Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de enero, 2014

Diario de un maratoniano: ¿Sabes qué es un pasta-party?

Una semana más de cara a ese maratón de Barcelona en que nos hemos embarcado. Entrenamientos, planes, mirar si las piernas soportarán el entrenamiento y todo eso que un maratón conlleva. Más que el maratón en sí, lo que lo rodea.

Después de haber metido el diente al espinoso asunto de los alojamientos (solucionado con una web de lujo) queda, entre otras cosas, saber cómo organizas dos asuntos cruciales. Recoger el dorsal en la feria del corredor y qué ingerir (y dónde) en las horas previas a la prueba.

Correr cuarenta y dos kilómetros, sea al ritmo que sea, es tarea que exige a nuestro cuerpo un esfuerzo. Entrenamiento aparte, queda qué y cómo comer. Y en esto que, en los años setenta, las pruebas del otro lado del Atlántico idearon un par de eventos: el breakfast run y la pasta party. A la primera acudían a trotar gentes de todo el globo, en representación de sus países. A la segunda cosa acudían los corredores participantes a representarse a sí mismos y a sus depósitos de glucógeno. Sin ir más lejos, unos 18.000 corredores acudieron a comer macaroni, turkey sauce & marinara en Nueva York el pasado año. En el maratón de Valencia la cosa va de arroz. En otros las soluciones no son tan rebuscadas.

Foto: OnTheRun, Blog NYTimes.

Qué es.

Una fiesta. Como en todas las fiestas, hay un ambiente fabuloso. El entorno maratoniano, el corredor en su clan, el familiar que acompaña a mamá o papá. No se fuma. El calzado más usado tiene siglas y letras que todos conocemos. Estás en la salsa y nadie se va a sentir desplazado si come un plato de pasta o de arroz con tomate, un yogur, una naranja. Es más, ¡hasta a los niños les encanta! ¡Qué crío no adora la pasta!

Qué no es.

Un lugar cómodo. Se suele organizar en pabellones, bajo las gradas de algún estadio, y las colas mortifican al más rudo corredor. No se come a la carta. Tampoco es un lugar muy imaginativo. Te costará encajar si buscas algo más que el puro placer ‘runner’.

Glamour tampoco tiene y la ciudad desearía que tuviera todavía menos. Estamos hablando de los cuartos. Espinoso tema.

Entonces ¿debería ir a la comida de la pasta del Marató de Barcelona?

1. El argumento del cansancio (la vil excusa de nuestro rendimiento).

Acudí a mi primer plato de plástico con macarrones y tomate en 1989. He comido paella en Valencia y espagueti en Sevilla y llegó un momento en que dije basta. Además de economizar las horas que uno discurre en la ciudad, al paseo por la ciudad se unía una deficiente alimentación y un cansancio enorme. Uno prefiere, además, comer más o menos como siempre. De todo y variado. Más de una noche he discurrido digiriendo «de aquella manera» los macarrones y el tomate frito.

2. El argumento de disfrutar comiendo en la ciudad (la vil excusa del hostelero).

Mucho se ha escrito sobre el impacto del maratón en la ciudad. Que si la ciudad equis ignora su prueba. Que si qué envidia en Berlín que cortan la ciudad entera. Personalmente creo que es un esfuerzo que deberían reorientar. Como organizadores, corren con gastos, voluntarios y espacio dedicado a dar de comer a un 30 o 40% de los participantes de la carrera. Ese capital humano podría servir para la misma carrera en otros puestos clave.

Mi idea es que sería más interesante conseguir para cada dorsal un descuento determinado en los restaurantes de la ciudad. Comer bien, comer sentado y descansar. ¡Todo el mundo iría a probar los productos de la tierra o a comer «como en casa» – creo que muchos maratonianos no cocinarían esa pasta de combate si comiesen en casa el día anterior.

Imaginemos lo que cuesta que la ciudad se sienta parte de la fiesta. Convirtámosles en parte del negocio. Un ejemplo sin pies ni cabeza;  en la ciudad de la Torre del Oro este mes de febrero correrán unos 6.500 dorsales de participantes no-sevillanos. Suponemos además que los locales comen en su casa o en casa de su madre o suegra (esa surtidora de placeres). Si muchos, como media, irán acompañados de una persona para aprovechar el turismo de la ciudad, podrían generarse más de 10.000 vales. Si cada uno tiene un valor nominal de – digamos – veinte euros, calculemos el gasto medio añadido de cada comensal como extra a ese vale-regalo. ¿Quince pavos? Con las bebidas y los cafés y un buen descuento, es lo menos que quedará por tenedor.

