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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

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Microtweetstoria: Maratón

Os regalo una MICROTWEETSTORIA que surgió hablando ayer con mi padre. Salió en forma de tweets encadenados. Espero que ponga en valor los muchos mundos que se enfrentan a un maratón.

Ayer mi padre era público en el ‎R’nR Madrid Maraton‬. Donde ha terminado en más de 15 ediciones.

En el k15 vió al #4 parado. «Daba pena, miraba a la nada. En jarras. Le pregunto ¿Estás bien? no entendía. Era el dorsal 4». Era Samson Bungei (2h08).

«¿Estás bien?», le insistió.
El galgo de Kenia y el jubilado de aquí, intercambiando señas. Ambos ‪#‎runners‬. «Here«, le dice. Roto el gemelo. Mi padre mira cómo puede ser tan fino un gemelo. Con una bola tremenda. Mi padre esperó un rato. Una moto de la Organización le hizo señas. Le recogerían ahora. Se miraron. Probablemente mi padre no sepa que tardará en curar rotura. Tampoco sabe que «el #4» ganó el maratón de Bruselas. Bungei tampoco sabe nada del abuelo que sigue yendo a animar y correr un rato con los maratonianos. ‪Correr no es sólo correr‬, dicen.

Corredor: Libros que te enseñarán a comer

Libros que te enseñan a comer, en caso que esta sea la auténtica preocupación de tu vida. Luego detallaré qué quiero decir con esto. Por motivos evidentes han llegado a mis manos algunos libros en los últimos meses. Alguna editorial y autores han considerado que en este blog se habla de lo que rodea al corredor. Y tengo un ramillete de lomos (soy de los del papel) con palabras combinadas en efectos con mucho gancho editorial: dieta, comer, correr, inteligente, runners.

En un tebeo de Mortadelo y Filemón, precisamente, se decía que un exagerado boxeador tenía un gancho en el que se podían colgar veinte morcillas. Algo parecido me sugiere el repunte de lo que se escribe: un gancho editorial grande que hay que aprovechar. Pero luego hay que rellenarlo después con.

Patatas con. Y sopa de. En efecto. Porque posteriormente hay que llenar las páginas con información útil. Siendo el objetivo no el atleta de élite sino la difusión general entre los corredores del pelotón, toca meterse en harina. Veamos cómo.

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Hace meses pude leer a conciencia La Dieta Inteligente para Runners. Es un buen punto de partida que me llevó a buscar a conciencia y encontrar, Comer y Correr. Dos libros diferentes en presencia y tono.

La Dieta Inteligente para Runners basa en dar herramientas para planificar la ingesta nutricional en el caso que te dediques con más o menos pasión a hacer un deporte. El equipo de Alimmenta, radicado en Barcelona y bajo la supervisión de un nutrido (huy) equipo de nutricionistas, desmenuza y esquematiza el cómo hacerlo. La información parece bastante sensata aunque imagino que el enfoque editorial ha forzado a Juana M González y autoras a meter mucha presión runner. Elemento al que conocen, visto el resultado.

El corredor moderno, ese pez de fácil pesca.

Es un libro diseñado para actuar como manual, con mucha información esquematizada, tablas y guías. Recuerda las hojas grapadas en los corchos de la cocina o esa inmensa pila de notas adheridas con imanes a la nevera. Resumiendo, si tienes ganas de estudiar como si fuera una oposición o si no tienes bastantes quebraderos de cabeza, aquí viene uno. Eso sí, empaquetado con una buena factura por De Vecchi Ediciones. Casi un cuadernillo que podría llevarse en el metro o a compartir en el maletero del coche, camino de ese entrenamiento.

Comer y correr, obra de dos especialistas como Julio Basulto y Juanjo Cáceres, de factura más ácida, científica y con cierto aire a «desmontando leyendas urbanas», incide en algo complementario. La simple denominación de programación específica para cualquier gremio hace olvidar que la alimentación variada y sana es suficiente para vivir más y mejor. Una segunda pasada de este concepto nos hace ver que no es tan complementario a la planificación de La Dieta sino, quizá, el punto desde el que deberíamos comenzar.

El problema quizá sería qué hacer entonces con todos los negocios y profesiones que han ido creciendo alrededor del qué y como comer para correr. La transición hacia la lógica supondría romper con las necesidades falsas. Crear un requerimiento como el de qué hacer un siete de marzo de dos mil catorce si te quedas sin cobertura de teléfono móvil.

