Y no me quedó otro remedio que llamarla, en el titular, «la mujer de», porque es así: su personaje en Gladiator no tenía nombre. Era la mujer de Máximo Décimo Meridio, la que lo esperaba en Hispania junto al hijo de ambos, de la que, tras su despampanante sonrisa, solo recordamos los pies girando en el aire sobre la hierba quemada.
Tal vez os preguntéis si esta actriz ha tenido mucho más recorrido, y no deja de ser una historia interesante: