Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

Aznar lo provoca y ZP lo tapa. Lúcido Goytisolo

Desde que leí «Campos de Níjar» -hace casi 40 años- no me pierdo ningún artículo de Juan Goytisolo. Con sus reflexiones y provocaciones nunca te vas de vacío. Por eso, copio, pego y recomiendo su tribuna publicada hoy en El País. Roza, como de pasada, problemas de fondo sobre el qué, quién, cómo y por qué de los españoles.

Juan Goytisolo

Leí su crónica cruda y dramática sobre el paisaje humano de lo que hoy es, en buena parte, el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar cuando aterricé en la Universidad. Entre los miembros de SUT (Servicio Universitario del Trabajo, una rama del sindicato franquista SEU, llena de rojos infiltrados empezando por el padre Llanos) el libro de Juan Goytisolo era de lectura casi obligada en los campos de trabajo y en las campañas de alfabetización que organizabamos cada verano.

Con el paso de los años, puedo reconocer ahora que las inquietudes sociales provocadas por la tradición familiar, por aquellas lecturas juveniles (la mayoría clandestinas) y por las actividades (casi subversivas) del SUT me empujaron muy pronto hacia la práctica del Periodismo y el estudio de la  Economía mucho más que el suspenso en dibujo en la Escuela de Arquitectura y la consiguiente pérdida de la beca del PIO.

Por eso, tengo una deuda con Juan Goytisolo y siempre que puedo recomiendo la lectura de sus artículos, a ser posible con un lápiz para subrayar las ideas-fuerza dignas de posterior debate. Lo dicho. Copio y pego:

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 Hemos vivido un sueño

Hoy, en el vertiginoso salto atrás a la pobreza, paro y ladronería bancaria, cuando los españoles vuelven a emigrar, dependemos enteramente de la Dama de Acero alemana
Juan Goytisolo 22 JUL 2012
Hace poco más de un decenio, el llamado milagro español nos exaltaba y provocaba la admiración del mundo entero. Nuestro presidente del Gobierno, el héroe de la reconquista del islote de Perejil y miembro del famoso trío de las Azores que emprendió la noble y fructuosa (¡cifras cantan!) cruzada de liberación de Irak y la neutralización de sus armas mortíferas, aseguraba a quien quisiera oírle que España se había zafado de la funesta influencia francesa y había recuperado la grandeza perdida desde la época del emperador Carlos V. Los hechos o, por mejor decir, la información de los hechos, le daban la razón. España era la octava potencia mundial en términos económicos, los mercados alentaban nuestro imparable crecimiento y la marca España no era solo, como hoy, la de Nadal, el Real y el Barça, sino la de todo un país que caminaba con paso firme y resuelto por la recta vía del progreso y de la prosperidad.

Eran los tiempos del ladrillo y del crédito fácil, de la feliz llegada del euro, de la culminación gloriosa de una transición democrática que servía de modelo urbi et orbi, de proyectos y obras faraónicas y de dinero derramado a espuertas.

Pero los milagros —con excepción de los científicamente demostrables por cámaras ultrasensibles en Lourdes y Fátima, según su Santidad Benedicto— no existen y en 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, inesperada para los accionistas crédulos, pero no para sus directores ni para las hoy célebres agencias de notación, aquellos apresuraron a privatizar los beneficios de la venta de sus activos tóxicos en favor de los responsables de la bancarrota y a “socializar” las ingentes pérdidas a costa de los estafados. Después de una sarta de noticias funestas a los largo de 2009 y 2010, abrimos finalmente los ojos y, como dicen en Cuba, “caímos del altarito”. El sueño se había desvanecido y el despertar fue amargo.