Los potenciales 200.000€ de descuento atraerían 10.000 x 15€. Sí, otros 150.000€. Casi un cuarto de millón que va directo a la hostelería local en un solo servicio de comidas. En un maratón con unas cifras modestas y en tiempos de crisis.

Este tipo de cuentas son las que hacen que el negocio se acerque al evento. Con todo el respeto a los corredores que de algún modo quieren participar de la liturgia, treinta mil raciones de macarrones con tomate ¿qué aportan al conjunto de un maratón?

Música para correr. Podcast XI

Vuelan los meses, vuelan los beneficios de las casas discográficas y vuelan los dorsales en las carreras. Normal. Estáis salidos de madre. Os apasiona darle a la zapatilla ya sea en el campo, la montaña, el parque o el gimnasio. Y, aunque corriendo en un gimnasio te lo dan casi todo hecho, quizá aborrezcas el ‘trance-choucrout’ que programan en tu sala de ejercicio habitual. Para ello y para sacar lo peor de algunos lectores, ahí viene otra de MÚSICA PARA CORREDORES. POWERSONGS para terminar Enero.

TEMAZO 1. Podcast del 28/Ene/1. ‘Do the Dog’ mientras vas preparando ese metabolismo. The Specials lanzan los diversos ritmos del ska histórico británico, precisamente donde más duele: en la casposa sociedad londinense de los últimos sesenta y setenta. ¿El ritmillo que originó el funrunning? ¿Por qué no?

TEMAZO 2. Podcast del 28/Ene/2. Hay asuntos delicados que es mejor no tocar. El del precio de ese nuevo cortavientos con la que está cayendo, lo mucho que te duele el piramidal mientras otros trabajan 14h en una mina… Izal sugiere, a un ritmo excelente, que corramos sin tocar esos ‘Asuntos Delicados’. Y lo hace con una factura brillante, épica, tecnológica, a tamborrazos. A por ello. Ponlos alto y fuerte.

TEMAZO 3. Podcast del 28/Ene/3. Don Diego R.J. es un arqueólogo de las ondas. En su Sótano, de Radio 3, saca y saca más y mejores temas de un maletero inmenso, el de su Chevvy del 63. Su sintonía corresponde a Mike Barbwire, y hay que sumarla a las músicas que te acompañen a correr.’ SOS Rock’n Roll’. ¡Dale!

TEMAZO 4. Podcast del 28/Ene/4. ‘Shiralee’ es un mantra que quizá necesites incrustar en tu cabeza mientras haces apología de ese trail running americano y pistero, como dice el relator de caminos Mayayo. Arizona Baby son como ese corredor de aquí que cruza allí. Me entiendes, seguro.

TEMAZO 5. Podcast del 28/Ene/5. Nadie dijo que dejaras los altavoces de tu aparato encendidos. R.A.M.O.N.E.S. by Motorhead.

No era la caza, estúpido

Como cuenta hoy Angel Calleja en 20Minutos, las últimas reformas en materia ambiental, aprobadas en diciembre, permitirán ocupar terrenos en montes públicos, vías pecuarias y espacios protegidos en la Comunidad de Madrid. Es una posibilidad cierta: cuanto territorio, atractivo por sus valores paisajísticos, sea susceptible por la maquinaria de la industria de la construcción y de la promoción de suelo, a por él irán. Los famosos planes de ordenación a los que algunos remitíais. No era sobre la caza sobre lo que cargué las tintas el otro día. Lo entenderéis ahora. 

La reforma fue aprobada por la autonomía madrileña. Del mismo modo lo aprobarán diversas instancias autonómicas, tenedlo por cierto. Madrid es un laboratorio reglamentario. A aquellos que brillantemente comentaban por la red «el señor spanjaard no sabe que las competencias en montes son de ámbito autonómico» les pregunto si tan memo me veían. También es un mensaje a los que aprovechaban para mostrar al planeta lo asquerosamente exclusiva que es cierta política en Madrid. En vuestras comunidades autónomas respectivas se siguen los mismos dictados. Con distintos collares.

¿Ya estamos? ¡También entiendes de leyes!

Hay un fenómeno que he sorteado durante años: el experto en derecho de cualquier cosa. Sí. Ante un argumento visceral está la respuesta «esto tendrá que atenerse a nuestro ordenamiento jurídico». Antes que juntaletras fui investigador de derechos comparados, legislación urbanística y regulación del comercio minorista. Pollos.

Soy consciente que correr por el monte no es algo en peligro por una Ley de Montes, una ley estatal de mínimos. ¿Sois conscientes vosotros, expertos, que las negociaciones -viscerales y evisceradas- de los clanes políticos y locales son más poderosas que la redacción final del texto?

