El cáncer y las palabras

Luchar, pelear, vencer… Llevo muchos años en este blog usando esos términos cuando he querido hablar del cáncer. Del cáncer y los niños con demasiada frecuencia, dos sustantivos que jamás deberíamos ver juntos. Del cáncer en general, que no respeta a nada ni a nadie. No creo que haya un solo ser humano pisando este planeta que no haya sufrido por el cáncer, por haberlo tenido, por haber visto sufrir a alguien que amaba por su culpa.

Ganar al cáncer, combatirlo, derrotarlo. Hace ya tiempo que no uso esos términos. Es cierto que hay que enfrentarse al cáncer. No deja de ser verdad que esta otra vieja pandemia tiene algo de guerra, de incesantes batallas en las que la ciencia es la esperanza de la victoria. Pero no quiero usar términos bélicos, no quiero que parezca que los que se han ido perdieron, no lo consiguieron, fueron vencidos, se rindieron.

Nos lo piden los más afectados. También los trabajan a diario por su cura. Los pacientes de cáncer no son culpables de nada, no podemos hacer que se sientan responsables de no superar la enfermedad.

El cáncer infantil es la primera causa de muerte por enfermedad de 1 a 14 años, aunque apenas suponga un 2% del cáncer de adultos. El cáncer infantil se llevó la vida de Lucía, una amiga y compañera de mi hija, el verano de 2018, cuando apenas tenía nueve años.  Ni Lucía ni ninguno de los niños o adultos que han muerto por cáncer fueron derrotados. En absoluto. Ya no están con nosotros y siempre los recordaremos, que es algo muy distinto.

Muchos de los enfermos de cáncer tampoco quieren ser tratados de héroes, luchadores o campeones. Simplemente manejan lo mejor que pueden la enfermedad, quieren sobrevivir como cualquiera que se viera en su situación. Lo que nos están pidiendo es normalizar en lo posible la manera en la que hablamos del cáncer, evitar eufemismos, también grandilocuencias. Es una enfermedad, que puede ser muy grave, sí. Ya está.

Stan Goldberg, especialista en comunicación y profesor emérito de trastornos de la comunicación en la Universidad Estatal de San Francisco, tuvo cáncer a los 57 años y escribió un libro titulado Loving, Supporting, and Caring for the Cancer Patient (Amar, apoyar y cuidar al paciente con cáncer) en el que hacía varias recomendaciones sobre qué no decir a una persona con cáncer. Hay más, pero creo que las más importantes se podrían resumir en:

  • No destacar los cambios físicos que puede estar experimentando.
  • No sugerir que sus hábitos le han conducido a tener cáncer.
  • No forzarle a mantener una actitud positiva.
  • No hablarle de productos o tratamientos no refrendados por la ciencia.
  • No indagar sobre el pronóstico ni compartir otras experiencias de enfermos de cáncer que conocemos.

Hablar con naturalidad, ofrecer nuestro apoyo, mostrar un interés sano, reconocer que no sabemos qué decir cuando es así sería la actitud correcta.

Son recomendaciones extrapolables a las personas más cercanas a ese enfermo y afectadas por tanto también en mayor medida por el cáncer.  A los padres de niños con cáncer.

Poco a poco y entre todos…

(GTRES)

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