Los tardíos ’80 y los ’90 enteros fueron una época maravillosa para el arte. «Maravillosa». Ese momento tan enfocado en resaltar todos los potenciales talentos de las jóvenes promesas (por aquello de que a más mercado más cash) en el que, si eras famoso, podías probar todos los palos (Toda, toda, #wewillneverforget, Jesulín).
Jason Donovan fue uno de los que salieron beneficiados de este batiburrillo creativo. Iniciado en la televisión en 1980, en el 86 llegó al papel de Scott Robinson en Neighbours que, a lo largo de 400 episodios, y con la venia de Kylie Minogue, lo lanzó a la fama.
Caló tanto entre la chavalada de la época que, cuando dejó la serie en el ’89 y ya convertido en estrella adolescente, lo metieron de cabeza en la industria musical. Publicaciones como SuperPop o Teen Beat hicieron el resto: había nacido un ídolo noventero. Vendió más de treinta millones de discos en todo el mundo. De su dueto con Kylie pasa lo mismo que con Sonny & Cher: la calidad era ella.
Que yo veo esto y me acuerdo de Sandcastles in the Sand de Robin Sparkles (Cómo conocí a vuestra madre).
Como seguro que intuís ya, su carrera musical como estrella mundial duró poco más que su corte de pelo. Y puede que a pesar de ella (si no precisamente por su culpa) su carrera interpretativa fue un poco más allá, pero no llegó jamás a despegar del todo.
Durante los ’90 y principios de los 2000 tanteó el cine sin destacar ni en papeles ni en títulos. Tal vez podríamos salvar de entonces Horseplay, aunque en honor a la verdad solo lo haríamos porque también sale Hugo Weaving en ella (porque la película, una comedia sobre un entrenador de caballos, es mala con ganas).
Tanto fue así que no tardó en volver a la televisión, con MDA (una serie dramática australiana sobre abogados defendiendo a médicos acusados de negligencia, que tuvo por cierto bastante buena crítica), y antes de terminar la década estaba prestando su voz para videojuegos (fue la voz del presentador de Buzz!).
La última serie en la que tuvo un papel relevante nos lleva a la animación infantil, cuando le puso la voz un personaje (Pops) en la serie Boj en un puñado de episodios.
El año pasado se dejó caer también, como invitado especial, en Meet the Richardsons, un mockumentary (un falso documental) sobre la vida de una famosa pareja de comediantes y sus vecinos «famosos».
Lo mejor que ha hecho esta década, muy probablemente, fue una aparición sorpresa (para el público) junto a Kylie Minogue en un concierto en Hyde Park en 2020. El nivel es que salía a cantar con ella y a él no le dieron micro.
30 años después, lo mejor -artísticamente hablando- del pobre Jason sigue siendo Kylie.
Con todo, aunque no es una estrella demasiado reconocida y apenas lo vemos actuar, él se sigue presentando como actor y cantante (porque, vaya, lo es) y actualmente está de gira con el Even More Good Reasons Tour.
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— Jason Donovan (@JDonOfficial) September 30, 2021