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OJO con las lentillas de fantasía, que Halloween no sea el terror de tus ojos

aa97e8e115414fc4db7b18aeb78358c6Lo de celebrar Halloween nos lo han impuesto a todas luces. Pero está claro que ha calado. Cada vez más niños y no tan niños se disfrazan en estas fechas y agudizan su ingenio para lucir el atuendo más original.

No deja de ser una práctica más comercial que otra cosa, sobre todo en España, donde hace un par de décadas apenas sabíamos de esto. Pero somos así, asimilamos rápido si se trata de algo festivo. No así los estadounidenses, pues no me veo yo a un grupo de feligreses sacando en procesión a la Virgen de la Consolación por las calles de Wichita, por ejemplo.

El caso es que el año pasado, mi vecina Irene se disfrazó de zombi y se lo curró a fondo. De hecho, hasta se compró en Internet unas lentillas para ponerse los ojos rojos. Genial el disfraz, un exitazo. Pero seis horas después, Irene se quitó las lentes de fantasía que se había comprado en la Red, y tenía los ojos que ya no le hacían falta lentillas para parecer una zombi.

Qué barbaridad. Le quedaron los ojos tan rojos y tan secos que tuvo que acudir directamente a urgencias. Bueno, tuvieron que llevarla, porque apenas podía enfocar.

Son algunos de los síntomas que pueden provocar estas lentes de fantasía que se venden sin control alguno en la Red  y en algunas tiendas, de manera totalmente ilegal. Porque aunque sean de fantasía, no dejan de ser lentes, y sólo pueden venderse legalmente en establecimientos físicos bajo la supervisión de un profesional óptico.

La legislación española prohíbe la venta de este tipo de lentes sin la supervisión de un profesional óptico por tratarse de productos sanitarios.

Hacerte con unas lentillas de fantasía resulta bastante fácil, pero expondrás tus ojos a infecciones, reacciones alérgicas, úlceras, conjuntivitis y todo tipo de daños.

El uso de lentillas, ya sean graduadas o no, debe supervisarlo un profesional, y utilizarlas requiere de tiempo para que tus ojos se adapten a ellas. Así que no te la juegues. Si te quieres disfrazar en Halloween, hazlo y métele mucho miedo a los que te cruces. Pero no necesitas que tus ojos vivan una peli de terror para conseguirlo.

Christine Hettrich of Conta Optic GmbH wears contact lenses, one in soccer ball patern, left, the other in the German national colors, right, at the company's office in Ludwigsburg near Stuttgart, southwestern Germany, Wednesday, May 24, 2006. The special offer for the upcoming 2006 Soccer World Cup contains one soccer lens, one German lens and maintainance accessory. (AP Photo/Thomas Kienzle) © RADIAL PRESS

* Fotos: GTRES

Perros de raza, ojo a lo que debe facilitar el criador

UN PERRO DE LA RAZA BULLDOG FRANCES JUGANDO CON UNA PELOTA DURANTE EL WORLD DOG SHOW 2007 EN YOKOHAMA Koji Sasahara / AP Photo / © RADIALPRESS 24/11/2007 YOKOHAMA  *** Local Caption *** French Bulldog "Annan" chases a ball thrown by its owner to bring it back in Yokohama, near Tokyo during their performance in the Dog Olympics, World Dog Show Saturday, Nov. 24, 2007. (AP Photo/Koji Sasahara) © RADIALPRESS

Un bulldog francés jugando (GTRES).

No soy muy de perros. Me gustan más los gatos. Y me gusta más adoptarlos que comprarlos, pero a mi amigo Juan no. Él es un apasionado de los canes, hasta el punto de que hace mes y medio se adquirió un bichón frisé. Lo hizo a través de Internet contactando directamente con un criador.

Pero la compra de este tipo de perros requiere de muchos trámites y de mucho papeleo por tratarse de perros de raza y Juan aún no tiene nada. El criador quedó en enviarle todos los certificados y a fecha de hoy mi amigo no tiene ni el contrato de compra-venta que anunciaba en su página web el criador, ni el certificado de pedigrí, que le garantizaron que habían pedido a la Real Sociedad Canina de España.

Parece que el problema no es nuevo, y algunos criadores se desentienden en el momento en que han entregado el perro y recibido el dinero. Así que me informé sobre qué puede hacer mi amigo. Lo primero, la raza del perro que adquirió está catalogada como “perro de compañía” en el listado de razas de la FCI.

Y en este sentido, la norma dice que “si expresamente se pactó que el perro tenía pedigrí y se pagó el precio estipulado teniendo en cuenta esa condición, el perjudicado puede instar acciones judiciales, bien resolviendo el contrato o bien reclamando la cantidad la cantidad por la depreciación del valor del perro, al no poder acreditar la pureza de su raza y, en su caso, los daños morales y materiales sufridos por este hecho. Estas acciones deben interponerse dentro del plazo de seis meses desde la compra”.

Suena muy crudo tirar de estas cosas tratándose de la vida de un animal, y más una vez que ha sido adquirido, con el componente emocional que ello conlleva. Pero no se pueden dejar impunes los atropellos por parte de algunos criadores a los que parecen importarle bastante poco sus perros, y no así el dineral que perciben por ellos.

El criador debe solicitar el justificante del pedigrí de inscripción en el L.O.E. por cada cachorro, en cualquier caso, pero antes de comprar el perro, si se quieren conocer sus orígenes, se debe solicitar al criador o dueño que muestre el certificado de pedigrí.

Este certificado de pedigrí debe reflejar: denominación del Libro Genealógico y número con el que el perro ha sido registrado, fecha de la inscripción, nombre del perro, títulos de campeonatos obtenidos, raza, variedad, sexo, color, fecha de nacimiento, código de identificación (tatuaje o microchip), nombre del criador, fecha de la transferencia de propiedad, nombre y domicilio del propietario, fecha de emisión del pedigrí, firmas autorizadas de la Sociedad Canina y nombre y número de registro de los antecesores.

Una vez hechas estas comprobaciones, si deseamos ser los nuevos propietarios de ese perro debemos firmar el documento de solicitud de Cesión de Propiedad que deben firmar tanto el anterior propietario como el nuevo.

En este caso, de esto mi amigo Juan no tiene nada. El criador se comprometió a facilitárselo todo, pero se desentendió y a Juan no le quedará otra que acudir a los tribunales.