mi cerebro era una estupidez. De estos razonamientos-relámpago-estultos suelo tener bastantes. A veces tardo en reaccionar y tengo que preguntar. Ese día, afortunadamente, pregunté. Evidentemente se abría una cuenta en el banco y se anunciaba el ‘dorsal 0’ al que querías destinar los fondos.

El verano pasado me pasé unas cuantas horas leyendo sobre el Intermón Oxfam Trailwalker. No la versión que se celebra en  España, a lo largo de una estupenda vía verde y pistas aleadañas en la provincia de Girona (del monte al mar a lo largo de 100km). Se trataba de la competición que IO Trailwalker organiza en HongKong, a lo ancho, profundo y alto de las montañosas colinas de la bahía.

Tan leído que quizá en 2014 nos animemos a formar un equipo de 4+2 (4 corredores, 2 apoyos) para el reto de los cien kilómetros de la primavera de Girona. Pero no es este el caso. Lo gordo es:

¿Cómo operar y conseguir que tu ‘charity’ llegue a buen puerto?

Estamos acostumbrados a leer de triatletas y corredores se embarcan en una prueba benéfica. Esto ¿cómo se hace? ¿Esfuerzo individual en una ruta simbólica? ¿Me embarco en una prueba ya organizada y hago público el esfuerzo para que la personas me apoyen? ¿Construyo un equipo para una prueba específicamente diseñada así?

 Este es el enlace a un pdf que edita IO-Trailwalker con consejos de cómo conseguir recaudar fondos. Es una guía enfocada a la prueba de 100km que mencionamos pero podría valer.

Algo más sencillo, por si quieres empezar a pensar en ello. Lo publicó RunningwithKaren en la campaña que le llevó a recaudar fondos para la fundación TeamFox (sí, Michael J. Fox, actor de los años 80 que cayó enfermo de Parkinson):

1. Crea una website y asegúrate que tu historia personal está bien visible en ella.

2. Manda un Email a amigos y familiares. Punto. Pídeles un pequeño apoyo a tu donación. Consigas una donación o meras palabras de apoyo no olvides decirles «gracias». Nunca desestimar el efecto de esa sencilla palabra.

3. Imprime un papel para la donación y repártelo entre compañeros de trabajo. Mucho más fácil atender a alguien que te viene cara a cara que leer un simple email.

4. Anúncialo en Facebook. Que tus amigos compartan tu enlace.  Nunca sabe el poder de expansión de tu enlace, donde puede terminar.

5. Arranca con tu propio blog o, al menos, envía las novedades en plan newsletter. Envíaselo a tus donantes.

¿Tienes algo ya en mente?

¿Te atreves a pensar en tu propio ‘charity’?

Las mujeres sois el próximo contingente runner

Contingente imprescindible para el sostenimiento de la especie y 50 por ciento de la población mundial, nuestras chicas se incorporan a toda velocidad a las tareas que el mono se había reservado durante siglos. Ya trabajan tanto como ellos, ya conducen insultando a los demás automovilistas igual o con más ira que ellos, ya se drogan por vía respiratoria o vía oral con el mismo caracter patológico que ellos.

¿Por qué ibais a quedaros atrás en esto?

En 2001, en Estados Unidos las mujeres eran un 57% en las carreras de 5km y un aplastante 59% de los participantes totales en las carreras de medio maratón. La tendencia solamente se invertía en el maratón completo (41%).

¿Por qué iba a demorarse vuestra incorporación al movimiento global del correr?

Correr cumple, creía yo, variables que un cerebro femenino, organizado y con capacidad de manejar más variables de manera práctica, podía asimilar perfectamente. Correr o trotar es un ejercicio progresivo en el que la paciencia conduce a la mejora. La carrera popular es democrática en su 90%, cada kilómetro recompensa a todos quienes están dispuestos a afrontar ese esfuerzo.

Pero me contáis (las mismas mujeres) que no, que la explicación de que una mujer no corra tiene un sesgo más duro; una visión casi de clase, economicista, marxismo de género, puro y duro. El estupendo artículo de Salguero y Martos (2011, Apunts Ed. Física y Deportes) desgrana las cifras para el caso de España y menciona algunos de los llamados componentes psicosociales que rodean a las mujeres en la participación en carreras populares. Los casos no son siempre el mismo, por lo que hacemos dos posibles retratos. Dos pasadas.

