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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Archivo de la categoría ‘berlin’

El maratón de Barcelona supera los 15.000 inscritos

Quedan aún unas semanas y las cifras reales del evento más grande del maratón español están listas para brillar. Fanfarria, confetti y cava porque ya son quince mil inscritos para la inspiradora distancia entre el Castillo de Windsor y el White City Stadium (y una vuelta a su cuerda).

Sea como sea, Barcelona (que acaba de estrenar una App para seguir todo lo relacionado con el maratón en tu dispositivo móvil) está en el exclusivo grupo de los grandes maratones europeos. En las estadísticas de 2013 fue la decimoséptima en llegados a meta con 14.783 corredores. En este ránking son París, Berlín y Londres inalcanzables y tercera, cuarta y sexta del mundo respectivamente.

Entre las carreras de la segunda hornada está Barcelona. Pruebas que salen del circuito de las grandes ciudades-mundo pero que cuentan o con una tradición fabulosa o con una particular situación en los calendarios regionales, como el caso de la capital irlandesa, Dublín.

No olvidemos que Barcelona pasó por un proceso de reinvención fruto de un colapso entre las relaciones deportivas e institucionales, como bien refleja Miquel Pucurull en su artículo sobre la historia de la prueba. Estocolmo, Barcelona y Dublín pertenecen al top 20 con más de doce mil participantes capaces de sonreír en ese momento de cruzar la línea de meta. Siempre con la vista puesta en los potentes eventos de Hamburgo, un tradicional para volar en la primavera alemana, Amsterdam y su nueva cara, y Frankfurt, que está escalando a golpe de tiempos escandalosos en meta.

Sería esta la cifra a la que la carrera aspira para asentarse y a la que contribuiremos desde 20Minutos con un par de piernas recias y nervudas. Si bien las cifras finales y de inscripciones de las últimas semanas hora son algo erráticas, es muy posible que Barcelona repita en los números de 2013, con tal que el clima de Marzo no dé sorpresas de última hora.

Y es que, cada tanto tiempo, la ciudad se levanta con el pie malo y ha habido ediciones de la marató con un calor inusual para la época. En este caso lo mejor es armarse de paciencia y aprovechar la parte buena: ese día la ciudad se lanza más a las aceras y aprovecha ese rato de la matinal del Domingo para animar.

Entre las estadísticas curiosas del maratón de Barcelona hay tres datos.

En 1988 estaba a escasos dos meses de cumplir la mayoría de edad y no pude correr mi primera carrera de 42km195m. En aquellos días tuve que conformarme con acompañar 25 kilómetros a mi santo padre. Se llegaba en el parque de la España Industrial.

En 1996 se corría todavía entre Mataró y el Estadio de Montjüic. Dos horas y cincuenta y cinco minutos después de salir del Maresme llegábamos a meta. Ya éramos oficialmente maratonianos bastante rápidos y sustancialmente infelices: había discurrido demasiado sufrimiento para una recompensa tan absurda.

En 2014 estaré exactamente terminando mi maratón (o más) número ochenta y ocho. Año en el que cumpliré cuarenta y cuatro. No me digáis que no es una ecuación fácil de sostener.

Diario de un maratoniano: ¿Sabes qué es un pasta-party?

Una semana más de cara a ese maratón de Barcelona en que nos hemos embarcado. Entrenamientos, planes, mirar si las piernas soportarán el entrenamiento y todo eso que un maratón conlleva. Más que el maratón en sí, lo que lo rodea.

Después de haber metido el diente al espinoso asunto de los alojamientos (solucionado con una web de lujo) queda, entre otras cosas, saber cómo organizas dos asuntos cruciales. Recoger el dorsal en la feria del corredor y qué ingerir (y dónde) en las horas previas a la prueba.