Casi quinientos retweets y tres mil quinientos ‘me gusta’ generó el anzuelo de la caza. Noventa y dos comentarios. Sobre la caza, los más y más extremos. No es la caza, estúpido. Es el guiso de la caza. Cuando hablamos de zapatillas para maratón las visitas se desploman, y luego me piden que me ciña a un blog del correr.

El correr por el monte probablemente esté tan en peligro como si no hubieran metido a los cazadores por medio. Gente que, en fin, se entretiene pegando tiros. Siempre que lo hagan en sus cotos, por mí, bien.

El trail running, entrenar por la montaña, el campo, en general, como bien público, no está en peligro por la no regulación de ZEPAS, de emisión de licencias ambientales para pruebas de montaña o que discurran por terrenos en delicadísimo equilibrio. Está el peligro latente de que, dentro de cincuenta años, no exista territorio siquiera en delicado equilibrio.

Alarmismo. Sí. La sociedad decimonónica que nos toca vivir reacciona a golpe de alarmismo. Sin él no se habrían parado las parcelaciones periféricas que sobrevivían entre 1960 y 1975 en situación alegal. Aún así, el trágala salvó la mitad. Sin el alarmismo habría decenas de estaciones de esquí en serrezuelas y montañas ibéricas, y los remontes de la ladera de Cotos no serían una especie de aviso contra nuestro futuro. O tendríamos el doble o triple de campos de golf por pinares como Navas del Marqués o en la ladera mediterránea. La de la desertización más rápida de la Europa continental.

Seiscientos corredores que pisotean durante unos minutos un sendero en un parque natural, incluso en un parque natural protegido, emiten cero coma cinco ruidos, dejan uno o dos residuos que la organización o quizá otro corredor recoja, dejan libre durante meses ese sendero para que se regenere. Pasan, pasamos, y se van.

Seiscientos parlamentarios de los partidos que nos gobiernan en el plano estatal y en el autonómico son capaces de dejarte sin parques protegidos. Sus intereses les delatan. El peaje que te hagan pagar, el informe ambiental que emitas para poder celebrar tu carrera en términos «eco», será el precio que pagues para que luego calles. Mientras tú cumplas, ellos desarrollarán sus intereses.

En A o en B. Pero los desarrollarán. Y su huella es indeleble.

Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2036312/0/madrid/autoriza-chales-tiendas-hoteles-rurales/espacios-protegidos-medio-ambiente/#xtor=AD-15&xts=467263

Diario de un maratoniano: nos vamos a Barcelona

Mi última experiencia en un maratón masivo, en ruta y mediático, pasó por fases varias, desde la expectación a la catatonia. A pesar del marasmo de los roperos del Rock’n Roll Madrid Marathon, una meta después de cuarenta y dos kilómetros se acerca mucho a todo que se ofrece a diario en prensa, redes y medios: alegría, satisfacción y todo esto que aliña la magia del running.

Sólo hay que ver lo sencillamente manipulables que somos. Meses después estamos deseando saturar las inscripciones de quien nos puso de tan mala baba. Es así. Nuestra capacidad crítica es huracanada pero se diluye en el tiempo.

¿Desdeñar los brillos de esos maratones?

¿Estás loco? Una cosa es que uno sea un puñetero cascarrabias y, otra, resistirme a seguir sondeando qué se cuece en esas interminables ferias del corredor. Un habitual de las carreras recae. Le ponen el trapo y busca nuevas carreras.

Así las cosas, estaremos en apenas siete semanas en el Zurich Marató de Barcelona. Zurich por parte de padre, al menos a través de los exitosos últimos años, y Marató por parte de madre. Esa madre que te castiga y luego te mesa los cabellos.

Esto.

De cara a este mes y medio que nos queda, me gustaría contar estas semanas previas mediante un sencillo sistema de calificación. Tendencioso, peyorativo, pero sencillo: EXCELENTE, BUENO, REGULAR, CASPOSO.

Excelente: presencia de la carrera multilingüe en las redes sociales, síntoma de una barcelonidad fabulosa que da envidia (¿media Asso, la organización, frente a aspiraciones políticas?). Además me ha resultado fácil encontrar un ático para el fin de semana de la carrera. A ¡trescientos metros!

Bueno: infografía y facilidad para formalizar la inscripción. Volumen de uso de twitter (6400 usuarios) y facebook de la carrera (16800 amigos). Da gusto recibir la información y los asuntos más inmediatos en esos dos medios. Cuyo uso y seguimiento recomiendo. De nada.