Paqui no sale a correr porque esta muy pasada de peso. tiene 53 años y su entorno le reprocha (1) que descuide su rol en el hogar, que bastante trabaja fuera de casa y en ella como para ‘ponerse ahora (sic) a correr’. Paqui misma (2) aprendió sobre la inmoralidad de ir ligera de ropa si se pretendía ser una dama y más (3) siendo una chica ‘gorda’. El entorno familiar y cercano, la educación sexista y religiosa y, por si fuera poco, la horrenda esclavitud de la percepción propia del cuerpo. Y no son estos unos años favorables para ser mujer y estar gorda. Hay que ‘tenerlos muy bien puestos’ para romper con eso.

Anabel tiene 37 y está delgada como una estaca. Cuida de dos hijos, trabaja 41 horas en una consultoría líder en la que ha alcanzado el éxito profesional. Cada minuto libre al llegar a casa lo emplea en trabajar para sus queridos, mientras se angustia imaginando como sería su tiempo libre. ¿Su nivel de autoexigencia le va a lanzar a correr o a un gimnasio que abra hasta las 10 de la noche? Cuando se separe y sea menos libre todavía ¿tendrá que esperar a su fin de semana sin hijos para salir a correr? ¿ Podrá hablar entonces de ocio?

Ni Paqui entra en estos blogs, ni Anabel encuentra un momento para dejar su comentario y que se pueda generar una corriente suficiente de buenas personas que contacten con ellas para ayudarle a disfrutar de correr. Son una mayoría silenciosa pero que debe y quiere mover sus tanques mas allá de las lineas enemigas – que sí, que pueden ser las suyas propias.

Aun así, cada día sois más. Una vez alcanzada cierta independencia urbana, vais copando cientos y miles de dorsales. Hay chicas en cada grupo, hay carreras sólo para ellas, quedáis para correr, como libélulas liberadas, en varios parques de las grandes ciudades (Tamara Sanfabio y la periodista Cristina Mitre de Elle la están liando en twitter) y las mismas casas de material deportivo os tienen en cuenta.

No hay mejor señal. Ya sois un target.

Os he apoyado, animado, os he entrenado mientras soltabais bilis y tensión y me he quedado al cuidado de vuestros hijos para que no hubiera excusas. Quizá no haya sido suficiente porque muchas habéis dejado – de nuevo – el running en un rincón, o muy abajo en la lista de cosas por hacer.

Tenéis que aprender a exigir. Más y cosas de calado más real. Con horas y minutos desglosados a la semana. Mirad cómo lo hacemos los hombres: «Oye, los Martes y Jueves a las seis yo quedo para correr una hora con mis amigos. Y el Domingo hacemos carrera o tirada larga».

¿Qué necesitáis que se haga para que podáis salir a correr?

Pedid. Rápido. Os escuchamos.

 


Foto: Facebook Organización Carrera de la Mujer / https://www.facebook.com/carreradelamujer

¿Soy demasiado mayor para correr?

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– ¿Qué tal ayer la media?
– Bueno, bien. 2h01. Viento constante, todo eso. Ya no bajo de dos horas… si es que ¡me pesan los pies!
– Papá, ya te he visto en las clasificaciones. Pero ¡qué quieres!
– Oye, ¿tu sabes donde puedo encontrar inscripción para la media de Latina? Quiero hacer alguna más antes del maratón.
– ¿Quéee? ¿Pero no tuviste bastante con retirarte el año pasado?
– Nada. Yo termino con más de 70 años un maratón o si no ….

¡Que alguien detenga a los jubilados de granito! Hay demonios de Dipsea, héroes de Cartama o los abuelos de Navalcarnero. Tipos como Víctor Blanco, que en 1930 fue atleta fundador del club de atletismo perteneciente al Real Madrid CF y que en los últimos años 70 todavía corría carreras populares, quejándose de que ya no podía hacer pista porque se tropezaba por causa de las zapatillas de clavos.

El envejecimiento de la sociedad, llamado así por el aumento de la esperanza de vida de los países desarrollados, tiene su contraposición en el rejuvenecimento de los mayores. Se vive más años pero se llega más entero y saludable a edades en las que, décadas atrás, uno era ya un decrépito humano machacado por el trabajo manual, la alimentación de supervivencia o la falta de atenciones médicas.

Con abuelos que bailan, recogen setas campo arriba y que sostienen un cuerpo privilegiado con una de sintron y un paracetamol entre comidas, están evidentemente más en forma que muchos jóvenes.

