Parece imposible, pero George Lucas, legendario cineasta donde los haya, acaba de cumplir su 79ª vuelta al sol sobre la Tierra.
Aunque ya tenía una buena reputación cuando la primera entrega de Star Wars (que por entonces todavía se llamaba La guerra de las galaxias, aquí en España) en 1977, fue sin duda su space opera la que lo colocó en la cúspide. Y de ahí todavía no se ha bajado.
Así que, para celebrar su cumpleaños, se me ha ocurrido que os voy a traer 10 curiosidades que no imaginabais sobre uno de los directores más famosos de todos los tiempos.
Su segundo nombre es Walton
Vamos a empezar suavecito y comentar, solo de pasada, que este hombre nació en Modesto (California) un 14 de mayo de 1944 bajo el nombre de George Walton Lucas Jr.
Casi no ha dirigido películas
Este dato me encanta y vais a alucinar: ¿Cuántas películas diríais que ha dirigido George Lucas? Ha dirigido en total seis películas. Sí, solo seis. Pero lo más fuerte es que, de esas seis, cuatro pertenecen a la franquicia Star Wars. Es decir, que fuera de la saga, solo ha dirigido DOS películas. Su debut en 1971 con THX 1138 (antes de eso había hecho solo cortometrajes) y su casi autobiográfica American Graffiti, en 1973. De ahí daría el salto, en el 77, a Una nueva esperanza. Las otras dos de la trilogía original no las dirigió él, pero sí dirigió los episodios I, II y III (La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los sith, respectivamente). Y eso tiene una romántica explicación.
De dónde salió Star Wars
Lucas era un gran fan de los cómics de Flash Gordon, él tenía varias ideas para hacer su propia historia de aventura espacial, pero como buen fan intentó en varias ocasiones comprar los derechos para hacer una space opera. El nombre, por cierto, venía por las soap opera, las novelas, que se escuchaban entonces en la radio, y cuando se puso de moda la temática espacial y futurista alguien (un crítico, de hecho, en modo despreciativo) las llamó space opera.
La cuestión es que a Lucas no quisieron venderle los derechos de Flash, y tras el estreno de THX 1138 firmó con United Artist la producción de dos películas: una space opera y una sobre la juventud de los años ’60. De ahí resultaría American Graffiti, y Lucas empezó a trabajar en la space opera, que era lo que él quería. Tenía nombres, personajes y una historia que era un lío terrible. UA se desvinculó de Lucas y cogió el testigo Universal Studios. Lucas entonces decidió simplificar e intentó adquirir los derechos de La fortaleza escondida de Akira Kurosawa, pero no los consiguió, así que presentó una especie de sinopsis-borrador de 14 páginas que presentar a Universal, en el que lo que hizo, básicamente, fue copiar la sinopsis de La fortaleza de Kurosawa cambiando los nombres.
Universal lo consideró demasiado caro y rechazó el proyecto, que terminó en manos de 20th Century Fox.
La space opera original de Lucas
Tal vez os preguntáis —o puede que ya lo hayáis intuido— dónde está la relación entre el origen de Star Wars y que Lucas dirigiera los episodios I, II y III. Efectivamente: esa historia enrevesada y caótica, llena de personajes absurdos, que Lucas tenía en su cabeza originalmente, se parecía mucho más a la segunda trilogía que a la primera. De hecho, dicen que para ella recuperó todos los bocetos que había hecho en los años ’70 y que se habían quedado descolgados. Sí: también a Jar Jar Binks.
De hecho, tantas ganas tenía de hacer estas películas que hizo algo poco habitual en él: un cameo. Aparecía, junto a su hija, en La venganza de los sith.
De puntillas os digo que inspiró a Han Solo en su amigo Francis Ford Coppola y a Darth Vader en Dr. Doom, el archienemigo de los Cuatro fantásticos de Marvel.
Guionista prolífico que apenas ha escrito
Cuando uno es capaz de crear algo del calibre del fenómeno Star Wars, suceden cosas como estas, y es que, a modo de la más pura curiosidad, y del mismo modo que os digo que solo ha dirigido seis películas (y eso contando SW), os digo que apenas ha escrito en comparación con todos los créditos que tiene atribuidos como guionista.
Y es que si echáis un ojo a su ficha profesional veréis casi 200 títulos en los que él figura como tal, pero, en realidad, la mayoría son un «basado en la obra y/o personajes creados por George Lucas». Esto va desde los spin offs de los Ewoks para la tele, durante los ’80, hasta el más moderno Mandalorian, más de 40 años después. Si de esos 200 títulos quitas Star Wars y el puñadito de cortometrajes te quedan… Tres o cuatro agujas en un enorme pajar. Vamos, te quedan exactamente THX, American Graffiti, Indiana Jones y Muerte en las ondas (1994).