Regular: mi estado físico. El domingo hicimos Juan, Carlos y demás rodadores un test de 25km a ritmo sostenido, bajo la lluvia. Secuelas varias pero un buen punto de partida para saber dónde nos situamos.

Casposo: el tono cutre lo pone la pasta party. En la era dorada del comer cultural, en una ciudad como Barcelona, las organizaciones siguen ofreciendo al maratoniano y sus familias el rancho, las esperas de pie, y restringen la posibilidad de que la ciudad recupere pasta de la otra. Diez mil corredores de fuera de la ciudad y sus respectivos acompañantes dejarían mucho dinero en comida. Además animarían durante unas horas todo el centro, regalando a la ciudad su bulla, sus chándals y su colorido.

Hasta la próxima entrada #CAMINODEBARCELONA.

 

Maratón de Sevilla. Otra prueba que se reinventa

Fuente: Maratón de Sevilla

Hace unos diez años empujaba el carro de mis gemelos hacia la entrada del Estadio de la Cartuja sevillano. Recuerdo dos largas rectas hacia el último kilómetro de su maratón, y lo que me impactó ver aquella carcasa de hormigón desde su estómago, su entrada. Recogí al dúo al paso por Triana y corrimos juntos doce o catorce kilómetros.

En el paso por un gélido túnel de entrada uno miró hacia arriba asombrado. Los críos habían pasado los kilómetros callados a pesar de la noche que dió Nicolás. Había tenido una digestión pesada. A sus escasos dos años se había excedido con el pescado en adobo. Cenar de tapas tiene ciertas inconveniencias pero es una de las insustituibles de la ciudad del bajo Guadalquivir.

En aquella edición todavía costaba a la organización del Instituto Municipal de Deportes despegar hacia la masiva participación. Se contaba con la ciudad como escenario, el estadio como reclamo a quienes todavía le sonaban los ecos del Campeonato del Mundo de Atletismo, un fácil recorrido potencial, llano como en todas las ciudades ribereñas. Y seríamos no más de dos mil llegados a meta. Una más de las pruebas de la segunda fila del calendario.

Este mes de Febrero, de donde no se ha desplazado el maratón en sus treinta ediciones, se sobrepasarán los nueve mil.

La carrera está viviendo hoy día una madurez y se asienta sobre un par de conceptos; su amabilidad en recorrido y accesibilidad para cualquier participante. El trato con los organizadores a través de las redes y contactos directos es el de una prueba casi de carácter familiar. Mantienen en medio de esta marejada económica el precio final para el participante y hacen fácil, en general, que uno se decante por correr desde el Guadalquivir hacia Kansas City, cosa que solamente se puede hacer en esta ciudad.

Si las cuentas les cuadran y no se está perdiendo dinero, ¿dónde está el problema? Aparentemente no lo hay.

Una imagen de marca renovada, una etiqueta de bronce de la IAAF, New Balance detrás como marca y el grupo Motorpress en la maquinaria de imagen y prensa.

A las bondades organizativas se une el poder correr sin apenas desniveles o cuestas. Los campeonatos de España de maratón disputados y marcas del rango alto de 2h09 (conseguida por el etíope Wedajo, D. en 2009) garantizaron un espectáculo desde las aceras.

El problema es que sólo treinta o cuarenta corredores de los nueve mil se mueven a esas velocidades-espectáculo. Para los demás será cuarenta y dos kilómetros. Y ciento noventa y cinco metros. Ese es el gran atractivo de esta prueba.

Por que, como muchos piensan, si el dichoso maratón midiese unos kilómetros menos…

Se dan los primeros pasos para coordinar pruebas ‘trail’

Gran síntesis y esfuerzo explicativo el del seguimiento del blog Ser13gio sobre el UTWT. El Ultra Trail World Tour, que «el que pretende ser el circuito de referencia mundial». En esencia supone aglutinar las mejores pruebas en un circuito de carreras de montaña de larga duración. Mejoras que parecen empapar todos los estamentos, desde la élite al corredor que cierra el pelotón.

Yo tengo una percepción algo diferente. Traigo aquí mis comentarios en esa bitácora de referencia para el mundo de correr por las montañas.

Cuando en los 90 algunos nos aburríamos de los maratones, eché la mirada al ultra en ruta (salvo en Francia, había aún pocos ejemplos y menos difusión del llamado trail). Me junté con un club de ultreros, los entrañables Ñ ultrafondo. Participé con ellos, organicé carreras durante unos años y asistí a la evolución de los primeros pasos de la cuestión, excepción hecha de los tradicionales 100k de Santander, los de Vallecas y alguna experiencia sincera pero minoritaria. La patología era evidente: no enganchaba. Lo de correr por encima del maratón, digamoslo así, anclado en una década anterior.

