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¿A quién reclamo la mala calidad del agua del grifo?

gtres_a006042352El agua del grifo no es ni mucho menos igual en toda España. Eso ya lo sabíamos. El problema viene cuando el agua cambia de sabor repentinamente o ya no es lo que era por alguna razón. En esos casos, los consumidores suelen tragar. Pero ésa no es la idea, ni mucho menos. Pagamos por unos servicios y un producto y existen responsabilidades.

Las reclamaciones por la mala calidad del agua del grifo suponen algo más del 1% de las quejas de los consumidores, según una encuesta de la AEAS. Y la mayoría de ellas se dan en ciudades de entre 20.000 y 50.000 habitantes. En las ciudades más grandes las reclamaciones no llegan al 0,5%.

Si tienes algún problema con el agua del grifo debes contactar con quien presta el servicio, que puede ser el ayuntamiento o una empresa concesionaria. Y si no se recibe respuesta por parte de esa empresa, la reclamación debe hacerse ante el Servicio de Aguas del Ayuntamiento, al margen de quién gestiona el servicio.

Este servicio de aguas se regula por un reglamento público que puede solicitarse al ayuntamiento o a la empresa suministradora, y refleja datos como los tramos de facturación, presión mínima del agua, propiedad de los contadores… Este reglamento es fundamental para reclamar.

Las reclamaciones más habituales tienen que ver, más que con la calidad del agua, con errores de facturación (56%) y lecturas de los contadores (11%). Las de la calidad del agua alcanzan sólo el 4%.

Pero, ¿es útil reclamar? La estadística refleja que compensa únicamente en el 58% de los casos, pues ese porcentaje corresponde a las quejas que se resuelven favorablemente para el consumidor.

Su decides reclamar, que no te mareen entre el ayuntamiento y la empresa concesionaria, algo que ocurre en muchas ocasiones, cuando ambas entidades se pasan el problema y mientras el consumidor no resuelve nada.

Quien aprueba y fija los precios son los ayuntamientos y la gestión del agua, por tanto, es municipal. Pero cada municipio es un mundo y reclamar por la calidad del agua a veces es demasiado complicado. Aunque no por ello debe descartarse, ni mucho menos.

El problema para el consumidor suele venir por los vacíos legales en esta materia. Ante la falta de reglas que determinen qué es un servicio de calidad, suelen ser las empresas concesionarias quienes tratan de ‘aplicar’ sus normas sobre qué es un servicio de calidad y se fijan unos objetivos mínimos. El 52% de estas empresas se compromete a cumplir una serie de condiciones y promete indemnizar al cliente si no cumple. Pero, ojo siempre a qué condiciones se refiere, porque todo esto es voluntario y dependerá del grado de predisposición de la empresa concesionaria.

Ante la duda, acude siempre al ayuntamiento a informarte y después obra en consecuencia.

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* Fotos: GTRES

Cómo tratar una quemadura

Hay muchas prácticas cotidianas que conllevan el riesgo de quemarse, como cocinar o planchar, sin ir más lejos. Y también hay muchas falsas creencias  sobre cómo tratar esas quemaduras,  que deben ser valoradas en una escala de leve a muy grave.

La gravedad de una quemadura depende de su extensión y profundidad, y ésta última se mide en una escala de leve, grave y muy grave.

Si la quemadura es aparatosa a simple vista, lo mejor es acudir directamente al médico, y si la zona quemada es la cara, las manos, los pies, articulaciones, vías respiratorias o genitales, lo mismo: directamente al médico, como en el caso de sufrir una quemadura grave o muy grave.

Si la quemadura es leve, para tratarla lo primero que se debe hacer es enfriar la zona y huir de algunos consejos de Internet que mencionan la pasta de dientes como remedio universal, el aceite o las latas frías para aplicar en la zona e historias peregrinas diversas.

Lo primero, como decía, es enfriar la zona, y alejar al quemado de la fuente de calor. Mantener la quemadura bajo el agua tibia o fría durante unos veinte minutos es una buena opción, pero no se debe utilizar nunca el hielo o el agua helada.

Ojo con el agua si la quemadura la ha producido la cal viva, porque en ese caso habrá que sacudirla pero no mojarla, pues puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Si se ha quedado adherida a la quemadura algo de ropa que cobra la piel, salvo que esté pegada, no debe tocarse, pues podrían dañarse los tejidos corporales y causar mucho daño. En ese caso, mejor también ir al médico.

En cuanto a si, una vez tratada, deben cubrirse las quemaduras, depende. Si la quemadura es pequeña y superficial y no afecta a una zona sensible, no es necesario taparla. Si es más grave, debe cubrirse con alguna tela limpia y húmeda hasta que la vea un médico, teniendo en cuenta que el tejido no debe desprender hilos o pelusas.

Por último, tampoco se recomienda dar de comer o beber al quemado hasta que lo examine un especialista.

Siguiendo esta serie de consejos, tratar una quemadura puede ser mucho más fácil, aunque, ojo, el mejor consejo es tomar siempre precauciones para evitar quemarse.

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* Foto: GTRES

Falsas creencias sobre los microondas

gtres_a0033843Existen multitud de falsas creencias sobre los microondas. Algunas están incluso ‘documentadas’ en forma de letrerito alarmista que recorre las redes sociales. Pero no por ello dejan de ser falsas. Que si sus ondas provocan cáncer, que si se modifica la composición de los alimentos, que si se escapan las microondas…

Lo cierto es que hace tres décadas los microondas no eran tan seguros como ahora. Pero de ahí a equipararlos con la silla eléctrica, como hemos leído en Internet, dista un mundo. La mayoría de los microondas que podemos encontrar desde hace años en las tiendas españolas son aparatos seguros que han pasado riguroso controles de calidad. Aunque alguno ha encontrado la OCU que no cumplía.

Nunca se ha probado que las microondas provenientes de un microondas provoquen cáncer, ni siquiera hace treinta años, aunque podamos encontrar en Internet multitud de presuntos estudios que así lo afirman.

Tampoco es cierto que los microondas modifiquen la composición de la comida, las radiaciones simplemente hacen vibrar las moléculas y así se calientan los alimentos, pero ni se modifican los átomos ni se convierte la comida en radiactiva.
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