Es cierto: a Angus T. Jones lo vimos crecer en directo y pasar de ser Jake Harper, el niño achuchable, a Jake Harper, un adulto en toda regla en directo. Y no es para menos, porque el actor tenía solo 10 años cuando la serie empezó a emitirse y ya había cumplido los 22 cuando Dos hombres y medio vio su fin, en 2015.
Ha contado él en alguna ocasión que sus inicios en la interpretación fueron un deseo de su madre, que le veía posibilidades por «lo bien que se le daba imitar escenas de televisión». A la mujer, a la vista está, no le faltaba razón, por que Jones se convirtió en la estrella infantil mejor pagada del mundo, llegando a cobrar hasta 300.000 dólares por capítulo en la serie de Charlie Sheen.
A pesar de que, durante ese tiempo, participó paralelamente en otros proyectos (Se montó la gorda, George de la jungla 2), salta a la vista que no era actuar lo que él realmente quería hacer, ya que, en cuanto la serie terminó, Angus dejó la actuación y, desde entonces, son pocas las ocasiones en las que se deja ver.
Hace unos años, contaba en una entrevista para la televisión de Houston, K Hou, que estaba entregado a la fe cristiana y a Dios después de haber sobrevivido a un terrible accidente, y que echando la vista atrás consideraba que Dos hombres y medio es el tipo de producción que «te llena la cabeza de porquerías».
Ahora vive completamente alejado de los focos, y sus cuentas en redes sociales han pegado un drástico giro, ya que apenas se muestra a sí mismo.
El año pasado, el Daily Mail publicaba unas fotos del actor pillado en Los Ángeles, donde se le veía con un aspecto muy diferente al que veíamos en televisión, pero muy en la línea de su evolución de los últimos años, cada vez más irreconocible.