Padres valientes, padres de niños con diabetes

(FEDE)

Los conozco bien. Son padres que recibieron el diagnóstico de Diabetes tipo 1 de sus niños, lo que más querían en el mundo, cuando tenían incluso meses. Son padres que lloraron, se secaron las lágrimas, se arremangaron, se formaron, cometieron errores, aprendieron de ellos y se arrogaron la enorme responsabilidad de la salud presente y futura de sus hijos.

Son padres que tuvieron que hacer un máster acelerado en diabetología sabiendo que todos los días tendrían que tomar varias decisiones al día trascendentales para que sus hijos crecieran sanos.

Son padres que apartan los miedos, avanzan paso a paso y miran al futuro con esperanza en los avances médicos.

Son padres que aprendieron a hacer diluciones de insulina con precisión de alquimistas; a inmovilizar a sus hijos para pincharlos con una jeringuilla, para ponerles la bomba de insulina o el sensor (¡bendita tecnología!), haciendo oídos sordos a sus llantos y llorando por dentro; que tuvieron que imponer muchos noes y restricciones con todo el dolor de su corazón.

Son padres que viven contando cuántos hidratos tiene una merienda de bocadillo de queso y mandarina, o una comida de macarrones con tomate y un plátano de postre, para saber cuánta insulina poner a sus hijos.

Son padres que claman porque haya enfermeras en los colegios, por encontrarse con maestros que les ayuden

Son padres transmutados en el páncreas de sus hijos, que han tenido en muchos casos que priorizar a su familia sobre su carrera profesional, cuando no renunciar completamente a ella.

Son padres guardianes, que siempre están pendientes, que de noche vigilan prescindiendo del sueño.

Son padres vampiros, que calientan los deditos de sus niños para que fluya la sangre antes de pincharlos y asegurarse de que todo va bien.

Son padres que bromean cuando ven series sobre apocalipsis zombis con que el primer sitio al que tendrían que salir corriendo a proveerse es a una farmacia.

Son padres maestros, que enseñan lo aprendido a sus hijos, según se hacen mayores; que inculcan en ellos la responsabilidad de cuidarse; que explican también todo lo necesario a los abuelos, tíos o hermanos mayores que también quieren y pueden echar una mano.

Son padres valientes de niños valientes, que necesitan de toda la ayuda y el ánimo que podamos darles.

Noviembre es el mes de la concienciación de la diabetes, tanto de la tipo 1 como de la 2, cuyo día mundial tiene lugar el día 14.

3 comentarios

  1. Dice ser Francisco

    Cuanta razón tiene el artículo, sólo añadir:
    «… Son padres muertos de miedo cada vez que hay que despertarlos, ante el temor de una «hiper» o «hipo» que no les deje despertar y haya que salir corriendo a un servicio de urgencias. «

    18 noviembre 2020 | 16:00

  2. Dice ser Paula

    He venido ya varias veces para ver si la Ley Celaa te merecía comentario alguno. Pero qué voy a esperar, si sería morder la mano que te da de comer. A pesar de eso pensé que te quedaría un atisbo de integridad.

    22 noviembre 2020 | 11:53

  3. Dice ser LaCestitadelBebe

    Lo que sea por nuestros hij@s, y más con este problema que cada vez con el avance de la medicina será más llevadero..

    30 noviembre 2020 | 07:42

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