¿Recomendarías a un conocido que comenzase a trotar por encima de los sesenta?

«Es una responsabilidad enorme», dice el angelito de tu hombro derecho. «Pero si aguantan mejor el tute diario que tu», responderá el demonio de tu hombro izquierdo.

Por causa del debilitamiento de los huesos de los mayores es recomendable el ejercicio para mantener la fortaleza de los mismos. En general, se está demostrando que el ejercicio mantiene las constantes de reflejos más vivas y durante más tiempo. Más todavía, Lisete Compagno (2012, Univ. Bristol) demostró que hay una relación directa entre el ejercicio y mantener el sistema nervioso autónomo bien activo. Parece ser que los cambios en la expresión de los genes de este sistema forman redes funcionales que mejoran con la actividad física. De estas afirmaciones científicas deberíamos hacer más caso del diablillo.

¿Se lo recomendaría a un paciente mío?

Ejercicio, aunque aquí nos preguntamos sobre empezar a correr. De poner las pulsaciones por encima de las 100, quizá. Y de todos es conocida la regla de 220-edad como pulso de ejercicio saludable. Correr, quizá, siempre con pulsómetro es una recomendación a la que debían ceder. Y ya sabemos como son nuestros mayores para ceder.

Trotar y caminar de manera alterna es algo para lo que su genética está lista desde hace milenios (antes incluso que naciera Franco). El famoso artículo de Nature de Daniel Lieberman y Dennis Bramble revelaba que la selección natural favoreció el correr en sentido anatómico. Estar de pie y correr es lo que determinó que fuéramos humanos y no otros primates caminantes.

Personalmente sí se lo recomendaría a una persona de, pongamos, sesenta años. Conozco más casos de mayores con buena forma física que deteriorados. Es más. Conozco decenas de más casos de personas de cuarenta y cincuenta años con un deterioro tan evidente que deberían pasar un año entero caminando y haciendo un acondicionamiento general antes de correr.

Pero, claro, uno viene de una familia en que con 72 años se está pensando en terminar por narices una prueba de 42km. ¿Qué haría Murakami en mi familia?

¿Existe cortesía al cruzarse los deportistas?

¿Saludas? «Hey», «Buenos días», «Vamos», me conformaré con cualquier cosa porque se trata de ser agradable.

¿No saludas? ¿Por qué? ¿No me has oído porque llevabas a todo trapo las famosas powersongs del mundo del corredor? ¿No me has visto, quizá? Es posible. Eran horas en que aún la noche era dueña de los caminos y …¡hemos pasado uno a un metro del otro!

Juraría que hasta has mirado de reojo.

El filósofo George H. Mead definió que  nuestro ‘yo’ aparece como una realidad social, sujeto a la negociación con el entorno, a la interacción simbólica a través de la comunicación. Tu ‘yo’ (tu ‘tu’, si te empeñas), también. Lo llamó ‘interacción simbólica’. Quizá sea una de las cosas que más sorprenden a los no-corredores. En la montaña se suele seguir un código ético; siempre saludar. Cuando alguien empieza a correr quizá vea a los ‘rápidos’ como seres superiores y flacos (y feos) a los que no se debería interrumpir su sesión cuasiprofesional. Pero es una sensación engañosa.

Por eso te digo que es muy agradable que saludes aunque con un ligero levantamiento de mentón – o ¿era ese el gesto que has dejado ir esta madrugada? – por las siguientes once razones. Se me podían haber ocurrido más pero tienes otras cosas que leer por Internet.

1. Es un rato de ocio para ti. Si es ocio, estarás de mejor humor que si te enviasen a conducir un camión de 14.000 kilos. ¿No, prenda?

2. En cierta medida somos hermanos de sudor. Si no te gusta mi sudor ten en cuenta que, al menos, podría ser yo el que te denunciase por tu sudor. ¿Dónde está el brotherhood del corredor?

3. Soy del sexo gañán, bella. Pero no te voy a agredir ni físicamente ni de palabra. Bastante tengo con mi pulso. Aplíquese a los bellos seres, dos, del mismo sexo. No sea que.

4. Porque primero te he saludado yo. Lo hago a menudo.

5. Algún día irás aburrido y te apetecerá pegar la hebra. No querrás ser ‘el idiota de las siete y cuarto’ al que la gente evite.

6. No sabes si hace diez minutos un tumor o una corriente han dejado tus cuerdas vocales inservibles. Ejercítalas por si acaso.

7. Aristóteles dijo que tu y yo éramos animales sociales. ¿Vas a contradecir a Aristóteles?

8. No llueve. Los días de buen tiempo alegran a los animalillos.

9. Llueve. Las plantas están alegres.

10. En el colegio y en casa te enseñaron que debías ser educado. ¿Vas a tirar tanto empeño puesto en tu formación? Ay, si te viera tu madre.

11. Porque un día me vas a pillar más caliente y te voy a llamar cualquier cosa o lo mismo te arreo una pedrada. Y sé por donde corres (eres así de previsible)

El de ahí arriba… ¡hola hombre!

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Trail running: ¿qué aguarda tras correr por las montañas?

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1.

«Estaba la pierna izquierda. Dolorida. Estaban el agudo grito de los tendones y las articulaciones de la pierna que cargaba con el peso de manera alterna. Gonçalo Marques había salido de la fortaleza del portal y se encaminaba por la senda abajo, entumecido bajo la lluvia. Estaba el eterno granizar y venía de camino la subida imposible por los escalones alevosamente construidos por unas raíces de pino».

Era un documental apenas bosquejado en la cafetería de la estación de Alonso Martínez. Correr le había puesto casi cachondo. Javier tomaba un poco de la épica de los vídeos de las pruebas ofrecidas por las marcas comerciales y un tanto del frío húmedo de sus pies. El café borbotoneaba y un ruido infernal silbaba desde el brazo mecánico de la humeante de la leche. El chisssssss dentro de la jarra de metal y el tintineo de la cucharilla en la taza de la italiana. El escalofrío de los pies mojados tras el transbordo del tren que lo bajó de la sierra. Javier garabateaba todavía emocionado por el barro y las hojas de pino empapadas y el granito con el que resbalaba y tropezaba.

Venía de su primer trote por la montaña y una fiebre lo atenazaba contra la loza caliente. En su cabeza se agolpaban emociones casi salvajes. El frío de los pies y la rozadura de las ramas en los antebrazos. Siendo épico Javier estaba ante esta recentísima etiqueta llamada trail running. Correr por el campo en su estado más puro. La fascinación del urbanita, quizá.

2.

Un caldo. Un caldo. En cuanto llegue donde Xosé por mis huevos que me pido un caldo. Doble, se exige tiritando Panxo intentando meter la llave en la carredura del coche. Tiritanto. Entrenado hasta la médula a correr bajo la lluvia por las calles de Ourense y por el margen del Miño abajo por Penedos y Miño arriba – salvo dos docenas de días al año – empapado hacia Barcelas. Pero esta era la primera aproximación a la montaña del Invernadeiro.

Agua pero, esta vez, barro, piedras y sendas intransitables con los del grupo de montaña. «Carallo», el caldo, o cualquier cosa que templase los mismos pies que destemplan a Javi en el centro de Madrid, «Esto no es lo que sale en los vídeos de Kilian«. Tanto sufrimiento a través de los canales de vídeo de Internet. Tipos saltando como gamos por ramblas polvorientas. Mochilas adaptadas al cuerpo de gentes que suben y suben para luego bajar. ¿Ellos piden caldo a su ‘crew‘?

Dos historias de dos entornos diferentes en los que la lejanía o la cercanía a la montaña y a las distancias demenciales marcan la nueva fascinación del corredor.

Pero ¿ante qué estamos en realidad, cuando simplemente hablamos de correr por el monte?

La década de los 90 fue la del giro a lo escarpado. Ya existía un precedente senderista en algunas zonas sobre vías clásicas del alpinismo o excursionismo europeo y americano. Salvo pioneros (la Dipsea Race data de 1905) y movimientos excursionistas del S.XIX, los primeros GR fueron sistemáticamente marcados en Francia en 1947. La antaño vieja carrera de resistencia a caballo de Western States marcó el arranque de las carreras de cien millas en 1974. Pero es en los noventa cuando se establece un calendario sólido en Francia y EEUU. Como hito, la American Trail Running Association nace en 1996 para aglutinar carreras por la montaña.

En la caída de la participación en el cross federado y la búsqueda de nuevas vías tras el correr por carretera, asoman recorridos cada vez más campestres. Cada vez más naturales. Las distancias varían y la dureza se complica. Los noventa son también una década complicada en las carreras en ruta. La masificación de las grandes pruebas modifica la perspectiva de muchos. Lo natural empieza a ser una realidad en el circuito trail francés y norteamericano frente a lo establecido de la ruta.

