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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Correr: La industria yanqui echa cuentas

Hace unas semanas ya salió el informe global que elabora la ‘Outdoor Industry’ norteamericana. Es decir: la industria del ocio y tiempo libre. Es interesante saber cosas de una sociedad. De la propia es ideal aunque conduce muchas ocasiones a la frustración.

Mitiguemos, entonces, los daños mirando a otro lado. Asunto en el que somos especialistas en España.

Veamos las cifras del informe anual del sector que consideras tu favorito. El informe se colgó en una web abierta y al alcance de todos. En esencia,

Un número record de norteamericanos participaron al menos en una actividad reglada al aire libre en 2013. Casi un 50% de los estadounidenses mayores de seis años lo hicieron, contabilizando 142.6 millones de participantes.

Corre, camina o gatea.

Este es un blog de correr. Veamos cómo nos va en las variedades de calle, parque, campo o risco asesino.
De 6 a 24 años, correr en sus mil acepciones fue el más popular de los ejercicios al aire libre. Un 29.3% (23.8 millones de participantes) superó a la combinación de bicicleta, BTT, BMX por más de cinco puntos porcentuales y cuatro millones de jóvenes.

En España correr tiene un cariz más maduro, como sabréis, además de cifras de mujeres participando en carreras merodeando el 25-30% de media. En EEUU, por sexos, un 50% para cada uno.

El número varía tomando a los adultos mayores de 25 años pero correr (o corretear) sigue siendo la preferencia número uno. El 16.2% de los adultos, 33.8 millones de participantes, por delante del sorprendente entretenimiento de la pesca (que se llevó un 14.8%).

En algunas ocasiones he citado matices en cuanto a grupos raciales en los estudios norteamericanos sobre el running dichoso. La reacción de muchos lectores no fue totalmente positiva, pero si somos una sociedad multicultural tenemos que entender cuales son los gustos de nuestros conciudadanos. Otra cosa es que nos la cojamos con papel de fumar. En 2013, de cada 100 jóvenes de 6 a 24 años que practicaban ‘esto’ en Estados Unidos, el 68% era parte de la américa blanca, con apenas un 11% entre afroamericanos y un 10% en hispanos (siendo estos la principal lanzadera demográfica del país). Quizá correr no sea tan entretenido fuera de algunos ámbitos sociales. Es algo para curiosear e incluso preguntar a los propios implicados. Aconsejo el artículo Why is Running so White?

Y es que la actividad deportiva es más que sentarnos después de un trote a tomar una cerveza y comentar la jugada. La industria, como fantásticamente explica Sergio Fernández en sus entradas denominadas €uros, mueve cifras mareantes. La entidad con la que abríamos este post resume en sus anuarios cuatro líneas.

La actividad al aire libre sostiene en EEUU 6.1 millones de puestos de trabajo directos. Al año se gastan 646.000 millones de dólares en deporte al aire libre, de los cuales cuarenta mil millones van a tasas federales y otros cuarenta mil a impuestos locales.

¿Nos hacemos ahora una idea del alcance de esta tontada del correr? No es extraño que suframos y contribuyamos a esta fiebre. Hay que ser un consumidor muy sensato y saber qué nos beneficia para que un ejercicio sencillo como trotar no nos coma ni nos convierta en cazadores de tendencias.

De todos modos, ¿quién tiene la potestad de impedir que cada uno haga el bobo como mejor le parezca?

Sé libre. Corre. O no. Pero no te lo pienses mucho, como dice Chema. Te podría comer la industria y perderías la capacidad de decisión que nos hizo famosos como especie.

¿Cómo se prepara la logística de un ultra trail?

¿Sientes curiosidad por ese amigo tuyo que te habla de los ultras? ¿Quieres saber cómo dejamos todo preparado? ¿Qué llevar en una de estas carreras más allá del asfalto, del maratón y de la sensatez? ¿Qué dejar a mano por si las moscas? Pues sigue leyendo.

Pasado mañana estaremos en la salida de una de las pruebas de más calado entre las tremendas ultras del territorio español. Aunque hay diferentes distancias, seremos de la nómina del Gran Trail de Peñalara. Resumiendo, intentar dar la vuelta entera a los macizos de Peñalara-Siete Picos en menos de treinta horas.

