Muchas fueron las canciones que llenaron mis jóvenes oídos durante los ’80 y los ’90, y casi todas puedo relacionarlas con alguien especial para mí. Y, si bien mis hermanos copaban a Tennessee, Barón Rojo, Medina Azahara o Miguel Bosé y en el bar de abajo sonaba No me pises que llevo chanclas o los Toreros muertos, en casa de mi prima triunfaba ella, triunfaba ella: Christina Rosenvinge.
Christina, antes de ser la de los Subterráneos, hizo dúo musical con Álex de la Nuez, anterior componente de Zombies, y antes de eso había estado en Magia Blanca y en Ella y los Neumáticos. Tras un par de años siendo Álex y Christina, en 1991, llegaría el éxito del grupo del que también formaron parte Antonio García de Diego, Pancho Varona o Begoña Larraña, entre otros. Tres álbumes, nos regalaron, de indie noventero con temas desde Tú por mí o Voy en un coche, del primer álbum, Que me parta un rayo, hasta Todos los chicos o Buena suerte, Dani, del último (Mi pequeño animal).
El último álbum de Christina y los Subterráneos, que no era otra cosa que el inicio de la carrera en solitario de Rosenvinge, vio la luz en 1994, y desde entonces la vocalista no ha parado su actividad. En el 97 lanzó Cerrado, con sus primeras canciones en inglés, fruto de su encuentro con «la escena alternativa de Nueva York» tras conocer a Lee Ranaldo (guitarrista de Sonic Youth). Sin embargo, renunció a renovar con Warner para explorar trabajos más introspectivos y experimentales. De su trabajo anterior y de los años siguientes bebió toda una generación de nuevas compositoras, como Julieta Venegas.
A finales de los ’90 se trasladó a Nueva York y forma banda con Lee Ranaldo y Steve Shelley para recorrer los locales underground de la ciudad, y es aquí cuando empieza su «etapa anglosajona» y publica tres álbumes: Frozen Pool (2001), Foreign Land (2002) y Continental 62 (2006). Este último álbum incluye algún tema en español y, como curiosidad, el título hace referencia al vuelo que la cantante cogió para volver a Madrid.
Desde 2007, Rosenvinge ha publicado varios álbumes (Verano Fatal, Tu labio superior, La joven Dolores, Lo nuestro o Un hombre rubio, premio MIN al mejor álbum pop), en los que mezcla cosas tan increíbles como una banda de lujo (Steve Shelley de Sonic Youth, Chris Brokaw de Come), violonchelos o revisiones de mitos clásicos. De La joven Dolores dijo la revista Rolling Stone que es una obra maestra y, de él, la canción más emblemática es Canción del Eco, una adaptación del mito de Narciso y Eco.
En 2018 le otorgaron el Premio Nacional de las Músicas Actuales del Ministerio de Cultura, por «el potencial emocional de su obra y su proceso de búsqueda de una personalidad musical propia, así como la calidad de su faceta compositiva y sus actuaciones en directo, así como por el talento y la credibilidad de su genuina carrera profesional, rasgos que encuentran una clara expresión en sus más recientes trabajos».
Más recientemente, y entre muchas otras cosas, compuso en 2021 Ese Chico, canción que cierra la serie de Bob Pop Maricón perdido.
Maravilla.
Además, publicó en 2019 con Penguin Random House el libro Debut. Cuadernos y canciones, en el que reúne varias de sus canciones entre el 92 y 2018 acompañadas de relatos que las contextualizan y apuntalan.
En un no parar de actividad, que se sigue con facilidad a través de su linktr.ee, la forma más inmediata de conocer todas sus novedades es a través, cómo no, de sus redes sociales. Hace apenas unos días anunciaba que Christina y los Subterráneos estarán en el festival FRONTERA en Chile el próximo mes de octubre.