De su pág.157 cae como una maza ese título de sección «¿Cómo embaucar al corredor? Haciéndole creer que es tonto». Basulto y Cáceres ponen una carga de profundidad tal en los mitos de la alimentación que me llevó a un estado hipnótico perverso: todo es tan artificial que la misma lectura de qué comer para correr me supone un hastío. Estamos animando a miles de personas, millones, a que se calcen unas zapatillas y salgan a correr. No estamos formando astronautas ni especialistas en nanoalimentos.

Es correr y ya. Todo esto, todo lo demás, le viene grande. Al mismo tiempo, ambos libros me ponen frente a una lacra de la lectura específica de un deporte. Escribimos demasiado sobre ello. Todos.

¿Ha de ser todo tan complicado? ¿Somos tan incapaces de comer con lógica y tiempo para luego salir a correr, simplemente, bien alimentados? Al final, la lectura de estos ejemplares lleva a pensar que un corredor es algo parecido a un neurótico personaje de las series sobre Nueva York. Alguien con una tendencia suicida a buscar más problemas conceptuales de los que ya arrastra. O quizá es que no tiene establecido el rango de cuales son los prioritarios y convierte lo que rodea su mundo de «runner» en lo único.

Cuando tenemos dificultades para encajar nuestro yo en un entorno laboral, financiero, social y familiar agresivo, ponemos nuestra atención en si estamos en una situación normocalórica o si la ingesta de vitaminas compensará el plan sub 45 minutos en diez kilómetros. En otras palabras, contamos las calorías ingeridas y las consumidas entrenando sin pensar que el estrés o la insatisfacción nos podrían llevar a una lesión o una crisis de ansiedad.

Post data: Ruego a quien me lea que no me facilite más literatura científica sobre el mundo del corredor con tiempo libre y preocupaciones del primer mundo. O un día escribiré algo inconveniente y tendremos una bronca.

No todo es correr: Periferia Negra

Unos erais colegas de rodajes de madrugada. Otros vinisteis directamente desde el entrenamiento. Muchos no tienen idea de ponerse unas zapatillas, pero me pareció que casaban perfectamente con los corredores. Anoche nos juntamos una treintena larga de asistentes para algo diferente. Presenté -entre amigos- mi libro de relatos Periferia Negra (Ed Falsaria).

Foto: Melisa Tuya.

No todo va a ser correr, ¿no?

Y es que durante el último año me planteé reunir relatos cortos, cuentos o fragmentos cercanos a la microficción. Personajes o historias que podían salir del día a día, a lo mejor de este blog ya viejo y otoñal.

El asunto derivó en cierto éxito. Concursos que desembocaban en antologías donde nos premiaban en calidad de finalistas. En estas recopilaciones aparecieron algunos de mis mejores partos como La Veintiocho Sesenta (Boxing Day, Ed. Lucky15), Un Final Feliz según Sarah (Relato Breve 2.0, Fund. Imprimátur), o Mayor, 36 (Un Cúmulo de Circustancias, Ed Marlex). El sueño de un fan del libro en papel, y al que se le extravían los ficheros para el ebook por las mil carpetas de documentos.

La guinda a todo este proceso fue resultar vencedor en un concurso de microrrelatos que organizaba la red social/Editorial Falsaria. Vencí en aquellos Microcrímenes y ahí empezó a gestarse mi libro recopilatorio. Falsaria me brindó la ayuda profesional que todo texto precisa. Aquí lo tenéis ahora.

Las tripas del proceso o los contenidos de Periferia Negra serán juzgados por los lectores. Lo más importante de todo ha sido el camino hacia esta obra. Conocer a compañeros de ‘generación breve’. He dado con un grupo como los ahora imprescindibles Ernesto Ortega, Esnaola o David Vivancos, blogueros convertidos en ficcionistas como Dani Díaz (Ni Libre Ni Ocupado).

¿Correr y escribir?

He de reconocer que salir a quemar suelas ha aportado un quintal de ideas.