Sí, una barbaridad.

¿Cómo afrontar todo esto?

Faltan dos días y todo ha comenzado. En realidad ha comenzado días antes con la planificación de qué comer y beber (de aquella manera, ojo, esto no es el blog de Chema). Hidratos, legumbres, derivados de harinas, líquido, más líquido, lo típico pero en cantidades exageradas.

Lo que no puedes determinar es si el plan de dormir bien se cumplirá. Es más que previsible que los nervios te vayan comiendo y no duermas una mierda. No es la situación ideal porque estaremos una noche en danza, corriendo por la montaña. Pero no viajaremos, ni estaremos en el hotel de concentración como nuestro equipo de fútbol. La cosa empeora si además vives cerca y trabajas esa semana. Empalmarás los nervios con la jornada laboral y con las -mínimo- veinte horas de prueba. Sin siesta por medio. ¿Quién dijo miedo?

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En la sede de la RSEA Peñalara se oían, a partes iguales, comentarios jocosos respecto de la paliza, encuentros entre amigos y la famosa discusión sobre el material idóneo:

¿Qué meto, virgen de los desesperados?

Correremos sujetos a un material obligatorio. Es por nuestra seguridad. Manta térmica de supervivencia, silbato, un sistema de hidratación, una reserva alimentaria, gorra, linterna-frontal, móvil y un chubasquero o cortavientos de manga larga. El asunto es el siguiente: con el mercado de material para running en plena ebullición y cientos de internautas dando su opinión con más o menos tino (y siempre buena voluntad), las dudas son constantes. Una variación podría suponer unos gramos más o menos y esto es como la cuadratura del círculo. A quién hacer caso. Veamos las posibilidades que nos mantienen entretenidos los días previos a la carrera.

¿Aseguramos en comodidad y protección, meto un poco más de alimento a costa de llevar 700 gramos extra?

Acostumbrados como estamos a las matemáticas, la locura es inmediata. Si calculamos aproximadamente un kilo más de peso x 800 zancadas/km x 110 kilómetros es un acumulado de, digamos, 110 toneladas-impacto que se lleva nuestro sistema locomotor: las piernas.

Contrario sensu, la ligereza nos llevaría a ahorrar trillones de minigramitos pero nos podríamos encontrar bajo un fuerte viento a más de 2.200 metros de altitud y quedarnos helados. Recordaremos que se discurrirá, de noche, por La Maliciosa, que supera esa cifra. También por los Claveles y Peñalara, la cima absoluta de la sierra de Guadarrama, con más de 2.400 metros.

Es un equilibrio que nos lleva a mal vivir y pendientes de ese amigo fiel o ese funesto contrincante, según nos vaya el frío o el calor. sí, hablamos de las predicciones meteorológicas. «La página de la aemet», como se conoce por todos lados.

Os confesaré que aborrezco el calor. No he dicho, ojo, que aborrezca todavía los países donde hace calor. Mi sistema térmico, la circulación de mi torrente sanguíneo y una capa de vello negro y gris me hacen semejante a un lobo con cara de cabreado. Pero que vive mejor cuando cae el invierno.

Y estas pruebas tienen un patrón climático fijo. Se comienzan a disputar con el mes de mayo y terminan cuando septiembre dice adiós. Vamos, en lo mejor para mí.

Este año parece que tendremos una suerte loca. Carlor suave y viento fresco en las cumbres.

Esta semana desquiciante habrá sido una locura para elegir vestido camino del trabajo o de unas copas. Pues imagina para nosotros, que ya no corremos bien equipados sino que nos hemos convertido en unos ciclotímicos indecisos. ¡Me pongo la naranja! ¡No, la blanca! ¡no, que esa me roza la tetilla! ¡La naranja, esa no roza! ¡No, mantengamos el minimalismo!

Yo aseguraré con la magnífica camiseta de Trailxtrem, la tienda de mi buen amigo Jorge Gil. Los pantalones que más comodidad me han ofrecido los machaqué bien en primavera. En los pies, alternaré pares con buen acolchado. Salomon, cuyo material pruebo un poco a mi manera, me ofrece garantías con las SLab SoftGround así que esa será mi equipación completa de parranda… digo de combate. Unos calcetines de compresión y arreando. En la mochila tendrá que ir lo demás, no escatimaré en lonchas de embutido porque la reposición de sales es imprescindible.

