La inteligencia del ser humanoes la capacidad que tiene para adaptarse a la realidad.Xavier Zubiri, filósofo. (San Sebastián, 1889 - Madrid, 1983)

Entradas etiquetadas como ‘multa’

Una multa en Marruecos es algo especial

Le había contado a mi amigo que tuviese cuidado con las multas que la policía marroquí pone en las carreteras, ahora que se ha dotado de cámaras fotográficas para detectar los excesos de velocidad. Colocados estratégicamente, te retratan en cuanto te descuidas. Hasta aquí, todo correcto. Lo incorrecto es que sus decisiones son arbitrarias continuamente y, por ejemplo, tienen preferencia —“¡una verdadera pasión”!, diría yo— por los coches extranjeros. En cuanto los ven los detienen y a sus conductores les amenazan con retenerles el pasaporte enseguida si no pagan los 400 dirhans del ala (unos 40 €). Pues bien, a mi amigo —¡aunque le advertí!— le ha ocurrido esto.

Llegando a Marraquech desde el Atlas —me cuenta—, ya al final de sus vacaciones de Semana Santa, la policía le paró.

—¿No sabe usted que existe una cosa que es el límite de velocidad? —le preguntaron.

—Sí claro; como en España.

—¿Y no ha visto usted que no podía pasar de 120 km/hora?

—Sí. Si que lo he visto; pero en España tenemos, creo, un 10% de margen…

—¡Y aquí también! Pero es que iba usted a 132…

—Bueno, si usted lo dice… Pues… Dígame usted… —le sugirió mi amigo, amablemente, pues éste es uno de esos que, además de parecer marroquí, repite siempre que puede viaje a este país.

—Son 400 dh de multa; que debe pagar ahora. O le retiramos el pasaporte… A ver, déjeme usted ver el pasaporte.

—Aquí tiene…

—Ah, ah… ¡Usted viene mucho por aquí…! ¿Le gusta Marruecos? Ya veo que sí… Españoles y marroquíes hermanos. ¿No? ¿No le parece? Bueno, vamos a hacer una cosa: 200 dh para usted y 200 para mí…

—…

—Que tenga buen viaje… ¡Y no corra mucho, no vayan a ponerle otra multa!

Esta es, en síntesis “la anécdota de la multa” que se repite cientos de veces, todos los días, a lo largo y ancho de Marruecos. Casi siempre la negociación es más ardua; y a veces termina en trifulca; de la peor manera… Pero, si se saben conciliar la paciencia, la sonrisa, la cercanía y… no sé cuantas otras artes más… puede que hasta el conductor más inexperto salga airoso del lance.

Lo triste es que esta chapuza, ¡tan injusta!, ni siquiera debería plantearse. Las multas deberían de pagarse… Pagarse al Estado para que pague a sus policías de tráfico mejor, por ejemplo. Por lo demás, esta tarta tiene otra guinda: son muchos, muchísimos, los marroquíes que justifican esta forma de actuar de sus policías, pues “los pobres, con algo tienen que compensar los sueldos que tienen”, dicen.