Correr cuarenta y dos kilómetros, sea al ritmo que sea, es tarea que exige a nuestro cuerpo un esfuerzo. Entrenamiento aparte, queda qué y cómo comer. Y en esto que, en los años setenta, las pruebas del otro lado del Atlántico idearon un par de eventos: el breakfast run y la pasta party. A la primera acudían a trotar gentes de todo el globo, en representación de sus países. A la segunda cosa acudían los corredores participantes a representarse a sí mismos y a sus depósitos de glucógeno. Sin ir más lejos, unos 18.000 corredores acudieron a comer macaroni, turkey sauce & marinara en Nueva York el pasado año. En el maratón de Valencia la cosa va de arroz. En otros las soluciones no son tan rebuscadas.

Foto: OnTheRun, Blog NYTimes.

Qué es.

Una fiesta. Como en todas las fiestas, hay un ambiente fabuloso. El entorno maratoniano, el corredor en su clan, el familiar que acompaña a mamá o papá. No se fuma. El calzado más usado tiene siglas y letras que todos conocemos. Estás en la salsa y nadie se va a sentir desplazado si come un plato de pasta o de arroz con tomate, un yogur, una naranja. Es más, ¡hasta a los niños les encanta! ¡Qué crío no adora la pasta!

Qué no es.

Un lugar cómodo. Se suele organizar en pabellones, bajo las gradas de algún estadio, y las colas mortifican al más rudo corredor. No se come a la carta. Tampoco es un lugar muy imaginativo. Te costará encajar si buscas algo más que el puro placer ‘runner’.

Glamour tampoco tiene y la ciudad desearía que tuviera todavía menos. Estamos hablando de los cuartos. Espinoso tema.

Entonces ¿debería ir a la comida de la pasta del Marató de Barcelona?

1. El argumento del cansancio (la vil excusa de nuestro rendimiento).

Acudí a mi primer plato de plástico con macarrones y tomate en 1989. He comido paella en Valencia y espagueti en Sevilla y llegó un momento en que dije basta. Además de economizar las horas que uno discurre en la ciudad, al paseo por la ciudad se unía una deficiente alimentación y un cansancio enorme. Uno prefiere, además, comer más o menos como siempre. De todo y variado. Más de una noche he discurrido digiriendo «de aquella manera» los macarrones y el tomate frito.

2. El argumento de disfrutar comiendo en la ciudad (la vil excusa del hostelero).

Mucho se ha escrito sobre el impacto del maratón en la ciudad. Que si la ciudad equis ignora su prueba. Que si qué envidia en Berlín que cortan la ciudad entera. Personalmente creo que es un esfuerzo que deberían reorientar. Como organizadores, corren con gastos, voluntarios y espacio dedicado a dar de comer a un 30 o 40% de los participantes de la carrera. Ese capital humano podría servir para la misma carrera en otros puestos clave.

Mi idea es que sería más interesante conseguir para cada dorsal un descuento determinado en los restaurantes de la ciudad. Comer bien, comer sentado y descansar. ¡Todo el mundo iría a probar los productos de la tierra o a comer «como en casa» – creo que muchos maratonianos no cocinarían esa pasta de combate si comiesen en casa el día anterior.

Imaginemos lo que cuesta que la ciudad se sienta parte de la fiesta. Convirtámosles en parte del negocio. Un ejemplo sin pies ni cabeza;  en la ciudad de la Torre del Oro este mes de febrero correrán unos 6.500 dorsales de participantes no-sevillanos. Suponemos además que los locales comen en su casa o en casa de su madre o suegra (esa surtidora de placeres). Si muchos, como media, irán acompañados de una persona para aprovechar el turismo de la ciudad, podrían generarse más de 10.000 vales. Si cada uno tiene un valor nominal de – digamos – veinte euros, calculemos el gasto medio añadido de cada comensal como extra a ese vale-regalo. ¿Quince pavos? Con las bebidas y los cafés y un buen descuento, es lo menos que quedará por tenedor.