Recordad que no estaré pugnando por arañar minutos ni gramos. Mi objetivo es llegar dentro de las treinta horas y contar todo a partir de la semana que viene.

De momento, el dorsal está recogido. y, la pulsera identificativa, en su sitio. Es la que nos dan para repatriar los cadáveres. Como para perderla…

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Pesadilla en la oficina (despistes del runner)

La rutina se rompe en ocasiones. Terribles ocasiones. La secuencia es sencilla: salgo esta mañana a correr con mis amigos Juan y Prado. Me traigo la mochila para una ducha en el trabajo. Llego, abro todo, toalla, champú, calcetines, todo.

¿Todo?

Todo menos los vaqueros. ¡Se me han olvidado los pantalones! ¡Y llevo mis piratas de topos Salomon Exo! La ropa menos casual ni apropiada. ¿Qué hacer? ¿Nunca os ha pasado?

Mi casa está a otros veinte minutos de coche, atravesar media ciudad… Menos mal que mis compañeros son deportistas -sí, los mismos que están ahora despiporrándose- Decido aguantar porque, afortunadamente, no hay atención al cliente prevista.

De todos modos creo que iré a mediodía a comprar unos pantalones de vestir o de chándal. Los dejaré en la oficina por si esto tiene todas de ser un despiste neuronal creciente.

Con afecto, desde la oficina.

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Ser un influencer

-No muerdas la mano que te da de comer.
-Pues quita la mano.

Correr (en general, el running) es una más de las actividades mercantiles que nos rodean. Ya no es correr. En estos momentos se trata de vender. Cuanto más rápidamente asumamos estos principios, más pronto podremos separar dos esferas, la del estado físico de placer y la del movimiento de masa. Pero claro, para ello tenemos que desear separarlas.

Hace unos días me contaba un amigo con el que comparto trotes variados una anécdota priápica, eréctil. Desde un departamento de mercadotecnia relacionado con el running, le pedían que asistiese a un lanzamiento comercial más. De los que mueven los corazones, ya sabéis, queridos corredores que leéis este blog.

Pues no podía ir. Excusado por sus horarios laborales, vino a desear suerte al community manager de la acción y sugerirle que, quizá, podría asistir algún otro conocido. O colaborador. A lo que su interlocutor(a) le confesó que, realmente, lo que le interesaba era su presencia como influencer.

¿Más que como corredor? ¿Ha dejado de funcionar el boca a boca y el filtro reposado de esas experiencias que antes duraban kilómetros, que permitían tener inmediatamente calado ese modelo de zapatilla o ese chubasquero?

Veamos. La mayoría de las veces no se trata ya de zapatilla o chubasquero. Cuatro de cada cinco cosas que te rodean en el sin par mundo del correr son ‘acciones‘, ‘presentaciones‘ o fulgurantes promociones de alguna carrera o marca.

De ahí que sea más importante encontrar un influencer que un nicho de practicantes. O, desdoblando el proceso, se llegará antes con el contacto a varios opinadores influyentes que con las cosas bien hechas. El vender rápido ha llegado a este puro y bucólico segmento que erais los que salíais a correr y ya.

Creedme, cualquier escritor público del mundo del correr recibe las tentaciones de sus diversos submercados. Y hay montones de ellos. ¿Habéis parado a hacer una lista con la cantidad de campos en los que nuestro correr se ve inmerso? Carreras per se, calzado, ropa, viajes, premios literarios, electrónica y navegación, festivales de cine, y ¡a nadie se le ha ocurrido todavía montar una cadena de cafeterías exclusivas temáticas para corredores!

Pues para todo se nos pide apoyo, prueba o presencia. Y hay que filtrar, por sensatez y principios, pero -sobre todo- porque no todo pasará el tamiz de la primera década. Muchas carreras, acciones comerciales, ideas y gadgets son tan válidos como su predecesor pero caen en el olvido en cuanto aparece un sucesor. Esta obsolescencia teórica ha puesto a miles a correr, a decenas de miles. Sí. Pero la responsabilidad de avisar tiene que ir por delante de la corriente del río.

Esto se trata de disfrutar. No de dejarse arrastrar.