¡Cierto! ¿Qué pasa con Indiana Jones?
Pues con Indiana Jones pasa que fue una singular creación conjunta que se les ocurrió a Spielberg y Lucas mientras estaban en la playa en Hawaii, en 1977, tras el estreno de Una nueva esperanza. De hecho, la idea fue de Lucas, el guion lo escribió junto a Lawrence Kasdan y Philip Kaufman y Spielberg hizo su magia con la dirección.
Pacto entre caballeros
Os lo he contado más veces, pero no me puedo dejar fuera, de ninguna manera, su “pacto entre caballeros”. La cuestión es que, antes de estrenarse La guerra de las galaxias, Lucas visitó el set de rodaje de Encuentros en la tercera fase y le pareció sencillamente espectacular. Estaba tan convencido de que Encuentros iba a ser un taquillazo que desbancaría a su película como lo estaba Spielberg de que ninguna película tendría el éxito que alcanzaría Star Wars. De modo que, a modo de apuesta, se intercambiaron comisiones: cada uno de ellos cobra, desde que ambas se estrenaron, el 2,5% de los beneficios de la película del otro. Eso después de que Brian de Palma, en el pase «VIP», dijera que era la peor película que había visto nunca.
No fue mal negocio
Los aspectos económicos de la saga fueron tela marinera.
Por un lado, fue sonadísimo y muy, muy criticado como una decisión absolutamente absurda que Lucas decidiera bajar su propio salario en esta película a cambio de quedarse con el 100% de los derechos de comercialización. Por entonces, los juguetes basados en películas nunca generaban dinero. Así que, como os digo, se consideró que Lucas había tomado una decisión bastante idiota. Sin embargo, la Navidad pilló el fenómeno fan de esta película en la cresta de la ola, y su merchandising es, con diferencia, el más rentable de toda la historia del cine. El reparto de los beneficios ronda: taquilla 15%, domésticos 18%, juguetes 42% y videojuegos 12%. En 2017 los juguetes habían generado unos 12 millardos de dólares.
Tal vez sea este un buen momento para recordar que Lucas causó un gran revuelo con el lío de los créditos. ¿Recordáis aquellas intros eternas el principio de las películas con todos los créditos antes de empezar la peli? Pues Lucas quería poner ahí sus letras, así que se llevó los créditos al final. En la primera película se lo «pasaron» porque no creyeron que fuera a ninguna parte, pero viendo el éxito, en la segunda el Gremio de Directores le dijo que si volvía a hacerlo le pondrían una multa. Lucas pagó los 250.000 dólares de multa de su bolsillo y se fue del Gremio (haciendo una peineta, espero), aunque no pertenecer a él le trajo problemas después.
Por si no fuera suficiente, para El imperio contraataca corrió un riesgo extra, y es que si en la primera había apostado por firmar por el 100% de los derechos de merchan, para esta segunda no quiso compartir nada de nada con ningún estudio y él mismo pagó la producción. Obtuvo el dinero sumando o que había ganado con Una nueva esperanza y varios créditos. Un total de 18 millones de dólares salieron de su bolsillo. Los recuperó en tres meses y repartió otros 5 millones con sus empleados. Acabó recaudando en todo el mundo más de 500 millones.
Para las precuelas, por cierto, no necesitó pedir ningún crédito.
Selló el destino del cine de animación
Lo de Lucas era artesanía. Los efectos por ordenador estaban demasiado verdes, pero todo el mundo, en los ’80, estaba más o menos de acuerdo en que eran el futuro. Sin embargo, en 1983 sucedió algo en la vida del cineasta, y es que se separó de su primera mujer, Marcia. Acababa de comprarse (se estaba construyendo, de hecho) el rancho Skywalker, tenía un montón de deudas y necesitaba cash de manera urgente, así que puso a la venta la división de CGI (Imagen Generada por Computadora) de Lucasfilm. El afortunado que finalmente la adquirió por 10 millones de dólares fue (redoble de tambor) Steve Jobs. Jobs le puso a esa división el nombre de una computadora de imagen que acababan de inventar: la Pixar Image Computer. ¿Adivináis? Exacto: lo que la división CGI de Lucasfilm se convirtió así en Pixar Animation Studios.
Su perra
Lo mejor para el final 🙂
Lucas tenía una Alaska Malamute a la que adoraba ciegamente. Decía de ella que siempre estaba a su lado mientras él escribía. Pensó que Solo también debería tener un compañero de aventuras y se inspiró en su perra para diseñar y modelar el personaje de Chewbacca. ¿Sabéis cómo se llamaba la perra? Indiana. Se llamaba Indiana.