Los potenciales 200.000€ de descuento atraerían 10.000 x 15€. Sí, otros 150.000€. Casi un cuarto de millón que va directo a la hostelería local en un solo servicio de comidas. En un maratón con unas cifras modestas y en tiempos de crisis.

Este tipo de cuentas son las que hacen que el negocio se acerque al evento. Con todo el respeto a los corredores que de algún modo quieren participar de la liturgia, treinta mil raciones de macarrones con tomate ¿qué aportan al conjunto de un maratón?

¿Quién está detrás del running? Los grandes nombres

Mary.

Mi twitter me insiste en que debo seguir a Mary Wittenberg. En el nombre de Dios, ¿pero quién es la señora Wittenberg?

Mary es la heredera de las funciones que dejó más que encarriladas aquel mítico personaje de barba y gorra llamado Fred Lebow. Es, efectivamente, la CEO (presidente ejecutivo, en las siglas en inglés) del New York Road Runners. En conclusión, es la cabeza que mueve los hilos del maratón de Nueva York. El evento más famoso de todo el mundo de los corredores. Probablemente por encima de campeonatos oficiales.

Más que cuando Madonna sale a trotar al parque.

Las gestiones de Mary tienen como consecuencia directa la seguridad y ocio de 300.000 corredores cada año. Desde su sede en lo más granado de Manhattan, frente a Central Park, coordina su agenda para poder firmar contratos que garanticen millones de euros a una maquinaria. La laufmacht que saltó por encima del caso Sandy, el huracán que pareció estropearlo todo.

Tendré que añadirla a mi trend line. No todos los días te recomiendan que sigas a alguien que mueve trescientos cuarenta millones de dólares en su ciudad. Ni deja casi once millones de pavos en tax revenue (cifras de 2011).

 

Jos.

 

¿Está Jos?… Espero. Gracias – me atienden al telefonillo de entrada. Estoy de visita.

Jos Hermens. Fue atleta del año en los Países Bajos en 1975. Como por ese lado no llegaría muy lejos en el olimpo atlético, a pesar de acudir a los Juegos de Munich’72 (corría 5.000 y 10.000 en un nivel moderado para Europa) pronto se labró un prometedor oficio. Trabajó en Nike hasta 1985. Posteriormente se haría manager de atletas. Fundó la poderosísima Global Sports Communication. Sus clientes son hoy día chicos como  Haile GebrselassieKenenisa BekeleEliud Kipchoge o Gabriela Szabo.

Hoy hablamos de que el FBK Stadion de Hengelo ha logrado parar los proyectos de todo un equipo de fútbol. Mantendrá la pista de atletismo donde se celebra una de las grandes reuniones de atletismo del mundo. Ha dirigido los destinos de un maratón de Amsterdam que pasó de la crisis a ser esponsorizado por ING. Y su listado de atletas representados se trajo de los Campeonatos del Mundo de Moscú un buen botín. Tres oros, dos platas y cuatro bronces.

¿Y más cerca?

Se ha hablado mucho de Antonio, casi más que como cuando era maratoniano. Antonio Serrano fue el primer español que dio un bocado a las dos horas y diez minutos en maratón. Su récord de España de 1994 queda muy lejano aunque sigue asustando al 99% de los atletas actuales. Posteriormente se ha convertido en uno de los más prolíficos y sabios entrenadores de atletismo de élite. En su grupo corren y sufren a diario campeones como  Juan Carlos de la Ossa, Alessandra Aguilar, Diana Martín, Chema Martínez o Juan Carlos Higuero.

Podría ser otro perfecto ejemplo de la dedicación al deporte rey. De una presencia silenciosa que sigue fabricando generaciones de figuras para ese fantástico hobby que es ver correr a los mejores.

 

¿Facebook mide los maratones del mundo?

Una de barra de bar. He pensado que Facebook mide (de aquella manera) los maratones del mundo.

¿Cuánto? ¿cómo? ¿Qué dices?