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Hablemos de tu (maldita) lista de regalos

Otro post más sobre listas navideñas.

Va, odiadme. En este caso, siendo como somos contertulios asociados al mundo del correr, no podía faltar la típica batería de ‘y los regalos de mamá/papá de correr’.

Calzado, ropa, electrónica para el corredor, buenos deseos o insinuaciones sobre qué inscripción te gustaría que te regalasen. Con la grazia de siempre nuestra partenaire y amiga Rosa ya lo ha dejado dicho por activa y por pasiva. Si buceáramos por la blogosfera o las redes sociales de los corredores nos encontraríamos, qué remedio, con bastante de ello.

En el caso en que, de verdad, entidades mágicas existieran y pudieran regalarnos imposibles, y no esos padres (huys, lo he cascado) o compañeros de trabajo o sobrinos voluntariosos fuesen los encargados de regalarnos los ojos, ¿no es cierto que muchos pediríais esto?

Santa/Sinterklaas/Reyes Mayos/Cuñada querida/Mi amol:

Ando corto de calcetines de running desde que los críos y tú usáis los míos. De verdad, los five fingers y las medias de compresión no son para ir más caliente a trabajar/clase.

Reponed cuantos geles y envases monodosis de magnesio os trinquéis porque el otro día tuve que echar unas nueces secas a la mochila de entrenamientos. Casi me ahogo en mitad del monte.

Odio el desierto. Ni se os ocurra la gracia de proponerme un dorsal para el Marathon des Sables. ¿Pero es que no recordáis el humor que se me pone en el apartamento de Torrevieja en verano, donde -aprovecho a decir que- no se puede ni dormir decentemente por el calor?

Me amas, pero tus momentos haciendo el amor encima de mí ¿no te han cegado un poco? Soy un corredor estrecho de pecho y huesudo. No rellenaría esa chaqueta polar ni juntándome con dos amigos de mis entrenamientos.

No necesito sombrero ni gorra visera. Mi corte de pelo es funcional, maratoniano, alopécico y deportivo. En cuanto me ponga ese complemento en la cabeza pareceré, automáticamente, un escapado del hambre de entreguerras.

Mi número de pie, lo repetiré por última vez, es esa cifra que hay en no menos de siete pares de lengüetas en el cajón de las zapatillas de correr. Ese, donde nadie mira. Sí.

Ese regalo es para que os lo hagáis vosotros. Compraos un teléfono móvil nuevo con acceso a navegador, que hay unas aplicaciones fantásticas. Dejad tranquilo mi GPS (os mando este sms desde un lugar que no puedo localizar, a unas cuatro horas de trote de la gasolinera del cruce de la A-1).

A pesar de todo, se os aprecia. Me habéis tocado en suerte.

Japi Crismas.

Papá/tu amor/Enrique (Finanzas)

 


Fuente: Villanuevacorre.blogspot.com

¿Destrozar tus zapatillas, bricolaje o terapia de rebeldía?

Yo, es que llevo plantillas correctoras.
Yo, que tengo un dedo más largo en un pie que en otro.
Yo es que renqueo.
Y yo, que zarpaleo.

Ninguno de estos ejemplos reales está entre las premisas de un diseño de zapatilla cuando se ponen los diseños sobre la mesa. Imaginemos el departamento de investigación de una marca X. Técnicos y en desarrollo que llamaron a atletas de élite y que han charlado sobre las mejoras en estructura. Sondeos recabados en la feria del corredor de grandes eventos y que piden a los corredores populares que aporten.

Todo el mundo aportando. Y, cuando acudimos con nuestra imperfecta pisada a comprar el calzado nuevo, volvemos a encontrar las cortapisas de siempre. Nos roza. Nos genera tensión en los tendones flexores. Nos duele el empeine. No nos cura la tendinitis del aquiles.

Y oyes cómo alguien se tuneó los ojales de los cordones. O se taladró unas vías de aire en la ternilla de la nariz.

¿Y si yo mirase en detalle mi calzado? ¿Debo sufrir hasta que se acomode mi pie a él? ¿No debería ser al revés?

Aunque lo que más miedo da es que te pillen en casa. ¿Desmocho ciento cincuenta euros de zapatilla?