Mientras tanto, iban saliendo adelante los formatos 100km/24h, los 101km/24, etcétera. Su carácter libre y de evento no reglado por kilometraje, medición o avituallamientos, eran su esencia. O sea, a lo que menos se parecían era a eventos «federados».

Entre tanto, la masa seguía creciendo -de aquella manera- en las carreras de ruta. Los maratones Madrid, Barcelona, las de Báscones o Toral, sorteaban algunas aristas en pos de los miles de inscritos y dejaban atrás a otros eventos como Donosti. A ésta, sin ir más lejos, se le echaba en cara que, de nuevo, tuviera un enfoque más «federado» (dependía directamente casi de la Guipuzcoana de Atletismo).

Hubo un intento de aglutinar los ultras. Estuvimos diseñando un acercamiento a la idea era fundar la asociación española de ultrafondo. Los objetivos eran los de dar varios pasos adelante porque la RFEA aún tenía sus reticencias en formatos para los que ya habían nacido «las rojas» para eventos como las 24h, o esos primeros intentos de la federación internacional, la IAAF, hacia el monte.

Creo ahora que hicimos bien en no empujar más. Todo esto viene por una pregunta que es la esencia misma del ultra.

¿Y para qué quiero yo un «governing body» de lo ultra?

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Para el 94% de los participantes y/o ansiosos compradores de plaza y dorsal en cualquier lotería trailera, ¿qué supone el UTWT?
Sigo sin ver las ventajas a algo que nació como un «estoy harto de los avituallamietnos cada 5km, de la condenada línea azul y de que no se nos haga caso a los corredores populares». ¿Es que nadie recuerda los 80 o los 90?

Se argumenta que el trail es otra cosa. Sergio comenta que «reúne lo mejor de varios mundos con el componente naturaleza, desnivel, montaña (si hay), tiempos razonables de paso (demasiado laxos en mi opinión en algunos casos), pequeña aventura en un entorno moderadamente controlado, ver lo que no verías de ninguna otra manera».

El corredor y biólogo Manuel Oñorbe escribía en su blog sobre masificación e impacto medioambiental. Y parte del argumento es que un circuito o federación internacional haría de organismo «aglutinador». De modo parecido se pretende que esa coordinación -siempre según Ser13gio – «defienda, que exponga, que comunique, que luche por los derechos de los traileros, que ni son alpinistas, ni excursionistas, ni atletas».

Aun así, correr por la montaña contiene una ventaja. Quizá la más importante de todas. 

Precisamente en los otros formatos, existía una excusa para oficializar las pruebas y federar las mismas. Si querías hacer una prueba de 24h en pista, tenías que ir a una. Si querías un 100k en ruta medido y sin tráfico (aunque siempre hay gente que le va lo extremo), tenía que ser un evento IAAF o ahora IAU.

Pero si quieres hacer 94km por la circular de un monte, o atravesar siguiendo una ruta histórica, ¿de verdad hace falta una UTWT o una ITRA? ¿Para mis «napoleónicas» habría yo agradecido estar bajo un paraguas así? No me hacía falta. Con un medio de transporte, y es a lo que voy, una mochila y un gps o un mapa, me es suficiente.

Tirar hacia el campo o la montaña es correr en libertad.

Creo que el circuito servirá para el crecimiento del trail running dichoso por arriba. A los élite les asegurará unas condiciones. Todo saldrá mucho más en los medios. Los pasos se van dando en buena dirección, probablemente. Eso sí, en la dirección de consolidar el negocio del correr.

La burbuja de las carreras de montaña

Diez de la mañana de un día de invierno cualquiera. Dos mil setecientos dorsales disponibles. Se agotan en diez minutos.

¿Dan roscón? ¿Prometen un puesto de trabajo bien remunerado? No. Es inscripción a los 101km de Ronda, que agotado todo en horas. No se trata de una familiar carrera de fin de año. Ni de los populares diez kilómetros de tu ciudad, esos en los que todo corredor tiene puesto en rojo en el calendario. Hablamos de una prueba de ciento un kilómetros, a pie. Trata de que, superada la barrera de correr, franqueada la línea suicida del maratón, una vez relativizado a Filípides, el personal se pega de tortas por un evento de más de diez horas de esfuerzo a pie.

Tampoco es un caso único. Este invierno se alcanzarán las listas de espera en pruebas que se disputarán en verano como el Gran Trail Peñalara, Europa entera pedirá un dorsal para las diferentes distancias -crueles todas- del Ultra Trail del Mont Blanc y faltarían todavía otras cinco mil plazas para atender a todos los peticionarios. Cuanto más largo, más duro y más vistoso, más apetecible.