Se me ha cruzado por medio un pequeño juego. He mirado si podría haber cierta correlación entre datos, a partir de los ‘me gusta’ que tiene cada carrera de maratón. Es interesante ver si se corresponde con un volumen muy parecido de inscritos (y algo menos a los llegados a meta). Que viva la estadística.

¿Valdrá para algo?

Vale. Si uno es community manager le puede servir para ponerse las pilas. Si es organizador, le terminará -o no- de convencer sobre la importancia de estar ahí, presente. Indudablemente es una cifra que nada más mide la popularidad de la red. En algunos casos esta popularidad se traslada directamente a los participantes. En otros (Boston) los datos desbarran por evidentes motivos de popularidad después de hechos puntuales (los atentados del Abril pasado). En el caso de la Marine Corps, os invito tal cual a ver las cifras.

 ¿Me pone aquí un cortado y un zumo?

Sigamos. No es tan fácil. Tiene su miga. He mirado qué porcentaje de esos ‘Like’ se traducen realmente en participantes. Un ejemplo: veinticinco mil de los veintiocho mil ‘me gusta’ en el perfil se prenden el dorsal en la camiseta. Podríamos decir que los participantes han sido un 85% de ellos. No es representativo de nada, o quizá de bastante, pero… lo he llamado porcentaje de efectividad social de la red  (por decir algo).

Al contrario, podría decirse que con un éxito relativo en participación, no son capaces de arrastrar un número similar de seguidores en facebook.

Lo mismo es solamente una desviación de cifras.

Pero sí hay dos tipos de cifras: las equilibradas, que se encuadran en el rango 90-110%, con valores muy similares entre redes sociales y dorsales, y las dispares, que (a) tienen muchos más seguidores que corredores o (b) muy pocos seguidores para la cifra final de participantes.

Camarero, otro café. Y un pincho de tortilla.

¿Qué pensáis vosotros?

mara. – Like/FB – Corren – (%+/-VAR)
Boston – 128.454 – 26.813 – 20.9%
Nueva York – 92.780 – 46.795 – 50.4%
Tokio – 28.494 – 25.000 – 87.7%
Paris – 34.358 – 38.690 – 112.6%
Berlin – 34.785 – 40.967 – 117.7%
Londres – 59.838 – 34.631 – 57.9%
Honolulu – 12.258 – 30.898 – 252%
Marine Corps – 83.135 – 30.000 – 36%
Viena – 15.308 – 10.500 – 68.6%
Hamburgo – 6.665 – 11.446 – 171%
Estocolmo – 7.225 – 15.680 – 217%
Praga – 17.889 – 5.690 – 31.9%
Frankfurt – 15.589 – 12.436 – 125.1%
Barcelona – 12.589 – 14.776 – 117.4%
Valencia – 12.924 – 7.781 – 60.2%
Madrid – 12.269 – 10.164 – 82.8%
Sevilla – 3.479 – 5.963 – 171%
Murcia – 989 – 2.020 – 204%

Datos de Fb a 22 de Octubre 2013, 15:40h. Datos de participación, wikipedia.org y websites de pruebas.

Próxima parada de los grandes maratones mundiales: Berlín

Dicen los que han ido que es una de las mejores exposiciones de la mezcla entre deporte y una fiesta para la ciudad. Berlín será la siguiente del gran show de las maratones denominadas como ‘majors‘. Las más grandes. El domingo 29 de Septiembre. Pelotones interminables de corredores. Hileras de público en los cuarenta y dos kilómetros del recorrido. Fest.

¿Berlín? ¿Pero las grandes y famosas no eran Nueva York y Boston y…?

Veamos algunas de las razones por las que quizá Berlín sea la prueba más amable. Quizá la mejor.

Un millón de espectadores. O quizá millón y medio. ¿Quién tiene la herramienta para contar tantos alemanes? Vale. Los propios alemanes. Si sus cifras son esas, no somos nadie para no creerlas.