Lo de un país rico pero pueblo pobre es una constante de nuestra historia. En la época imperial evocada por José María Aznar, el oro de las Indias recalaba en España. No obstante, lo que no era invertido en la construcción de palacios e iglesias y en gastos suntuarios pasaba directamente a manos de los negociantes y banqueros de Génova y Ámsterdam. A diferencia del pragmatismo luterano, calvinista o anglicano forjador del moderno capitalismo según señaló Werner Sombart, el catolicismo hispano acumulaba sin medida fincas rústicas y heredades inmobiliarias y rechazaba por razones de hidalguía el comercio y la fabricación de bienes útiles. España, pese a los esfuerzos de los ilustrados y regeneracionistas y las actividades productivas de los llamados indianos, se descolgó del progreso europeo y quedó rezagada en su furgón de cola. A fines de los cincuenta y comienzos de los sesenta del pasado siglo, la conjunción de la salida masiva de emigrantes a una Europa a la que política y económicamente aun no pertenecíamos, con la entrada igualmente masiva de turistas procedentes del todo el Viejo Continente, y la llegada al Gobierno de los ministros tecnócratas del Opus Dei, cambiaron las cosas. Estos últimos fueron nuestros calvinistas: desculpabilizaron al catolicismo de sus siempre ambiguas relaciones con el sistema de producción y espíritu de empresa del capitalismo, y asumieron el lema de “por el dinero hacia Dios”. Como previmos algunos en fecha tan temprana como 1964, el régimen franquista se desplomaría a la muerte del Caudillo no por la acción de una izquierda aferrada al recuerdo de su lucha heroica durante la Guerra civil, sino por la transformación de una sociedad que nada tenía que ver con la que se había alzado a poder por la fuerza de las armas 25 antes.

Estamos al cabo de un ciclo histórico y una crisis de civilización. Habrá que exigir responsabilidades

Los logros de la transición que acabó con el ciclo de revoluciones, guerras civiles y dictaduras de espadones están a la vista de todos y recibieron el aplauso unánime de una Unión Europea que no tardaría en acogernos con los brazos abiertos y favorecernos con sus fondos de ayuda para el desarrollo. Pero sus limitaciones no tardarían en manifestarse mientras los sueños de grandeza se nos subían a la cabeza. Hubo una transición política de “borrón y cuento nuevo”, pero no educativa ni cultural. Los hábitos mentales creados por la rutina y el temor a las ideas frescas pero desestabilizadoras de las verdades consagradas se perpetuaron. Los sucesivos gobiernos de las tres últimas décadas no tuvieron unos la voluntad y otros el valor de denunciar el Concordato, de abolir las exorbitantes partidas presupuestarias y privilegios fiscales eclesiásticos y de crear un Estado verdaderamente laico, liberándose así de las recurrentes presiones y chantajes de una jerarquía ideológicamente retrógrada. Convertidos ya en nuevos ricos, nuevos libres y nuevos europeos, nuestra clase política, surgida al socaire de la bonanza económica y de un optimismo sin mácula, fundó sus criterios de la gestión pública en el clientelismo con el aplauso de unos ciudadanos que, confortados por el acceso a un crédito fácil, asumieron que este era un pozo sin fondo. El paso de una pobreza real a una riqueza ficticia no se produjo gradualmente sino con una brusquedad que no permitió la creación de una cultura amortiguadora de tan vertiginosa mutación. De ser un país de emigrantes en busca del pan que no ganaban en casa nos convertimos en otro que acogía a millones de fugitivos de la pobreza oriundos de Iberoamérica, Magreb y África subsahariana.

El ejemplo más extremo pero sintomático de lo que ocurría en nuestras “enladrilladas” costas mediterráneas, lo hallé en El Ejido. El país misérrimo que visité hace poco más de medio siglo saltó de un brinco a ser uno de los municipios más ricos de Europa. En medio del mar refulgente del plástico de los invernaderos bajo el que se apiñaban en condiciones indignas millares de magrebíes y subsaharianos, la ciudad improvisada sin planificación alguna albergaba según un informe del Foro Cívico Europeo que cito de memoria, una cuarentena de agencias bancarias, ciento y pico prostíbulos y una librería a todas luces superflua a ojos de una comunidad para la que la educación era algo inútil de cara al logro y al manejo del dinero. ¿Quién iba a decir en 1997 que esta sociedad derrochadora y caciquil, fruto de la megalomanía de especuladores de toda laya a cargo de las Autonomías y Diputaciones —verdaderos reinos de Taifa— iba a convertirse de pronto en el nuevo “hombre enfermo de Europa”, como lo fue hace un siglo el imperio otomano?