¿Sólo eso? ¿Lo natural?

Una perspectiva más razonable de qué se podía correr y los tramos más complejos derivan en que los tiempos de corte sean menos exigentes que en los maratones. Con facilidad se pueden superar la mayoría de ellos. Esta medida ampliaba el espectro de admitidos. Tipos que agradecían un rato de torturadora subida en la que correr era ya imposible. Caminar y correr. Caminar ya no era el fracaso del kilómetro 39 del maratón. Era parte del evento.

La ciencia deportiva avanza y el material se completa poco a poco: bastones, mochilas de hidratación, bidones, geles. GI-Joes armados hasta los dientes con un objetivo: horadar un collado más mientras anochece. Ascender por el bosque. Descender por el río. Todo parece posible y las distancias se complican. Cincuenta, cien, ciento sesenta kilómetros.

En esta escalada hasta hace poco reservada para los profesionales comparten espectro los protagonistas activos y pasivos de un acercamiento casi naíf, un amateurismo casi exagerado que es simpático: salchichón, chocolate y bocadillos provistos por los organizadores, muchos pertenecientes a clubes excursionistas. Los clientes paran, agradecen y sonríen.

¿Se sonreía tanto en los maratones o las carreras en ruta?

Las primeras filas de la carrera a pie en asfalto son un tenso meeting de pista donde se respira tensión. Los recién llegados son apartados al grito de «¡respetad los cajones de salida por tiempos!» El respeto y no pertenecer a esa guerra los manda atrás para no estorbar. O a pruebas  de carácter más tranquilo. O al gimnasio, al parque, o … ¿al trail?

«Dicen que dan treinta horas para terminar», y la noticia corre como la pólvora.

¿Qué estamos descubriendo en la carrera por el entorno natural?

¿Tanto debíamos antropológicamente a correr por el campo? Después de un millón de años de carrera paleontológica quizá nos habíamos centrado en el mero hecho de correr.

Habituados como estábamos a correr para cazar y huir, ¿nos habíamos apropiado de un solo aspecto de ese retorno al ejercicio natural? Estamos diseñados para correr y corrimos. Todos los setenta y los ochenta fueron la edad dorada del crecimiento runner. Alguien dio con el resorte en los noventa. No éramos guepardos ni antílopes. Nuestra baza estaba en emplear horas y horas.

¿El correr por el maldito campo daba alguna respuesta a esa inquietud del hombre moderno?

Son tantas preguntas…

 

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Qué tener en cuenta a la hora de escoger calzado de correr

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Tenemos que manejarnos dentro del desgobierno general de los mil mundos entrecruzados. Para estos asuntos particulares del equipamiento para el corredor las opciones suelen ser o tirar de millonadas o la paciente selección o el consejo sabio de un vendedor/conocido/revista especializada.

Luego está internet. Estamos. Donde todos podemos opinar y mostrar nuestro conocimiento. Cuanto más farragoso lo pongamos, más oscuridad arrojaremos a los que se acercan por primera vez a este asunto.

¿Qué zapatillas debería comprar? o, en la versión más compleja de la cuestión ¿Qué zapatillas debería comprar, que casaran con el presupuesto de compras de la familia, me solucionaran los dolores de rodilla y hagan juego con mi recién depilada pierna?

En este momento es cuando yo debería borrar este post pero, por razones corporativas (que viene de ‘cuerpo’, vamos, que me lo pide el cuerpo), contestaré. ¿Dónde acudimos? Hay análisis en revistas de running, comparativas en blogs de runners de gran experiencia, hay vendedores con suficiente corrido y visto como para que todos tengan un punto de razón. Las marcas tienen tiendas virtuales, catálogos virtuales, todo está a la vista de casi todos. Pero no daré guías sobre qué hacer o qué marcas me han ido mejor o peor. Por razones obvias:

(1) Mi cuerpo es mío y bastante mal hecho está como para extrapolar vuestra situación

(2) Aun habiendo probado muchas marcas, no sería justo para las demás. Ni esto es un blog comercial.

Sería más útil hablar de las tiendas o marcas que con cierta periodicidad, cada vez más, organizan pruebas de material. Me lo guardo para otro post por su utilidad.

Por tanto centrémonos en cómo encontrar a nuestro protagonista: LA ZAPATILLA. Para no complicarlo demasiado, bajo la premisa de que no existe la zapatilla ideal, siempre divido el tema en tres patas.