¿Me retirarán el saludo mis colegas de gremio si me paso al bricolaje de hilo de bramante y tijera? ¿Dejaré de ser una referencia como #FieldTester y pasaré al montón de ñapas artesanos prejubilados del correr?

Me da lo mismo. Suelo llevar el inconformismo por bandera. Preguntarse las cosas y preguntárselas una vez más. Y otra.

Mejor verlo con un ejemplo práctico:

PREGUNTA:

¿Por qué todos los modelos de calzado de trail Salomon me producen rozadura en el arco plantar? Mejor dicho: ¿qué hago para disfrutar y opinar exprimiendo hasta la muerte unas zapatillas que no puedo llevar durante más de 4km?

SOLUCIÓN OVEJO-CORPORATIVA:

Dar bien de vaselina e hidratar la piel. Calzarme unos calcetines que me fijen el tejido a la estructura Ortholite. Poco a poco ir aumentando la distancia de los rodajes. Abandonar los rodajes por pista y aprovechar las estupendas características técnicas Salomon para agarre por roca y sendas. Entrenar tanto la técnica de ascenso como descenso agresivo.

BRICO-SOLUCIÓN:

Pues no me da la gana. Salomon construye una horma cómoda y creo que polivalente. De alguna manera voy a llevar esa polivalencia hasta el límite.

Preparadlas para quirófano.

Voy a demostrar que se pueden usar como material pistero confortable. Como no podré amputarme un trozo de carne, analizo dónde se producen los rozamientos. En el arco. De pequeñín, entre mis taras estaba un pie algo plano. No es un problema en la actualidad, aparentemente. Después de cuarenta y tres años llevo casi noventa maratones y ultras, he podido correr con esos mismos pies en 2h55 en maratón, he finalizado ultra trails de mas de 110km y por mis planos pies han discurrido hormas Wave de Mizuno, de ASICS, Adidas de varias generaciones, Joma tan de maratón que los minimalistas de hoy día se tirarían de los pelos, tanques de la década de los 80, de todo.

Y en ningún momento me dí de boca contra unas zapatillas que me produjeran rozaduras después de treinta minutos de trote. No debo estar tan mal hecho. O, al menos, «tan-TAN-mal».

Sí a los recortes.

Ved las dos fotos. Aquí, la plantilla Ortholite original. Tiene la horma de un pie normal pero le añaden una pieza-guía de EVA. La solución-carril es un concepto ideal para mejorar la sujección pero el pie no es una pieza rígida: se pliega. Su efecto colateral es que afecta pies con poco arco plantar. Aparecían ampollas donde toda la vida salen las ampollas. Sí. Ahí.

Os evito la visión de las ampollas que me producía cualquiera de los dos modelos en test.

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Bingo. Sin miedo. A continuación, la misma plantilla con un tijeretazo. Empecé quitando un trozo pequeño pero superponía la plantilla suelta en mi pie y coincidía plenamente. Así que me animé y la dejé tal cual la veis.

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¡Anatema! ¡Estás cargándote la tecnología!

Espera. ¿Me preguntó la tecnología cómo pisaba o si usaba un calzado especial? ¿Pregunta la tecnología antes de desarrollar un nuevo modelo o  más o menos presupone sobre un porcentaje mayoritario de casos-tipo?

De modo inmediato los dos pares en prueba se ajustaron a mi arco. Tanto las Salomon XRMission (sobre las que escribí en su día) como las CrossMax2 (lo mismo) . Comienzo a hacer kilómetros sin notarlas. El próximo sábado sacaré unas zapatillas que fueron «molestas en su día» a patalear durante 43 km en el Ultra Trail Collserola. Hoy mismo estuvieron dos horas bajo el agua, perfectamente quietas y dejando a mis pies en paz.

Ahora sí puedo recomendarlas sin tener que «avisar» de posibles efectos no deseados. Y en situaciones en las que comprendo las características que me detallaron de fábrica.

¿En qué momento estamos cediendo a lo que nos venden? Tenemos que aprender de nuestro cuerpo para buscar lo útil de la mercadotecnia.