¿Está viviendo el running de campo su explosión definitiva? ¿Es, en cambio, una traslación de la carretera y las calles a la montaña?

Hay alguna pista que indica que la tendencia no es la de una burbuja típica. No hay pruebas infladas o sobredimensionadas salvo algún ejemplo. Las organizaciones, tanto de carreras de ruta como de campo, sostienen más o menos razonablemente los recursos asignados a cada participante. Una burbuja es la exposición desmedida de una oferta a una demanda inexistente, más o menos. En este caso hay más demanda que oferta.

Sí hay un incremento de precios pero no es una progresión geométrica de los últimos años. Es un movimiento sostenido. Además se debe, en gran medida, a que ahora los costes reales de la prueba se repercuten en la inscripción, dado que las subvenciones públicas han remitido o no son tan elevadas.

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Fuente: Memphismadrid-Kataverno.com

Me parece más bien una especie de conquista alocada de nuevos formatos.

En Francia se pudo observar el mismo fenómeno durante los primeros años noventa. El hastío de algunos corredores frente a la eterna lucha en circuitos monótonos, la aparición de los trails y una madurez en el pelotón confluyeron. Generó una buena estampida de corredores experimentados y amantes del monte generaron el movimiento más poderoso de correr por las montañas en Europa. Superó incluso en importancia y volumen de las cifras a las que se movían en Estados Unidos.

Hablamos de una prisa desmedida por acudir al mayor número de pruebas posible. El aumento de corredores en general ha sido demasiado y no hay tantas carreras como se desean. De la ruta salen entusiasmados corredores hacia el campo. En las carreras populares se ha triplicado la participación en apenas cinco años. La consecuencia inmediata es que todo el pelotón intenta inscribirse a todas.

¿Inscribirse a más de una de esas barbaridades de quince horas corriendo por el campo? Sí. Y a más de cinco al año. El corremontes hispano circula desbocado. Yo creo que es más una burbuja emocional del corredor.

Además la sesera de los practicantes de esta variedad de correr, la del risco, la senda virada y los valles magníficos, está siendo bombardeada con el fenómeno Kilian. Es increíble lo que ha conseguido en los medios la presencia de un superclase que, de haber ocurrido en los años de los Fiz, Antón y compañía, habría pasado desapercibido. ¿Alguien recuerda el dominio del monte de Quico Soler? Pero Soler no llegó en el momento preciso y parece ser que Jornet sí. Y todo esto ha arrastrado aún más a corredores ansiosos de liberarse de peñasco en peñasco.

¿Supone todo esto que habrá carreras que no sobrevivan a la burbuja?

A la locura (burbuja) del corredor sobrevivirán las carreras que cedan a todas las exigencias del runner. Y éste es muy detallista. Exigente. A veces no hay quien nos soporte. Si esto se ha de hacer a costa de aumentar los precios, se romperá el equilibrio. O sea, aguantarán las que más capital manejen.

Se debería empezar a hablar de un capitalismo salvaje del ocio. Que siga el debate.

Cinco destinos para unas vacaciones corredoras en 2014

El día en que tuve que hacer mi primera maleta seguí mi instinto. Decidí incluir una olla exprés en mi equipaje. Eran los días en que la seguridad aeroportuaria entendía esas cosas.

En aquellos días, para mí existían las carreras por Madrid, por las montañas del Guadarrama, alguna expedición al prepirineo, el asfalto. Eso y cuanta ropa encajase en la maleta era mi bagaje. Al volver, cinco años después, la olla estaba como mis piernas: baqueteada. En la maleta venían algunos recortes. Destinos que contar a mis amigos del correr.

Es hora de que os cuente cinco de esos destinos. Todos hemos ahorrado, envejecido y saciado nuestras ganas de tortura deportiva. Destinos auténticamente hermosos, merecedores de una visita. No soy gran aficionado a categorizar, así que esto da más valor a los siguientes favoritos.

Tomad nota.


Fuente: Linschotenloop.

1. Blanca navidad. Linschotenloop (NL)

Recuerdo entre ellos esta gélida carrera prenavideña. La Linschotenloop, en los Países Bajos. Media maratón que discurre por poblaciones y canales de ensueño, cerca de los principales núcleos urbanos de Holanda y situada muy bien en los días que no son ni puente ni festivo.

Y eso siempre es indicativo de posibilidades para comprar billete. Tiene versiones de 10 y 5km.

Más fácil, imposible.


Fuente: Grupo Montaña Peña Santa.