Berlín fue el escenario en el que aquel fondista genial y sonriente saltó al reinado planetario. Haile Gebreselassie había estado dominando durante los últimos noventa. Campeón del Mundo de atletismo en diversas distancias y uno de los generadores de vídeos emocionantes en cualquier repaso de youtube, en 2005 surgía de una operación de Aquiles para correr en la mejor marca mundial del año en Amsterdam. Sería en Berlín donde Gebreselassie colocó el récord del mundo (que quitó a su archirival en pista y cross Paul Tergat) y donde lo dejó a las puertas de lo imposible. El misil con el nombre de Patrick Makau tomó en cierto modo ese cetro mundial y se propuso desmochar los topes humanos. Dónde si no. En Berlín. Dos horas y tres minutos fueron suficientes para recorrer la ciudad del Spree. Nuevo reto increíble del hombre corredor.

Y es que Berlín es una ciudad llana. Con avenidas rectas y un frescor eterno. Se corre aunque no se quiera. Los purasangre del atletismo se colocan a velocidades inmensas, sin freno. El último tiempo ‘lento’ de un vencedor, digamos 2h09, se pierde en los tiempos de Abel Antón. Todo lo demás han sido velocidades de más de 20 kilómetros por hora en hombres. Los esfuerzos de los organizadores y la evidente disparidad en mujeres hacen que el ránking femenino sea menos lustroso. Además la densidad de corredoras a altísimo nivel no es tan escalofriante como en categoría masculina.

Está cerca de media Europa. Es fácil desplazarse hasta allí. Es fácil y atractivo desplazarse al centro motor de la GrossDeutschland de la que tanta tinta se vierte. Seamos fans de la música electrónica, del arte, de los bonos financieros o de la maquinaria, Berlín llama como vórtice. Hasta se ha situado en el ránking de las ciudades más visitadas.

En cualquier caso, Berlín es también una cita a la que se agolpan los solicitantes de un dorsal. La masa puja por encontrar plaza entre los cuarenta mil dorsales. Y no es sólo correr sino que el fin de semana ha puesto la ciudad entera a los pies de la fiesta deportiva. Patinadores en línea y carreras infantiles durante todo el sábado, el maratón el domingo. Esto es así y conduce a que millones encuentren otra excusa para enorgullecerse de la ciudad. No es un hecho aislado, lo sabemos. Fiestas tecno, días del orgullo gay, trasladarse a Tiergarten a hacer un picnic, Berlín mueve el culo. Así de sencillo.

Los domingos berlineses son como son. La ciudad habitualmente ya tiene plan. Los desayunos interminables, los Sonntag Frühstück, se trasladan a la orilla de esa fiesta en la que no queda sitio para ver pasar a los corredores en la puerta de Brandemburgo o el Ku-damm.

Con envidia nos tocará de nuevo leer sobre las listas de participantes. Escucharemos en primavera cómo amigos afortunados han programado sus vacaciones corredoras en Septiembre.

Van a participar de eso que los alemanes hacen con tanta eficacia: desplazar miles de personas. Si bien, en este caso los retornan ordenadamente a la zona de meta, tras haber recorrido unos cuantos kilometros. Cuarenta y dos.

Campeonatos del Mundo de Atletismo (III): España, historia de nuestra participación (2)

Los Campeonatos celebrados en Stuttgart suponían el acelerón hacia  la nueva fase del atletismo-espectáculo. En 1993 la IAAF los sitúa como -quizá- el tercer espectáculo deportivo del planeta. Y, desde entonces, dos años serán el intervalo entre Mundiales.

Ningún atleta perdería su ciclo dorado por mor de esperar cuatro años. Todas las generaciones de ‘superclases’ podrán saborear las mieles del triunfo y sus jugosas consecuencias. Ningún protagonista del gran negocio del deporte televisado perdería su parte del pastel.