Son tantas preguntas, amigos de Salomon…

El gimnasio me mata (2)

Nosotros corremos. Ya os conté el otro día que corremos tanto que deterioramos algunas partes del organismo. No es que correr sea malo. Ni agresivo. Tienes que ser muy cafre para cascarte algo. Oye, que sucede. Pero el límite de lo cafre, ya sabes,»¿Dónde está el límite?«.

Correr es tan simple que abandonas grupos musculares casi enteros. Pasan los kilómetros y adelgazas, pierdes masa muscular. Y es cuando toca ir a por esas máquinas y compartir ducha con esos máquinas. En definitiva, hay que hacer uso de ese bono anual de camino hacia la tonificación, la salud integral del corredor y no sé cuantas cosas más. Al gimnasio, por la gloria de mi madre.

Hoy tocaba algo resumible en un tweet pseudomatemático.

Y luego encontrar el aire perdido, y seguir sudando mientras uno se ducha, seguir sudando más con las pulsaciones todavía buscando su ser, y salir a la calle.

Y coger frío. Solamente por no coger frío es cuando uno se mete al bar y comparte barra y periódicos de fútbol con los habitantes de la zona industrial deshabitada.

¿Qué podía haber salido a correr por el campo? También. Pero si me hubiese dado ese lujo a las siete de la mañana ahora estaríamos hablando de un ritmo en progresión, de qué cantidad de conejos se han reproducido por los montes y parques de la periferia madrileña. Todo sería más psicotrópico. Y no habría quedado nada de espacio para esa maquinaria fordista de producción de músculos en masa. Siete kilómetros, corriendo hasta que salía un ciento ochenta en el monitor de pulso. Mañana cuento qué pasa con esas zapatillas que salen volando cuando soplas. No se me olvidará, por lo bucólico o por lo penal.

Odio eterno al Running moderno.

Un día sin GPS para tu deporte favorito

¿Cómo sería un día sin tu GPS? No me refiero a usar en el coche (es un debate tan cerrado que no pienso participar), sino al deportivo.

¿Aceptarías una especie de «día mundial sin GPS»?

Huelga decir que es una exageración sin sentido. Por supuesto sabríamos montar en BTT o correr por el campo sin él. Pero quiero reflexionar un momento sobre ello.

Y es que corredores, bikers y caminantes, en general, son los tres segmentos en los que la furia del sistema de posicionamiento geográfico  ha calado más hondo. Las marcas lo saben y nuestros conocidos han desarrollado no solamente el posicionamiento sino la cantidad de aplicaciones derivadas al análisis del rendimiento (recomiendo repaso de link adjunto, del blog imprescindible de Ser13gio). Y es que velocidades (medias, máximas), desnivel y tiempo calculado neto son las tres o cuatro patas del ejercicio de larga duración.

Confieso que no uso GPS. Debo ser de los doce o trece que no lo hacen. No es tanto que me cueste presupuestar equis euros al año para posicionamiento, sino que realmente me manejo con otras herramientas.

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El 80% de los días salgo a correr por rutas de una distancia evidentemente corta, abarcable por un entrenamiento normal. No me perdería  por mucho opio que hubiera desayunado. Sé que mi ritmo está entre los 9 y los 12km/h. La experiencia me dice aproximadamente la distancia que cubro en un entrenamiento de una hora o dos. Añadamos que me da un poco igual haber hecho un kilómetro más o menos. Y, si quiero medirlo con exactitud, tengo la horrible capacidad de memorizar por dónde he ido y lo paso manualmente a aplicaciones como Wikiloc.

¿Seríais capaces de correr un día simplemente intuyendo la ruta y el resultado del entrenamiento? Guiarse apenas por el reloj y la orientación por el campo es una posibilidad.

Una maldad; corroborádmelo, por favor.

Curiosamente, he visto que los deportistas outdoor que más usan GPS suelen ser los más duros, con más capacidad de aguantar horas y quienes… no se perderían. O, de perderse, tendrían fondo suficiente y conocimiento del terreno como para reorientarse y regresar en menos de media hora al trazado original.

Si estamos ante un extremo de pasión por el dato, de la obsesión por la exactitud de nuestra variable deportiva, será bueno saberlo.

Si el 80% corréis sin que os preocupe esto, también deberíamos saberlo.

Entonces ¿tiro ya la ropa de invierno al cajón?

¡Graniza! ¡Pero sale el sol! Pero nos calamos… pero ¡ya pega con fuerza!