NECESIDADES. Qué le voy a exigir a la zapatilla. ¿Correré por el campo por terreno ondulado y buen firme? ¿Mi territorio es el gym y las cintas o las elípticas? ¿Piso el 80% de las veces sobre asfalto seco? ¿Barros impíos? ¿Correré rápido o estoy empezando? Si somos un poco ordenados tendremos un esquema realista y muy claro. Cuando tengas una pequeña lista hecha a mano o en alguna App pásate al …

PRESUPUESTO. Siento ser tan poco romántico y poner en juego los cartílagos a cambio de sufragar un hobby o tomar parte en el debate del comercio minorista, las cadenas de distribución, o los regalos de Reyes. Es fundamental saber qué nos ofrecen dentro de una misma gama, y prepararnos para conocer cuanto nos va a durar lo invertido. La obsolescencia programada no solamente sirve para la electrónica. Una zapatilla está hecha para durar x km, te hartarás de leer sobre ello. Evalúa si por un presupuesto puedes tener dos pares diferentes. Tu inversión es mejor y el machaque de articulaciones será más moderado. Quizá la calma y la comodidad de una zapatilla, por encima de la agresividad del diseño o la moda, puedan hacerte durar más años corriendo.

EL PUNTO DE PARTIDA. Nosotros. No busquemos en la zapatilla algo que no podemos aportar nosotros. ¿Ligereza? ¿Quién es ligero hoy día? ¿Control de pronación? ¿Amortiguación? ¿Tenemos bien chequeado el punto de partida de nuestro peso, de las articulaciones? Cuando surja un problema después de seis meses corriendo, no echéis la culpa a las zapatillas. Quizá empezábamos de un punto sub-cero y creíamos que estábamos en cero-a-uno. El estudio de pisada del que se habla en muchos sitios es muy útil como complemento. Personalmente, creo que nuestra pisada será más o menos buena. Si es muy-poco-buena los problemas en articulaciones aparecerán de todos modos. A lo mejor correr maratones no es lo mejor (pero sí correr moderadamente por superficies variadas, montaña) y no es un problema de la zapatilla. Hasta los primeros años de este milenio veía y leía preocupados debates sobre pronaciones y supinaciones. Ahora veo miles de corredores ocasionales con otros problemas biomecánicos (peso, estatura XXL, mecánica de braceo rara, inclinación del torso) y empiezo a cuestionarme si la pisada por sí misma es un factor.

Con un buen esquema te encontrarás unas opciones óptimas. Pregunta por esos modelos o por equivalentes. Ahí es donde los expertos sabrán donde dirigirte.

También (además de los expertos en pisada, muchas veces asociados a una tienda o un podólogo) expertos en eficiencia postural. O, simplemente, coge a un profano y que te vea trotar. Un obvio «es que corres como echado para delante» o «¿por qué encoges los hombros hacia detrás?» determinan otras cuestiones que deberás aprender a corregir o a vivir con ellas. Por eso, la zapatilla… yo le daría un 50% de influencia en nuestro disfrute del correr. El resto, a repartir en moderación/entrenamiento, educación postural, terreno sobre el que se pise, psicología del deporte o el «con qué objetivo estoy corriendo».

Sí, la sensatez. Y no la venden en tiendas especializadas.

Es una calamidad pero la sensatez nos fastidia siempre los caprichos. Sin sensatez sería más fácil materializar algunos de nuestros sueños. Sí. Todo eso es cierto. Este es un hobby al que llegamos tarde (la media de edad de comenzar a correr debe estar rondando los 30), con media vida resuelta y tiene una prensa muy rígida: «te hará sentir bien».

A ver. Es fácil que hagamos las cosas mal y nos dejemos de sentir bien corriendo. Por eso buscar siempre una segunda o una tercera opinión. La mía es que casi todas las marcas tienen un calzado para cada tipo genérico de corredor. Encontraremos pocos fiascos. Ya sabéis, sois libres.

Pero. Los malditos peros.

Si bien la tecnología del calzado deportivo es muy alta, su durabilidad es media, tirando a baja. Un motor de coche dura 250.000km y unas zapatillas ¿100 sesiones de 8km? Su márketing diez veces mejor que el servicio de información real para el corredor.

Como último truco, imagina que estás comprando un chaquetón para todo un invierno. Suele ser una buena equivalencia.