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Lo confieso: nunca he puesto una lavadora

lavadoraSi el título de esta entrada estuviera en WhatsApp, llevaría al lado un emoticono de esos entre alarmado y sorprendido. Pero doy fe de que hay gente que a sus treinta y muchos jamás ha puesto una lavadora. Es el caso de mi amigo Marcos, que se separó hace mes y medio.

Marcos vive ahora de alquiler en una minúscula casa de 30 metros cuadrados. Es mecánico de motos y cuando fue a poner su primera lavadora  nos llamó a todos los amigos. No tiene ni idea. “Lo confieso: nunca he puesto una lavadora”. Y eso no es lo malo, lo peor es que al intentarlo tampoco lo logró. Es capaz de desmontar y volver a montar cualquier moto, pero no sabe darle a tres botones sin liarla parda.

Así que como yo ahí llego, le expliqué, y lo resumí todo en siete prácticos consejos. Allá van:

1 – Lee el manual de instrucciones, que para eso está, no para calzar la mesa del salón. Ahí te vienen los tipos de programa y cómo usar la lavadora en cada caso.

2 – Lava por separado la ropa. La de color, la blanca, la delicada… Cada prenda tiene su pequeño manual de instrucciones dentro del manual general.

3 – Lee las etiquetas de la ropa. No es lo mismo lavar algodón, que encoge, que lavar prendas sintéticas. Ojo a las temperaturas.

4 – Usa suavizante. Pero no sólo suavizante. No seas gañán, que el suavizante, suaviza, pero no limpia. Debes utilizar detergente para lavadora, no para otra cosa, y añadir el suavizante al lavado.

5 – Selecciona el programa correcto. Los diferentes tipos de lavado están en el manual de instrucciones, y si no lo tienes, puedes mirar en Internet. La mayoría de manuales de casi todas las marcas están en la Red.

6 – No te hernies. Agáchate para meter la ropa en la lavadora, a no ser que sea de carga superior, claro. Igual te tiras ahí un rato con la espalda retorcida y ya tienes excusa para no volver a poner la lavadora en tu vida.

7 – Tiende la ropa lo antes que puedas. No la dejes ahí todo un día, porque la ropa se estropea y acaba oliendo. Y busca un lugar adecuado para tender. Si vives en una localidad con mucha humedad, lo mejor es comprar un tendedero portátil y tender dentro de casa, teniendo cuidado de que la ropa no chorree.

Ánimo, Marcos, que llevan poniéndose lavadoras décadas. Tú puedes.

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  • Foto: GTRES

 

Comerciales que te engañan y comerciales que no lo son

a00484872 3408La crisis agudiza el ingenio y no siempre en la dirección correcta. En estos tiempos abundan los comerciales, y entre los honestos, que por supuesto los hay, proliferan los que recurren a las malas prácticas, e incluso al engaño o a la suplantación para lograr sus objetivos.

Estos suelen mencionar que pertenecen a empresas de servicios auxiliares, que son gestores de energía o revisores de calderas, para endosarle al cliente los servicios que venden o el timo que han preparado. Se visten de uniforme, falsifican certificados y cobran por servicios innecesarios que incluso en ocasiones ni llevan a cabo.

Aquí debemos distinguir entre dos tipos de ‘comerciales’ que pueden presentarte en tu casa: los que realmente son comerciales pero tratarán de colocar algún servicio que no necesitas y los que ni siquiera son comerciales de una empresa, sino meros embaucadores que van por las casas como tales para hacer caja a costa de cualquier usuario.

Son muchos los que se presentan como revisores oficiales de caldera indicando que debe someterse a revisión cada año, cuando no es así.

Es el caso de mi amiga Paqui, que lo relata de esta manera, aunque hay cientos de casos, a cual más peculiar: “Esta gentuza no tiene ni respeto ni educación y miente vilmente. Van a tu casa diciendo que trabajan para Gas Natural y van para hacer una revisión que es obligatoria anualmente, lo cual ya es mentira. Te enseñan una supuesta autorización de la Comunidad de Madrid, también falsa, miran por encima la caldera y te cobran casi 100 euros. Pero lo peor es que llevan un uniforme con el símbolo de Gas Natural y te lo crees”.

Esta práctica delictiva es especialmente rastrera por parte de los falsos comerciales en el caso de toparse con ancianos en el domicilio visitado, sin duda el tipo de clientes que más demandan, porque suelen cumplir a rajatabla y acceder a cuantas cuestiones les emplacen estos desaprensivos. Y ojo, porque algunos no dudarán en concertar previamente una cita por teléfono para recurrir después a sus malas prácticas y obligar a firmar a la víctima lo que ellos quieran.

Éste es el caso que intentaron con José en Barcelona y lo suyo es especialmente grave, ya que no sólo trataron de engañarle, sino que lo hicieron afirmando que el ‘comercial’ hablaba en nombre de la OCU. Querían venderle un servicio de personalizado de revisión de su caldera en nombre de una asociación de consumidores. Pero afortunadamente José, que tiene 79 años y vive solo, es socio de la OCU, y le extrañó. Así que llamó a la OCU para preguntar y lo que acabó haciendo es denunciar a través de la organización que querían engañarle.

El comercial que se presentó en su casa se esfumó entonces y el número de móvil que le dejó a José dejó de estar operativo, pero al menos José evitó que le timaran.

Ojo con estos falsos comerciales o con los comerciales que aun perteneciendo a una gran compañía no dudan en engañar para conseguir unos euros a costa de los sufridos usuarios.

Si se presenta algún comercial en tu domicilio para ofrecerte algo, y realmente te interesa su oferta, contrasta la información que te ofrece el comercial con la compañía a la que dice pertenecer. Contacta con la compañía y pídele cuentas de ese comercial y de esa supuesta oferta. A veces las empresas no saben ni de qué se les está hablando.

Nunca pagues nada directamente a la persona que va a tu domicilio, aunque te enseñe un datáfono y te diga que es obligatorio.

Estás también en tu derecho de pedirle el DNI al supuesto comercial e incluso de decirle que le vas a hacer una foto. Alguno entonces abandonará tu casa a la carrera.

* Foto: GTRES