Los ciudadanos no distinguen ya entre el partido que originó la ruina y el que la tapó

Al despilfarro y delirio de grandeza de la época de Aznar —el de la boda principesca en El Escorial, con un yernísimo que a diferencia del esposo de la infanta Cristina ha dejado misteriosamente de ser noticia— sucedió para alivio de muchos la llegada al poder de un joven y prometedor José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Sabía este en marzo 2004 la envenenada herencia que recibía en manos? Quienes creíamos que no, dado su tenaz optimismo y negación obstinada de la crisis que se nos venía encima después de la quiebra fatídica de Lehman Brothers, nos equivocamos de medio a medio. Un reciente artículo de Francesc de Carreras (La razón moral del indignado, La Vanguardia, 29-5-2012) me puso sobre la pista del libro de Mariano Guindal, El declive de los dioses, cuya lectura aconsejo vivamente, en la que su autor entrevista a quien pronto sería ministro de Industria de Zapatero en vísperas de las elecciones de 2004, y en la que Miguel Sebastián declara: “Menos mal que no vamos a ganar porque la que viene sobre España es gorda […]Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle y cuando esto ocurra se lo va a llevar todo por delante incluyendo los bancos”. Si, como admite el entrevistado, Zapatero y su equipo no estaban preparados para empuñar el timón en la tempestad que se avecinaba, cabía esperar al menos que dieran a conocer la “tremenda” situación que heredaban. La culpa no era suya, y lo razonable hubiera sido coger el toro por los cuernos y afrontar con urgencia la previsible catástrofe.

Por desgracia no lo hicieron y al desmadre especulativo y saqueo del erario público sucedió su incomprensible ocultación. Todo iba bien, seguíamos en el mejor de los mundos, hasta el momento (abril 2011) en el que ya resultó imposible negar la vorágine en la que nos anegábamos y, con dicho reconocimiento tardío, Zapatero cavó su propia tumba.

Hoy, en el vertiginoso salto atrás a la pobreza, paro y ladronería bancaria, cuando los españoles vuelven a emigrar a Inglaterra, Norteamérica, Suiza o Alemania y másters en mano se ven obligados a asirse al empleo que sea en medio del naufragio; cuando liberados de la influencia francesa (¡ah, el sublime Aznar!) dependemos enteramente de la Dama de acero alemana y de las voraces agencias de notación; cuando los mineros de Asturias en huelga marchan a pie hasta Madrid y sacuden con sus justas reclamaciones los fundamentos éticos de un Estado presuntamente democrático, ¿que hacen Rajoy y su flamante Gobierno? Negar ya no la crisis sino el rescate hasta el último momento y presentar luego la capitulación como una victoria; aclarar que “donde digo digo, digo Diego”; sostener que si accedió a agarrarse al salvavidas fue cediendo a las súplicas de quienes se lo arrojaban; imponer los recortes brutales a la educación y asistencia sanitaria y dejar impunes a los causantes de la ruina y a quienes se aprovecharon desvergonzadamente de ella.

El rechazo casi general a la clase política e instituciones estatales, incluido el Poder judicial encarnado por el Dívar de los fines de semana marbellenses —por cierto, ¿por qué y por quién fue nombrado a tan alto cargo en tiempos de Zapatero?— traduce la perplejidad de unos ciudadanos que, desbordados por la magnitud de los problemas que les acucian, no distinguen ya entre los dos partidos políticos, el que originó la ruina y el que la tapó y, a falta de expresar su cólera a gritos, se refugian en la fatalista resignación. Estamos al cabo de un ciclo histórico y una crisis de civilización, y habrá que exigir responsabilidades como claman los indignados. Como se pregunta Josep Ramoneda en un reciente artículo en estas mismas páginas (Poco pan y peor circo, EL PAÍS, 14-6-12), “¿hasta cuando aguantarán los ciudadanos que nadie defienda sus intereses?”

Juan Goytisolo es escritor.

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9 comentarios

  1. Dice ser Julian Martinez

    Veo varias opiniones con sus consejos al problema social, pero nadie se da cuenta que en España, no hay ni puede haber un verdadero partido socialista, por esto su fruto QUE ES CREAR UN CIRCO A FIN QUE NADIE SE ENTIENDA.

