En 1993, pleno apogeo de las sitcoms familiares americanas, nos encontramos con una histriónica niñera de cardados imposibles y rímel del todo a cien que se metió en una familia bien-muy-bien hasta el ’99. La niñera(The Nanny) nos contó, durante seis temporadas, la historia de esta nani en concreto, del viudo Maxwell Sheffield y de sus tres hijos: Maggie (Nicholle Tom, la de Beethoven, ¿qué fue de ella?); Grace, interpretada por una Madeline Zima que aún tenía dientes de leche cuando empezó la serie; y nuestro protagonista de hoy, Brighton, que se llamaba en realidad Benjamin Salisbury y a quien vimos, literalmente, pasar de ser un niño a un hombre, ya que tenía trece años cuando la serie comenzó a emitirse e iba a cumplir veinte cuando tocó a su fin.
Benjamin fue un pequeño niño (pubescente, tal vez) prodigio. A los doce años comenzó a actuar para televisión y solo un año después ya aterrizó en The Nanny, serie que compaginó con otros trabajos variados, entre cine y televisión, especialmente como joven actor de doblaje en pequeñas producciones como Toto perdido en Nueva York o Navidad en Oz, ambas pertenecientes a la misma colección infantil y en la que el chico siempre interpretaba al mismo personaje.
Pero, a pesar de lo que parecía una carrera ya sellada para el futuro, después de terminar la serie que le diera la fama Salisbury no se dedicó a la interpretación. Participó en Simone en 2002, en un episodio de Numb3rs en 2005, representando a un profesor, e hizo un cortometraje en 2006 llamado On the Brink, que fue, de hecho, su último trabajo ante las cámaras.
Desde entonces poco se sabe de él: estudió periodismo en Washington, se casó en 2006 y es padre de una hija. Una de sus últimas (y de las poquísimas) apariciones públicas fue en un reencuentro que hizo todo el elenco de La niñera, eso sí, por videollamada. A Salisbury lo veíamos convertido ya en todo un señor.