Qué país. Vivimos llenos de peros.

Estimados compañeros del mundo del correr. ¿Mandamos a paseo ya la ropa de invierno o la dejamos todavía a mano?

Las mallas largas y los diversos manguitos, perneras de compresión, guantes, gorros y buffs (badanas) han estado acompañándonos durante semanas y uno empieza a estar algo agobiado cuando pasa media hora de correteo.

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¿Es tiempo de mandarlas al cajón?

En la Europa mediterránea las temperaturas mínimas se resisten a recuperar desde los niveles de las heladas. El interior de las tierras altas, las montañas, todavía conserva madrugadas excelentes para embozarnos.

Anteayer salí a correr por la llanura del sur de Madrid. Una zona que en Abril y Mayo ya obliga a beber y que proyecta el calor vertical sobre la cabeza del deportista. Me resistí a correr a las diez de la mañana lleno de ropa así que corrí en pantalón corto, manga corta y, mientras me vestía al lado del coche, ¡tuve que echar mano de unos guantes de algodón!

El páramo me recibía con temperaturas cercanas al punto de congelación del agua. El seis de Abril, tomad nota, de dos mil trece.

Todos conocen de la capacidad de los climas continentales de ignorar las primaveras y otoños templados. Llegará un domingo a media mañana y el centro de la Península Ibérica se desperezará y se sacudirá el viento fresco. Ese día os pillará por sorpresa y os acordaréis de lo bien que se corre abrigado.

Pero ahora toca quejarse con una sonrisa y mantener el tipo. Aunque el calendario te lo niegue, prueba a combinar ropa de primavera y gorro y guantes. Un día llegarán las temperaturas que te obliguen a descubrirte.

Ese día hablaremos de la hidratación.

No todos somos el chico de Dolce&Gabbana

– ¿Has visto el anuncio del mozo que corre de Dolce&Gabbana?
– No…
– Cariño ¿por qué no corres como el chico de Dolce&G…
– Mujer, yo corro como corro.
– Ay, qué bien le quedan esos pantaloncitos cortos. ¡Cómprate unos y tira las mallas de lycra! ¡Por favor!

¡Basta! ¿Pensabas que empezar a correr te iba a situar en el olimpo sexual a ojos de tu pareja?

De acuerdo, tampoco levantamos los pies al correr como Adan Senn en ese anuncio grabado en un fabuloso escenario romano. Ni braceamos así ni tenemos esos horribles bultos donde muchos corredores tenemos pelo o un par de vueltas de ‘ternura de invierno’.

¿Realidad o irrealidad?  ¿Qué hay de malo en tener las piernas más rechonchas?

El mundo runner contraataca

Argumento: Correr así no es efectivo en las largas distancias. Lo más parecido que conocemos con esa agilidad de felino es la zancada de Mo Farah o el impulso casi irreal de Usain Bolt o de nuestro Angel Rodriguez.

No debemos volvernos locos con la comparación taxonómica, esto no es el seminario de Biología III. Nuestras habilidades son más… una combinación de deslizamiento económico, una resistencia digna del hormigón armado, la eficiencia metabólica de diez mil camellos y un vello que nos protege de los crudos inviernos del Yukon.

Pero ¿nos matará la estética?:

¿Crees que tenemos que mejorar o cada uno debe ser uno mismo?. O nos decantamos por una estética personal apartada de las modas cíclicas, que va a ser que no, o habrá que reconocer que muchas veces nuestras parejas tienen razón.

Este mediodía comía en un restaurante al que habían acudido a tomar el último canapé de mediodía dos super-trail-runners. El chándal de gomilla al tobillo, negro integral, la mochila verde chillón, las Salomon naranjas y unas gafas de sol de idéntico tono como diadema, la barba de cinco días… ¿no estamos demasiado mimetizados con alguna campaña?

Siendo razonables, el look de deportista sanote del mozo de D&G es más discreto, camiseta fuera y pectorales al viento. Pantalón corto y arreando.

Contentémonos con que tampoco es frecuente que un ejemplar así salga de los millones de cruces y apareamientos entre humanos.

¿Conoces tu a alguien que corra y esté así de cañón?

¿Me cambio de deporte, cariño?