2. Los lagos, las peñas santas.

Los del grupo de montaña del Peña Santa son una panda de exagerados. Cuentan probablemente con el recorrido más bonito del planeta para un maratón de montaña. El Xtreme Marathon de Covadonga es bestial.

Hermoso, verde, escarpado, durísimo y familiar. Se sale del puente de Cangas de Onís, se arriba a la Porra de Enol, ofrecen una espicha mundial (merendola regional), vamos, no sé que más se necesita para elegirla. Mediados de Octubre.

Es necesario presentarse bastante entrenado o quedarás peligrosamente cerca del cierre de control.


Fuente: Wikipedia

3. En Davos se reúne lo mejor y lo peor del planeta.

El evento múltiple de Davos. Correr y negocios. Una pista de atletismo que es regada en invierno y convertida en la pista de hielo más exclusiva. Carreras en plenos Alpes, sin la tensión de las loterías y masificación de inscripciones.

Vuelos a Ginebra o a Zurich, un billete de tren con la inscripción, una ciudad volcada en el evento, y posibilidad de hacer desde 21km hasta 78 por sendas y caminos alpinos de gran belleza. Añade el factor de celebrarse en el final de Julio, perfectamente enmarcable para unas vacaciones.

En grupo es ideal como viaje de club. Dadle una pensadita.


Fuente: 12Marathonsin12Months Blog.

4. Pub, run, joy

La Fairlands Valley Challenge. Otro estupendo destino para las vacaciones en verano, celebrado en varias distancias por la campiña inglesa. De hecho se corre muy cerca de un aeropuerto donde opera una low cost (London Luton) con lo que un alquiler de coche es sumamente barato.

El nombrado «mejor club del Reino Unido» por los lectores de la Runner’s World, Fairlands Valley Spartans, os meterá por fincas de ensueño, algún cementerio inglés,  casas, un campo de golf y sendas entre arbolado, y todo en un recorrido que no está marcado. A uno le dan las instrucciones en inglés de sms y allá te las compongas. Cada año es más popular y personalmente uno de los sitios más bonitos donde corrí. La hice en verano de 2005, si no me falla la memoria.

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Fuente: Monschau-Marathon.de

5. Monschau Marathon (D)

Pasé unos dias estupendos en la celebración de la Monschau Marathon de 2005, en pleno periplo centroeuropeo durante aquel verano. Monschau está apenas 30km frontera adentro hacia Alemania. Se sitúa en la zona del Eiffel, un parque natural bastante bien preservado y que hace frontera con Belgica y casi con Holanda, y sus pinares y vallejos son un estupendo lugar para la celebración de esta carrera.

Muy a mano de algunos aeropuertos (Aachen-Maastricht, por ejemplo). Está muy bien para observar cómo se perciben las cosas de las carreras por parte de esta masa de europeos de grandes coches, grandes raciones en los restaurantes y grandes aditamentos: gross Deutschland gross alles, ya sabes. La carrera está pensada para darse un agradable garbeo por unas zonas mixtas que, con sol, pican. Pero, con agua, son un chapoteo incesante en el que se ha de ahondar -de verdad- en la percepción de lo que te rodea.

Una zona con posibilidades turísticas, razonablemente cerca de Bruselas o Colonia. El equivalente de los vinos riesling no queda lejos y además es sede de la producción de mostazas dulces. Un rincón auténticamente deutsch con sus encantadoras casas, sus platos de pasta y carne sobredimensionados y su cariño rural asimismo pasado de peso.

Correr por el campo podría ser imposible en España

Según informa el diario El País en la edición de hoy, el gobierno del Partido Popular estudia acotar el acceso al campo en los días que se celebren las batidas de caza y montería. No es un titular de 1927. Es de 2014.

No más correr por el campo, lectores.

Cazar es una actividad para unos, un capricho para otros, una herencia cultural del campo sin duda y una aberración para otros tantos. Para los lectores de este blog que pertenecen a planetas donde esto es aberrante o imposible, o de países en los que se dejó de cazar en cuanto el acceso a los alimentos en las tiendas era normal, según este previsible acuerdo, el senderismo, correr por montaña o transitar haciendo deporte por vías públicas (caminos o sendas) estaría supeditado al entretenimiento de asesinar animales.

Soltar un bicho durante meses para que se críe, con el objeto de matarlo y exhibirlo como trofeo irá por delante de la posibilidad de que la sociedad española lleve una vida sana y activa.

«Es por la seguridad de todos»

¿Suena a amenaza de los que llevan las armas? Lo es.

Y es que armarse con escopetas y ocupar la mañana entre los aguardientes de las seis de la mañana pasa a garantizarse el uso del campo por delante de la bicicleta de montaña. O buscar setas. O correr enardecido por sendas públicas.