    En España, como en otras naciones de la Comunidad Europea, el verdadero socialismo se persigue a muerte y hasta puede ser tachado de «terrorista» los llamados socialistas, reconocidos legalmente son los que el gran capital pone y dirige.
    España, concretamente, examinemos su Constitución la que a bombo y platillo nos dicen; «el pueblo la voto», cuando es bien sabido que el fondo de sus articulaciones son fascistas, para la continuación de la dictadura de Franco, en la figura de la «Monarquía Borbónica» con democracia americana.

    Mientras el Pueblo de España, no estirpe estos cánceres, permanecerá eternamente en su decadencia que data desde la era de Felipe, II con el agravante que el capitalismo español al no tener otro recurso, se vende al multinacionalismo del capital Internacional, el Pueblo le importa un rábano y seguirá en la esclavitud y desamparo social con tendencia de país tercermundista.

    TERCER MUNDISTA, SON PAISES QUE SUS GOBIERNOS, NO RECONOCEN QUE CUANDO UN TRABAJADOR ESTA EN PARO FORZOSO, LE NIEGA EL PAN DE CADA DIA, Y PERMITE A LOS USUREROS BANCARIOS ROBARLE EL TECHO QUE LE COVIJA.

    ESTO PASA CON LA ESCUSA,
    «DE QUE SE LE TERMINO SUS DERECHOS».

    EN CAMBIO EL PRODUCTOR DE LA RIQUEZA, NO PUEDE PREGUNTAR DONDE SE ENCUENTRA LO QUE EL PRODUJO CON EL SUDOR DE SU FRENTE.

    LOS USUREROS DE TODA CAZTA, NO TIENEN CRISIS Y SE PROTEJEN CON LA LEGALIDAD DE LAS ARMAS CARCELES MODERNAS Y EXPOSAS PARA EL QUE PIDE PAN Y JUSTICIA.

    Aznar, es el hombre que deberia ser juzgado por criminal de guerra. Rajoy, colgado en un poste bien alto en la Plaza del Sol de Madrid, por bandido y traidor con una buena pulga para todo ese partido de fascistas tradicionales.

    23 julio 2012 | 04:13

  2. Dice ser CAFE

    JAMS, desde el Servicio Universitario del Trabajo, que facilidad tenéis los rojitos de Loewe, de estar siempre pegados al poder, podéis gritar ¡Arriba España! con el puño en alto, y seguir chupando del bote ,que penaaaaaaaaaaaaaaaaaa

    23 julio 2012 | 11:19

  3. Dice ser CAFE

    JAMS, lo tuyo con el del bigotin es patológico

    23 julio 2012 | 13:26

  4. Dice ser Antonio(Aguadulce)

    Ninguna gotera desaparece de un tejado por muchas conferencias que se celebran encima de el.

    23 julio 2012 | 14:51

  5. Dice ser panchenko

    los malditos dudadores del pensamiento guia del presidente zapatero, producto de su inconmensurable vision por encima de los tiempos, debrian recibir una condena por un tribunal popular como enemigos del pueblo y cumplirla como corresponde como se hacia en los tiempos de procer stalin que en los cuales reinaba una verdadera pureza ideologica.

    zapatero es el guia,
    lenin el salvador.

    24 julio 2012 | 01:04

  6. Dice ser Julian Martinez

    LA SITUACION OBRERA ES HEREDITARIA. ES QUE NO, OS ENTERAIS

    CON AZNAR Y CON ZAPATERO LA CRISIS ES LA MISMA PORQUE LA CRISIS DATA DESDE LA EPOCA DE “FELIPE II”
    La crisis actual de España, es la continuación del pasado franquista aunque estos sus conductas son de rateros, drogados y borrachos.

    Cuando mandaba Franco, «el dictador y su panda» todos los Alcaldes, Concejales de todas las Capitales y Pueblos de España, no, tenían sueldo de nada, eran «honorarios» excepto dos, Alcaldes, que si tenían sueldo, era Madrid y Barcelona.

