Llega a los cines una nueva versión animada de ‘Colmillo blanco’ para toda la familia

Este viernes llega a los cines una nueva película de animación apta para ver en familia. Se trata de una nueva adaptación de Colmillo blanco, la historia del perro-lobo que ideó Jack London y que es una lectura maravillosa, una demostración de amor a la naturaleza, la plasmación de que las segundas oportunidades existen, de que en el mundo hay maldad pero también hombres buenos y mucha belleza.

Coproducción entre Francia y Luxemburgo, premiada en Annecy, el primer largometraje de animación dirigido por Alexandre Espigares, que ganó un Oscar por su corto Mr. Hublot en 2013, destaca por la originalidad de su apuesta estética. El dibujo parece en cierto modo extraído de un lienzo y representa de forma fidedigna la belleza salvaje del norte de Canadá que London reflejaba en sus escritos.

De hecho, probablemente se trate de la versión cinematográfica más ajustada a la historia escrita. Desde luego, lo es mucho más que la anterior película de animación existente, de principios de los años 90.

En esta ocasión, aunque el protagonista e hilo conductor sea un animal, los perros y los lobos no hablan, se comportan como corresponde a su especie. Tampoco veremos el humor fácil y los recursos habituales de las cintas infantiles, ni falta que hace en una apuesta así.

La historia arranca con Colmillo blanco convertido en un perro de pelea ya hastiado, que se niega a enfrentarse a dos perros a la vez y cae vencido para ser rescatado por un agente de la ley procedente de California. Tras esa breve escena, recupera en forma de largo flashback al cachorro que empieza a explorar el mundo, a aprender a sobrevivir, protegido por su madre.

Su madre, Kiche, perra de trineo de los indios, retorna con ellos y lleva consigo a su hijo, que acabará convertido en el líder del trineo del jefe, Castor Gris.


Junto al perro-lobo veremos la dignidad del pueblo indio y de ese anciano, sabio en un sentido ancestral, que contrasta con la codicia y la maldad de muchos de los hombres blancos que llegan al norte en busca de fortuna. Esa maldad y codicia son las que harán que Colmillo Blanco acabe en manos de un bandido, Beauty Smith, que lo maltrata y emplea en peleas. Hasta que llegan sus salvadores, Weedon y Maggie Scott, que le devolverán la confianza en el ser humano y la libertad.

Os he resumido una historia que es sobradamente conocida. Probablemente ese sea el mayor problema que tiene, que a todos nos suena ya a algo tantas veces masticando y digerido que no sorprende. Y es difícil que uno se anime a ir al cine para ver algo que ya le suena a visto, a menos que sea una historia que guste especialmente por el motivo que sea o que le llame mucho la atención la animación.

La excepción son los niños. Ir con niños sí tiene sentido, porque para ellos la aventura ideada por London sí sonará a nueva.

Sus creadores lo saben y por eso le han dado forma de una película familiar de apenas 85 minutos. No hay ni una sola gota de sangre, no se recrea en los momentos más duros y tristes y sí en aquellos más tiernos y positivos. Suaviza y embellece. Por eso también le falta la fuerza que tiene la narración de Jack London. Ojalá su visionado incite a encarar, por parte de niños y adultos, la lectura de las obras de este escritor pionero.

Por cierto, que Netflix adquirió esta cinta, que debutó en el Festival de Sundance, por lo que antes o después estará disponible para disfrutar en casa desde esta plataforma.

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