El trail running o el mountain bike, sin ir más lejos, han demostrado querer ir demasiado rápido. Eran modas del siglo XXI. En España vamos por el XIX, que es algo más que un cambio de sitio de una X y una I. Primero nos dicen que no se puede rechazar el aprovechamiento económico de montañas, zonas esquiables, campos de golf. Los concejales y empresarios de la derecha casposa conseguían una y otra vez recalificar, saltarse a la torera legislación ambiental, y delimitar parques protegidos como ámbitos donde vivirían en «armonía del uso económico y el ocio». Después, que la caza es un sector económico y que no podemos mandarlo al ostracismo por que sí.

Lo mismo que se dijo cuando se pretendió hacer la revolución agraria. O cuando los vendedores de boinas se quejaron.

España vive eternamente anclada en no perder lo único que le mantiene viva: un pasado inventado por unos pocos seres rancios y unos clanes de terratenientes a los que el populacho ignorante aplaude y vitorea. Los defensores tienen una ventaja: están agrupados en un organismo con las referencias Real Federación. La realeza, la prebenda y la agrupación frente a la lógica ciudadana. ¿Veis?, es lo de siempre.

Porque no se trata de regular, según El País, el acceso a fincas privadas, sino «a petición de los cazadores, dar prioridad a las actividades cinegéticas en los montes públicos frente a otras formas de ocio como el senderismo o la búsqueda de setas». Montes que en su mayor parte sobrevivieron durante toda la Edad Media y Moderna al uso del terrateniente. Montes que eran el asidero de una población al uso democrático de un recurso económico.

Pero el pueblo pronto quiso imitar al señor feudal y se aficionó a lo de pegar tiros. No es una lucha generacional, de viejos cazadores contra jóvenes corredores por el campo. No es una lucha de hobbies. Es económica. Es un síntoma de qué educación cultural ha recibido el país.

El de la roja y el bar.

Y, de repente, mil kilómetros

Mil. Es una enormidad. ¿Cómo va a ser posible?

“No”, te repites una y otra vez, “no puede ser. Pero si hacer mil kilómetros es una barbaridad”, etcétera. Insistes porque hay algo dentro de ti que se agarra a tu estómago y no desea ceder. De nuevo has llegado a ese momento de pasar por los escaparates, las tiendas físicas o virtuales, dado que tus zapatillas -por fin domadas- han cumplido esa cifra a partir de la cual te empiezan a fallar en amortiguación o sujeción o dar dolores añadidos al torturador ejercicio de correr.

O no fallan ni te duele nada.

Pero has hecho 1000 kilómetros a tus zapatillas y a tus piernas, que es todavía más serio. Te has subido a la cima más alta del Pirineo y has corrido más allá de donde alcanza la vista. Has puesto el dedo en tu localidad y has corrido hasta África. Has bajado de tu casa a comprar a la panadería en Denia y has escapado a pie hasta la Costa da Morte coruñesa.

¿Es verdad que las zapatillas ya no servirán? ¿Pasaste el óptimo del rendimiento de esas compañeras?

Por mucho que te resistas, durante las 51 semanas del año has trotado, al menos, un día a la semana con esas zapatillas. Si has corrido una hora, ya tienes dos terceras partes de ese goteo hecho. Los otros cuatrocientos kilómetros, en menos de un año, han sido media docena de carreras, quizá algún maratón o ese día que las sacaste a la montaña.

Los materiales del grupo de etilvinilacetato (EvA) son polímeros con una maleabilidad y una flexibilidad determinada. Se usan en mayor o menor medida para la construcción de las media suelas de tu calzado deportivo. Hay otros materiales pero en definitiva es cosa de ciencia. La ecuación que efectivamente ha maleado la suela y deformado la protección de tu pie es, grosso modo:

masa(Kg)*gravedad, a velocidad ‘v’ ->n veces por minuto = fuerza ‘F’ a absorber por el conjunto tendones+articulación+calzado

Unos fabricantes piden relevo a su material pasados cuatrocientos o seiscientos. Otros te proponen usar alternativamente varios pares de zapatillas. En algunos foros te solicitan repartir el trabajo otorgado a la zapatilla hacia otros grupos musculares. O que cambies de manera de pisar.

En cualquier caso, es cierto.

Quieres que sea más o menos cierto dependiendo de cómo te encaje una nueva compra. Te apropias de una teoría u otra, rastreas y abrazas principios físicos o desmenuzas tu morfología podal. Hasta puede que te adscribas a una u otra filosofía predominante. Pero, sumando silenciosamente, los trocitos de diez kilómetros han compuesto un enorme mosaico de mil kilómetros.

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