    Hoy, cobra sueldo hasta el perro y el gato del Concejal de la aldea mas remota aunque no tengan luz eléctrica ni un consultorio medico para sus habitantes, pero la Iglesia esta siempre presente para ven decirles y educarles como manda PAPA.

    Hoy el volumen millonario de pagas escomunales para todos los políticos modernos, Iglesia tradicional, que es un gran cancer incurable mas la millonada que se destina para la buena vida y despilfarro de la «Monarquía Borbónica», entre otros. Son la permanente crisis del verdadero Pueblo de España, «los trabaja-dores, los mas débiles siendo estos los que pagan y sufren el desorden anárquico del capitalista tradicional de España.

    Con Franco, no cobraban muchos mandarines, pero tenían libertad para robar y chantajear en sus de marcaciones de mando.

    Por otro lado, entre el Vaticano con el Santo Concordato de la Santa Sede y la Carmen Polo, «la collares» tenían la España, en plena miseria. La Collares, trasladando millonadas a Suiza, y el Vaticano, pues es mas que sabido: PARA REPARTIRSELO A LOS POBRES.

    Zapatero, no podia hacer nada de nada, solo obedecer las ordenes de quien manda, siguiendo el guión ordenado aunque si, «con democracia capitalista sin piedad humana alguna».

    Se preparo a Rajoy, como solución, que con muchos sabiamos que dejaría al Pueblo, trabajador sin poder cagar y si volviera el Sr. Aznar, nos hace ser Yanquis por huevos.

    POR EL MOMENTO LA CRISIS CONTINUARA Y CON DUREZA.

    Zapatero, es de cuna socialista y estos eran sus antepasados.

    Es el nieto del capitán Lozano, el que sirvió en Asturias a las órdenes de Franco y aplastó la revuelta de los mineros insurgentes en los tiempos de la dictadura. Zapatero con sus hechos a dejado bien digno la memoria de su antepasado y el relevo lo tenmos presente.

    25 julio 2012 | 02:23

  7. Dice ser Erik

    Muy buena lectura. Gracias.

    25 julio 2012 | 04:11

  8. Dice ser Julian Martinez

    Hoy 6 agosto 2012. Ante el descaro sinvergüenza del Sr. Rajao y la cúpula de Bruselas, al estar jugando con el pueblo de España, a fines hipotecario de la Nación, creo que es hora de que el Pueblo, debe de ser consciente de que el mismo tiene el deber de rescatarse de la mafia Internacional y de la de dentro de España.

    Dado el abuso de poder que tienen estas mafias del sistema capital, por medio de las armas y prisiones de martirio, el abuso es mas que descarado y sin precedentes en la historia del hombre. Por esto y algo mas, los pueblos están aterro-rizados, no parece que se puedan defender de estas amenazas pero no es imposible, esto sera como en el pasado los que tienen los medios en sus manos
    serán los que darán el golpe de gracia, como se hizo con los distintos Imperios. Ejemplo; El Romano.

    El peligro hoy, es que no sera quemando si no, es posible que parte del planeta quede in-havitable universalmente por miles de anos o millones.

    Esto ocurrirá los seres humanos estamos ya desesperados ante las barbaries que esta haciendo otros seres igualmente humanos, pero enfermos corrompidos que si fuera cierto la existencia de un dios, con los poderes tal como le pintan los también lideres religiosos mundanos, esto moralmente lo tendría que haber parado por atentar y romper su creación.

    Lo mas creíble es que dios, es inexistente pero el «demonio si» y estos gobernantes psicópatas son los hijos, incluido todos los hechiceros que les rodean.

    LO CIERTO ES QUE LA CRISIS CONTINUARA CON FUERZA Y MAS DESCARO, AL NO SER QUE UN MILAGRO DE ALGUNOS POCOS DE HOBRES Y MUJERES IMPIDAN QUE ESTE DESORDEN MUNDIAL CONTINUE ASI.

    06 agosto 2012 | 02:14

  9. Dice ser ManuV

    Muy bueno el artículo de Goytisolo, una gran recapitulación. Una mirada diferente a la situación actual, integrando el sector público con el privado, en el blog: http://fernandodepaz.blogspot.com.es

    07 agosto 2012 | 13:27

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