Ayer me preguntaban sobre usar el running como inspiración. Siempre se habla de los escritores que maravillan después de haber tirado de musas más crápulas. Los escritores malditos que escriben acunados por el bourbon no trabajan tan lejos de los que oxigenamos nuestro cerebro a golpe de zapatilla. Correr genera endorfinas suficientes como para inspirarte, escribir o pintar.

Eso sí. No sé, todavía me lo pregunto, cómo Murakami aceptó a dar por bueno su manuscrito «¿De qué hablo…».

Periferia Negra no va de correr.

Casi.

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Foto: Pablo Lorente.

Podéis adquirirlo en la web de Bubok disponible en este enlace (papel/ebook).

También podéis escribirme a @_spanjaard via twitter y me enorgulleceré de poder quedar con vosotros y ofrecéroslo en mano.

Un saludo.

Libro: Periferia Negra
Editorial: Editorial Falsaria
ISBN: 978-84-686-3882-9
Páginas: 105

¿Eres otro corredor fan de Murakami?

Haruki Murakami. Reloaded. (Requete)Again.

Haruki ha sacado una nueva obra. La tienes en Tusquets. Después del terremoto.

Es Murakami, el novelista corredor. El novelista de los corredores, si me apuras. De un lado el fenómeno fan y de otro el vacío. Escribí hace un par de años que vaya. No me  había emocionado. En los últimos meses no hacía más que circular la correspondencia electrónica sobre las maravillas de este literato de lo pop.

«Hey, pásame el libro de Murakami. Oye, lo tengo en word».

Que si las sencillas e incontestables sensaciones del salir a correr contadas desde dentro. Que si la modulada escritura japonesa. Que si por fin cuentan qué sentimos todos, legión batallante de runners que vivimos para salvar la armonía planetaria.

Confesé en su día que mi mujer había cambia un tren eléctrico cochambroso por el De Qué Hablo Cuando Hablo de Correr en un mercadillo benéfico. Llegó a empezar a leérmelo mientras hacía una maigret de pato para un arroz caldoso. Qué flojera. Pero no una flojera porque la mujer de uno le lea mientras uno cocina, entiéndase. Me refiero a esa flojera que te entra cuando le hincas el diente a algo y ni sabe a nada.

Me dí cuenta de ello fueron claves; uno, cuando me descubrí pasando páginas a toda pastilla intentando salir de párrafos sosísimos, donde cuentan por ejemplo «Desde que a finales de mayo de este año me trasladé a Cambridge, Massachusetts, correr ha vuelto a ser uno de los pilares de mi vida cotidiana. Y corro bastante en serio. Cuando digo «correr en serio» me refiero, hablando de cifras concretas, a correr sesenta kilómetros a la semana. O sea, a correr diez kilómetros al día durnte seis días a la semana. La verdad es que preferiría correr diez kilómetros al día los siete días de la semana, pero cuando no es porque llueve es porque tengo mucho trabajo y tampoco puedo correr. También hay días en que estoy cansado y no me apetece. Por eso me reservo de antemano un día a la semana de descanso«. ¡Por favor!, ¡que parece el diario de un mediomaratoniano!

El otro fue cuando me quedé absolutamente dormido con el «De Qué» en el doblez entre michelín y bajovientre.

Quizá sea un hastío de montones de buenos blogs donde todo esto ya lo habéis narrado. Los blogs de corredores. Están los acuchilladores del escribir del correr, los pausados y detallados descriptores de las salidas tarde a tarde, las crónicas-ladrillo llenas de momentos emocionantes, no sé. El libro de Murakami es flojo para un corredor exigente pero también es dulce para el corredor floral y naturalista. Ya digo que siento frialdad, entre otras cosas.

Hasta que me dijeron eso de:

«Si eres tan bueno y tan chulito ¿por qué no te pones tu a escribir?»

Y me lancé. Murakami sintió un 1 de Abril de 1978, a las 13.30, viendo un partido de béisbol, que iba a ser corredor. Debería hacer memoria qué hora era cuando mi santa esposa me arrojó a ser escritor o lo que sea yo. Porque he llegado a leer la idiotez que soy un Murakami en español.

p.d. De Qué Hablo Cuando Hablo de Correr está editado por Tusquets, que lo comercia por 17 pavos. Lo mismo que cuesta inscribirse a una carrera de 10 kilómetros.

[Como veréis ojeando los comentarios, este post surge modificado desde las profundidades de lo viejo para disfrute de los recién conocidos]