En términos particulares los de 1993 también son el surgimiento de los nuevos nombres del cambio de siglo. Michael Johnson y su versatilidad sobre 200 y 400 metros, Haile Gebreselassie, el emperador, el religioso Edwards y su triple salto hacia el infinito o Marlene Ottey, una jamaicana eterna.

En esa maraña de nuevas estrellas los atletas españoles degustaron las medallas en un ciclo que se extendería hasta Edmonton en 2001. Serían ocho años en los que por un cúmulo de razones  brillaron los chicos y chicas de la Roja (antes era más blanca, cosas de los sucesivos patrocinadores de ropa deportiva, imaginemos). La federación enviaba contingentes de atletas en un número elevado. Viviéramos en la burbuja deportiva o no, hay que hablar de unos muy buenos momentos.

Por especialidades, hubo varios.

Maratón y Marcha.

 

Abel Antón había mantenido una regularidad desconocida en las finales de altas citas en 5.000 y 10.000. Su pugna con viejos conocidos del cross había sido llevada a los ránking de asfalto. El dinero había empezado a fluir a los grandes maratones durante los ochenta y Martín Fiz, Antón, como Fabián Roncero o Alberto Juzdado eran habituales en los glamourosos escenarios asiáticos y europeos (nunca hubo suerte con Chicago o Nueva York). En España si no corrías en 2h09 no te comías nada. Quizá esa acumulación de talento nos hacía más cercanos a los africanos que, sin embargo, preferían embolsarse dinero más inmediato en los maratones comerciales.

De cualquier manera Fiz se impondría en Goteborg’95 y sería subcampeón en Atenas’97. Abel lograría en su ciclo de oro vencer en el prestigioso Mall del Maratón de Londres amén de ser dos veces campeón del mundo en Atenas, en la carrera del dominio aplastante de Roncero y compañía hasta bien entrados en los caóticos arrabales atenienses, y Sevilla’99. La continuación natural de esta generación la daría Julio Rey con la plata en Paris’03.

ffabel

Con posterioridad desaparecieron los maratonianos españoles de unos puestos de cabeza imposibles. En el mercado había tal densidad de corredores de 2h07 que las citas de Osaka, Berlín o Daegu se plagaron de los líderes del ránking mundial. Y todos sabemos cómo está el ránking planetario, con hasta treinta mejores marcas realizadas por africanos por delante de cualquier europeo. Una -un tanto irreal- etapa dorada había dado fin.

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La marcha atlética es el caladero de los especialistas españoles. A pesar de la particular distribución geográfica de la especialidad (sin africanos a la vista, de momento), Stuttgart’93 dió doble título mundial de los ya laureados olímpicos Valentí Massana y Chuso García Bragado, en 20 y 50km. Daniel Plaza, medalla en Barcelona’92, sería bronce. Encarna Granados sería bronce en 10km. Massana repetía podio (plata) en Goteborg’95.

Chuso era de nuevo plata en la tórrida edición de los 50km de Atenas’97 (sí, hubo atletismo en el verano ateniense). ¡Y de nuevo cuatro años más tarde, en Edmonton! Por su parte tomaría el relevo Paquillo Fernández, que siguió con la cosecha: tres platas en 20km en tres Mundiales consecutivos (París, Helsinki y Osaka).

Juan Manuel Molina añadiría lustre al medallero de los marchadores con su bronce de Helsinki’05. En Osaka, bajo la condiciones más tórridas y húmedas conocidas en campeonatos oficiales (se superó ‘lo’ de Atenas) María Vasco exprimió la distancia de 20km y consiguió un brillante bronce.

Miles de horas de entrenamiento acumuladas, kilómetros hechos a ritmos inhumanos, cuidados y la incógnita de saber cómo estarían ese día los rivales. Esa es la vida de los atletas profesionales.

En el último capítulo de esta serie sobre la Historia de los participantes españoles hablaremos del mediofondo y los concursos.

[continúa]